Nicolás era un perro que ladraba mucho hasta que el rey lo mandó a un campamento para perros, donde conoció a su amigo Sofo. Un cazador atrapó a Sofo y otros perros, así que Nicolás buscó ayuda para liberarlos amenazando con pegarle al cazador si no los soltaba. Todos los perros regresaron felices al campamento y Nicolás estaba contento de tener a su amigo de nuevo.