El oso Castell iba a la escuela con sus amigos y les contaba mentiras sobre su vida, como que tenía tres televisiones plasmas y vivía en una casa de cinco pisos. Cuando sus amigos fueron a visitarlo enfermo, descubrieron que en realidad vivía en una pequeña casa de un piso, y el oso les pidió perdón por mentirles. Sus amigos lo perdonaron y le dijeron que lo más importante era su amistad, no las cosas materiales.