¿Conocen la sensación de despertar un domingo sin ninguna prisa y quedarse zanganeando entre las sábanas tibias, por un momento a salvo de responsabilidades? Uno siente que el tiempo se detiene y que de alguna manera es libre dentro de él. El tiempo es suyo. El silencio de la calle es tan rotundo que casi puede verlo entrar por la ventana, como si de un cuerpo sólido se tratara. La ciudad duerme y usted es un espectador solitario y privilegiado. A través de los huecos de la persiana, pequeños rayos de luz iluminan la pared en sombra de la habitación y puede contemplar cómomodifican lentamente sus formas creando un espectáculo de apariciones y despedidas que despereza con calma su curiosidad científica: ¿de dónde vienen? ¿a dónde van? Y es en el preciso momento en que siente cómo los dedos de su razón rozan el sentido más profundo de preguntas tan antiguas como la humanidad misma, cuando la claridaddefinitiva cierra el espectáculo invadiendo la habitación con la promesa de un nuevo día. Ese es el espíritu que acompaña la creación de las obras contenidas en Afectos luminosos, una exposición de grabados de Olalla Colás coordinada por la profesora María del Mar Bernal y que podrán disfrutar del 13 al 28 de noviembre en el Espacio GB de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla (edificio anexo).