21. Debemos recordar que el arte sólo es de valor si nos dice algo a nosotros. Puede ser un lenguaje universal en la medida en que nosotros seamos universales en nuestra simpatía. Nuestra naturaleza finita, el poder de la tradición y del convencionalismo y nuestros instintos hereditarios restringen el alcance de nuestra capacidad de gozar con lo artístico. Nuestra misma individualidad establece un límite a nuestro entendimiento; nuestra personalidad estética busca sus propias afinidades con la creación del pasado. Es cierto que, con el cultivo, nuestro sentido de apreciación artística crece, y somos capaces de disfrutar de muchas expresiones artísticas que hasta entonces no reconocíamos. Pero, después de todo, vemos sólo nuestra imagen en el universo; nuestras idiosincrasias particulares nos dictan el modo en que percibimos. OKAKURA KAKUZO Fotos DOUCE