Las personas privadas de libertad enfrentan condiciones difíciles en las cárceles. A menudo carecen de acceso adecuado a la atención médica, la educación y el apoyo para la reintegración a la sociedad una vez que cumplen su condena. Es necesario reformar el sistema penitenciario para garantizar el trato humano de los reclusos y mejorar sus oportunidades de éxito una vez que salgan en libertad.