El documento habla sobre los desafíos que enfrentan las comunidades de la Iglesia al inicio del tercer milenio y la necesidad de encontrar respuestas a través de un encuentro con Jesucristo que forme discípulos y misioneros. Luego resume las cuatro conferencias generales del Episcopado Latinoamericano realizadas entre 1955 y 1992, destacando los principales temas abordados como la falta de sacerdotes, el avance de otras iglesias y la aplicación del espíritu del Concilio Vaticano II.