Frida Kahlo pintó un autorretrato donde aparece durmiendo en una cama antigua con un esqueleto flotando sobre ella. El esqueleto representaba su propia muerte o la de su amante León Trosky. La cama tenía un significado simbólico para Kahlo ya que pasó mucho tiempo confinada a ella debido a sus múltiples lesiones y dolor crónico resultado de un accidente a los 18 años. Sus autorretratos estaban íntimamente ligados a su biografía y experiencias personales.