1. “ GRANDES MUJERES DE LA
HISTORIA ARGENTINA ”
Lilian del V. Flores, 2012
2. Juana Azurduy de Padilla
"Flor del Alto Perú, no hay otro capitán más
valiente que tú...".
Guerrera incansable de la
independencia latinoamericana.
Junto a su esposo y otros patriotas
altoperuanos entregaron todo, desde sus
bienes materiales y haciendas, hasta la
vida de su ser amado, por la causa
libertaria.
Esta agreste y curtida flor
altoperuana, no sólo fue una valiente
heroína que se enfrentó con fiereza a la
crueldad del conquistador español, sino
que reivindicó con su sangre y lucha a
la "mitad invisible" de su género -que al
lado de los hombres- luchó sin cuartel
hasta lograr la ansiada libertad de su
patria.
3. María Magdalena Güemes de
Tejada (Macacha Güemes)
Ilustre y patriota mujer, salteña de
origen y hermana del héroe más grande
de la guerra gaucha contra el invasor
español.
En tiempos de luchas y turbulencias
políticas para los pueblos
noroestinos, tan cercanos al Alto Perú y
tan expuestos a las 13 invasiones
realistas que soportaron entre 1811 y
1823, Macacha transformó su hogar en
"taller de confección de uniformes para
los soldados de la partida de observación
organizada por su hermano.
A partir de entonces fue su más
entusiasta colaboradora y supo sacar
partido de su noble inteligencia y posición
para desempeñar tareas arriesgadas,
especialmente cuando los realistas
ocupaban la ciudad de Salta y Güemes
los combatía con todos los medios a su
alcance...".
Su nombre no solo es recordado por
su heroica lucha, sino como la
"madrecita de los desprotegidos".
4. Juana Manuel Gorriti
Una de las grandes escritoras salteñas y
precursora de novela argentina del siglo
XIX.
Su vida, a partir de su matrimonio con
Manuel Isidoro Belzú, fue una terrible y
trágica aventura en el Alto Perú, retrato fiel
de las guerras civiles y la disensiones
intestinas que marcaron la vida de los
pueblos latinoamericanos en sus intentos
por construir las republiquetas
emergentes de su balcanización continental.
Su pluma supo registrar con profunda
fidelidad este drama colectivo, tomando
como referencia literaria su propias
vicisitudes familiares y el terrible asesinato
de su esposo. Esta moderna Antígona de la
Puna, dejó detras de la tinta dolorosa de su
obra, el rastro polvoriento de los pueblos
herederos de una frustración.
5. Rosario Vera Peñaloza
"Bien haiga, niña Rosario, todos los hijos que tiene...
Millones de argentinitos vestidos como de nieve..."
Con manos sucias de tiza, siembra semillas
de letras y crecen abecedarios en tu corazón,
maestra.
Este es el comienzo de un poema
evocatorio de su incansable acción
pedagógica, rescatadas del olvido por María
Elena Walsh e inmortalizada en su canción
Campana de Palo: "Soy la maestra argentina,
segunda madre y obrera, mis niños andan
descalzos, mi escuela es una tapera... Soy la
que enseña a sus hijos a venerar la bandera,
de este país generoso, del corazón para
afuera... Soy la que forma destinos del mar a
la cordillera, donde no existe la tiza y el libro
es una quimera... Campana de palo, repica
en la soledad, detras de pólvora y piedra que
el viento abandonará, pobrecita, patria en
flor, hasta aquí llego mi amor..."
6. Alicia Moreau de Justo
Gran luchadora social y
precursora del feminismo en la
Argentina de principios del Siglo
XX, fue hija de un revolucionario
francés anarquista, que combatió en
la Comuna de París de 1971 y que
luego emigrara a nuestro país.
Una frase que la recuerda es la
sigue: «Siempre creí que este país
merecía ser distinto. Que un día
íbamos a unirnos todos y el destino
cambiaría. Recuerdo los barrios
obreros de esta ciudad cuando
llegábamos con las banderas rojas, y
la gente se iba reuniendo y se iban
logrando cosas. Cuando el Partido
Socialista era una parte linda de la
vida. Cuando las mujeres nos
juntamos por primera vez y
empezamos a pelear por
nosotras...» .
7. Eva Duarte de Perón
"La abanderada de los humildes“
Aquella joven mujer tenía marcado, desde
su origen provinciano un destino singular:
estaba predestinada a ser la jefa histórica del
mayor movimiento de masas existentes en
América Latina del Siglo XX.
Su claridad política, su enjundia y su
capacidad de lucha, no sólo la llevaron a
transformar las decadentes políticas de
asistencialismo social, impuestas por la Iglesia
y los gobiernos conservadores y oligárquicos, en
verdaderas "políticas sociales de Estado", sino
a dotar al movimiento de una imagen
donde la mitad invisible de la
historia, alcanzaría sus derechos
políticos y civiles más importantes.
Luchadora incansable de la causa nacional y
popular, no vaciló poner a disposición de los
humildes toda su entereza, sus afectos, su salud
y hasta su vida misma. Evita partió muy joven,
dejando un dolor profundo e interminable en el
seno de su pueblo. Pero algo claro está: su
legado está más vivo y perenne que nunca.