El Gigante era egoísta y prohibió a los niños jugar en su jardín, por lo que este permaneció con nieve y escarcha mientras el resto de la comarca florecía. Más tarde, el Gigante se arrepintió de su egoísmo y cuando los niños entraron en el jardín a escondidas, la primavera regresó y el Gigante fue feliz jugando con ellos.