El documento describe el descubrimiento de los grupos sanguíneos por parte del patólogo alemán Karl Landsteiner en 1900. Landsteiner observó que la sangre de diferentes personas podía ser compatible o no dependiendo de las proteínas (antígenos A y B) presentes en los glóbulos rojos y los anticuerpos (Anti-A y Anti-B) presentes en el plasma. Esto llevó a Landsteiner a establecer los cuatro principales grupos sanguíneos: A, B, AB y 0.