Los científicos sitúan la aparición de las primeras formas de vida en los volcanes de lodo de Isua, en Groenlandia, hace 3.800 millones de años. Estos volcanes de lodo, ricos en hidrógeno, metano y amonio, crean un entorno favorable para el surgimiento de moléculas orgánicas en minerales como la serpentinita. Los científicos siempre han creído que la vida pudo originarse en respiraderos hidrotermales submarinos debido a su riqueza en estos componentes.