La superioridad militar de Estados Unidos se debe principalmente al uso sofisticado de tecnologías de la información, que permite una circulación rápida de información en tiempo real entre servicios y unidades de combate. Las fuerzas especiales coordinan directamente sus acciones con pilotos sin pasar por instancias alejadas del campo de batalla, lo que permite atacar objetivos en sólo 8-10 minutos. La tecnología más innovadora es la de microondas invisibles dirigidas que pueden inutilizar sistemas de comunicación y microprocesadores.