Este documento resume las actividades de las fraternidades franciscanas seglares en los meses de julio y agosto, incluyendo celebraciones religiosas y el encuentro anual de las fraternidades de la zona, que tuvo lugar en julio y fue descrito como una hermosa experiencia de fraternidad que cumplió con las esperanzas de los hermanos.
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= = = ACTIVIDADED DE JULIO Y AGOSTO = = =
En el presente mes de Julio tenemos un encuentro muy importante:
la oración de Vísperas el día 25 Festividad de Santiago Patrón de España.
Como de costumbre en la Residencia a las 6,30 de la tarde.
En el mes de Agosto tenemos dos celebraciones importantes para la familia
Franciscana:
- Día 2: Fiesta de Santa María de los Ángeles o La Porciúncula.
- Día 11: Fiesta de Santa Clara.
Las dos celebraciones tendrán lugar en el Santuario a las 8 de la tarde.
Las Vísperas del mes de agosto las celebraremos en la Parroquia el último
jueves de mes a las 8 de la tarde
El desayuno fue también una hermosa experiencia de fraternidad
Julio y Agosto/ 2013 / nº 189-190
UNA ESPERANZA CUMPLIDA
La celebración del XVIII Encuentro
de las Fraternidades de la Zona de San
Gregorio ha dado cumplimiento a un deseo
largamente acariciado por la Fraternidad
de Arenas.
El Encuentro se preparó con cariño, su
realización ha respondido plenamente a
nuestros anhelos. Experimentamos el gozo
de vernos y sentirnos hermanos, como los
primeros compañeros que se reunían en torno a Francisco. “Cuando se
hallaban juntos en algún lugar, o cuando se encontraban unos con otros de
camino, allí era de ver el amor espiritual que brotaba de ellos y cómo
difundían un afecto verdadero, superior a otro amor. Amor que se
manifestaba en castos abrazos, en tiernos afectos, en el ósculo santo, en la
conversación agradable, en la risa modesta, en el rostro festivo, en el ojo
sencillo, en la actitud humilde, en la lengua benigna, en la respuesta serena;
eran concordes en el ideal, diligentes en el servicio, infatigables en la
obras… Deseaban reunirse, y reunidos, se sentían felices; en cambio era
penosa la ausencia; la separación, amarga y dolorosa la partida”.
El sentimiento de gratitud brota espontáneo. Es al señor, “dador de
todo bien”, a quien se dirige, ante todo, el canto de alabanza y bendición.
Como la gracia de Dios se ha manifestado en los hermanos, es también
hondo y vivo el agradecimiento hacia los miembros de la Fraternidad de
Arenas, que no han regateado ningún esfuerzo para que el Encuentro diera
sus mejores frutos. Y esa alegría y gratitud se ha visto incrementadas por la
numerosa participación de la Fraternidades de la Zona. A todos “bendiga y
guarde el Señor”.
Hermana Sagrario
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¡QUÉ HERMOSO VER A LOS HERMANOS
EN TORNO AL ALTAR!
La celebración del XVIII Encuentro
de las Fraternidades de nuestra Zona, el
pasado 16 de Junio, quedará fuertemente
grabada en la mente y en el corazón de los
hermanos de la Fraternidad de Arenas: era
algo largamente deseado; y la experiencia
vivida llenó a todos de satisfacción.
La jornada se desarrolló en un intenso
y gozoso clima de fraternidad, desde la
calurosa acogida en el “Colegio Divina Pastora” a los hermanos que llegaban
de otras Fraternidades, hasta la emotiva despedida en la huerta del Santuario
de San Pedro. Esa vivencia de fraternidad se hizo especialmente rica en la
Eucaristía, celebrada en la iglesia parroquial, y en el centro de la jornada..
Tanto el lugar como el momento eran significativos para nosotros: siendo la
Eucaristía “la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo
tiempo, la fuente de donde dimana toda su fuerza” (cfr. S.C. 10), le
correspondía el momento central del día; el lugar, a su vez, quería resaltar
nuestra comunión con la comunidad parroquial.
Cuando el numeroso grupo de franciscanos seglares entró en el templo,
lo esperaba una nutrida asamblea de feligreses de Arenas, que nos
acompañarían en la celebración. La Eucaristía, presidida por el Hno. José Mª
Sainz, Ministro Provincial OFM de Castilla, fue concelebrada por 13
sacerdotes, la mayoría franciscanos asistentes espirituales de distintas
Fraternidades de la OFS. Entre los celebrantes, y a la derecha del presidente,
estuvo D. Cruz, nuestro párroco. En la inspirada homilía el Hno. José María
nos lanzó un verdadero reto: partiendo del distinto valor del cero, según esté a
la derecha o a la izquierda de una cifra, nos exhortó a vivir nuestra vida en
honda y gozosa comunión eclesial, conscientes de que el valor de esa vida se
multiplica cuando la unimos a la de los hermanos y la ponemos a su servicio.
Esa es, además, la herencia evangélica que nos dejó el Hermano Francisco.
La procesión de ofrendas tuvo un realce especial. Cada una de las
Fraternidades presentó productos típicos de su tierra. Con ello se quería
manifestar la unidad en la diversidad, característica de la vocación franciscana,
como también la dimensión sagrada de los bienes de la tierra. La celebración
nos hizo experimentar el gozo de la presencia del Señor en medio de los
hermanos.
El hermano asistente
PREPARARANDO EL ENCUENTRO DE LOS HERMANOS
Con la ilusión con que se preparan los grandes acontecimientos, preparó la
Fraternidad de Arenas el XVIII Encuentro de las Fraternidades de nuestra Zona.
Empeño de todos, desde el principio, ha sido acoger a las Fraternidades hermanas con
delicada atención y con el mayor cariño, para facilitar una experiencia de gozosa
fraternidad, que nos estimulara a vivir con responsabilidad nuestro carisma de
franciscanos seglares.
En la proximidad del Encuentro, la Fraternidad se puso en marcha. El 10 de junio se
reunió un grupo numeroso de hermanos y algún simpatizante para concretar los
preparativos, distribuir tareas y ver los medios más convenientes para su realización. La
respuesta de los hermanos fue realmente muy generosa: unos se mostraron disponibles
para hacer las apetecidas flores, pastas, bizcochos y demás dulces, otros aportaron los
materiales necesarios para ello, aceite, harina, huevos, chocolates etc. En esa ocasión se
hizo una colecta para sufragar a los gastos que conllevaría el Encuentro, y también en
esto fue ejemplar el espíritu de colaboración.
La acogida.
Llegó el día 16, y a las 8’30 de la mañana estábamos en el “Colegio Divina Pastora”,
preparando lo necesario para acoger a las Fraternidades y ofrecerles un exquisito
desayuno. Hay que resaltar la fraterna colaboración de las Hermanas del Colegio,
poniendo a nuestra disposición su casa y todo lo necesario para la celebración de tan
gran evento. Desde las sencillas páginas de Hermano Lobo queremos manifestarles
nuestra sincera gratitud.
Con la llegada de los hermanos de las Fraternidades de fuera, llegaron los cariñosos
saludos y abrazos. ¡El momento fraterno! Y en ese momento, las hermanas de Arenas
empezaron a servir chocolate, cafés y bandejas de los dulces que con tanta ilusión se
habían elaborado. El clima de cordialidad de este momento iba a dejar su impronta en el
desarrollo de toda la jornada.
La despedida.
Si la acogida rebosó de cordialidad, no menos aconteció a la caída de la tarde en la
huerta del Santuario de San Pedro. Previo al encuentro en la huerta, se hizo la visita
guiada a la Capilla Real, que guarda los restos del Santo Alcantarino, y a los museos.
En la huerta se habían colocado mesas, surtidas con variedad de dulces y bebidas
frescas. Todo ello, unido a la naturaleza que nos rodeaba, propiciaba el ambiente festivo.
Se respiraba algo misterioso. Hasta los pájaros dejaron de cantar, sorprendidos por el
gozo de los hermanos en fiesta. Era fácil imaginar que, entre alguno de los árboles que
embellecen el lugar, San Francisco rebosaba de alegría al comprobar el afectuoso
compartir de los hermanos. Con gratitud por lo vivido a lo largo de tan hermoso día y
con el deseo de que tan bella experiencia de fraternidad se repita, llegó el momento en el
que los autocares, que habían acompañado a los hermanos llegados de fuera, empezaron
a desfilar acompañados por el canto de los hermanos que quedaban.
En alabanza de Cristo y del Hermano Francisco.
Hermana Valentina.
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UNA BELLA EXPERIENCIA DE FRATERNIDAD
El 16 de junio, en ese hermoso Encuentro entre hermanos, no pude
por menos de traer a mi memoria las palabras del salmista: “Ved qué bueno
y qué alegre es ver a los hermanos vivir unidos”. (Salmo 132,1). No cabe
duda de que el principal y único valor a tener en cuenta en estos
acontecimientos es el Amor, porque él aglutina a todos los demás valores. Si
nos reunió el Amor de Dios, que él sea quien reine y se instale entre
nosotros en estos encuentros fraternos, para que, llenos de este Amor que
hemos compartido, lo comuniquemos al mundo.
Yo creo que así ha de ser, y así fue en este precioso día; día de alegría y
gozo vivido entre los hermanos. Los valores de la entrega, de la caridad, del
servicio y de la fraternidad se dejaron ver con claridad desde la víspera en
que nuestros hermanos y hermanas no permitían que quedara nada a la
improvisación, ni que se les escapara ningún detalle, para que todos aquellos
hermanos de otras Fraternidades que llegarían al día siguiente, sintieran que
nuestro cariño y nuestro amor hacia ellos era auténtico y verdadero amor.
Muchas cosas teníamos que compartir con nuestros hermanos de fuera,
además de un fraterno desayuno, la Eucaristía y una excelente comida. Ya
en el salón de actos de las Hermanas Misioneras de la Madre del Divino
Pastor, ¿acaso no vibramos al unísono ante las palabras de los dos oradores
que nos hablaron al corazón, uniéndonos a todos en la fe, sabiendo que la fe
es un don de Dios, pero que la tenemos que manifestar y comunicar con
nuestras obras? ¿Acaso no nos sentimos todos impulsados por el mismo
Espíritu con deseos de evangelizar, cuando se nos exhortaba a ser
anunciadores de la Palabra, derramando en el mundo no conocimientos,
sino amor verdadero? Y nos sentimos “viejos” seguidores de Cristo y de
Francisco, aunque con valor cero, pero siempre a la derecha del uno, como
nos hizo ver nuestro Provincial en su homilía
Creo, sinceramente, que valió la pena sentirse al menos contagiado por
el mismo entusiasmo, por el mismo amor, por la misma esperanza que en
esos momentos exteriorizaban con júbilo incontenible nuestros invitados.
Compartimos Fraternidad, compartimos cariño y gozo, y dimos cuanto el
Señor quiso de nosotros. Fuimos Marías en la oración y Martas en el
servicio, escuchamos a Cristo con atención y nos pusimos al servicio de
nuestros hermanos. Nos sentimos Iglesia en comunión (común- unión), con
el Papa, los obispos y con todos nuestros hermanos los hombres. San
Francisco una vez más estaría orgulloso de sus hijos. Cristo a quien él amó
con toda su alma, se complacía en ellos y les bendecía.
Hermano Seglar
APUNTES PARA LA CRÓNICA
DE UN DÍA INOLVIDABLE
Y llegó el día señalado…
Desde que supimos que el Encuentro de Zona se celebraba en nuestra
Fraternidad, todos los hermanos nos pusimos en marcha para que ese día fuera
acogedor y fraterno.
La acogida fue en el Colegio Divina Pastora. Muy de mañana los hermanos
acudimos para ultimar detalles. A la 10 empezaron a llegar las Fraternidades que
tenían anunciada su presencia. Fueron acogidas por las hermanas Ministras de
Zona y Local, y demás miembros de la Fraternidad de Arenas. En una galería
cubierta les esperaban unas mesas bien dispuestas, con chocolate, leche, café,
infusiones y gran surtido de pastas y dulces que fueron del agrado de los
comensales.
Recuperadas las fuerzas, se pasó al salón de actos del Colegio, donde se
iniciaron los actos con la oración dirigida por el Hno. Isaac Serrano. A
continuación, las hermanas Ministras de Zona y Local dirigieron palabras de saludo
y de gratitud. La hermana Montserrat Muñoz Cano nos habló de “Los
Franciscanos Seglares en mundo actual”. El siguiente ponente fue el Hno. Julio
Gómez Chao, OFM, que expuso el tema: “Franciscanos Seglares, hombres y
mujeres de Fe”. Ambas disertaciones fueron muy hermosas y fructíferas,
llegándonos muy dentro.
Terminado el acto, recorrimos la calle Triste Condesa hacia la iglesia parroquial,
entre la curiosidad de la gente que nos preguntaba qué sucedía. El templo, lleno de
luz que entraba a raudales por las vidrieras, acogía ya a numerosos feligreses de
Arenas, que se unían a nuestra celebración. La Eucaristía, presidida por el Hno.
José María Sainz, fue concelebrada por 13 ministros del Señor. La homilía del Hno.
José María nos hizo pensar, y muchas de sus palabras las seguimos recordando y
meditando. El himno franciscano, cantado por todos, puso punto final a la
celebración.
Al salir del templo nos dirigimos al restaurante “Cuevas del Águila”. Allí,
distendidos y alegres, compartimos fraternalmente un sencillo y apetitoso menú. A
los postres se realizó una rifa con los objetos presentados en las ofrendas por las
distintas Fraternidades.
Terminada la comida, algunos hermanos pasaron a visitar las Cuevas del Águila
y otros nos fuimos al Santuario de San Pedro. Mientras unos hacían una visita
guiada a la Capilla Real y al Museo Alcantarino, el resto pudimos gozar de la huerta
del Convento, que fue testigo de milagros del Santo. Allí sació nuestra sed la
“hermana agua”, que brota cristalina de una fuentecilla de la huerta. También allí
nos esperaban unas mesas repletas de dulces, pastas y refrescos; todo aderezado
con mucho cariño, fraternidad y alegría, que hicieron de la despedida un momento
entrañable.
Que el Señor nos bendiga y guarde todas las Fraternidades.
Hermana Carmencita
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FRANCISCANOS SEGLARES EN EL MUNDO ACTUAL
¿Cómo debemos actuar los franciscanos en esta sociedad?: Anunciando a
Cristo con la vida y la palabra, y “amarnos como Dios nos amó”
Que se nos conozca, ¡”que nos oigan”!
Con nuestro ejemplo de vida, con nuestro comportamiento de
creyentes, con nuestro testimonio personal, con nuestro compromiso de fe,
con nuestra oración, nos pueden conocer y oir.
Sigamos dando el mensaje de San Francisco, el mensaje de la fraternidad
universal, el anuncio del Evangelio de la paz, de la solidaridad y el servicio. El
mensaje de Francisco mantiene una actualidad sorprendente, está más vivo
que nunca, y habla, sin distinción de credos y razas, a todos los hombres de
buena voluntad.
Cuando evangelizamos con dedicación, “a tiempo y destiempo”, siguiendo a
Jesús como modelo y maestro, y aprendemos a través de sus palabras y obras,
seremos en verdad convincentes. Tenemos que saber escuchar, y estar
abiertos a las necesidades y aspiraciones de quienes nos rodean, y siempre
escuchando con espíritu de solidaridad y servicio.
Nuestra Madre, María Santísima, es el modelo de la escucha, del amor
fecundo y fiel, que se hace cercanía cordial y servicio humilde y desinteresado.
Hoy se habla mucho de déficit y recortes en el campo de la economía. Pero
esa situación se da, y tiene unas consecuencias nefastas en el campo de los
valores humanos y religiosos. En la sociedad actual hay una carencia alarmante
de los valores que se sustentan y se alimentan con las virtudes teologales. Es
urgente llevar el mensaje de Jesús a nuestro mundo; y para ello, nada más
eficiente que encarnar en nuestras vidas el Evangelio del Señor; el Evangelio
de la hermandad y la solidaridad, de la misericordia y el perdón, del respeto y
el servicio a todas las criaturas. La tarea es enorme, pero tenemos con
nosotros el Espíritu de Jesús, el Señor resucitado.
Extracto de la ponencia de la
Hna. Monserrat Muñoz Cano
Viceministra de la Fraternidad de El Toboso
FRANCISCANOS SEGLARES: HOMBRES Y MUJERES DE FE
En el año de la Fe que celebramos, e intentando profundizar en la
vocación, es importante reflexionar sobre los dos términos siguientes:
“Franciscano”, es para nosotros lo constitutivo, lo que nos iguala y
hace familia.
“Seglar”, es la modalidad que nos identifica.
Por eso, la “conversión” e, incluso, la “vocación” es eje central de nuestra
existencia, que debemos vivir cada día con el corazón vuelto al Señor.
En ese camino vocacional y existencial se dan cita los siguientes momentos:
-ACOGER LA FE: Que es un don de Dios, pero que hay que recibir.
Recibir la Palabra del Padre, de su Verbo encarnado y la del Espíritu Santo;
con ello nos hacemos “hijos del Padre”, somos “esposos y hermanos” de
Jesucristo, y somos también “madres”, cuando “lo llevamos en el corazón y
lo damos a luz por las obras santas que son luz y ejemplo para los demás”.
-VIVIR LA FE: La fe sin obras no es fe. La fe sólo crece y se fortalece
creyendo. Es fe, cuando es operativa en la caridad hacia los hermanos, que
lo somos todos, buenos y menos buenos, porque todos somos hijos amados
de Dios, que ama con amor de predilección a los niños, los pequeños, los
indefensos, los necesitados, etc. La fe nos lleva a vivir la paz, el perdón, el
diálogo, garantizando a cada uno y a todos, una vida con dignidad.
-ANUNCIAR LA FE: La vivencia de la fe conlleva el implicarse en dar
testimonio valiente, y anunciar a Cristo con la vida y la palabra. “Saber
pasar del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio”. Anunciar, en el
ámbito de la propia familia, y, también, en el trabajo y en la vida social. Y
ello, sin inútiles controversias, sino más bien con el servicio a los demás,
confesando ser cristianos. Profesar la fe con la palabra implica un
testimonio y un compromiso público.
Este es el Credo de Francisco, un enamorado de Cristo, de quien y
en quien sabe que recibimos todo don.
Extracto de la ponencia del
Hno. Julio Gómez Chao, OFM