La iglesia de la parroquia de San Vicente Ferrer en Castellón, originalmente un convento dominico fundado en 1579, ha sufrido múltiples transformaciones a lo largo de su historia, incluyendo su conversión en casa de beneficencia en el siglo XIX tras la desamortización de Mendizábal. La comunidad dominica abandonó el convento durante la Guerra de la Independencia, y el edificio fue posteriormente concedido al ayuntamiento para su uso benéfico. En 1964, se estableció la nueva parroquia de San Vicente Ferrer y desde 2010 se han realizado proyectos de restauración del templo.