2. y contrató a los Enanos de las Minas de
Oro para bañar y enmarcar sus espejos
con una aleación de metales preciosos
que los preservara el paso del tiempo. así
que pidió al Mago de las Simas Negras la
Pintura Oscura que reflejaba, mejor que
ninguna otra, la belleza.
Había una vez una hombre llamado
Trevor, un fabricante de espejos y
estaba obsesionado por convertir
en joyas sus espejos, Recorrió
todos los orfebres para elegir la
plata bruñida de luna que
completase sus obras de arte…
3. Trevor, recorrió cientos de países cargado
con dos recipientes que contenían el
tesoro de la Pintura Oscura de las Simas
Negras.
Allí donde Trevor encontraba algo bello, se
detenía, abría los botes y observaba cómo
parte de aquella maravilla se colaba en
ellos sin robarle al paisaje su intensidad ni
su perfección, intactas tras el trasvase.
Para que la Pintura Oscura
refleje las cosas bellas debes
llenarla de todas las maravillas
que quieras reproducir. Así habrá
absorbido suficiente belleza y
podrá convertir a cualquier
muchacha fea que se mire en tu
espejo en la mujer más hermosa.
4. Tres años tardó en recopilar lo más
selecto de la belleza del mundo para llenar
los recipientes que le había entregado el
mago.
Cuando culminó su tarea, volvió a su casa
y construyó los tres espejos más increíbles
que nunca antes había contemplado
ningún ser humano.
Los colocó delante del horno, en el centro de
la habitación, tapados con terciopelos azules,
y rogó a sus tres mejores amigos que se
situasen enfrente para verse reflejados. Ante
el primer espejo, uno de los Enanos de las
Minas. Frente al segundo, el Mago de las Simas
Oscuras. Delante del tercero su fiel y cariñosa
Milagros, a la que solía llamar de broma y
cariñosamente “Mi Ama de todas las Llaves”.
5. ¿Pero qué es esto? – oyó protestar a su
amigo minero – ¿Qué me has hecho?
- ¡No me gusta nada lo que está
pasando! ¡¡Quiero recuperar mi cara!!! –
exclamaba a punto de echarse a llorar.
- ¿Estáis locos? –
terminó por
reaccionar Trevor –
¡¡Miraos de nuevo!!
¡¡¡Estáis genial!!!!
No está mal – se atrevió a reconocer – Si es un
truco es muy bueno. Pero antes de salir de aquí
quiero volver a mi estado normal. Nunca podría
trabajar en la mina con esta altura y mi mujer me
echaría a patadas si volviese a casa convertido
en un gigante.
- Es
irreversible –
dijo el mago.
6. - ¿Cómo? – preguntó el ama de llaves –
¿Quieres decir que mis nietos no me
reconocerán? ¡Con este aspecto voy a
parecer la hija de mi hija! ¡¡¡¡Qué
calamidad!!!
- ¡De eso nada! – dijo Trevor– Han sido tres
años de viaje, noches sin dormir para, pasando
frio y calamidades, capturar esa belleza que
ahora me despreciáis. ¡No pienso hacer tal cosa!
Vendrá gente de todos los países a contemplarse
en mis espejos. ¡Renunciar a tan fantástico éxito!
¡Estáis locos!!
- Así será – reconoció el mago –
Para revertir el encantamiento de los
espejos habría que romperlos y debería
hacerlo su constructor. Sólo él puede
quitarle toda la belleza que le otorgó a
la Materia Oscura.
- ¡Hazlo, Trevor! –
exigió la anciana.
7. - Pues los romperé yo – aseguró el enano
blandiendo un candelabro y acercándose a
los espejos donde se habían reflejado la
mujer y él mismo.
- ¡No termino de creer lo
que estoy viendo!!! – se
indignó - ¡Preferís estar
viejos y feos!
- Si lo haces tú no
servirá – aseguró el
mago – debe romperlo
él.
- ¿Por qué no me
has dicho que podías
hacer esto?
Pero ya era tarde para frenarle y los dos espejos estallaron en mil
pedazos.
Tras el desencanto, una persona muy observadora hubiera
apreciado un pequeño cambio de talla en el enano, pero era tan
mínimo que apenas era perceptible.
pronunciando un complicado
encantamiento:
“POCUSFILOCUSMINERUSMÍ
NIMUSLOCUS”, le devolvió a
su tamaño natural.
- pronunció para devolver al
ama de llaves todas sus
arrugas.
8. - ¡Oye, oye, jovencito! – se indignó su
ama de llaves - Que yo no me siento fea…
¡y ser viejo no es algo malo! ¡No es un
defecto! He vivido y criado cuatro hijas;
trabajado y disfrutado… tanto como
llorado. Mis arrugas son un mapa de mi
vida que no te voy a entregar porque te
haya dado por cambiar a los demás según
un criterio de belleza que no es el mío.
- ¡Sois unos
desagradecidos! –
exclamó Trevor.
- Trevor – intentó mediar el mago – Cada
uno tiene un concepto diferente de lo que
es la belleza. Por eso, es más importante
enseñar a las personas a reconocer todas
las cosas bonitas que tienen cuando se
miran al espejo… que fabricar espejos que
les cambien.
9. A Trevor le costó comprender las palabras del mago
y aplicar la lección que le habían dado sus amigos.
Conservó el espejo de la belleza en su dormitorio y
gracias a él se mantuvo joven muchos años para
fabricar espejos mixtos: unos espejos que contenían
sólo un pequeño fragmento de Materia Oscura
cargada de belleza.
Los espejos de
Trevor están hoy
por todo el
mundo y sólo los
que sabemos
mirarnos en ellos
podemos
descubrir cuáles
son.
10. Ponte delante del espejo y párate a mirar el color de tu pelo,
cómo destellan y brillan tus dientes cuando sonríes, o lo
preciosas que son tus manos. Haz el ejercicio de descubrir
cuál es esa porción de belleza que ven en ti los demás y te
hace único. Esa especialísima y seductora mezcla de cosas
que quienes te quieren nunca cambiarían.
Si lo consigues enseguida… puede ser que tengas uno de los
espejos de Trevor en casa.