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ALGUIEN A LA PUERTA
La esterilidad áspera de todos vuestros goces
vuestra sed espolea, la piel os atiranta,
y el viento furibundo de la concupiscencia,
restallando en la carne, su bandera levanta.
Baudelaire
Me parece que el timbre está sonando…Sí, sí es el timbre.
¿Por qué suena precisamente ahora, cuando me estoy quitando
la ropa y tengo todo preparado para el baño? ¡Ah, qué gente,
maldita gente! ¡Qué desgracia la mía! Cuando me encuentro sola,
sin hacer nada, puede pasar todo el día y nadie viene a
buscarme, nadie toca el timbre…pero ¿qué vamos a hacer?, así
es la gente de inoportuna y desconsiderada. Si en realidad fuera
para algo importante, pero nada… tiene que ser en el preciso
momento en que voy a meterme al baño… ¡ah gente más…!
Aquel timbre es un grillo tecnológico, un grito electrónico
que atraviesa la puerta y se desperdiga en la casa. Otra vez el
mismo grito con aliento de insecto devorando el espacio
amenazado, discurriendo como una voz autoritaria que reclama
presencia. En le reloj de la sala, la aguja pequeña está en el ocho
y la aguja grande descansa sobre el dos.
(Todo esto es una pasión provocada. En todo lado hay alguien
que llega a y busca a otro, aunque no le conozca, aunque no
sepa cómo es de cara ni qué ni qué costumbres tiene. Pero
siempre alguien busca a alguien. Yo creo que el mundo entero
podría economizar mucho tiempo, dinero, zapatos, combustible,
entre otras cosas, si en cada país, en cada lugar de importancia,
abrieran oficinas para localizar a las gentes que otros buscan
diariamente y por cualquier motivo.
Claro, el trabajo de la oficina tendría que ser continuo
durante las veinticuatro horas del día. Cualquiera llegaría hasta el
sitio, daría el nombre, la dirección o el teléfono, o dejaría el
recado para el otro, y en cuestión de corto tiempo —algunas
horas a lo sumo— la oficina haría el trabajo. A su vez, cada
persona, como potencial destinataria, sólo pasaría a preguntar si
alguien la ha buscado, y en caso positivo, recibiría el mensaje
depositado allí y el nombre de aquel otro. Veamos el resultado:
habría un importante descongestionamiento del tránsito; un
menor número de accidentes fatales en las calles; menos
servicios hospitalarios y funcionarios; se reduciría la burocracia
en el sector de transportes y vialidad; habría un menor número de
discusiones de persona a persona; no existirían muchas de las
plazas de recepcionistas y de mensajeros; se evitarían muchos
insultos, agresiones, riñas y homicidios. Hasta he pensado que se
podrían evitar muchos adulterios y se podría mejorar la
recaudación fiscal por esta vía mediante un impuesto.
Pero después, recapacitando, he comprendido que para
eso no hay remedio: una va por la calle, tropieza, cae toda
despernancada… y entonces aparece un tipo y le ayuda a
levantarse con una falsa cortesía, le mete conversación, y termina
pidiendo la dirección o el teléfono con especial interés.
Evidentemente, se trata de un acoso sexual disimulado.
Claro, hay muchas otras maneras, muchas formas de caer
en el pecado, pero la verdad es que eso depende de la
conciencia de cada una. Allá cada una con su cuerpo y con sus
cosas…) 8:15:03
Nosotras las mujeres, las mujeres cariñosas, somos
adúlteras por naturaleza, aunque esto suene un poco raro. Pero
es así. Es parte de nuestra personalidad, aún cuando sabemos
que muchas mujeres han caído en extremos y perversiones de
muchas clases. Pero es que no hay remedio. O se siente una
convertida en la mujer completa, o sencillamente se engaña a sí
misma.
Aún en el caso de señoras como mi tía, quien casi no sale
de la casa y siempre se ha sacrificado por su esposo y por sus
hijos, que cierra rotundamente sus ojos al pecado, y cuando
puede corre hacia la iglesia, aún en ese caso, el adulterio acecha
en el solo hecho de mirar a su marido envejeciendo, en mirar
como el cabello y sus dientes huyen desafortunadamente de su
vida, y en fin, en la sola circunstancia de admirar a un hombre
joven, de encontrarlo más bien parecido que su esposo.
Claro, este tipo de adulterio latente, enmascarado,
potencial, es el más puro de todos los adulterios, y la prueba es
que Freud contaba un caso de una de sus pacientes, una mujer
madura como mi tía, quien vivía profundamente enamorada de su
yerno. A mí, en lo personal, el adulterio no me asusta y más bien
me parece una necesidad femenina, como el maquillaje, la
pintura de labios o el talco de los dedos de los pies. Todo
consiste en ser moderada para no tener problemas, aunque estas
cosas deben discutirse sólo entre amigas.) 8: 25:52
La puerta de entrada a la casa es una fina puerta de
madera con bajorrelieves. Su presencia inevitable consiste en ser
frontera, en ser límite, por ejemplo en este instante inoportuno,
este angustioso momento en que el timbre suena y el oído
escucha. Junto al ángulo superior, al lado derecho de la puerta,
está ese timbre acariciado por la mano. Dentro de un rectángulo
de brillante vidrio, asoma en forma inocente, sin ostentación, con
sólo su presencia redonda en el fondo del cristal que lo aprisiona.
(Cuando una de nosotras se pone a pensar en estas cosas,
es porque tiene el tiempo suficiente y aunque eso también
constituya una verdadera tragedia: no hay preocupaciones serias;
el marido nos niega un hijo, o es que a una le da miedo
enfrentarse al parto. Las mujeres que ya han pasado por eso,
siempre dicen a los cuatro vientos: eso cuesta mucho, m’ijita no
es jugando, y además es bastante doloroso y la verdad, la
sencilla verdad, es no saber qué pensar después de ver eso tan
terrible en las películas y las revistas.
En el caso mío, lo que me da un miedo inmenso es la
sangre, toda esa sangre infinita que va manando libremente y
saliendo sin fin, cubriendo los guantes de las enfermeras y las
sabanas y la camilla. Y es que sólo se ven sábanas y sábanas
manchadas de sangre, ensuciándose al ritmo de la vida pujante…
Yo nunca creí que aparecer en el mundo tuviera que ser,
por necesidad, un derroche de sangre, un desperdicio de sangre,
si se toma en cuenta que los hospitales más bien pasan haciendo
campañas para donaciones de sangre a los enfermos que la
necesitan. Hasta llega a ser una experiencia traumática en el
caso de nosotras las mujeres, las no madres, ¿cómo se diría: las
impartadas?, porque nos imaginamos la posibilidad de morir
como una planta seca, y que toda esa sangre le hace falta al
corazón, al organismo, pudiendo sobrevenir un paro cardíaco por
esa razón. De manera que, cuando una se pone a pensar en
estos temas, la verdad es que se queda como inyectada,
alucinada, inmóvil, y entonces, siempre que hace el amor busca
prevenirse, protegerse, a fin de evitar que un día la lleven a la
sala de partos… en el sexo se disfruta pero también se sufrea
montones…) 8:26:11
Ella viste una bata de color rosado tierno, lo que llaman
rosado pastel. En uno de los pies calza una pantufla con ribetes
de peluche. En otro pie, descalzo, aparece como puesto en
actitud de modelaje en el centro de la alfombra. La delicada tela
que cubre ese cuerpo maduro de mujer, es como una sombra de
escultura clásica rosada en el aire en el espacio que va
dividiendo las habitaciones y el lugar de los muebles. Su
presencia sensual, siempre rosada, pareciera extraña a la
transitoria serenidad del aire, pero se descubre tentadora, vistosa,
frente a las paredes celestes de la casa. En la cama hay una
disparidad de ropas de todo tamaño y forma, una caja de talcos,
una toalla con dibujos geométricos, un reloj, un anillo, un par de
aretes, algunos frascos de perfumes y de colonia, y otro
sinnúmero de cosas de mujer.
(En esas ocasiones en que las mujeres como yo salimos a
la calle, al tumulto, vamos admirando, secretamente, a los niños
escondidos entre mil caras distintas, en esa infinita y mágica
alegría que hilvana su ropita, los zapatitos, los tirantes, las gorras
multicolores sembradas en la brisa… En esos momentos
prodigiosos es cuando uno quiere tener un hijo o varios hijos. Eso
depende de la cantidad de ilusiones que nos corren por dentro.
Entonces una se pone a soñar, a divagar, a pensar si le gustarían
con sexo uniforme o combinado: es decir, varón, mujer, mujer,
por ejemplo, o mujer, varón, varón. O también, varón, mujer,
varón, o mujer, varón, mujer, o en fin, como quieren algunas
(aunque estos casos son muy raros) tener varón, varón, y varón,
o mujer, mujer, mujer. Por eso es que al meditar sobre estas
cosas, las mujeres debemos pensar muy bien y muy en serio…
hasta se podría decir —al reducir la vida al instante del parto—
que la vieja pregunta por la esencia del hombre podría
responderse diciendo que el hombre es un ser sanguinolento,
tanto por lo que enseña su origen como por el devenir de su vida,
ya que, sin la sangre no se puede vivir, ni bailar, ni trabajar, ni
leer libros, ni ver televisión, ni construir edificios, ni limpiar las
ventanas… pero de todos modos, el parto demuestra ser una
cosa profundamente delicada y especial. Por ello, cuando una ve
que otras mujeres tienen seis o doce hijos, sólo piensa en la
necesidad de premiarlas en vida, además de levantarles un
monumento (parecido al del Seguro Social) en honor a su sangre
perdida y al valor demostrado, porque no son mujeres cobardes
como yo, o mejor dicho, miedosas como yo.) 8:26:40
El sonido del timbre es un pequeño canto surgiendo del
espacio, inacabado en su ruego, infinito en su camino hasta el
oído, magia interminable desde aquellos dedos que impulsan los
instantes.
Algunas veces también me da por pensar acerca de las
puertas, es decir, por pensar en que las puertas tienen un
carácter atractivo y secreto. Es entonces, cuando pienso que la
gente no ve más allá de su silencio, más allá de sus cotidianas
sensaciones. Digo esto porque todas las personas abren y cierran
puertas, las dejan abiertas para que entre el aire, o para que les
envidien el gran televisor con pantalla de veintisiete pulgadas, o el
de pantalla plana; abren nuevamente las puertas cuando salen y
las vuelven a cerrar, de prisa, con angustia, porque las gentes ya
no pueden vivir sin una puerta y esta se ha convertido en algo
inseparable, en su propia neurosis, como en aquel momento
cuando salen de la casa y mejor se devuelven a examinar la
puerta, a ver si esta quedó bien cerrada, con doble paso como
Dios manda.
También suele suceder, y es bastante común, que cuando
están todas esas personas hablando sobre modas o tomando
café para celebrar una boda futura, no falta alguna que se levante
apresurada a llamar por teléfono a su vecina, la de mayor
confianza, para que le haga el favor de revisar si la puerta está
cerrada, o si la puerta quedó mal cerrada que le haga el favor y
se la cierre, luego de lo cual, le da las gracias, apresuradamente,
y se reúne después con las otras en la mesa. Cuenta, entonces
que debió llamar a la vecina, a la de más confianza, con el ruego
de fijarse si la puerta estaba bien cerrada, ya que, con esto de
venir puntualmente a la reunión, no se acordaba exactamente
cómo quedó la puerta…
En todas partes hay una puerta que nos mortifica: la puerta
del automóvil, la puerta de la oficina, la puerta autobús, la puerta
de la iglesia la puerta del infierno, la puerta del restaurante, , la
puerta de la ambulancia, la puerta del tren, la puerta del
cementerio, la puerta de la librería, la puerta de la tienda, la
puerta del cielo, la puerta del camarote, la puerta del cápsula
espacial, la puerta del cuarto, la puerta de la biblioteca, la puerta
del hospital, la puerta del hotel, la puerta de la sala de belleza, la
puerta del avión y la puerta del servicio sanitario. Claro, esto no
pretende ser una filosofía de las puertas, ni mucho menos,
porque una cosa muy distinta es pensar en el Puro Misterio del
Ser de las Puertas, y otra saber lo que se esconde detrás de una
puerta: lo que la gente hace, piensa y siente siempre, más allá de
la presencia de las puertas, llámese a esto Fenomenología de las
Puertas , o simplemente Sicología Profunda de las puertas. Yo lo
pienso así, para diferenciarlo de la Geometría Plana de las
Puertas, o más exactamente, para tener una idea clara y distinta
de lo que sería una Física Natural de las Puertas que se abren y
se cierran, y todo lo que cabría interpretar desde una Sicología
Emotiva de los Portazos, pasando por la angustia de las puertas
que pudieron quedar bien o mal cerradas, hasta llegar al
entendimiento místico, existencial, en el que la puerta adquiere
una dimensión más humana cuando alguien logra comprender,
identificar, sentir que abre una puerta para después cerrarla, que
la vuelve a abrir suavemente y de nuevo la cierra…la abre…la
cierra… otra vez la abre y la cierra para volverla a abrir al poco
rato. En fin, cuando por esas cosas de la vida, la gente busca el
hombro o el pecho cariñoso de la puerta para llorar por cualquier
cosa sucedida, ahí mismo logra compenetrarse con el amistoso
corazón de la puerta que al menos la consuela.
Desde luego, nadie puede sustraerse a ese indecente vicio
de clasificar las cosas, por lo que en este último caso habría que
hablar, necesariamente, de algo así como del Más Reciente
Existencialismo de las Puertas…) 8:27:30
Es un timbre interpretando una canción intermitente. Un
aliento de tecnología musical en el espacio. Una canción nacida
desde el fondo del aire. Una mirada. Una pregunta. Y de nuevo la
canción escondiendo interrogantes.
Filosóficamente analizado, el timbre es una existencia que
permite la comunicación directa entre un Ser-que-se-anuncia y
Otro-que-se-oculta. El ser ocultado no niega al que se anuncia y
viceversa; sólo es un encuentro en el horizonte maravilloso de las
cosas, que toman verdadera realidad por medio del timbre, por
aquel punto de contacto entre dos realidades. O que nunca se
concreta, si el ser-en-la-ocultación no viene al llamado del ser-
anunciado-en-el-anuncio. El timbre también puede expresar una
angustia total en el ser que vino al horizonte del anuncio, o en el
ser que estando oculto corrió al llamado del otro ser aprehendido
en el anuncio.
Históricamente he visto, el timbre va siendo desplazado por
su complejidad creciente, por una necesidad implícita de
afirmación y negación, hasta llegar a su estado actual, sintético,
emergencia de su estado potencial tras anterior. Los timbres se
suceden en la historia. Nunca un timbre es permanente, estático,
sino que debe dar un paso a otro timbre más complejo, o sea,
partiendo del timbre primitivo se debe llegar al timbre
contemporáneo, al de hoy, rodeado de ángeles de bronce en la
pared… ¿Pero el sonido…el esencial sonido del timbre acaso no
es el mismo? 8:27:59
Yo no sé si abrir la puerta…la verdad es que si la abro, si lo
hago, por lo menos me dejarían en paz… ¡Qué gente más necia!
¿Qué hacer…? ¡Pareciera que están desesperados, como locos.
Sólo tocar el timbre, sólo hacerlo sonar cada vez más y más…
hasta lo van a reventar! ¿Pero…si abro…o mejor no abro la
puerta?. Nadie sabe quién podrá ser…yo no sé qué pensar… ¿Y
si espero? Mejor sería esperar un rato más…quizá se cansen de
tocar el timbre. O quizá demuestren que realmente se trata de un
asunto importante si el timbre continúa sonando durante algún
tiempo más…Voy a ponerme la ropa…por cualquier cosa… ¡ah,
pero tengo que desconectar la electricidad del baño…! Después
prepararé todo nuevamente…) 8: 28:07
Hay puertas que sirven para ocultar la desnudez, para
ocultar el cambio cotidiano de las ropas. De este tipo son las
puertas de todas las casas del mundo. En ellas se oculta un
cuerpo a la mirada, la presencia de la carne por regla general.
Aunque pensándolo mejor, lo que se sustrae a la mirada no es en
realidad un cuerpo como tal, sino los órganos sexuales por
cuestión de pudor. Es entonces cuando las puertas muestran su
profunda afinidad con lo puramente trascendental, metafísico. Y si
una de nosotras cambia sus ropas estando la puerta del cuarto
abierta por completo, es necesario, al menos, que la puerta de la
calle esté cerrada.
Porque siempre hay una puerta amenazando, una puerta
que denuncia la eventualidad de una mirada, la contingencia de
captar la desnudez, de sentir que nos sustrajeron algo, una parte
de nosotras, convertida después en una sensación llena de
vergüenza… Detrás de ese tipo de puertas, por consiguiente, sólo
queda oculta la sexualidad sincera, de modo que el sexo y las
puertas tienen estrecha relación. 8:28:29
Ella está de pie, erguida sobre el más ligero temblor de su
piel, exactamente en el centro de su cuarto. A su espalda, el
espejo anuncia el contorno en ascuas de su cuerpo silencioso. A
la espera, en un acecho interrogante, vuelve los ojos en dirección
a la puerta de la calle. En el cuarto hay poca luz ahora, pero su
figura es un deseo incontenible en la penumbra que apacigua la
cama, el lecho atormentado en su vacío.
Yo suspendí mi tesis sobre Filosofía de la Historia para
casarme. Pero fue un malentendido. El hogar y los estudios se
pueden combinar. Sin embargo, un día cualquiera, mi marido y yo
decidimos continuar con el matrimonio al estilo esperanzado: él
trabajando durante el día y esperando la hora de salida, mientras
yo, su mujer, espero en la casa su hora de salida sin necesidad
de trabajar. El sueldo alcanza bien, bastante bien.
Además, abandoné el estudio que venía realizando porque
ya estaba cansada de la historia, y en ocasiones, hasta llegué a
pensar que la historia no existe como tal. Lo único que existe
verdaderamente es un enorme cansancio de todo el mundo. La
gente, me parece, no desea vivir sino que carga con su vida por
obligación, por vanidad, por interés de ser recompensada, por
una multiforme ambición, por el amor a los zapatos o por
cualquier tontería. La historia ha sido siempre un invento sin
figura. El mundo es el mismo con historia o sin historia; yo no soy
nada en la historia, mi matrimonio también es nada, la vida mía o
la de cualquiera, por sí misma, no deja señales en la historia; todo
es un puro cansancio cosmológico de encontrarse aquí, de
sentirse viviendo a la par del vecino sin justificación de ningún
tipo. La historia es un violento engaño para alcanzar perpetuidad,
para dejar herencias en algunos, para sentirse recordado por los
otros, para encontrarse en el recuerdo amado o amargo de los
muchos. La historia no se ve, no se toca, no se afirma nunca en
nuestras manos. Una mañana de estas, cualquier mañana, saldré
a caminar por las calles para indagar la esencia de la historia, si
es que hay.) 8:28:49
Una mirada hacia la puerta. Otra mirada. El regreso de los
ojos. De nuevo la mirada interrogando. Un canto hacia el oído, un
penetrante riiiiin en la boca del tímpano. Otro canto. Regreso del
canto, cántico, riiiiinriiiiiin, riiiiiiiiin. Otra vez el aire fragmentado. Y
el cántico que va. Y el cántico que viene. La canción solitaria
acechando tras la puerta. Un surco de sonidos uniformes, no, no,
parecidos los unos a los otros… Canciones que llaman en tanta
incertidumbre, preguntando en silencio por algo… En esta
mañana abierta sobre el mundo, el riiiinriiiin es un pulso
interrumpido que nace y muere esperando. Unos ojos vuelan
hacia la puerta cerrada. Un cerebro adivina en medio de los
ruidos, escucha, inquiere por alguno. De nuevo los ojos se van y
poco a poco regresan. En el mágico silencio de ese bumerang
circundando el cántico que viene, sólo hay un solemne misterio:
¿Quién es, para qué viene? Después el cántico prosigue como un
ruego infeliz discurriendo en el espacio.
Existen otras puertas cuyo único fin es ocultar los gritos del
marido. Cuando él grita, o habla fuerte, la puerta impide que la
voz se difunda en las aceras y los vecinos puedan enterarse de
los problemas conyugales. Recriminaciones, maltratos,
insolencias, vejámenes verbales, recuerdos asquerosos,
puteadas por costumbre, son una triste colección de cosas que la
puerta, fiel como una perra, se encarga de ocultar al exterior.
Cuando en un hogar hay un matrimonio feliz, jamás se
escuchan gritos. Y sin embargo, hay una puerta resguardando,
protegiendo, para poder hacer el amor sin restricciones. Esa sí es
una puerta verdadera y leal. De ahí que, entre la felicidad o
infelicidad del matrimonio y la esencia de una puerta, existe un
alto grado de compañerismo, o mejor dicho, se complementan la
una con la otra, aunque las gentes, regularmente, no se den
cuenta de estas cosas.) 8: 29:17
Otro asunto muy distinto a la vida que llevamos muchas, es
aquello de la posibilidad de tener uno o varios hijos. Se
aprovecharía mejor el tiempo y pasaríamos los días entretenidas
y acompañadas. Y es que otro problema serio de nosotras es la
soledad, es estar siempre solas en la casa, únicamente
acompañadas de los muebles, los cuadros de las paredes, la
cocina y el refrigerador. Pero los muebles y lo aparatos
modernos, tecnología japonesa comprimida, provocan que
vayamos perdiendo la línea, la silueta, porque sólo ocupamos el
tiempo en estar sentadas, comiendo o durmiendo, hasta que nos
vamos engordando y engordando cada vez más y más y más y
más…Por eso yo no critico a muchos esposos que tienen una
amante. A mí tampoco me gustaría ver a mi marido encajado en
unos pantalones anchísimos (cuatro equis ele) y en camisa de
tres o cuatro metros de tela. Me obstinaría seguramente… Lo
bueno y favorable que tiene la soledad, ese Gran Silencio de los
Otros, esa ausencia viva y lejana de los cuerpos, es el desarrollo
intelectual debido a que una se vuelve profundamente reflexiva…)
8:29:47
(Esto ya es insolente. Pareciera que desean hundir el timbre
en la pared. Pero yo no sé… no sé, con tanta cosa rara que
sucede nadie puede confiar en algo, ni siquiera en el ojo mágico,
porque puede darse el caso de que mientras uno está mirando
por él, alguien puede entrar silenciosamente por el patio, y de
pronto, sin ninguna piedad, le aprieta el cuello con una toalla o
con las manos…En algunas ocasiones he pensado eliminarlo,
quitarlo del todo, pero mi marido considera igual de peligroso que
toquen la puerta. Para los ángeles de la maldad humana no hay
obstáculo que cuente. Además, viéndolo bien, el timbre asegura
una gran elegancia a nuestra casa; refleja, al menos, que el
dinero pagado por él no hacía falta para comprar comida…El
timbre expresa un valor económico importante y un amplio
sentimiento de clase…
Esto último es muy interesante, ya que cuando uno visita
una casa cualquiera y no encuentra un timbre en la puerta,
inmediatamente se forma un concepto económico de la gente de
la casa: la clasifica como de clase media baja o como proletaria,
es decir, como gente que no puede comprar un kilo de jamón,
una aspiradora, una caja de refrescos, una pieza de tocino
ahumado o un televisor a colores de dieciocho pulgadas. Por el
contrario, cuando una encuentra un timbre a un lado de la puerta,
de inmediato piensa que la gente de la casa es de clase media
alta o burguesa (si el timbre es muy fino o el sonido es muy
delicado). Entonces, una considera que en aquella casa, blanca y
refinada, por lo menos pueden invitarla a tomar un té con limón y
galletas rellenas de queso holandés.
Pero es claro que tampoco hay que engañarse: de pronto
puede aparecer un timbre en la puerta de una casa de baja
condición, humilde como dicen, y sólo estaría reflejando un agudo
complejo de inferioridad, una burda aspiración sin contenido
material, y en este caso, de lo que se trataría es de saber
discernir…) 8:30:20
El timbre insiste nuevamente. Persiste en su llamado. Es el
aullido de un animal electrónico que salta enloquecido entre la
casa.
Mejor iré a cerrar la puerta que comunica con el patio. Es lo más
conveniente…por cualquier cosa… de todos modos, si lloviera
esta mañana el agua no podría meterse en la cocina; sí, sí, es
preferible evitar el peligro.
Tiene la bata apenas puesta, colocada al cuerpo y sin
enlazar el cordón de la cintura. Dos enormes tetas, así de
maduras y redondas y jugosas, como melones africanos- resaltan
sin pudor en aquella maravilla de su bata rosada. El resto de su
carne vigorosa se muestra en todas partes, va enseñando desde
aquella transparencia de la tela, los muslos más hermosos y
fuertes que se pueden encontrar en una hembra. Unos pasos
breves… el pestillo de la puerta trasera se asegura con la acción
de su mano delicada. Luego regresa junto a la puerta del baño,
serena, regreso junto a la puerta del baño, serena, reconfortada,
satisfecha, mientras recoge su cabello su cabello en un rito de
amor desamparado.
¿Quién será? ¿Por qué tantísima insistencia? A ver… ¿de qué
puede tratarse? Mmm…no creo que vengan por el pago mensual
del televisor y los muebles…no lo creo. Yo miro algunos
programas de televisión para matar el tiempo, para consumir esas
horas infinitas, y mi desgracia es que solo presentan esas
películas idiotas sobre delincuentes y programas para niños. Me
gustaría que sólo presentaran cintas pasionales como la italiana
que ví la semana pasada en el cinema. Eso sí es una película de
calidad, arte puro, sétimo arte. 8:33:15
Si es que vienen a ofrecer promociones de jabones,
cremas, pasta y una pelota plástica para los niños, pierden el
tiempo… aquí no hay niños.
Además, los artículos de belleza están hechos con un
propósito erótico: lucir mejor, agradar, perfumar el placer, y todo y
todo eso para desvanecerlo en la cama. Yo creo en el sexo
natural. No necesito cochinadas de esas para moverme mejor y
estar siempre satisfecha y feliz. 8:33:42.
Si por casualidad se tratara de la señora del bazar de
novedades, y ella trae su catálogo de modas como siempre,
también estaría perdiendo el tiempo conmigo, porque dicen que el
hábito no hace al monje; una no necesita ropa para cubrir la
vanidad y las apariencias, y por otro lado, la ropa sale sobrando
en las mujeres casadas cuando termina dispersa por el piso sin
ningún pudor. 8:34:17
Con esta necedad de tocar el timbre tantas veces, hasta
llega una a pensar si no se tratará, más bien, de algún vivazo que
quiere saber cómo vivimos y si tenemos cosas de valor en
nuestra casa. Así podría planear un robo o intentarlo ahora
mismo. Es peligroso. Podríamos perder algunos bienes que tanto
han costado, e incluso, es un hecho casi, ese vivazo se
aprovecharía de mí, violándome, haciéndome suya por la
fuerza… yo me resistiría, desde luego, lucharía con rabia hasta
quedar abatida, seguramente que sí…aunque todo dependería de
la manera en que el asaltante me haga el amor. Quizá, hasta me
podría hacer más feliz de lo que soy. 8:34:39.
También puede tratarse de alguna persona que busca
trabajo… Si es una señora mayor, ya entrada en años, el
problema para mí sería constante ya que la gente vieja se
enferma a cada rato. Y si es una joven, ya no podría confiar una
en el marido. A los esposos les gustan las muchachas por
inexpertas y vírgenes, y ellas, por su parte, siempre terminan así:
enredándose con el señor de la casa, deshonradas hasta decir
basta, corrompidas y desvergonzadas porque les llega a gustar y
se dejan amar hasta el borde del infierno 8:35:09
Ahora bien…podría tratarse de los funcionarios de la
compañía de luz porque está pendiente la revisión de nuestro
medidor, y ellos, lo recuerdo, con toda formalidad se
comprometieron a venir cualquier día de esta semana. Por mí que
revisen todo…lo que quieran…hay uno de ellos muy guapo, me
gusta, pero se ve muy joven todavía y no vale la pena meterse
con jovencitos, aunque sean tan guapos como ese…uno no
puede esperar nada de ellos por inconstantes y locos. Y no
pueden prometer nada…ninguna cosa…porque no pueden…
8:35:50
No sería raro que vinieran con una de esas invitaciones de
la asociación comunal. A mí no me gusta asistir nunca porque
sólo hay un montón de viejos verdes…pasa una y se quedan
viéndole las nalgas como si ellos no tuvieran mujer. En otras
ocasiones, hasta meten conversación por cualquier tontería, y
entonces una termina obstinada, acosada, frustrada por aquel
ardor senil…En todas partes es igual… 8:36:19
A veces pasan como a esta hora por la limosna para el
templo…pero yo me pongo a pensar que no se debe dar nada
porque es hundirse más, es como estarse hundiendo en la
hipocresía a toda vela. De por sí una tiene el alma perdida con
todas estas cosas y le encanta el mundo…con una limosna no se
cura nada, no se resuelve la pobreza o el crimen…hay que dejar
eso para cuando ya una esté vieja y con ganas definitivas de
querer arrepentirse 8:36:59
¿Y si fuera mi marido? No. El no acostumbra devolverse
del trabajo por ningún motivo; él es muy ordenado y nada se le
olvida. Pero…una no sabe, los hombres son raros y
desconfiados, machistas hasta el alma. A lo mejor viene sólo por
saber que estoy haciendo. Si yo estuviera en algo malo, tendría
que ser muy tonta para hacerlo en la casa. Eso ya pasó de moda.
Para pretextos está el mercado o la costurera. Sin embargo, una
siempre tiene el prejuicio de que la casa es sagrada y se puede
salar. 8:37:38
Mmm…mi prima prometió visitarme un día de estos… ¿Y si
fuera ella? Ya sé a lo que viene. Empieza contándome sobre
problemas vecinales; después el cuento aburrido de que el dinero
no alcanza para nada, ni para lo básico, y por ello nunca puede
comprarse ninguna cosa ya que debe comprarle zapatos o
cuadernos a los niños. Y al final, lo mismo de siempre, la misma
historia superrepetida: que cómo se hace para sentir algo; por
más posiciones y deseo que tenga cada noche, no siente nada,
nada de nada, y el sexo cada vez la aburre más. Yo pienso que
eso es cuestión de cada una, eso depende de los trucos con las
piernas, del ambiente, del amor, del tiempo de cama y hasta de la
religión que practique…quién sabe cómo será eso en el fondo. A
mí no me importa lo que ella diga porque yo siempre siento
bastante…como si estuviera tendida en la corona solar. 8:38:20
¿Y si se tratara de la mujer del Supermercado…Yo sé que
ella tiene muy extrañas atenciones hacía mí, una cordialidad
exquisita, casi íntima, que hasta la percibo sospechosa. No
resulta normal que a una cliente se le atienda con embelecos y
todo tipo de zalamerías, como las que me suele prodigar la Jefe
de Promociones.… Es una mujer bella, de muy agradable
personalidad y me agrada como persona porque me gusta que
me atiendan bien, bueno, como una se merece.. Se ve bastante
formal y madura… Es soltera, según me dijo la semana pasada.
Palabra, yo creo que si me hiciera alguna insinuación, me dejaría
ir con todo, de verdad. Si no me dice nada, entonces no, porque
no está bien que nosotras tomemos la iniciativa. Es peligroso. Si
lo hacemos nosotras, si empezamos, ellas se pueden
acostumbrar a eso y se nos encaraman para siempre. Pero esa
tipa me gusta, me atrae bastante, de verdad sí me gusta,
especialmente sus labios carnosos.
Abre la llave. Al mismo tiempo empieza a nacer su
desnudez apasionada entre la ducha, como inflamada de un
nuevo amor desde la piel, llena de una infinita caricia que recorre
lentamente los rincones de su cuerpo. El agua es un gran beso
que resbala por su carne mientras el timbre sigue temblando por
el aire. Después se apaga. Y sólo continúa escuchándose aquella
húmeda esperanza que baja por su pecho como un ruego.
Mamá seguramente está enojada conmigo porque hace
días no la visito. Pero no importa por ahora. Un día de estos
llegaré por su casa como de costumbre. Le llevaré galletas de
aquellas que le gustan y cualquier otra cosa. Además, debo llevar
la tela restante para que me pueda terminar la sobrecama. Ah, se
me olvidaba…yo me comprometí a visitar el cementerio con ella
para llevar flores a la tumba de papá. Este mes se cumple un
nuevo aniversario. Pero después voy… sí después… 8:43:28
Rato más tarde sale del baño. Ya en su recámara, empieza
a vestirse. Sale un momento, va a la sala, va secándose el
cabello como si eso bastara para secar o erradicar sus nuevos
pensamientos. Distingue un papel junto a la puerta. Camina hacia
ella, lo recoge del suelo, y vuelve a la recámara para leerlo a la
luz : 8:59:51
Sr. (a) (ita). En nuestro sorteo semanal La puerta del
Ahorro, su boleta Nª 00111-B, resultó favorecida con
una canasta de víveres. Rogamos pasar a la Oficina
de Promociones a retirarla, previa presentación de su
tarjeta de cupones. Muchas gracias por la confianza
dispensada. Atentamente. La Directora de
Promociones.
Ella mira fijamente el papel durante un rato. Luego se
pregunta, ensimismada: --Si la nota dice: rogamos pasar a
retirarla, ¿porqué tanta insistencia con el timbre? ¿Y si era ella?
¿Vendría solamente por eso o por otro motivo? No. Iré al
supermercado para ver este asunto; si la Jefe de Promociones
me insinúa algo, palabra que aceptaré cualquier cosa…pero será
para otro día porque parece que hoy lloverá muy fuerte…A
menos que pida a ella enviarme la tal canasta hasta mi casa…
no sé si aceptará…la casa es sagrada… aunque viéndolo bien, y
después de todo, yo creo que no volveré jamás a esta
casa…quizá me decida a tener uno o varios hijos adoptivos para
que siempre me acompañen. No importa que su sexo sea
uniforme o combinado. Su sexo será el sexo que el destino
quiera. De paso por una nueva vida, aprovecharé para indagar el
origen de la historia. Mi marido estará solo. Como siempre. El es
hombre. Es valiente. Al menos podrá esperar el porvenir. De
cualquier modo, ya lo decidí: Iré a ver qué quiere esa mujer.
La puerta de la alcoba sigue abierta. La puerta principal de la
casa está cerrada y quieta como una pared que separa los días
venideros. Ella tira el papel sobre la cama. Y se ataca a llorar
desaforadamente, anegada por una rarísima alegría, porque ha
visto, en el silencioso cristal del espejo, la mismísima,
entreabierta y tentadora Puerta del Infierno. 9:10:00 a.m.

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Alguien a la puerta

  • 1. ALGUIEN A LA PUERTA La esterilidad áspera de todos vuestros goces vuestra sed espolea, la piel os atiranta, y el viento furibundo de la concupiscencia, restallando en la carne, su bandera levanta. Baudelaire Me parece que el timbre está sonando…Sí, sí es el timbre. ¿Por qué suena precisamente ahora, cuando me estoy quitando la ropa y tengo todo preparado para el baño? ¡Ah, qué gente, maldita gente! ¡Qué desgracia la mía! Cuando me encuentro sola, sin hacer nada, puede pasar todo el día y nadie viene a buscarme, nadie toca el timbre…pero ¿qué vamos a hacer?, así es la gente de inoportuna y desconsiderada. Si en realidad fuera para algo importante, pero nada… tiene que ser en el preciso momento en que voy a meterme al baño… ¡ah gente más…! Aquel timbre es un grillo tecnológico, un grito electrónico que atraviesa la puerta y se desperdiga en la casa. Otra vez el mismo grito con aliento de insecto devorando el espacio
  • 2. amenazado, discurriendo como una voz autoritaria que reclama presencia. En le reloj de la sala, la aguja pequeña está en el ocho y la aguja grande descansa sobre el dos. (Todo esto es una pasión provocada. En todo lado hay alguien que llega a y busca a otro, aunque no le conozca, aunque no sepa cómo es de cara ni qué ni qué costumbres tiene. Pero siempre alguien busca a alguien. Yo creo que el mundo entero podría economizar mucho tiempo, dinero, zapatos, combustible, entre otras cosas, si en cada país, en cada lugar de importancia, abrieran oficinas para localizar a las gentes que otros buscan diariamente y por cualquier motivo. Claro, el trabajo de la oficina tendría que ser continuo durante las veinticuatro horas del día. Cualquiera llegaría hasta el sitio, daría el nombre, la dirección o el teléfono, o dejaría el recado para el otro, y en cuestión de corto tiempo —algunas horas a lo sumo— la oficina haría el trabajo. A su vez, cada persona, como potencial destinataria, sólo pasaría a preguntar si alguien la ha buscado, y en caso positivo, recibiría el mensaje depositado allí y el nombre de aquel otro. Veamos el resultado: habría un importante descongestionamiento del tránsito; un
  • 3. menor número de accidentes fatales en las calles; menos servicios hospitalarios y funcionarios; se reduciría la burocracia en el sector de transportes y vialidad; habría un menor número de discusiones de persona a persona; no existirían muchas de las plazas de recepcionistas y de mensajeros; se evitarían muchos insultos, agresiones, riñas y homicidios. Hasta he pensado que se podrían evitar muchos adulterios y se podría mejorar la recaudación fiscal por esta vía mediante un impuesto. Pero después, recapacitando, he comprendido que para eso no hay remedio: una va por la calle, tropieza, cae toda despernancada… y entonces aparece un tipo y le ayuda a levantarse con una falsa cortesía, le mete conversación, y termina pidiendo la dirección o el teléfono con especial interés. Evidentemente, se trata de un acoso sexual disimulado. Claro, hay muchas otras maneras, muchas formas de caer en el pecado, pero la verdad es que eso depende de la conciencia de cada una. Allá cada una con su cuerpo y con sus cosas…) 8:15:03 Nosotras las mujeres, las mujeres cariñosas, somos adúlteras por naturaleza, aunque esto suene un poco raro. Pero
  • 4. es así. Es parte de nuestra personalidad, aún cuando sabemos que muchas mujeres han caído en extremos y perversiones de muchas clases. Pero es que no hay remedio. O se siente una convertida en la mujer completa, o sencillamente se engaña a sí misma. Aún en el caso de señoras como mi tía, quien casi no sale de la casa y siempre se ha sacrificado por su esposo y por sus hijos, que cierra rotundamente sus ojos al pecado, y cuando puede corre hacia la iglesia, aún en ese caso, el adulterio acecha en el solo hecho de mirar a su marido envejeciendo, en mirar como el cabello y sus dientes huyen desafortunadamente de su vida, y en fin, en la sola circunstancia de admirar a un hombre joven, de encontrarlo más bien parecido que su esposo. Claro, este tipo de adulterio latente, enmascarado, potencial, es el más puro de todos los adulterios, y la prueba es que Freud contaba un caso de una de sus pacientes, una mujer madura como mi tía, quien vivía profundamente enamorada de su yerno. A mí, en lo personal, el adulterio no me asusta y más bien me parece una necesidad femenina, como el maquillaje, la pintura de labios o el talco de los dedos de los pies. Todo
  • 5. consiste en ser moderada para no tener problemas, aunque estas cosas deben discutirse sólo entre amigas.) 8: 25:52 La puerta de entrada a la casa es una fina puerta de madera con bajorrelieves. Su presencia inevitable consiste en ser frontera, en ser límite, por ejemplo en este instante inoportuno, este angustioso momento en que el timbre suena y el oído escucha. Junto al ángulo superior, al lado derecho de la puerta, está ese timbre acariciado por la mano. Dentro de un rectángulo de brillante vidrio, asoma en forma inocente, sin ostentación, con sólo su presencia redonda en el fondo del cristal que lo aprisiona. (Cuando una de nosotras se pone a pensar en estas cosas, es porque tiene el tiempo suficiente y aunque eso también constituya una verdadera tragedia: no hay preocupaciones serias; el marido nos niega un hijo, o es que a una le da miedo enfrentarse al parto. Las mujeres que ya han pasado por eso, siempre dicen a los cuatro vientos: eso cuesta mucho, m’ijita no es jugando, y además es bastante doloroso y la verdad, la sencilla verdad, es no saber qué pensar después de ver eso tan terrible en las películas y las revistas.
  • 6. En el caso mío, lo que me da un miedo inmenso es la sangre, toda esa sangre infinita que va manando libremente y saliendo sin fin, cubriendo los guantes de las enfermeras y las sabanas y la camilla. Y es que sólo se ven sábanas y sábanas manchadas de sangre, ensuciándose al ritmo de la vida pujante… Yo nunca creí que aparecer en el mundo tuviera que ser, por necesidad, un derroche de sangre, un desperdicio de sangre, si se toma en cuenta que los hospitales más bien pasan haciendo campañas para donaciones de sangre a los enfermos que la necesitan. Hasta llega a ser una experiencia traumática en el caso de nosotras las mujeres, las no madres, ¿cómo se diría: las impartadas?, porque nos imaginamos la posibilidad de morir como una planta seca, y que toda esa sangre le hace falta al corazón, al organismo, pudiendo sobrevenir un paro cardíaco por esa razón. De manera que, cuando una se pone a pensar en estos temas, la verdad es que se queda como inyectada, alucinada, inmóvil, y entonces, siempre que hace el amor busca prevenirse, protegerse, a fin de evitar que un día la lleven a la sala de partos… en el sexo se disfruta pero también se sufrea montones…) 8:26:11
  • 7. Ella viste una bata de color rosado tierno, lo que llaman rosado pastel. En uno de los pies calza una pantufla con ribetes de peluche. En otro pie, descalzo, aparece como puesto en actitud de modelaje en el centro de la alfombra. La delicada tela que cubre ese cuerpo maduro de mujer, es como una sombra de escultura clásica rosada en el aire en el espacio que va dividiendo las habitaciones y el lugar de los muebles. Su presencia sensual, siempre rosada, pareciera extraña a la transitoria serenidad del aire, pero se descubre tentadora, vistosa, frente a las paredes celestes de la casa. En la cama hay una disparidad de ropas de todo tamaño y forma, una caja de talcos, una toalla con dibujos geométricos, un reloj, un anillo, un par de aretes, algunos frascos de perfumes y de colonia, y otro sinnúmero de cosas de mujer. (En esas ocasiones en que las mujeres como yo salimos a la calle, al tumulto, vamos admirando, secretamente, a los niños escondidos entre mil caras distintas, en esa infinita y mágica alegría que hilvana su ropita, los zapatitos, los tirantes, las gorras multicolores sembradas en la brisa… En esos momentos prodigiosos es cuando uno quiere tener un hijo o varios hijos. Eso
  • 8. depende de la cantidad de ilusiones que nos corren por dentro. Entonces una se pone a soñar, a divagar, a pensar si le gustarían con sexo uniforme o combinado: es decir, varón, mujer, mujer, por ejemplo, o mujer, varón, varón. O también, varón, mujer, varón, o mujer, varón, mujer, o en fin, como quieren algunas (aunque estos casos son muy raros) tener varón, varón, y varón, o mujer, mujer, mujer. Por eso es que al meditar sobre estas cosas, las mujeres debemos pensar muy bien y muy en serio… hasta se podría decir —al reducir la vida al instante del parto— que la vieja pregunta por la esencia del hombre podría responderse diciendo que el hombre es un ser sanguinolento, tanto por lo que enseña su origen como por el devenir de su vida, ya que, sin la sangre no se puede vivir, ni bailar, ni trabajar, ni leer libros, ni ver televisión, ni construir edificios, ni limpiar las ventanas… pero de todos modos, el parto demuestra ser una cosa profundamente delicada y especial. Por ello, cuando una ve que otras mujeres tienen seis o doce hijos, sólo piensa en la necesidad de premiarlas en vida, además de levantarles un monumento (parecido al del Seguro Social) en honor a su sangre
  • 9. perdida y al valor demostrado, porque no son mujeres cobardes como yo, o mejor dicho, miedosas como yo.) 8:26:40 El sonido del timbre es un pequeño canto surgiendo del espacio, inacabado en su ruego, infinito en su camino hasta el oído, magia interminable desde aquellos dedos que impulsan los instantes. Algunas veces también me da por pensar acerca de las puertas, es decir, por pensar en que las puertas tienen un carácter atractivo y secreto. Es entonces, cuando pienso que la gente no ve más allá de su silencio, más allá de sus cotidianas sensaciones. Digo esto porque todas las personas abren y cierran puertas, las dejan abiertas para que entre el aire, o para que les envidien el gran televisor con pantalla de veintisiete pulgadas, o el de pantalla plana; abren nuevamente las puertas cuando salen y las vuelven a cerrar, de prisa, con angustia, porque las gentes ya no pueden vivir sin una puerta y esta se ha convertido en algo inseparable, en su propia neurosis, como en aquel momento cuando salen de la casa y mejor se devuelven a examinar la puerta, a ver si esta quedó bien cerrada, con doble paso como Dios manda.
  • 10. También suele suceder, y es bastante común, que cuando están todas esas personas hablando sobre modas o tomando café para celebrar una boda futura, no falta alguna que se levante apresurada a llamar por teléfono a su vecina, la de mayor confianza, para que le haga el favor de revisar si la puerta está cerrada, o si la puerta quedó mal cerrada que le haga el favor y se la cierre, luego de lo cual, le da las gracias, apresuradamente, y se reúne después con las otras en la mesa. Cuenta, entonces que debió llamar a la vecina, a la de más confianza, con el ruego de fijarse si la puerta estaba bien cerrada, ya que, con esto de venir puntualmente a la reunión, no se acordaba exactamente cómo quedó la puerta… En todas partes hay una puerta que nos mortifica: la puerta del automóvil, la puerta de la oficina, la puerta autobús, la puerta de la iglesia la puerta del infierno, la puerta del restaurante, , la puerta de la ambulancia, la puerta del tren, la puerta del cementerio, la puerta de la librería, la puerta de la tienda, la puerta del cielo, la puerta del camarote, la puerta del cápsula espacial, la puerta del cuarto, la puerta de la biblioteca, la puerta del hospital, la puerta del hotel, la puerta de la sala de belleza, la
  • 11. puerta del avión y la puerta del servicio sanitario. Claro, esto no pretende ser una filosofía de las puertas, ni mucho menos, porque una cosa muy distinta es pensar en el Puro Misterio del Ser de las Puertas, y otra saber lo que se esconde detrás de una puerta: lo que la gente hace, piensa y siente siempre, más allá de la presencia de las puertas, llámese a esto Fenomenología de las Puertas , o simplemente Sicología Profunda de las puertas. Yo lo pienso así, para diferenciarlo de la Geometría Plana de las Puertas, o más exactamente, para tener una idea clara y distinta de lo que sería una Física Natural de las Puertas que se abren y se cierran, y todo lo que cabría interpretar desde una Sicología Emotiva de los Portazos, pasando por la angustia de las puertas que pudieron quedar bien o mal cerradas, hasta llegar al entendimiento místico, existencial, en el que la puerta adquiere una dimensión más humana cuando alguien logra comprender, identificar, sentir que abre una puerta para después cerrarla, que la vuelve a abrir suavemente y de nuevo la cierra…la abre…la cierra… otra vez la abre y la cierra para volverla a abrir al poco rato. En fin, cuando por esas cosas de la vida, la gente busca el hombro o el pecho cariñoso de la puerta para llorar por cualquier
  • 12. cosa sucedida, ahí mismo logra compenetrarse con el amistoso corazón de la puerta que al menos la consuela. Desde luego, nadie puede sustraerse a ese indecente vicio de clasificar las cosas, por lo que en este último caso habría que hablar, necesariamente, de algo así como del Más Reciente Existencialismo de las Puertas…) 8:27:30 Es un timbre interpretando una canción intermitente. Un aliento de tecnología musical en el espacio. Una canción nacida desde el fondo del aire. Una mirada. Una pregunta. Y de nuevo la canción escondiendo interrogantes. Filosóficamente analizado, el timbre es una existencia que permite la comunicación directa entre un Ser-que-se-anuncia y Otro-que-se-oculta. El ser ocultado no niega al que se anuncia y viceversa; sólo es un encuentro en el horizonte maravilloso de las cosas, que toman verdadera realidad por medio del timbre, por aquel punto de contacto entre dos realidades. O que nunca se concreta, si el ser-en-la-ocultación no viene al llamado del ser- anunciado-en-el-anuncio. El timbre también puede expresar una angustia total en el ser que vino al horizonte del anuncio, o en el
  • 13. ser que estando oculto corrió al llamado del otro ser aprehendido en el anuncio. Históricamente he visto, el timbre va siendo desplazado por su complejidad creciente, por una necesidad implícita de afirmación y negación, hasta llegar a su estado actual, sintético, emergencia de su estado potencial tras anterior. Los timbres se suceden en la historia. Nunca un timbre es permanente, estático, sino que debe dar un paso a otro timbre más complejo, o sea, partiendo del timbre primitivo se debe llegar al timbre contemporáneo, al de hoy, rodeado de ángeles de bronce en la pared… ¿Pero el sonido…el esencial sonido del timbre acaso no es el mismo? 8:27:59 Yo no sé si abrir la puerta…la verdad es que si la abro, si lo hago, por lo menos me dejarían en paz… ¡Qué gente más necia! ¿Qué hacer…? ¡Pareciera que están desesperados, como locos. Sólo tocar el timbre, sólo hacerlo sonar cada vez más y más… hasta lo van a reventar! ¿Pero…si abro…o mejor no abro la puerta?. Nadie sabe quién podrá ser…yo no sé qué pensar… ¿Y si espero? Mejor sería esperar un rato más…quizá se cansen de tocar el timbre. O quizá demuestren que realmente se trata de un
  • 14. asunto importante si el timbre continúa sonando durante algún tiempo más…Voy a ponerme la ropa…por cualquier cosa… ¡ah, pero tengo que desconectar la electricidad del baño…! Después prepararé todo nuevamente…) 8: 28:07 Hay puertas que sirven para ocultar la desnudez, para ocultar el cambio cotidiano de las ropas. De este tipo son las puertas de todas las casas del mundo. En ellas se oculta un cuerpo a la mirada, la presencia de la carne por regla general. Aunque pensándolo mejor, lo que se sustrae a la mirada no es en realidad un cuerpo como tal, sino los órganos sexuales por cuestión de pudor. Es entonces cuando las puertas muestran su profunda afinidad con lo puramente trascendental, metafísico. Y si una de nosotras cambia sus ropas estando la puerta del cuarto abierta por completo, es necesario, al menos, que la puerta de la calle esté cerrada. Porque siempre hay una puerta amenazando, una puerta que denuncia la eventualidad de una mirada, la contingencia de captar la desnudez, de sentir que nos sustrajeron algo, una parte de nosotras, convertida después en una sensación llena de vergüenza… Detrás de ese tipo de puertas, por consiguiente, sólo
  • 15. queda oculta la sexualidad sincera, de modo que el sexo y las puertas tienen estrecha relación. 8:28:29 Ella está de pie, erguida sobre el más ligero temblor de su piel, exactamente en el centro de su cuarto. A su espalda, el espejo anuncia el contorno en ascuas de su cuerpo silencioso. A la espera, en un acecho interrogante, vuelve los ojos en dirección a la puerta de la calle. En el cuarto hay poca luz ahora, pero su figura es un deseo incontenible en la penumbra que apacigua la cama, el lecho atormentado en su vacío. Yo suspendí mi tesis sobre Filosofía de la Historia para casarme. Pero fue un malentendido. El hogar y los estudios se pueden combinar. Sin embargo, un día cualquiera, mi marido y yo decidimos continuar con el matrimonio al estilo esperanzado: él trabajando durante el día y esperando la hora de salida, mientras yo, su mujer, espero en la casa su hora de salida sin necesidad de trabajar. El sueldo alcanza bien, bastante bien. Además, abandoné el estudio que venía realizando porque ya estaba cansada de la historia, y en ocasiones, hasta llegué a pensar que la historia no existe como tal. Lo único que existe verdaderamente es un enorme cansancio de todo el mundo. La
  • 16. gente, me parece, no desea vivir sino que carga con su vida por obligación, por vanidad, por interés de ser recompensada, por una multiforme ambición, por el amor a los zapatos o por cualquier tontería. La historia ha sido siempre un invento sin figura. El mundo es el mismo con historia o sin historia; yo no soy nada en la historia, mi matrimonio también es nada, la vida mía o la de cualquiera, por sí misma, no deja señales en la historia; todo es un puro cansancio cosmológico de encontrarse aquí, de sentirse viviendo a la par del vecino sin justificación de ningún tipo. La historia es un violento engaño para alcanzar perpetuidad, para dejar herencias en algunos, para sentirse recordado por los otros, para encontrarse en el recuerdo amado o amargo de los muchos. La historia no se ve, no se toca, no se afirma nunca en nuestras manos. Una mañana de estas, cualquier mañana, saldré a caminar por las calles para indagar la esencia de la historia, si es que hay.) 8:28:49 Una mirada hacia la puerta. Otra mirada. El regreso de los ojos. De nuevo la mirada interrogando. Un canto hacia el oído, un penetrante riiiiin en la boca del tímpano. Otro canto. Regreso del canto, cántico, riiiiinriiiiiin, riiiiiiiiin. Otra vez el aire fragmentado. Y
  • 17. el cántico que va. Y el cántico que viene. La canción solitaria acechando tras la puerta. Un surco de sonidos uniformes, no, no, parecidos los unos a los otros… Canciones que llaman en tanta incertidumbre, preguntando en silencio por algo… En esta mañana abierta sobre el mundo, el riiiinriiiin es un pulso interrumpido que nace y muere esperando. Unos ojos vuelan hacia la puerta cerrada. Un cerebro adivina en medio de los ruidos, escucha, inquiere por alguno. De nuevo los ojos se van y poco a poco regresan. En el mágico silencio de ese bumerang circundando el cántico que viene, sólo hay un solemne misterio: ¿Quién es, para qué viene? Después el cántico prosigue como un ruego infeliz discurriendo en el espacio. Existen otras puertas cuyo único fin es ocultar los gritos del marido. Cuando él grita, o habla fuerte, la puerta impide que la voz se difunda en las aceras y los vecinos puedan enterarse de los problemas conyugales. Recriminaciones, maltratos, insolencias, vejámenes verbales, recuerdos asquerosos, puteadas por costumbre, son una triste colección de cosas que la puerta, fiel como una perra, se encarga de ocultar al exterior.
  • 18. Cuando en un hogar hay un matrimonio feliz, jamás se escuchan gritos. Y sin embargo, hay una puerta resguardando, protegiendo, para poder hacer el amor sin restricciones. Esa sí es una puerta verdadera y leal. De ahí que, entre la felicidad o infelicidad del matrimonio y la esencia de una puerta, existe un alto grado de compañerismo, o mejor dicho, se complementan la una con la otra, aunque las gentes, regularmente, no se den cuenta de estas cosas.) 8: 29:17 Otro asunto muy distinto a la vida que llevamos muchas, es aquello de la posibilidad de tener uno o varios hijos. Se aprovecharía mejor el tiempo y pasaríamos los días entretenidas y acompañadas. Y es que otro problema serio de nosotras es la soledad, es estar siempre solas en la casa, únicamente acompañadas de los muebles, los cuadros de las paredes, la cocina y el refrigerador. Pero los muebles y lo aparatos modernos, tecnología japonesa comprimida, provocan que vayamos perdiendo la línea, la silueta, porque sólo ocupamos el tiempo en estar sentadas, comiendo o durmiendo, hasta que nos vamos engordando y engordando cada vez más y más y más y más…Por eso yo no critico a muchos esposos que tienen una
  • 19. amante. A mí tampoco me gustaría ver a mi marido encajado en unos pantalones anchísimos (cuatro equis ele) y en camisa de tres o cuatro metros de tela. Me obstinaría seguramente… Lo bueno y favorable que tiene la soledad, ese Gran Silencio de los Otros, esa ausencia viva y lejana de los cuerpos, es el desarrollo intelectual debido a que una se vuelve profundamente reflexiva…) 8:29:47 (Esto ya es insolente. Pareciera que desean hundir el timbre en la pared. Pero yo no sé… no sé, con tanta cosa rara que sucede nadie puede confiar en algo, ni siquiera en el ojo mágico, porque puede darse el caso de que mientras uno está mirando por él, alguien puede entrar silenciosamente por el patio, y de pronto, sin ninguna piedad, le aprieta el cuello con una toalla o con las manos…En algunas ocasiones he pensado eliminarlo, quitarlo del todo, pero mi marido considera igual de peligroso que toquen la puerta. Para los ángeles de la maldad humana no hay obstáculo que cuente. Además, viéndolo bien, el timbre asegura una gran elegancia a nuestra casa; refleja, al menos, que el dinero pagado por él no hacía falta para comprar comida…El
  • 20. timbre expresa un valor económico importante y un amplio sentimiento de clase… Esto último es muy interesante, ya que cuando uno visita una casa cualquiera y no encuentra un timbre en la puerta, inmediatamente se forma un concepto económico de la gente de la casa: la clasifica como de clase media baja o como proletaria, es decir, como gente que no puede comprar un kilo de jamón, una aspiradora, una caja de refrescos, una pieza de tocino ahumado o un televisor a colores de dieciocho pulgadas. Por el contrario, cuando una encuentra un timbre a un lado de la puerta, de inmediato piensa que la gente de la casa es de clase media alta o burguesa (si el timbre es muy fino o el sonido es muy delicado). Entonces, una considera que en aquella casa, blanca y refinada, por lo menos pueden invitarla a tomar un té con limón y galletas rellenas de queso holandés. Pero es claro que tampoco hay que engañarse: de pronto puede aparecer un timbre en la puerta de una casa de baja condición, humilde como dicen, y sólo estaría reflejando un agudo complejo de inferioridad, una burda aspiración sin contenido
  • 21. material, y en este caso, de lo que se trataría es de saber discernir…) 8:30:20 El timbre insiste nuevamente. Persiste en su llamado. Es el aullido de un animal electrónico que salta enloquecido entre la casa. Mejor iré a cerrar la puerta que comunica con el patio. Es lo más conveniente…por cualquier cosa… de todos modos, si lloviera esta mañana el agua no podría meterse en la cocina; sí, sí, es preferible evitar el peligro. Tiene la bata apenas puesta, colocada al cuerpo y sin enlazar el cordón de la cintura. Dos enormes tetas, así de maduras y redondas y jugosas, como melones africanos- resaltan sin pudor en aquella maravilla de su bata rosada. El resto de su carne vigorosa se muestra en todas partes, va enseñando desde aquella transparencia de la tela, los muslos más hermosos y fuertes que se pueden encontrar en una hembra. Unos pasos breves… el pestillo de la puerta trasera se asegura con la acción de su mano delicada. Luego regresa junto a la puerta del baño, serena, regreso junto a la puerta del baño, serena, reconfortada,
  • 22. satisfecha, mientras recoge su cabello su cabello en un rito de amor desamparado. ¿Quién será? ¿Por qué tantísima insistencia? A ver… ¿de qué puede tratarse? Mmm…no creo que vengan por el pago mensual del televisor y los muebles…no lo creo. Yo miro algunos programas de televisión para matar el tiempo, para consumir esas horas infinitas, y mi desgracia es que solo presentan esas películas idiotas sobre delincuentes y programas para niños. Me gustaría que sólo presentaran cintas pasionales como la italiana que ví la semana pasada en el cinema. Eso sí es una película de calidad, arte puro, sétimo arte. 8:33:15 Si es que vienen a ofrecer promociones de jabones, cremas, pasta y una pelota plástica para los niños, pierden el tiempo… aquí no hay niños. Además, los artículos de belleza están hechos con un propósito erótico: lucir mejor, agradar, perfumar el placer, y todo y todo eso para desvanecerlo en la cama. Yo creo en el sexo natural. No necesito cochinadas de esas para moverme mejor y estar siempre satisfecha y feliz. 8:33:42.
  • 23. Si por casualidad se tratara de la señora del bazar de novedades, y ella trae su catálogo de modas como siempre, también estaría perdiendo el tiempo conmigo, porque dicen que el hábito no hace al monje; una no necesita ropa para cubrir la vanidad y las apariencias, y por otro lado, la ropa sale sobrando en las mujeres casadas cuando termina dispersa por el piso sin ningún pudor. 8:34:17 Con esta necedad de tocar el timbre tantas veces, hasta llega una a pensar si no se tratará, más bien, de algún vivazo que quiere saber cómo vivimos y si tenemos cosas de valor en nuestra casa. Así podría planear un robo o intentarlo ahora mismo. Es peligroso. Podríamos perder algunos bienes que tanto han costado, e incluso, es un hecho casi, ese vivazo se aprovecharía de mí, violándome, haciéndome suya por la fuerza… yo me resistiría, desde luego, lucharía con rabia hasta quedar abatida, seguramente que sí…aunque todo dependería de la manera en que el asaltante me haga el amor. Quizá, hasta me podría hacer más feliz de lo que soy. 8:34:39. También puede tratarse de alguna persona que busca trabajo… Si es una señora mayor, ya entrada en años, el
  • 24. problema para mí sería constante ya que la gente vieja se enferma a cada rato. Y si es una joven, ya no podría confiar una en el marido. A los esposos les gustan las muchachas por inexpertas y vírgenes, y ellas, por su parte, siempre terminan así: enredándose con el señor de la casa, deshonradas hasta decir basta, corrompidas y desvergonzadas porque les llega a gustar y se dejan amar hasta el borde del infierno 8:35:09 Ahora bien…podría tratarse de los funcionarios de la compañía de luz porque está pendiente la revisión de nuestro medidor, y ellos, lo recuerdo, con toda formalidad se comprometieron a venir cualquier día de esta semana. Por mí que revisen todo…lo que quieran…hay uno de ellos muy guapo, me gusta, pero se ve muy joven todavía y no vale la pena meterse con jovencitos, aunque sean tan guapos como ese…uno no puede esperar nada de ellos por inconstantes y locos. Y no pueden prometer nada…ninguna cosa…porque no pueden… 8:35:50 No sería raro que vinieran con una de esas invitaciones de la asociación comunal. A mí no me gusta asistir nunca porque sólo hay un montón de viejos verdes…pasa una y se quedan
  • 25. viéndole las nalgas como si ellos no tuvieran mujer. En otras ocasiones, hasta meten conversación por cualquier tontería, y entonces una termina obstinada, acosada, frustrada por aquel ardor senil…En todas partes es igual… 8:36:19 A veces pasan como a esta hora por la limosna para el templo…pero yo me pongo a pensar que no se debe dar nada porque es hundirse más, es como estarse hundiendo en la hipocresía a toda vela. De por sí una tiene el alma perdida con todas estas cosas y le encanta el mundo…con una limosna no se cura nada, no se resuelve la pobreza o el crimen…hay que dejar eso para cuando ya una esté vieja y con ganas definitivas de querer arrepentirse 8:36:59 ¿Y si fuera mi marido? No. El no acostumbra devolverse del trabajo por ningún motivo; él es muy ordenado y nada se le olvida. Pero…una no sabe, los hombres son raros y desconfiados, machistas hasta el alma. A lo mejor viene sólo por saber que estoy haciendo. Si yo estuviera en algo malo, tendría que ser muy tonta para hacerlo en la casa. Eso ya pasó de moda. Para pretextos está el mercado o la costurera. Sin embargo, una
  • 26. siempre tiene el prejuicio de que la casa es sagrada y se puede salar. 8:37:38 Mmm…mi prima prometió visitarme un día de estos… ¿Y si fuera ella? Ya sé a lo que viene. Empieza contándome sobre problemas vecinales; después el cuento aburrido de que el dinero no alcanza para nada, ni para lo básico, y por ello nunca puede comprarse ninguna cosa ya que debe comprarle zapatos o cuadernos a los niños. Y al final, lo mismo de siempre, la misma historia superrepetida: que cómo se hace para sentir algo; por más posiciones y deseo que tenga cada noche, no siente nada, nada de nada, y el sexo cada vez la aburre más. Yo pienso que eso es cuestión de cada una, eso depende de los trucos con las piernas, del ambiente, del amor, del tiempo de cama y hasta de la religión que practique…quién sabe cómo será eso en el fondo. A mí no me importa lo que ella diga porque yo siempre siento bastante…como si estuviera tendida en la corona solar. 8:38:20 ¿Y si se tratara de la mujer del Supermercado…Yo sé que ella tiene muy extrañas atenciones hacía mí, una cordialidad exquisita, casi íntima, que hasta la percibo sospechosa. No resulta normal que a una cliente se le atienda con embelecos y
  • 27. todo tipo de zalamerías, como las que me suele prodigar la Jefe de Promociones.… Es una mujer bella, de muy agradable personalidad y me agrada como persona porque me gusta que me atiendan bien, bueno, como una se merece.. Se ve bastante formal y madura… Es soltera, según me dijo la semana pasada. Palabra, yo creo que si me hiciera alguna insinuación, me dejaría ir con todo, de verdad. Si no me dice nada, entonces no, porque no está bien que nosotras tomemos la iniciativa. Es peligroso. Si lo hacemos nosotras, si empezamos, ellas se pueden acostumbrar a eso y se nos encaraman para siempre. Pero esa tipa me gusta, me atrae bastante, de verdad sí me gusta, especialmente sus labios carnosos. Abre la llave. Al mismo tiempo empieza a nacer su desnudez apasionada entre la ducha, como inflamada de un nuevo amor desde la piel, llena de una infinita caricia que recorre lentamente los rincones de su cuerpo. El agua es un gran beso que resbala por su carne mientras el timbre sigue temblando por el aire. Después se apaga. Y sólo continúa escuchándose aquella húmeda esperanza que baja por su pecho como un ruego.
  • 28. Mamá seguramente está enojada conmigo porque hace días no la visito. Pero no importa por ahora. Un día de estos llegaré por su casa como de costumbre. Le llevaré galletas de aquellas que le gustan y cualquier otra cosa. Además, debo llevar la tela restante para que me pueda terminar la sobrecama. Ah, se me olvidaba…yo me comprometí a visitar el cementerio con ella para llevar flores a la tumba de papá. Este mes se cumple un nuevo aniversario. Pero después voy… sí después… 8:43:28 Rato más tarde sale del baño. Ya en su recámara, empieza a vestirse. Sale un momento, va a la sala, va secándose el cabello como si eso bastara para secar o erradicar sus nuevos pensamientos. Distingue un papel junto a la puerta. Camina hacia ella, lo recoge del suelo, y vuelve a la recámara para leerlo a la luz : 8:59:51 Sr. (a) (ita). En nuestro sorteo semanal La puerta del Ahorro, su boleta Nª 00111-B, resultó favorecida con una canasta de víveres. Rogamos pasar a la Oficina de Promociones a retirarla, previa presentación de su tarjeta de cupones. Muchas gracias por la confianza
  • 29. dispensada. Atentamente. La Directora de Promociones. Ella mira fijamente el papel durante un rato. Luego se pregunta, ensimismada: --Si la nota dice: rogamos pasar a retirarla, ¿porqué tanta insistencia con el timbre? ¿Y si era ella? ¿Vendría solamente por eso o por otro motivo? No. Iré al supermercado para ver este asunto; si la Jefe de Promociones me insinúa algo, palabra que aceptaré cualquier cosa…pero será para otro día porque parece que hoy lloverá muy fuerte…A menos que pida a ella enviarme la tal canasta hasta mi casa… no sé si aceptará…la casa es sagrada… aunque viéndolo bien, y después de todo, yo creo que no volveré jamás a esta casa…quizá me decida a tener uno o varios hijos adoptivos para que siempre me acompañen. No importa que su sexo sea uniforme o combinado. Su sexo será el sexo que el destino quiera. De paso por una nueva vida, aprovecharé para indagar el origen de la historia. Mi marido estará solo. Como siempre. El es hombre. Es valiente. Al menos podrá esperar el porvenir. De cualquier modo, ya lo decidí: Iré a ver qué quiere esa mujer.
  • 30. La puerta de la alcoba sigue abierta. La puerta principal de la casa está cerrada y quieta como una pared que separa los días venideros. Ella tira el papel sobre la cama. Y se ataca a llorar desaforadamente, anegada por una rarísima alegría, porque ha visto, en el silencioso cristal del espejo, la mismísima, entreabierta y tentadora Puerta del Infierno. 9:10:00 a.m.