El zorro y el cóndor discutieron sobre quién podía soportar mejor el frío de la puna. Acordaron pasar una noche a la intemperie para resolver la apuesta, con el que se retirara perdiendo. Durante la tormenta, el cóndor soportó la lluvia gracias a su plumaje, mientras que el zorro murió congelado, resolviendo así la disputa a favor del cóndor.