El rey estaba triste y no entendía cómo su sirviente siempre estaba feliz a pesar de sus condiciones de vida modestas. Cuando interrogó al sirviente sobre el secreto de su felicidad, éste dijo que no había ningún secreto y que estaba agradecido por lo que tenía. Más tarde, los sabios del rey le explicaron que el sirviente estaba fuera de "el círculo de los noventa y nueve", que causaba infelicidad a quienes estaban dentro, y que nadie podía obligar a otra persona a entrar en él.