2. En el siglo I de nuestra era, toda la cuenca del
Mediterráneo formaba parte del Imperio creado
por la ciudad de Roma, fundada ocho siglos
antes, en el año 753 a.C.
La fe cristiana, nacida en Palestina
se difundió rápidamente por las
ciudades cosmopolitas del Imperio
Romano.
3. En estas ciudades descubrimos una presencia de
religiones y cultos, algunos provenientes de las
civilizaciones del Próximo Oriente,
difundidos gracias al ir y venir de
comerciantes o viajeros por las vías
del Imperio.
4. Algunos romanos volvieron a adorar con renovado
fervor a sus antiguos dioses:
Júpiter, Marte, Minerva...
5. Otros buscaron consuelo en la filosofía griega,
ante todo, en el estoicismo.
El estoicismo enseñaba que el hombre debía
conformarse con su destino por injusto e
incomprensible que pareciese.
6. Muchos se entregaron a los misteriosos cultos
orientales:
El culto de la diosa
egipcia Isis y la
adoración del dios persa
Mitras cuyo símbolo era
el toro.
Estos cultos
prometían la
resurrección y una
vida de eterna
felicidad.
7. En todo el imperio se
impuso como culto
oficial la adoración del
emperador divinizado.
8. Para las gentes del mundo antiguo, el
cristianismo supuso una novedad, como también
lo eran las religiones que venían de Persia, de
Egipto o de Siria y los misterios helenísticos...
Pero ninguno de estos
sistemas y ritos pudo
dar una respuesta a la
angustiosa pregunta
por el sentido de la
existencia y el fin último
de la vida humana.
9. Jesucristo dejó a la humanidad dos
mandamientos principales:
“ Amarás al Señor
Dios con todo tu
corazón, con toda tu
alma y con toda tu
mente".
“ Amarás a tu prójimo
como a ti mismo".
10. Y Jesús dijo como último mandato a sus
discípulos:
“Id por el mundo y anunciad el Evangelio a toda
criatura” (Mc 16,15).
Los apóstoles
cumplieron con su
misión y empezaron a
predicar la doctrina de
Cristo primero en
Palestina y luego en
otros países.
11. La proclamación de la Buena Noticia
es un mensaje de reconciliación y
de amor por parte de Dios.
El éxito de la
predicación fue
milagroso. En treinta
años unos pescadores
ignorantes lograron
suscitar una actividad
misionera imponente.
12. En este ambiente tan diverso, los misioneros
cristianos dan a conocer a Jesucristo y a su
Evangelio.
Hombres y mujeres de
todas las condiciones
sociales escuchan el
mensaje y se sienten
totalmente
transformados en su
persona.
13. Se multiplican las
pequeñas comunidades
cristianas,
en las que todos se
conocen, se ayudan y se
consideran hermanos.
14. LLEGADA DEL CRISTIANISMO A
ESPAÑA:
Es posible que el
cristianismo llegara ya en
el siglo I a las provincias
hispanas más
romanizadas, como la
Tarraconense y,
especialmente, la Bética.
San Pablo manifiesta en
su carta a los cristianos de
Roma (Rom 15,19-29) que
piensa viajar hasta
Hispania, pero no tenemos
constancia histórica de a
realización de este deseo.
15. La relación de las primeras comunidades
cristianas hispanas con las comunidades
norteafricanas debió de ser importante
Posiblemente, el Evangelio
llegó a Hispania, como al
resto del Imperio, por
medio de comerciantes,
viajeros, soldados... que
venían de Oriente, de Italia
o bien del norte de África.
En el año 254 el obispo de
Cartago, san Cipriano,
dirige una carta a la Iglesia
de León-Astorga, con lo
que deducimos que, en
esas fechas, la iglesia de
España estaba ya
organizada.
16. Hacia el año 300 se celebró en Elvira
(Granada) un concilio en el que estaban
representadas 37 comunidades de toda la
Península.
Sus actas nos hacen ver
las dificultades que
tenían los cristianos para
vivir su fe en un
ambiente aún
fuertemente pagano.
Posteriormente, Osio,
obispo de Córdoba,
participó en el Concilio
de Nicea en el año 325.
17. Durante la primera generación (época apostólica),
el cristianismo no tuvo grandes problemas con las
autoridades romanas;
Era demasiado pequeño
para suscitar
preocupación.
Por otro lado, la aparición
de una creencia más
tampoco inquietaba; en el
panteón romano había
cabida para todos los
dioses.
18. Pero el cristianismo no era una religión
neutra, sino que implicaba una toma de
actitud ante el sistema político, social y
religioso del Imperio.
Los cristianos no reconocían más Señor que a
Jesucristo, negándose a dar culto al
emperador.
También se negaban a participar en las fiestas
populares en honor a los dioses del Imperio.
Asimismo ponían objeciones de conciencia a
la hora de alistarse como soldados para ir a la
guerra y
tampoco frecuentaban los espectáculos del
teatro y del circo.
19. Hubo muchos mártires en Hispania, sobre
todo en las persecuciones de Valerio y
Diocleciano.
Destacan el obispo de
Tarragona san Fructuoso, el
centurión Marcelo en León, las
santas Justa y Rufina en Sevilla,
santa Engracia y los
innumerables mártires en
Zaragoza, san Vicente en
Valencia, los santos Emeterio y
Celedonio en Calahorra, san
Felix en Gerona, san Cugat en
Barcelona, san Acisclo en
Córdoba, los niños Justo y
Pastor en Alcalá de Henares y
santa Eulalia en Mérida.
20. La huella más importante en España y en
el mundo de esta peripecia histórica es
un legado espiritual para quien lo
pueda entender.
El "amaos los unos a los
otros", es la causa de que
millones de hombres y
mujeres de todos los
tiempos hayan
encontrado en el
ejemplo de Jesús el
modelo a seguir y el
sentido de sus vidas.
21. Esta huella también la podemos encontrar en distintas obras
que estos seguidores de Jesús fundaron a lo largo de la
Historia como:
Centros de minusválidos,
de transeúntes, de
enfermos terminales de
SIDA.
Residencias de ancianos.
Ambulatorios.
Dispensarios.
Orfanatos.
Centros de reeducación
para marginados sociales:
ex-prostitutas, ex-
presidiarios, ex-
toxicómanos; etc.
22. Vanessa Beverly Martínez Jiménez, 4ºD
Esteban Fernández Álvarez, 4ºE
Omar García Rodríguez, 4ºE
David Peláez Boto, 4ºE