Este poema de Pablo Neruda alaba a los libertadores que lucharon por la independencia de Chile y América del Sur antes que nadie. Menciona que fueron los primeros en hablar de libertad cuando la idea solo se susurraba en secreto. También libraron al hijo del esclavo de la esclavitud. Hace referencia a los comerciantes que trajeron sangre de mares extraños, probablemente refiriéndose al tráfico de esclavos. Finalmente, vuelve a elogiar a quienes liberaron al hijo del esclavo.