Un poderoso rey de Arabia contrató a todos los cocineros del reino para prepararle comida. Un día, cansado de lo mismo, retó a su mejor cocinero a preparar un plato único. Si lo lograba, le daría la mano de su hija en matrimonio. El cocinero preparó un increíble plato y el rey cumplió su promesa, aunque no le gustó tener que casar a su hija con alguien de baja condición.