El autor describe sus dificultades financieras para viajar a Argentina a estudiar teología y cómo Dios respondió a sus oraciones al proveer milagrosamente el dinero para los pasajes de avión y otros gastos. Llegó a Argentina sin contactos ni apoyo, pero Dios siguió proveyendo a través de trabajos ocasionales y la ayuda de otras personas hasta que finalmente fue admitido en la universidad.
1. En el mes de noviembre del año 2009, mientras hacía planes de
salir de Honduras para estudiar Teología en Argentina, no sabía
cómo afrontaría mis gastos de viaje y de autenticación de los
documentos requeridos.Tampoco sabía cómo haría para pagar el
pasajedeavióny otrosdetalles.
Colportando (vendiendo libros de salud y espirituales) más de
una vez tuve el gozo de ver cómo Dios satisfacía mis necesidades
y respondía mis oraciones.Tenía la convicción de que Él seguiría
«supliendomis necesidadesconformea su riqueza engloria».
Cada día le encomendaba a Dios mis planes, de manera que,
acorde con su amor y misericordia me guiara. La promesa bíblica
que más repetía en mi mente es la que dice: «Jehová te
pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará
vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como
manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan” 58:11. Los
obstáculos que fui encontrando en el camino, en vez de
desanimarme, me incentivaron a seguir avanzando con la
conviccióndequeDios meestabapastoreando.
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PARACAIDISTAS LOCOS
PARACAIDISTAS LOCOS
Capítulo 1
«Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma,
y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como
manantialdeaguas, cuyasaguas nuncafaltan» 58:11.
2. urgencia a causa de una apendicitis que se estaba tornando en un
cuadro grave. Durante el tiempo de la espera de la intervención
nos pusimos a conversar, a cantar y orar suplicando al Señor que
acompañaraasu madreyquesu voluntadfuerahechaensu vida.
De pronto, el médico entró a la habitación para informar a la
familia que la cirugía duraría mucho y que era riesgosa. Poco
tiempo después llevaron a la enferma al quirófano, y nosotros
continuamosorando.
Solo habían pasado tres horas desde que ella entró a la sala de
operaciones, cuando el cirujano salió a dar el parte médico a la
familia, quedamos sorprendidos por la alegría que se reflejaba en
su rostro. Además de que esperábamos que la cirugía fuera más
prolongada,recuerdoqueéldijo:
–Fue un milagro, no sé cómo explicarles lo que aconteció, fue
un milagro,todosalióbien.
Mientras lo escuchábamos atentamente nos llenamos
de alegría y de gratitud hacia a Dios por su maravillosa
intervención,atravésdelequipomédico.
Antes de que esta paciente fuera intervenida, su nuera había
viajado desde Estados Unidos para acompañarla en todo el
proceso.Al despedirme de esta señora a quien hasta entonces yo
no conocía, vio un libro en mis manos que le llamó la atención y
enesemismomomento,medijo:
–Vuelvemañana porquemeinteresa ellibro
quetienes.
Muy temprano al día siguiente volví al hospital. Gracias a
Dios, la enferma ya estaba evolucionando favorablemente.
Tres meses antes de planear salir de mi país hacia laArgentina,
estabaviviendoenTegucigalpa,capitaldeHonduras.
Una mañana de mucho bullicio en los puntos principales de la
ciudad, debido a que hacía poco tiempo se había decretado un
golpe de estado. El ruido era por las huelgas de quienes estaban
apoyando al derrocado ex presidente de la república. Ese día
escogíun sectordelaciudadparahacervisitascasaporcasa.
Para trabajar con tranquilad tomé la decisión de ir fuera de la
capital, pero tuve que recorrer una gran distancia caminando
hasta llegar a un lugar donde tomar el autobús porque los
vehículos no podían circular a causa de la huelga. Cuando
finalmente llegué a una estación que estaba despejada, cansado
de tanto caminar, tomé un autobús y emprendí viaje hacia Valle
de Ángeles, una hermosa región que está situada a 22 kilómetros
de Tegucigalpa. Un lugar atractivo por su gastronomía,
arquitectura colonial y agricultura, entre otras características.
Allí visité varias casas para ofrecer los libros. Gracias a Dios,
durante toda la jornada fui bendecido y en varios hogares
decidieron quedar con los libros de esperanza que estaba
vendiendo.
Al atardecer regresé a Tegucigalpa. Entrando a la ciudad sonó
mi celular: una hermana en la fe me estaba llamando para
decirme que su madre estaba grave en el hospital y ella quería
quefueraavisitarla.Desdeluego,inmediatamentefuiparaallá.
Cuando llegué, esta hermana me estaba aguardando en la
entrada del hospital y me llevó enseguida a la pieza donde estaba
su madre internada. La señora estaba por ser intervenida de
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3. conversando con una chica conocida, le contó acerca de sus
planesdeestudiarTeologíay ellalesugirió:
–Porquéno vasalaArgentina;alláestála
UniversidadAdventistadelPlata;posiblemente
tendrástambiénlaoportunidaddetrabajar allí
durantelosveranos para estudiar.
Cristhian fue a buscarme desesperadamente para contarme
acerca de la posibilidad de viajar a laArgentina, y al encontrarme
medijo:
– ¡Nos vamos paraArgentina!Sientoqueeslugar
dondeDios quierellevarnos.
Pero yo no reaccioné como él esperaba, porque no estaba
convencido de la idea. No obstante, después de pensarlo mucho,
me di cuenta que era una puerta que Dios estaba abriendo.
Decidimos entregar todo en sus manos y le pedimos que si era su
voluntadquenos ayudara.
Después que terminó el retiro espiritual, volvimos a nuestro
lugar de trabajo. Allí decidimos entrar a la página web de la
universidad para leer toda la información concerniente a la
carrera, para estar al tanto de los documentos requeridos para
estudiar.
Una vez que recaudamos toda la información que
necesitábamos nos dimos cuenta que era imposible afrontar
todos los gastos que implicaba el viaje. Se necesitaba un
responsable financiero para estudiar, realizar los trámites de
autenticación de nuestros documentos y pagar el tiquete de
avión, ¡ ! Sin embargo, Dios fue supliendo
Luego de haber saludado y orado por su salud, le entregué a su
nueraellibroquemehabíasolicitado.
–¿Cuántomecuestaendólares?–mepreguntó.
–Cuarentadólares–lerespondí.Ellareplicó:
–Tevoyadar ciendólaresycualquiercosa quenecesites
deEE.UU,meavisas.
Ese gesto suyo fue una bendición que no esperaba. Unos días
después fui a un encuentro de colportores en la ciudad de San
Pedro Sula, en la zona costera de Honduras. Cristhian Romero,
había viajado también al evento. Él colportaba en la ciudad de
Siguatepeque, situada en la meseta central de Honduras. Era la
segunda vez que nos veíamos después que nos conocimos en una
reuniónenTegucigalpa.
Ese día hablamos sobre la bendición de llevar el mensaje de
esperanza y de salud a distintos hogares. En el hotel donde se
desarrolló el encuentro, decidimos ir a trabajar a la zona
occidental de nuestro país, a las ciudades de Entrada Copán
y Santa Rosa de Copán, a poca distancia de la frontera
conGuatemala.
Esta nueva experiencia en el occidente nos marcó
profundamente y nos motivó para prepararnos más a fin de seguir
trabajando en la causa de Dios. Por lo tanto, decidimos viajar a
Costa Rica, a la Universidad Adventista de Alajuela, para
estudiar Teología, pero lamentablemente, las cosas no se dieron
como esperábamos. Sin embargo, un fin de semana fuimos a un
retiro espiritual en un campamento, organizado por los jóvenes
de las iglesias Adventistas del Occidente. Allí, Cristian,
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4. precio de nuestros pasajes. Cuando respondimos que sí,
preguntó:
–¿Acuántoestáelpasaje?
Al contestarle que costaba entre 800 y 1400 dólares, replicó
sinvacilar:
–Bueno,quieroquemañana vayanalaeropuertoy
averigüenelcostoactual;asumiré laresponsabilidad
depagarles elaviónalosdos. Surespuestapara
nosotros fueespectacular.
A la mañana del día siguiente, nos levantamos temprano para
iralaeropuerto.AntesdesalirCristhiansugirió:
–¿Porquéno oramos aDios para quepor lomenos
elpasajesalga unos quinientosdólares?
Nos arrodillamos para agradecerle por sus bondades y entregar
nuestras peticiones en sus manos. Luego de orar nos fuimos al
aeropuerto a averiguar costos en las distintas aerolíneas, pero
todas en las que preguntamos tenían precios altos. La última en la
que consultamos, los precios eran muy caros. La aeromoza nos
preguntó con qué planes íbamos a la Argentina; le contamos
(estudiar teología) y sus palabras nos impactaron
profundamente:
–Les voyayudarvendiéndoleslospasajes aquinientos
dólaresacadauno.
¡Eraunarespuestaanuestraoración!
Cuando regresamos a la casa de la señora que había prometido
ayudarnos, después de informarle sobre el costo de los tiquetes
de vuelo, ¡nos entregó 1.600 dólares en la mano!; en ese
cadaunadenuestras necesidades.
Por otro lado, los pasajes de avión estaban entre 800 y 1400
dólares. Nuestra unidad monetaria se llama “lempira”. En aquel
momento un dólar equivalía aproximadamente a diecinueve
lempiras, no quedaban dudas, por lo tanto, de que en lo
concerniente a la parte monetaria nada nos favorecía.A esto se
sumaba el desastre económico que había provocado el golpe de
estado en el país. Pero el Señor, en su infinita misericordia nos
sostenía; asimismo, fortalecía nuestra convicción de avanzar con
losplanesapesardelosobstáculos.
Llegó el día en que teníamos que viajar a Tegucigalpa para
legalizar nuestros documentos. Estando en la capital fuimos a
visitar a la hermana en la fe que fue intervenida quirúrgicamente
mesesatrás.
En esta ocasión estaba bien recuperada en su casa y le agradó
que hubiera vuelto a visitarla. Le presenté ami amigo Cristhian.
Después de una larga conversación, le contamos sobre nuestros
planes de viajar a la Argentina. Nos invitó a arrodilláramos para
orarpor nuestros proyectos…
Por último, le pregunté cuándo vendría su nuera de EE. UU.
Nos dijoque laesperabanparael22 de diciembre¡y estábamosal
día11 delmismomesdelaño2009!
Al día siguiente volvimos a visitarla por la tardecita;
para nuestro asombro, su nuera estaba en casa. Había realizado
un viaje inesperado. Le contamos sobre nuestro deseo de salir
del país para estudiar en la Universidad Adventista en
la Argentina. Inmediatamente nos preguntó si ya sabíamos el
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5. esperar que fuéramos aceptados como alumnos. Por la gracia de
Dios habíamos traído todos los documentos requeridos. Por otro
lado, el preceptor de turno había tenido gentileza de concedernos
temporalmente un lugar en el internado mientras esperábamos
seradmitidos.
Durante el tiempo de espera, el Señor nos dio el privilegio de
conocer personas maravillosas, que nos acompañaron en el
proceso y que oraban por nosotros. A pesar de estar lejos de la
familia, sin saber qué nos deparaba el futuro, estábamos
convencidos que no había vuelta atrás. Si no podíamos estudiar
en la Argentina, estábamos decididos a ir a otros países de
Sudaméricaparalucharpor nuestros sueños.
Un día, después de tanto esperar, nos informaron que
calificábamos para estudiar Teología. Pero faltaba algo muy
importante: cómo afrontar la parte económica. Sería difícil
empezar estudiar. Esa nueva noticia fue una invitación para
seguir orando y solicitar la bendición de Dios para esa nueva
etapa. Es más, el Señor nos dio la convicción para considerar ese
nuevo desafío como una oportunidad para hacer maravillas en
nuestravida.Solohabíaqueesperar.
En esa etapa fue de mucha utilidad la promesa que dice:
«Ustedes quédense quietos, que el Señor presentará batalla por
ustedes» 14:14 . Además, en ese proceso conocimos
la palabra “changa”, o sea, cortar pastos, lavar tanques de agua,
ylavarautosparanuestrosostén,entreotrastareas.
El Señor nunca nos desamparó, en cada instante nos cuidó. En
el momento decisivo, cuando los alumnos estaban regresando al
momento sentía que estaba viviendo un sueño. Nuevamente
fuimosalaeropuertoparacomprarlospasajes.
Indudablemente el Señor había respondido nuestras oraciones.
Debo aclarar que no todas las oraciones que elevamos hacia el
trono de la gracia fueron respondidas tal como pedíamos, pero es
preciso reconocer que a cada necesidad que presentábamos, Él
nos auxiliaba. Gracias a la providencia divina, al finalizar ese
año nos bendijo grandemente y tuvimos el placer de pasar las
fiestas con nuestras respectivas familias, para luego emprender
viajealaArgentina.
El 12 de enero viajamos a la Argentina. No habíamos hecho
contacto con la Universidad y no conocíamos a nadie.Al arribar,
lo único que teníamos para guiarnos al lugar donde está ubicada
la universidad, era una mapita que habíamos impreso del
internet.
La mañana del 13 de enero, llegamos a la Universidad
Adventista del Plata, pero nadie sabía de nuestra llegada. En la
primera entrevista que nos hicieron nos preguntaron cómo
haríamos para afrontar los gastos que implica estudiar. Nuestro
plan era trabajar, y confiar en la maravillosa providencia de Dios
para suplir nuestras necesidades según su voluntad. La reunión
se desarrolló en la oficina de Bienestar Estudiantil. La persona
quenos entrevistóafirmó:
–¡Ustedes son unos locosparacaidistas!
Sin embargo, creíamos en la necesidad de esperar en Dios y
esforzamos para conseguir un trabajo. Después de la entrevista
realizamos los trámites de solicitud de admisión para luego
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6. año de estudios. De la misma manera siguió siendo un
“instrumento de Dios” porque pagó cada año nuestra carrera. Me
impactaronlaspalabrasdesu esposacuandonos explicó:
– Tresdías después dequeustedesviajaron,miesposo medijo:
–Si me va bien en los proyectos que estoy haciendo en mi
empresa voyapagarlelosestudiosdeestosmuchachos.
Indudablemente, el Señor lo bendijo porque nos pagó toda
lacarrera.
Apesar que no nos conocía en persona, su corazón fue tocado
por el Espíritu Santo para responder nuestras oraciones. Me
impresionó saber que Dios había provisto para nuestras
necesidades varios días antes que recibiéramos la respuesta.
Dios es fiel, Él cumple sus promesas, ha trasformado nuestras
vidas, hemos tenido la bendición de terminar la carrera y
graduarnos como Licenciados en Teología. Además, tuve la
bendición y el privilegio de conocer a mi esposa, de ser papá de
una hermosa niña y de trabajar como capellán en el Sanatorio
AdventistadelPlata.
Al mirar atrás puedo decir que a pesar de las circunstancias por
las que atravesamos, Dios nos ayudó a acrecentar nuestra fe en Él
y suplió nuestras necesidades. Creo que vale la pena depositar
nuestra confianza en Él y en sus maravillosas promesas
registradasenlaBiblia.
Romel E. Aquino
internado para el nuevo año académico, teníamos que salir de la
pieza en la que estábamos.Aún bajo este nuevo desafío, el Señor
hizoprovisiónparanosotros dándonos unlugardondevivir.
Cada vez que me arrodillaba a orar por las mañanas, casi
siempre venía a mi mente el texto bíblico que dice: «Mira que te
mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes,
porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que
vayas» 1:9. Y continuamente un pensamiento llenaba mi
mente que me decía “no te preocupes, tus estudios ya están
pagados”. No podía entenderlo, hasta que más adelante supe el
porquédeestepensamiento.
En la espera de lo que el Señor haría en nuestra vida, una noche
recordé que la señora que había pagado nuestro pasaje de avión
nos había entregado todos sus números telefónicos en Estados
Unidos, en caso de alguna necesidad. Inmediatamente busqué un
teléfono público para llamarle; me respondió con mucha alegría
al tener noticias nuestras, y durante la conversación se mostró
muy interesada en saber cómo estábamos y si teníamos alguna
necesidadenparticularparaayudarnos.
Nos pidió que al día siguiente le llamáramos para informar a
su esposo lo que necesitábamos. Cuando le llamamos,
su esposo dijo:
–Mesientouninstrumentoenlasmanos deDios alpoder
ayudarles;despreocúpensepor losestudiosporquemeharé
cargodeello.
Pocos días después depositó seis mil dólares para comenzar
las clases y posteriormente, otros tres mil para completar todo el
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