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SANTIAGO GONZÁLEZ SÁNCHEZ
Itinerario de don Fernando,
regente de Castilla
y
rey de Aragón
(1407-1416)
F U E N T E S H I S T Ó R I C A S A R A G O N E S A S 68
INSTITUCIÓN «FERNANDO EL CATÓLICO» (C. S. I. C.)
Excma. Diputación de Zaragoza
FUENTES HISTÓRICAS ARAGONESAS
68
Santiago González Sánchez
Itinerario de don Fernando,
regente de Castilla
y
rey de Aragón
(1407-1416)
INSTITUCIÓN «FERNANDO EL CATÓLICO» (C. S. I. C.)
Excma. Diputación de Zaragoza
Zaragoza, 2013
Publicación número 3.267
de la Institución «Fernando el Católico»
Organismo Autónomo de la Excma. Diputación de Zaragoza
Plaza de España, 2, 50071 ZARAGOZA
Tels. [34] 976 28 88 78/79 - Fax: [34] 976 28 88 69
ifc@dpz.es
http://ifc.dpz.es
© El autor.
© De la presente edición: Institución «Fernando el Católico».
I.S.B.N.: 978-84-9911-256-5
Depósito Legal: Z 1579-2013
Preimpresión: ARPIrelieve, S. A.
Impresión: ARPIrelieve, S. A.
IMPRESO EN ESPAÑA - UNIÓN EUROPEA
Para mis padres,
con amor filial y gratitud
INTRODUCCIÓN
1. LA CARENCIA DE UN ITINERARIO
El infante don Fernando, conocido como el de «Antequera», después
primer rey de la Corona de Aragón de la dinastía Trastámara carece hasta
el momento de un itinerario que abarque su etapa como regente de Casti-
lla y como rey de Aragón. Me ocupé parcialmente del primer periodo en
mi Tesis Doctoral: La Corona de Castilla: vida política (1406-1420). Aconteci-
mientos, tendencias y estructuras, y en fechas más recientes, en la monografía
que he preparado sobre este monarca, he incluido un esbozo de itinerario
completo.
Desde comienzos del siglo XIII con Jaime I el Conquistador hasta los
albores del siglo XV con Martín I el Humano se había reconstruido el itine-
rario de todos los reyes de la Corona de Aragón, incluso de los hijos y suce-
sores de don Fernando: Alfonso el Magnánimo y Juan II; el único monarca
que faltaba era él, siendo uno de los pocos de todo el ámbito peninsular
que no había sido objeto de un estudio de este tipo, como también lo han
sido su padre y su hermano.
Las razones de ese desinterés pueden ser muchas. Desde el lado castellano
puede apuntarse la carencia de los registros de la Cancillería Real, paliada, en
parte por la publicación de los documentos de su etapa como regente de Cas-
tilla dirigidos al reino de Murcia. Es más difícil dar una razón de esta demora
desde cualquiera de los territorios que componían la antigua Corona de Ara-
gón, habida cuenta la conservación de registros del mismo tipo. La brevedad
de su reinado, más que un obstáculo podría ser un acicate al igual que la
importante actividad militar y política desplegada.
Así pues, me propongo cubrir ese vacío consciente de la perfectibilidad
de este trabajo al que, sin duda, se podrían incorporar más fechas y, por lo
tanto, ser más exahustivo y ajustarse más a lo que debió de ser la realidad.
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Santiago González Sánchez
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2. LA METODOLOGÍA EMPLEADA
El problema que se le plantea al investigador del recorrido de don Fer-
nando, primero como infante regente de Castilla y después como rey de
Aragón, es el que origina su constante itinerancia y, por lo tanto, la dificul-
tad que entraña el poder fijar con precisión los tiempos de estancia, la
duración de los trayectos, los lugares en los que se detiene, la dispersión
de las fuentes o su imprecisión o carencia de data. A los que hay que aña-
dir, a veces, la circunstancia de la instalación de su cancillería en un lugar
y su estancia en otro.
Todos estos inconvenientes se han podido sortear, en la mayoría de los
casos, contrastando las fuentes disponibles, bien fueran cronísticas o docu-
mentales, a las que he recurrido siempre que me ha sido posible por consi-
derarlas más fiables. En este sentido debo destacar la importancia cuantita-
tiva de las fuentes documentales impresas, en algún caso con posterioridad
a la consulta personal del documento original, y que siempre cito. Lo que
me ha evitado tener que recurrir forzosamente a las fuentes manuscritas e
inéditas facilitándome su recogida, estudio e inclusión en el texto.
La técnica seguida a la hora de plasmar los resultados en el texto trata de
combinar la utilidad y la sencillez, ofreciendo en cada página la indicación
simultánea y en cuatro columnas del día del mes y de la semana, cuando así lo
señala el documento, el lugar, la referencia documental o cronística y un bre-
ve regesto o fragmento de la fuente utilizada. Me parece más interesante esta
metodología utilizada, entre otros, por el profesor Juan Manuel del Estal por-
que, aparte de hacer más amena su lectura, el lector puede comprender la
razón o razones de estos desplazamientos, conocer los problemas que afecta-
ban al personaje y al reino, e incluso adentrarse en su manera de gobernar y
hasta en sus pensamientos y sentimientos.
3. INTERÉS Y VALOR DE ESTE ITINERARIO
Creo que este itinerario, como cualquier instrumento que facilite el tra-
bajo a un historiador, tiene interés y es valioso. En primer lugar porque el
tiempo y el espacio, tan importantes en la Historia, aquí cobran especial
relevancia al ser objeto de especial atención. En efecto, la posibilidad de
completar la información que facilitan las crónicas, por lo general con
fechas alejadas1
, con la que ofrecen los documentos, más frecuentes y a
1
Por citar dos casos, el primero referido al itinerario seguido por don Fernando en Cas-
tilla y el segundo al que realizó en la Corona de Aragón, valgan como ejemplos los siguientes:
entre el domingo 9 de enero de 1407 y la fecha siguiente el jueves 24 de febrero, ambas citadas
por García de Santa María, hay trece fechas sacadas de la documentación. Y entre el 23 de
diciembre de 1412 y el 20 de marzo de 1413, que nos ofrece Zurita, hay veintidós fechas.
Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416)
11
veces duplicados o enviados a distintos destinatarios en la misma fecha,
nos sirve para ubicar con exactitud a nuestro personaje en el tiempo y en
el espacio correctos. De lo cual se deriva un mejor conocimiento de los
intereses y de la problemática, tanto de don Fernando, como de Castilla y
de la Corona de Aragón, lo que no quiere decir que determinados hechos
en los que es clara su presencia se hayan podido datar con exactitud. En
tal sentido he elaborado un cuadro en el que se proporciona el número
de fechas recogidas cada año.
1406 1407 1408 1409 1410 1411 1412 1413 1414 1415 1416
7
107
53 57
83
57
67
166
157
127
50
año
NÚMERO DE FECHAS RECOGIDAS POR AÑO
El presente itinerario sirve para detectar y en tal caso corregir errores
de datación, valgan por caso situar la toma de Antequera en 1409 y tras
ello sitiar Setenil, la coronación de don Fernando como rey de Aragón en
Zaragoza en 1412 o páginas más adelante en 14112
.
Desde el punto de vista de la datación tópica este itinerario deshace
posibles confusiones que pudieran darse, sobre todo en la última fase de
su presencia en Castilla, cuando don Fernando está en un lugar y desde
otro los encargados por él del gobierno de Castilla emiten documentos
con su nombre.
Por otro lado, la reunión de datos, dispersos en muchos casos, nos ofre-
ce la posibilidad de acotar con mayor exactitud sus desplazamientos y
estancias.
2
Estos ejemplos en PANZÁN, L., Recordanzas en tiempo del Papa Luna (1407-1435), Edi-
ción, prólogo y notas por Gregorio de Andrés, Madrid, 1987, pp. 40 y ss., 9 y 106, respectiva-
mente.
Santiago González Sánchez
12
En cuanto a su utilidad desde un punto de vista toponímico el itinera-
rio recoge algunos que se transformaron posteriomente, por ejemplo:
Torre de Ferreros por Otero de Herreros y Villa Real por Ciudad Real, en
Castilla o Sancta María del Puche por Puig de Santa María, en Valencia,
aunque la gran mayoría hayan permanecido invariables. También creo
que contribuye a excluir similitudes y fijar otros, como Viso y Moral, res-
pectivamente Viso del Marqués y Moral de Calatrava, en la actual provincia
de Ciudad Real.
Aparte de lo apuntado considero que una publicación de este género
sirve de base para construir una historia seria de un personaje o de un rei-
nado, entre otras razones por el gran número de datos que proporciona.
4. ACLARACIONES
A lo largo de las páginas que componen este itinerario de don Fernan-
do es necesario tener en cuenta lo siguiente:
— Se señala el día correspondiente de la semana cuando así consta en
la crónica o documento.
— Se añade siempre a los folios citados el r (recto) o v (vuelto).
— Se recogen a veces varias referencias procedentes de crónicas o de
documentos, en una misma fecha, para ofrecer visiones comple-
mentarias, diferentes o variadas.
— En el caso de que se citen varias crónicas, colecciones documentales
o artículos siempre se cita de mayor a menor antigüedad.
— Don Alfonso aparece como infante antes de su reconocimiento
como heredero del trono de la Corona de Aragón, tras lo cual figu-
ra como príncipe.
— Las transcripciones se transcriben en la lengua en que están redac-
tadas.
— Si la fecha aparece entre signos de interrogación (¿?) es porque es
dudosa o presumible.
— Si el topónimo o parte de él aparece entre corchetes ([]) es aclara-
torio, al igual que alguna frase incluida en un texto.
5. FUENTES
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76v-77r; 2402, fol. 18r; 2404, fols. 31r, 63r, 2405, fols. 16v, 56v-57r; 2413,
Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416)
13
fols. 15r, 16v-17v, 21r-22v, 43r, 46v, 60r-v, 60v-61r; 2414, fols. 4r, 26v, 28r,
37r, 44r, 49v-50v, 68r, 74r-v, 76r-v, 91r-v, 100v-101r; 2415, fol. 20r, 56r;
2423, fol. 53v.
Cartas Reales de Fernando I: Caja 22, núm. 3019.
Autográfos: I-5-F.
ARCHIVO DEL CONDE DE ORGAZ (ACO)
Empleos, dignidades, oficios: leg. 16, núm. 20.
ARCHIVO DEL REINO DE VALENCIA (ARV)
Cancillería. Cartas Reales de Fernando I: núm. 12.
ARCHIVO DE LA CATEDRAL DE CÓRDOBA (ACCó)
Col. Vázquez Venegas: vol. 273, fols. 176r-v; 283, fol. 440r.
027 Cajón I, núm. 80.
032 Cajón P, núm. 130.
ARCHIVO DUCAL DE ALBA (ADA)
Núm. 191, leg. 11, núm. 3 y núm. 193, leg. 1, núm. 4.
ARCHIVO DUCAL DE MEDINACELI (ADM)
Archivo Histórico: leg. 55, núm. 23 y 24; 243, núm. 54; 264, núm. 34;
313, núm. 17.
ARCHIVO DUCAL DE MEDINASIDONIA (ADMS)
Medinasidonia: leg. 767.
ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS (AGS)
Escribanía Mayor de Rentas: leg. 1.
ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL (AHN)
Clero: carps. 399, núm. 14; 577, núm. 8; 1158, núm. 12; 1365, núm. 19;
2965, núm. 18; 3102, núm. 4; 3435, fols. 6r-8r.
Legs. 1055 y a. 6282.
Nobleza. Frías: cajas 86, núm. 4; 128, núm. 4; 234, núm. 15 y 16.
Nobleza. Osuna: carps. 7, núm. 18; 39, núm. 9; 186, núm. 1.
Legs. 163, núm. 1; 214, núm. 16; 1965, núm. 21; 1810, núm. 8; 2086,
núm. 1; 3334, núm. 1.
Nobleza. Priego: carp. 1, núm. 13.
Santiago González Sánchez
14
ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE ALBACETE (AHPA)
Privilegios: carp. 12, núm. 7.
ARCHIVO MUNICIPAL DE BURGOS (AMBu)
Actas del Concejo: (1411 abril 20), fols. 21r, 22v.
ARCHIVO MUNICIPAL DE ÉCIJA (AMÉ)
Docs. varios, núm. 50.
Leg. 18, núm. 7, 8, 9.
Libs. 428, núm. 80 y 86; 429, núm. 94; 430, núm. 15; 434, núm. 32.
ARCHIVO MUNICIPAL DE MURCIA (AMM)
Actas Capitulares: (1411 enero 10), fol. 122v.
Cartas Antiguas y Modernas: Vol. VII, sig. 789.
ARCHIVO MUNICIPAL DE LA CORUÑA (AMLC)
Índice de Privilegios: núm. 29 y 30.
ARCHIVO MUNICIPAL DE JEREZ DE LA FRONTERA (AMJF)
Actas Capitulares: (1410), fols. 2-4r, 41v-42r, 42v-43r, 45v-46r, 53v-54r,
55v, 53v-62r, 71r-v, 72v, 89v, 98r, 102r-v, 103r-v.
ARCHIVO MUNICIPAL DE PAREDES DE NAVA (AMPN)
Cuentas de Propios: carp. 10/15v y 33v.
ARCHIVO DE LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID (ARChV)
Sección Pleitos Civiles. Escribanía, Quevedo, Fenecidos: carp. 2529, núm. 3.
BIBLIOTECA NACIONAL (BN)
Manuscritos: 621, fols 34r-39v y 102r-110r; 838, fols. 228r-v; 13030, fols.
132r-133v; 18695, núm. 30.
BIBLIOTECA ZABÁLBURU (BZ)
Sección Altamira: carp. 14, núm. 3.
Sección Miró: carp. 12, núm. 177.
REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
Colección Salazar y Castro: A-4, fols. 252r-254v; M-10, fol. 123r; M-23,
fol. 73r; M-58, fols. 89r-95v; M-62, fol. 252r; M-95, fols. 290v-292r; O-3, fol.
55v; O-5, fols. 275v-276v.
Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416)
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Otros. 9/5425; 9/5431; 9/5432; 9/5437; 9/6270; 9/9274.
REAL BIBLIOTECA DE EL ESCORIAL
Manuscritos castellanos: 0. I. 16; Z. I. 6.
b) Impresas y publicadas:
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Santiago González Sánchez
28
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29
LOS DESPLAZAMIENTOS
A lo largo de las páginas que siguen pretendo situar al lector en la pro-
blemática que implicaban los desplazamientos de miembros de la familia
real o de los monarcas en los primeros decenios del siglo XV. Para ello, y
alejado de toda pretensión de exhaustividad, escogeré en cada caso algún
ejemplo representativo que sirva para ilustrarlo.
1. LA PLANIFICACIÓN
En general, sabemos bastante poco sobre los preparativos de los viajes
de don Fernando como regente castellano y, más tarde, como rey de Ara-
gón, si bien durante esta última etapa de su vida la información es más
numerosa y esclarecedora al respecto. Los testimonios de las crónicas cas-
tellanas, por ejemplo la de García de Santa María, suelen ser más escuetos
que los que proporciona Zurita. Lo más normal es que García de Santa
María se limite a dar la fecha de salida o de llegada a un determinado
lugar y, como mucho, que concrete el tiempo que don Fernando perma-
neció en él: «… partió de Carmona e fuése a Marchena, e estobo ay tres
días…», «E por ende, partió el Infante de Carmona, miércoles nueve días
de nobienbre… E fue a comer a Alcalá de Guadayra». Resulta excepcional
algún testimonio como el siguiente: «E allí ordenó e mandó que partiesen
muy de mañana, domingo veinte e çinco días de setiembre, el pendón de
Sevilla e el maestre de Santiago…».
Refiriéndose a los preparativos para su primera entrada en Aragón,
Panzán recoge que «Estuvo el Rey en Cifuentes, ordenando sus hechos y
poniendo en el regimiento las villas y lugares que tenía en Castilla de su
patrimonio; luego se partió de allí y llevó su camino derechamente a la
ciudad de Zaragoza».
Jerónimo Zurita es más explícito al afirmar que don Fernando: «Detú-
vose algunos días para dejar ordenadas las cosas de los reinos de Castilla
Santiago González Sánchez
30
en las provincias que estaban a su cargo…», «Antes que partiese de Cuen-
ca había ordenado que viniesen de Castilla para entrar con su persona real
ciertas compañías de gentes de armas de los suyos… [pues] había delibera-
do entrar en estos reinos con mucha gente suya y de diversas gentes de
Castilla».
Sin embargo, un testimonio recogido por este último cronista revela la
excepcionalidad de que el rey iniciase un viaje y no diese cuenta de ello.
Se refiere a la salida de don Fernando de Barcelona a Igualada en 1416 y
hay que ponerlo en relación con su enfrentamiento con los regidores de la
Ciudad Condal por negarse a pagar un impuesto municipal: «Otro día, sin
publicar el rey su partida sino a muy pocos de los más íntimos de su casa,
se salió de la ciudad… con mucho pesar y sentimiento…».
Al margen de testimonios indirectos, la documentación permite com-
probar de forma fehaciente que cualquier desplazamiento regio conlleva-
ba una gran preparación, por ejemplo desde el punto de vista logístico, e
implicaba a numerosas personas no solo del séquito real sino también a
proveedores, transportistas y otros. Ejemplo de ello es el avituallamiento
dispuesto para el viaje que el rey don Fernando tenía que hacer a Niza con
motivo del Cisma de la Iglesia, y que después se cambió por Perpiñán3
.
Los preparativos se hicieron a veces con meses de antelación y el viaje
hubo de posponerse, entre otras razones, por la delicada salud de don Fer-
nando. De su estancia en Castilla como regente del reino es buen ejemplo
la demora de su salida de Sevilla hacia la frontera granadina por su enfer-
medad, en el verano de 1407. Y también por motivos de salud se retrasó su
salida de Valencia y se acortó la distancia del viaje que debía hacer, prime-
ro a Niza y después a Perpiñán, para intentar solucionar el Cisma de la
Iglesia en 1415.
Desplazamientos apresurados hubo pocos. El motivado por la negativa
de los nobles castellanos a proseguir el cerco a Setenil en 1407 fue uno, y
otro el que provocó una epidemia de peste en Valladolid en 1409 y que
hizo que la corte se desplazase primero a Laguna de Duero y dos días más
tarde a Tordesillas, más alejada del foco de infección, lo que motivó el des-
contento de los miembros del Consejo real y nos muestra los problemas de
alojamiento que esa decisión conllevaba: «E a los del Consejo del Rey
pesaua dello, porque no avía ende lugar do posasen todos, por quanto
hera forçado que abrían de posar por las aldeas en derredor», como indi-
ca García de Santa María.
3
SARASA SÁNCHEZ, E., «La alimentación de un rey aragonés y su séquito a comienzos
del siglo XV», Manger et boire au Moyen Âge. Actes du Colloque de Nice (15-17 octubre 1982), vol. II
Cuisine, manières de table, régimes alimentaires, Nice, 1984, pp. 223-231.
Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416)
31
2. EL DESARROLLO DE LOS VIAJES
La mayor parte de los viajes que don Fernando realizó no debieron de
alterarse en su recorrido ni en su duración; solo en unos pocos casos su
salud o circunstancias relacionadas con la situación política pudieron
modificarlos, siquiera brevemente, o añadir una preocupación más. Ejem-
plo de lo primero es el viaje desde Valencia a Perpiñán con continuas
modificaciones, no en el recorrido, sino en las escalas y en el medio de
transporte, y, por consiguiente, en su duración, a raíz de su delicado esta-
do de salud. «Salió en una litera de Valencia… y de allí se fue por tierra a
Santa María del Puch… y a 21 de agosto se entró en su galera y fue hasta
Castellón de Burriana con mucha fatiga; y allí salió a tierra porque le hacía
notable daño la mar. Tornose a embarcar al día siguiente, y llegando a la
costa de Cataluña a un lugar del conde de Módica se le hizo gran recibi-
miento y fiesta y se regocijó mucho; y continuó su viaje hasta Barcelona»,
como tomo de Zurita.
El trayecto hacia la frontera con el reino de Granada con motivo de la
campaña de 1410 se vio condicionado en parte por la rebelión de García
Fernández de Villagarcía, comendador mayor de la Orden de Santiago en
Castilla, descontento porque el regente le había usurpado el maestrazgo
de la Orden de Santiago, al que aquél aspiraba para su hijo Enrique. Don
Fernando enviaba una carta al concejo de Jerez de la Frontera, fechada el
10 de marzo en Guadalupe, comunicándoles que se encontraba a la espera
de tomar el castillo de Montánchez y que, en caso que no se le entregase,
mandaría ponerle cerco, pero no demoraría su marcha hacia Córdoba,
donde pensaba estar el 20 de ese mes de marzo.
Fago vos saber en llegando aquí a Guadalupe me dixieron como un cas-
tillero se alçara conel castillo de Montánches por lo qual yo partí luego de
aquí para allá, e bien tengo que luego se medará el dicho castillo e en caso
que otra cosa fuese e se me non entregase, [yo en qualquier] manera, non
me entiendo ay detener, antes entiendo luego partir derechamente para la
çibdat de Córdova e plasiendo a Dios yo seré enla dicha çibdat de Córdova
a veynte días deste mes de março segunt que vos lo enbie desir, delo qual
sed bien çiertos4
.
Sin embargo, como se muestra en el itinerario, don Fernando no llegó
a Córdoba hasta comienzos del mes de abril.
4
AMJF, AC, (1410 marzo 20), fols. 45v-46r, publicado por GONZÁLEZ SÁNCHEZ, S., Las
aportaciones de Jerez de la Frontera a la campaña de Antequera. Colección documental de las Actas Capi-
tulares, Sevilla, 2011, núm. 22, pp. 53-54.
Santiago González Sánchez
32
3. CONDICIONANTES GEOGRÁFICOS Y ATMOSFÉRICOS
DE LOS DESPLAZAMIENTOS
La parquedad de las fuentes hace que en este, como en otros casos,
nuestro conocimiento sea muy escaso. Hay que tener en cuenta que el
medio geográfico en el que don Fernando se desenvolvió era esencialmen-
te el mismo que el actual, pero mucho menos alterado por la mano del
hombre, por lo que los desplazamientos, condicionados también por los
medios de transporte utilizados, el numeroso acompañamiento que lleva-
ba y la práctica inexistencia de infraestructuras para atravesar montañas y
ríos, eran muy lentos. Así, por ejemplo, García de Santa María señala lo
siguiente de los desplazamientos previos al inicio de la campaña de 1407:
«E este día andubo mucho, que anduvo quatro leguas…». Tras el abando-
no del cerco a Setenil, el mismo año, «… el Infante yva a más andar, quan-
to podía, por se tirar del fuego, fasta que así salió del real». Sin embargo,
distancias menores serían bastante corrientes, como ocurrió tras dejar
Sevilla en el verano de 1407: «E otro día folgó ay [Alcalá de Guadaira] que
hera día de Santa María de setiembre. E fué así por sus jornadas fasta que
llegó a Carmona, sábado diez días de setiembre», y esta misma ciudad des-
pués de la campaña de Antequera: «… e fue por su camino, andando dos
leguas o tres, fasta que llegó a Çalamea».
Las noticias sobre ciertos accidentes geográficos de sus viajes son, ade-
más de parcas, escasas. Panzán escribe que el infante en 1407 «… partióse
de la reina con gentes de armas de caballo y de pie y pasó los puertos y
fuese al Andalucía. Y llevó consigo otra corte por el Rey como quedaba
con la reina…». García de Santa María, refiriéndose a su desplazamiento
de Sevilla a Triana ese mismo año, señala que «Fué por el río en vna bar-
queta…». Por su parte, Zurita, al dar cuenta de los preparativos del asedio
a Balaguer en 1413, señala: «… queriendo [el rey] aquella noche pasar a
ponerse sobre Balaguer húbose de detener por venir el río Segre cresci-
do», lo que corrobora un documento del monarca a su hijo primogénito:
«… per tal que lo riu es crescut, no som poguts passar e som aturats ací…»5
.
En alguna ocasión el desplazamiento por un río sin duda aligeró la dura-
ción del trayecto, como ocurrió cuando iba a las vistas de Morella con
Benedicto XIII: «Fuese el rey por el río Ebro en barcas hasta Escatrón»,
indica el mismo cronista.
En la misma línea, los fenómenos meteorológicos tampoco llamaron la
atención de los cronistas, quizá porque no fueran excepcionales, como sí
5
ACA, Cancillería, reg. 2402, fol. 11r, publ.: Epistolari de Ferran I d’Antequera amb els
infants d’Aragó i la reina Elionor (1413-1416), Edició a cura de Carlos López Rodríguez, Valen-
cia, 2004, núm. 18, pp. 38-39.
Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416)
33
lo debieron de ser los aguaceros con los que don Fernando partió de Gua-
dalete en 1407: «E él partió de Guadalete, con muy gran agua del çielo», y
con el que entró en Sevilla en 1410 «… venía el señor Infante con muy
grande agua que llovía del çielo», como tomo de García de Santa María.
En ambos casos la situación de inestabilidad atmosférica era normal para
la estación del año.
4. LA SITUACIÓN POLÍTICA Y MILITAR
No es mi objetivo revisar la situación política previa o simultánea a
todos los desplazamientos que hizo don Fernando a lo largo de su trayec-
toria, solo me fijaré en varios de ellos que considero interesantes por diver-
sas razones y que pudieron influir en los viajes.
El viaje a Sevilla con motivo de la campaña militar contra el reino de
Granada en 1407, sin duda, fue uno de los más delicados por razones tan
diversas como las recientes desavenencias con la reina doña Catalina y,
sobre todo, por el escaso apoyo que el infante tenía entre la nobleza, como
se demostraría poco más tarde. El retorno a la corte en Guadalajara a
comienzos de 1408, tras una campaña militar que cabe calificar como
mediocre en el alcance de sus objetivos, puso de manifiesto la importancia
y profundidad de esos enfrentamientos. Por el contrario, tras su control de
la corte y de los principales organismos de gobierno en el verano de ese
año, así como de la nobleza, el viaje a Andalucía para iniciar una nueva
campaña militar en 1410 no ofrecía ninguna complicación y, mucho
menos, el de regreso tras la toma de Antequera y la práctica anulación de
los granadinos. En efecto, si se comparan los trayectos de vuelta de don
Fernando a la corte, se puede ver que el primero se extiende poco más de
mes y medio, mientras que el que hace en 1411 se alarga por dos meses y
medio.
En 1411 y hasta mediados de 1412, en que sale de Castilla, el control
del reino por el infante era prácticamente total. La aceptación de su candi-
datura, como única desde el reino castellano al trono de la Corona de Ara-
gón sobre la de su sobrino Juan II, determina todos sus movimientos a par-
tir de entonces. Tras la finalización de las Cortes de Valladolid y su marcha
hacia Ayllón, a donde obliga a acudir a la corte, don Fernando inició su
andadura escalonada hacia Cuenca, donde esperó la resolución favorable
de su demanda; fue el periodo de más larga duración en que los regentes
de Castilla estuvieron separados desde los inicios de la regencia conjunta a
comienzos de 1407.
Como rey de Aragón considero sus viajes de Zaragoza a Barcelona en
1412, el que realizó en 1413 hacia Balaguer y desde allí a Zaragoza a
comienzos de 1414, y el que le conduce desde esta última ciudad, con
Santiago González Sánchez
34
escala en Montblanc, donde había convocado a los catalanes a Cortes, has-
ta la ciudad de Valencia.
El primer viaje por las tierras de sus nuevos reinos fue, sin duda, uno de
los más complicados de don Fernando por razones tan diversas como la
inseguridad existente en algunas ciudades, la grave situación financiera que
encontró y, sobre todo, por la persistencia de la reivindicación de don Jaime
de Urgel al trono, que conllevaba también la animadversión de parte de la
nobleza. Este primer viaje, que culminaría en Barcelona, donde estaban
convocadas Cortes que se desarrollaron en 1413, supuso la toma de contacto
con una realidad política distinta a la castellana o, cuando menos, más com-
pleja, de lo que son buen ejemplo los pactos a los que tuvo que llegar en
dichas Cortes para obtener de ellas un préstamo monetario.
El viaje hacia Balaguer en 1413, aun siendo de los más cortos en el
espacio, sin duda fue de los más complejos que realizó desde un punto de
vista político. El rey abandonó Barcelona con las Cortes sin terminar; ante
la falta de hombres de armas castellanos, mandó armar a los pobres de ese
origen que estaban en Barcelona y se dispuso a iniciar una nueva campaña
militar. La toma de Balaguer, la prisión del conde don Jaime de Urgel, el
control de los núcleos que le eran favorables y la inexistencia de graves
problemas externos hicieron que su posterior viaje a Zaragoza para coro-
narse fuese de los más felices que realizó.
La persistencia de problemas como el planteado por la recuperación
de parte del patrimonio real, los ambiciosos proyectos que tenía para sus
hijos o el nuevo desencuentro con los catalanes en las Cortes de Tortosa-
Montblanc de 1414, al margen de su implicación en la resolución del Cis-
ma de la Iglesia, estuvieron detrás del viaje que tuvo como destino Valen-
cia a finales de 1414.
La conclusión general que podemos sacar de todos ellos es que rara vez
la movilidad de don Fernando estuvo condicionada por el contexto y la
coyuntura política del momento, aunque existen trayectos que rebaten lo
anterior y que obedecen a imperativos forzados como fue el de aplazar el
viaje de Barcelona a Valencia por el del asedio a Balaguer.
Algunas de las situaciones apuntadas determinaron el carácter principal
de los viajes, por ejemplo, durante su época como monarca predominan los
de carácter político, entre otros la celebración de Cortes, el juramento de
fueros y su reconocimiento como rey en los distintos territorios a él sujetos,
incluyendo también entre los de este carácter su viaje a Perpiñán por la
cuestión del Cisma de la Iglesia. Carácter militar tienen sus campañas de
1407, 1410 y 1413. Mientras que determinadas visitas a centros religiosos,
tales como Guadalupe o Montserrat, fueron camino de otros destinos, al
igual las noticias que nos han llegado de sus momentos de esparcimiento.
Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416)
35
5. ASPECTOS LÚDICOS Y RELIGIOSOS
La mayor o menor duración de los viajes también tuvo relación con la
práctica o no de una de las aficiones más comunes de la nobleza y de la
monarquía, la caza, entendida como entretenimiento y entrenamiento
militar.
Algunas de las noticias que nos han llegado de los viajes de don Fer-
nando reflejan una gran afición venatoria que llevó a cabo durante algu-
nos trayectos. Así, ocurrió durante su estancia en Merlina, en las proximi-
dades de Sevilla, en 1407, cuando fue a cazar «… perdigones e
codorniçes» y más tarde «… vn puerco montés», o en los recorridos de
vuelta a Castilla tras finalizar las dos campañas militares contra los granadi-
nos. En 1407 en Carmona «… fue a monte por la Jara de Carmona, a puer-
cos quél ende tenía concertados». Y tras abandonar Sevilla, a comienzos de
1411, al sur de la actual Extremadura, en Zalamea de la Serena «… le
conçertaron vn puerco, que mató», nos dice García de Santa María. O en
el viaje que realizó a Zaragoza en 1414, siendo ya rey de Aragón, tras pro-
cesar al conde de Urgel en Lérida: «Salió el rey de Lérida a 10 del mes de
enero [1414]; y vínose a Pina… y allí corrió monte de puercos monteses»,
escribe Zurita. Como se puede ver casi todas las noticias que poseemos de
sus aficiones cinegéticas son posteriores a la finalización de importantes
misiones y relativas a caza mayor.
Otro testimonio del interés de don Fernando por la caza y de que
también la prácticó su hijo, el infante don Juan, es la solicitud que éste le
hizo pidiéndole monteros por su deseo de «correr monte» en la zona de
Alcañiz.
Por otra parte, don Fernando es un claro ejemplo de la importancia
que tenía la religión y de las muestras que conllevaba en la sociedad
medieval, siendo la religiosidad uno de los rasgos que le caracterizaron.
En ese sentido, el viaje, a pesar de las incomodidades que tenía, no debía
de constituir ningún problema y, mucho menos, una interrupción de cier-
tas prácticas religiosas. De ahí que don Fernando viaje acompañado de su
confesor, de imágenes, de altar portátil, que asista a misa diariamente o
que rece las Horas a la Virgen María.
Casi todos los viajes que emprendió tienen algún rasgo de carácter reli-
gioso o la religión está presente de una u otra manera. Veamos tres ejem-
plos de los varios que se podrían presentar. En su viaje a Andalucía en
1407 paró a la ida en la catedral de Toledo para levantar el luto por la
muerte de su hermano y a la vuelta para hacer «… cumplimiento del año
del rey don Enrique su hermano». Toledo, como necrópolis real, repre-
sentaba la conciencia dinástica en un momento del calendario estrecha-
mente ligado a la conmemoración de los ancestros.
Santiago González Sánchez
36
En Sevilla, el mismo día en que se desplazaba para comenzar la campa-
ña militar, «… oyó misa reçada ay, en el altar de Sancta María. E de ay
cabalgó e fuése a la iglesia de Santa María la Mayor, por tomar la espada
del santo rey don Fernando», señala García de Santa María. A su vuelta fue
otra vez a la catedral a devolver la espada de San Fernando y a hacer ora-
ción.
En 1413, antes de hacer personalmente la guerra al conde de Urgel, al
abandonar Barcelona, fue «… al monasterio de Nuestra Señora de Monse-
rrate», sin duda, a pedirle protección y ayuda.
6. LOGÍSTICA: TRANSPORTE, ALIMENTACIÓN
Como se ha mencionado brevemente más atrás la práctica totalidad de
los viajes de don Fernando conllevaron una gran preparación. Ejemplo de
ello durante su etapa castellana fue la campaña militar de 1410 que motivó
su segundo viaje a Andalucía. En efecto, tras la campaña de 1407, armas e
ingenios militares se depositaron en ciertos lugares con vistas a una nueva
incursión castellana en el territorio granadino. El infante solicitó en las
Cortes de Guadalajara, de comienzos de 1408, cierta cantidad de dinero
para pagar el sueldo a la gente que iría con él a la guerra y expuso a los
procuradores la necesidad de proveerse de «… pan que es muy nesçesario
que desde agora se conpre e se conmiençe, a llevar a la frontera, porque
dello ayamos abasto. E otrosí, fazer algunas lonvardas, engeños e mantas,
que son menester. E conprar los pertrechos que son menester para la
taraçana, para el reparar e adovar de las galeas». Como prorrogó las tre-
guas con el reino de Granada y no era inminente la campaña, ordenó a la
ciudad de Murcia en 1408 el envío del «… mas pan que ser pueda» a Sevi-
lla, convertida en granero y, entre otras medidas, se eximió a los mercade-
res del pago de la alcabala, el almojarifazgo y cualquier derecho, primán-
doles con cuatro maravedíes más por fanega; centralizó la entrega de
cereal que percibía el rey de las tercias del obispado y reino de Murcia,
destinado a hacer bizcocho para las galeras que se armarían para la gue-
rra, y contó con la colaboración de las autoridades eclesiásticas del arzobis-
pado de Sevilla en la tarea de lograr provisiones suficientes. En las Cortes
de Valladolid de 1409 el infante solicitó de nuevo el pedido para la guerra
y estando la corte en esa ciudad volvió a prorrogar las treguas con los gra-
nadinos, todo con vistas a completar los preparativos necesarios para una
nueva campaña militar.
Como rey de la Corona de Aragón no pudo preparar con tanta antela-
ción la campaña militar contra el conde don Jaime de Urgel y, por consi-
guiente, su viaje para cercar Balaguer. Me centro en este periodo de la
vida de don Fernando en la logística de transporte y alimentación dispues-
Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416)
37
tos con motivo de su entrevista con Benedicto XIII y con Segismundo de
Luxemburgo6
. En este sentido conocemos que buena parte de los produc-
tos –77 cahíces de trigo, 99 perniles de carne salada, 10 arrobas de queso y
una cantidad indeterminada de vino– se adquirieron en la ciudad de Zara-
goza y en otros lugares del reino de Aragón. Desde Zaragoza, donde que-
daron depositados, los trasladaron por barca hasta Tortosa por el río Ebro.
Y «Desde Tortosa se llevaron las mercancías a Barcelona por mar y luego a
Collioure en la nave de Francés Fuster, para acopiarlas finalmente en Per-
pignan». El importe de la operación de abastecimiento de esos cuatro pro-
ductos, al margen del transporte de 51 espadas, fue de 4.481 sueldos, 9
dineros y 6 florines. Desconocemos el destinatario último de estos produc-
tos, sin duda, una parte mínima de los que se dispusieron para las vistas de
Perpiñán, pues, según Pérez de Guzmán, durante los cincuenta días que
Segismundo estuvo en Perpiñán: «… siempre el rey de Aragón hizo la des-
pensa al Emperador e a todos los que con él venían muy largamente, dan-
do a todos aves e pescados de muy diversas maneras, e vinos castellanos e
griegos, e malvasías, de tal manera que los Alemanes e los otros extrange-
ros se maravillaban de la desmesurada despensa quel Rey hacía»7
. Creo
que es un pequeño pero elocuente ejemplo de los gastos que implicaban
los desplazamientos reales en esta época, y que además es fiel reflejo de
uno de los postulados de economía política de la corte: «El rey que no da
no es rey».
7. LOS TRAYECTOS
En el presente itinerario se recogen aproximadamente veinticinco via-
jes que hizo don Fernando entre comienzos de 1407 y abril de 1416,
teniendo en cuenta que los desplazamientos que hizo en 1409 (Valladolid-
Palencia-Paredes de Nava y vuelta a Valladolid) los he contado como uno
solo. He preferido agruparlos en una tabla a presentarlos de forma redac-
tada, sobre todo porque así se pueden visualizar al mismo tiempo y compa-
rar unos años con otros para poder extraer algunas conclusiones.
6
Me baso en la citada obra de SARASA SÁNCHEZ, E., «La alimentación…», pp. 223-231.
7
PÉREZ DE GUZMÁN, F., Crónica del serenísimo príncipe don Juan, segundo rey deste nombre en
Castilla y León, escrita por el noble y muy prudente caballero Fernán Pérez de Guzmán, Señor de Batres,
del su Consejo, Biblioteca de Autores Españoles, Colección ordenada por don Cayetano Rosell,
vol. LXVIII, t. II, Madrid, 1953, p. 365.
Santiago González Sánchez
38
VIAJES DE DON FERNANDO (1407-1416)
AÑO ORIGEN DESTINO DURACIÓN
NÚM.
ESCALAS
1407 Toledo Segovia Sábado 1 enero-viernes 7 1
1407 Segovia Sevilla Mártes 13 abril-miércoles 22 junio 8
1407 Sevilla Zahara
Miércoles 7 septiembre-26
septiembre
8
1407 Zahara Setenil Lunes 3 octubre-miércoles 5 1
1407 Setenil Sevilla Martes 25 octubre- 10 noviembre 7
1407-
1408
Sevilla Guadalajara 14 noviembre-finales de enero 9
1408 Guadalajara Valladolid ¿septiembre-octubre?
No
consta
1409 Valladolid
Paredes de
Nava-
Valladolid
Aprox. finales marzo-2ª quincena
diciembre
6
1410 Valladolid Córdoba Antes del 20 febrero-2 abril 5
1410 Córdoba Antequera 21 al 26 abril 4
1410 Antequera Sevilla Viernes 3 al 14 octubre 6
1411 Sevilla Valladolid 14 enero-2 abril 5
1411 Valladolid Ayllón Entre junio y julio
No
consta
1411 Ayllón Cuenca Ppios. novbre.-mediados de dicbre. 4
1412 Cuenca Zaragoza 1.ª semana de julio-2 agosto
Entre
4 y 6
1412 Zaragoza Barcelona Aprox. 15 octubre-28 noviembre 6
1413 Barcelona Balaguer Aprox. 2.ª semana julio-5 agosto 4
1413 Balaguer Lérida 6 al 10 noviembre
Sin
escala
1414 Lérida Zaragoza 10 al 17 enero 2
1414 Zaragoza Morella 18 junio-1 julio 4
1414 Morella Montblanc Después 11 sept.-aprox. 28 5
1414 Montblanc Valencia Después 7 dic.-22 diciembre 3
1415 Valencia Perpiñán Aprox. 21 o 22 al 31 agosto 6
1416 Perpiñán Barcelona
Aprox. 2.ª semana febrero-27
febrero
5
1416 Barcelona Igualada 9 marzo-aprox. 14 marzo 3
Desglosando los datos anteriores podemos señalar que en 1407 el
infante don Fernando emprendió seis viajes, de los cuales concluyó cinco.
Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416)
39
Por el contrario, 1408 y 1409, con un viaje cada uno, aunque en el último
caso con uno que le ocupó buena parte del año, ocupan el periodo en que
hizo menos. En 1410 y en 1411 hizo tres viajes, número que baja a dos en
1412 y en 1413. El año 1414, con cuatro viajes, fue el año en que más se
movió como monarca, mientras que 1415 con uno, pero bastante largo,
fue el que menos, para terminar con los dos que realizó en 1416.
Los trayectos oscilan entre los dos meses y medio, aproximadamente,
como el que le llevó de Sevilla a Valladolid en 1411, hasta los cuatro días
que empleó en cubrir la distancia que separaba a Balaguer de Lérida en
1413, pasando por los once en volver de Antequera a Sevilla en 1410 o los
siete que tardó en ir de Lérida a Zaragoza en 1414. Sin temor a equivocar-
me, sobre todo porque he preferido ser cauto, puedo afirmar que el tiem-
po que don Fernando empleó en todos los desplazamientos recogidos en
este itinerario superó con creces los quinientos días, es decir, aproximada-
mente un año y medio de su vida.
Desde el punto de vista de la estacionalidad de los desplazamientos no
se observa el predominio de ninguna época del año. Don Fernando
emprende viajes en todas las estaciones, algunos años como 1407 y 1411
en las cuatro, aunque lo más normal es que sean dos o tres, como 1412,
1413 y 1414, y excepcionalmente una, como en el verano de 1415.
Tampoco hay una orientación geográfica predominante en los trasla-
dos, si bien durante su etapa castellana la principal dirección es Norte-Sur
y a la inversa, motivada por las campañas militares. Sin embargo, sus viajes
en la Corona de Aragón son principalmente de dirección Oeste-Este y
viceversa en los dos primeros años, mientras que no hay una dirección
definida en 1414 y se impone la orientación Sur-Norte y al contrario en
1415 y en 1416.
41
LAS ESTANCIAS
No tenían la misma consideración las poblaciones que mediaban entre
el origen y el destino final del viaje que aquellas otras que se convertían en
residencia durante meses. Por lo general, las crónicas, aun dentro de su
parquedad, se detienen más en estas últimas o, cuando menos, hacen más
referencias a ellas.
1. LAS ESTANCIAS
Basándome en el cuadro de los viajes que hizo don Fernando las prime-
ras preguntas que surgen son: ¿dónde residió más o menos tiempo? y ¿en
qué poblaciones? En tal sentido se conoce que en 1407 permaneció en
Sevilla entre el 22 de junio y el 7 de septiembre y de nuevo entre el 10 y el
14 de noviembre, y que durante el mismo año estuvo en Setenil entre el 5
y el 25 de octubre. En 1408 estuvo en Guadalajara entre finales de enero y
el mes de septiembre, sin que se pueda concretar una fecha. Ese mismo
año, aproximadamente desde octubre, permaneció en Valladolid hasta
finales de marzo de 1409 y a donde volvió el 22 de diciembre. Abandonó
Valladolid aproximadamente el 20 de febrero de 1410. Este último año la
estancia más prolongada fue ante los muros de Antequera, entre el 26 de
abril y el 3 de octubre, para regresar a Sevilla el día 14 de ese mes y perma-
necer hasta el 14 de enero de 1411. En 1411 residió aproximadamente tres
meses en Valladolid, entre el 2 de abril y finales de junio, desplazándose
después a Ayllón donde permaneció desde julio hasta principios de
noviembre. A finales de diciembre de ese año llegó a Cuenca donde estu-
vo hasta mediados de julio de 1412.
Las estancias más prolongadas durante su tiempo como monarca de la
Corona de Aragón tuvieron lugar en 1412 en Zaragoza, donde habitó
entre el día 2 de agosto y el 15 de octubre, aproximadamente, completan-
do el año en Barcelona a partir del 28 de noviembre. En Barcelona conti-
Santiago González Sánchez
42
nuó hasta la última semana de julio de 1413, trasladándose después a Bala-
guer, a la que sitió entre el 5 de agosto y el 6 de noviembre en que salió
para irse a Lérida, donde llegó el 10 del mismo mes y donde estuvo hasta
el 10 de enero de 1414. En 1414 volvió de nuevo a Zaragoza, residiendo en
esa ciudad entre el 17 de enero y el 18 de junio. Morella fue el siguiente
destino por espacio de dos meses y medio, entre el 1 de julio y el 15 de
septiembre, yendo después a Montblanc donde estuvo aproximadamente
entre finales de septiembre y la primera semana de diciembre. El 22 de
diciembre de 1414 llegó a Valencia, permaneciendo en ella hasta el 21 o
22 de agosto de 1415, momento en que se trasladó a Perpiñán, donde lle-
gó el 31 de agosto y permaneció hasta la segunda semana de febrero de
1416, en que regresó a Barcelona donde solo estuvo entre el 27 de febrero
y el 9 de marzo, para partir hacia Igualada, donde residió desde mediados
de marzo hasta su muerte el 2 de abril.
Las ciudades castellanas en las que permaneció más tiempo fueron:
Valladolid, con once meses, en varias ocasiones; Guadalajara y Cuenca con
siete aproximadamente, en una ocasión, y Sevilla cinco meses y medio, en
dos ocasiones. Entre las de la Corona de Aragón destacan: Valencia con
ocho meses, en una sola ocasión; Barcelona y Zaragoza con siete meses y
medio, si bien esta última en dos ocasiones, y Perpiñán con seis meses.
1406 1407 1408 1409 1410 1411 1412 1413 1414 1415 1416
1
33
7
13
16
13
15
7
20
7
año
10
NÚMERO DE POBLACIONES QUE DON FERNANDO
VISITÓ CADA AÑO Y DE QUE HAY CONSTANCIA
La logística de los desplazamientos implicaba a numerosas personas,
entre los que tenían una mayor responsabilidad estaba el aposentador,
encargado de preparar lo correspondiente al camino y al alojamiento de
don Fernando que, como regente castellano y como rey de Aragón, contó
con los servicios de varios de ellos. El cometido principal de estos persona-
Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416)
43
jes tuvo que ser bastante cuestionado, al menos en varias ocasiones, duran-
te la estancia de don Fernando en Castilla. Al margen de los alcázares
regios en varias de las ciudades que visitó y en los que se alojó, tales como
Toledo o Córdoba, don Fernando estuvo durante su estancia en Segovia
en 1407 en el convento de la Orden de los frailes de San Francisco, fuera
de la ciudad, el mismo año en Valsaín, en «… unos palacios que el Rey su
hermano avía fecho ay a vna legua de Segovia». La mayor parte del tiempo
que permaneció en Sevilla residió en el alcázar, que consideraba insano y
que cambió en varias ocasiones por «… vna casa que está cerca de la huer-
ta de la Çánjara, que es en Triana, que es en la calle que dizen de Castilla»,
que era muy pequeña; por una casa de campo «… a vna legua y media de
Seuilla… en Merlina… Que avía en ella buenas huertas e buena posada, e
corría en ella vna fuente, dentro en casa, de agua muy clara», que inspec-
cionaron sus médicos y donde estuvo por espacio de doce días; por las
casas del adelantado Per Afán de Ribera que le preparó «… muy bien la
posada, de muchas camas, en cada palacio dos, e muy adreçado todo,
como complía al Rey; tanto que él sintió gasajado, por estar todo a su
voluntad. E dexóle la casa desenbargada, que otro en ella no quedó sino el
Infante e sus donçeles e ofiçiales», tras lo cual y el día antes de partir hacia
la frontera durmió en la iglesia de San Julián «… en una capilla que fizo
allí Pero de Tos, alcayde de las taraçanas…». De regreso a Sevilla en 1407
«… fue a posar a las casas que fueron de Fernán González, alcalde mayor
que fue de Seuilla, que son a la Laguna, a la collaçión de San Llorente;
por quanto no quiso posar en el alcáçar, que lo tenía aborrecido por la
dolençia que ende ovo, que tenía opinión que era doliente».
Cuando la corte llegó a Valladolid, a finales de 1408, el infante posaba
en San Pablo, pero más tarde, cuando llegaron los embajadores del rey de
Granada, la reina y él acordaron que el rey se estableciese en San Pablo y
don Fernando en las casas de Juan Núñez de Villazán.
Durante el cerco a Antequera estuvo en una tienda y, al finalizar la
campaña militar y volver a Sevilla, «… fuése al alcáçar, a do le estaua espe-
rando la señora infanta doña Leonor, su muger»8
.
En su primera entrada en Zaragoza como rey de Aragón «… llevarónlo
al palacio real al cual dicen Aljafería», según Panzán, y al que volvió para
las fiestas de la coronación, a comienzos de 1414. También residió en los
palacios reales de Barcelona y de Valencia, aunque antes de entrar la pri-
mera vez en Barcelona se alojó en el monasterio de Valdoncella y al menos
su primera noche en la ciudad Condal la pasó en el Palacio Episcopal.
8
Los anteriores testimonios proceden de GARCÍA DE SANTA MARÍA, Á., Crónica de Juan II
de Castilla, Edición de Juan de Mata Carriazo y Arroquia, Madrid, 1982.
Santiago González Sánchez
44
Durante su estancia en Perpiñán, según Zurita, estuvo en la casa de Ber-
nardo de Villacorba.
No puedo afirmar de forma taxativa que don Fernando prefiriese alo-
jarse en casas pertenecientes a la nobleza o de instituciones eclesiásticas
que en palacios de la realeza, entre otras razones porque residió más tiem-
po en estos últimos, quizá por necesidad o por otra cuestión, pero creo
que ese constante recurso a casas privadas o a las de instituciones eclesiásti-
cas, en casos en que hay una residencia real, al menos es indicativo de que
en esos momentos los prefería y se encontraba bien en ellos. En cualquier
caso, sería interesante conocer la topografía de los lugares de poder en
que residió en el marco urbano específico, así como dónde se alojó dentro
de ellos.
Por otro lado, carecemos de un número importante de datos que ava-
len la idea de una compensación en forma de privilegios, exenciones, con-
firmación de la propiedad, etc., a particulares o a instituciones eclesiásticas
donde don Fernando residió; solo nos consta en los casos de las herederas
de Fernán González, alcalde mayor de Sevilla, y del monasterio de San
Pablo de Valladolid.
2. LAS ENTRADAS
Estos continuos cambios de residencia implicaban, entre otras cosas, las
primeras entradas en villas y ciudades, adquiriendo una importante
dimensión política, al igual que las entradas triunfales que nuestro perso-
naje protagonizó en varias ocasiones.
Comenzando por estas últimas, el regente de Castilla fue el único
miembro de la familia real recibido con varias entradas triunfales, conse-
cuencia de sus campañas granadinas. Excluyendo su entrada en Anteque-
ra, se le habrían tributado dos en Sevilla, en 1407 y en 1410 y una en Valla-
dolid, en 1411, esta menos documentada. Aunque no es mi objetivo hacer
un análisis pormenorizado de estas entradas destacaré algunas cuestiones
relevantes.
Todo indicaría que en las dos entradas triunfales que le tributó Sevilla
entró por la misma puerta, la denominada de Carmona, por su inmediato
lugar de procedencia, el mismo en 1407 que en 1410, Alcalá de Guadaira, y
que el destino inmediato del recorrido fuese la catedral, entre otras razones
porque don Fernando debía devolver la espada de San Fernando. Sin
embargo, un elemento diferenciador de la entrada de 1410 fue la exhibi-
ción del botín, sin duda, porque en 1407 la campaña finalizó con un fracaso.
Al margen del significado social que estas entradas tuvieron, con la par-
ticipación en ellas de los diferentes estamentos sociales y ciudadanos,
Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416)
45
todos de acuerdo con su jerarquía como refleja el desfile triunfal de 1410,
también se puede ver claramente la vertiente jurídico-política con los aca-
tamientos que le hacen la jerarquía eclesiástica, los miembros de la noble-
za y los oficiales de la ciudad. Desde un punto de vista político, y teniendo
en cuenta el contexto histórico en el que se dieron, estas entradas triunfa-
les reforzaron las posiciones probélicas del infante. Su significado religioso
es de lo más evidente, pues desde sus inicios hasta el final todo está carga-
do de referencias religiosas. Los símbolos: cruces, pendones de la Cruzada;
reliquias: la espada de San Fernando; las ceremonias: adoración de la cruz,
oraciones –hasta en cuatro ocasiones las hizo el infante en la entrada de
1407–, recibimiento, procesión; los cánticos como el Te Deum laudamus; las
devociones, a la Santa Cruz, a la Virgen María y a San Fernando; y los esce-
narios: puerta del convento de San Agustín, puerta del Perdón e iglesia
catedral de Sevilla, incluso en el calificativo que emplea el cronista García
de Santa María para referirse al infante «… cauallero de Jesucristo».
Las entradas tenían, sobre todo, una plasmación estética que comenza-
ba por la adecuación de la propia ciudad a las necesidades que tal evento
conllevaba (limpieza, engalanamiento, tablados escenográficos, etc.), con-
tinuaba con la disposición del propio cortejo y finalizaba con la suntuosi-
dad y vistosidad de los vestidos, como se puede ver en la entrada de 1407,
cuando «… el Infante entró en Sevilla… armado de cota e brazales, vestido
de un aceytuní brocado de oro», completándose con los sonidos.
Un aspecto importante, desde el punto de vista político que no se puede
dejar de lado es el papel que don Fernando desempeñó en la organización de
las entradas, como se pone de manifiesto en la de 1410, cuando desde Alcalá
de Guadaira «… ordenó como avía de entrar en Seuilla, e cómo lo saliesen
otro día a reçeuir con juegos e alegrías», señala García de Santa María.
Como rey de Aragón «… fue recibido en Calatayud; y después en Zara-
goza con mayor triunfo y fiesta de lo que se acostumbra en la nueva suce-
sión de los reyes», al igual que ocurrió después en otras villas y ciudades de
sus reinos como Tortosa: «Cuando llegó a dos leguas de Tortosa, todos los
cardenales y perlados de aquella corte fueron a hacerle reverencia; y otro
día partió para hacer su entrada y salieron los cardenales y perlados a reci-
birle, y la ciudad le recibió con gran amparo de fiesta», especificando des-
pués que «… en aquella ciudad se hizo fiesta de su recibimiento con el
aparato y solemnidad que acostumbran ser recibidos los reyes en su nueva
sucesión». Lo mismo ocurrió en Barcelona9
o Valencia, cuyos preparativos
9
Remito al estudio de RAUFAST CHICO, S., «¿Un mismo ceremonial para dos dinastías?
Las entradas reales de Martín el Humano (1397) y Fernando I (1412) en Barcelona», En la
España Medieval, 30 (2007), pp. 91-130.
Santiago González Sánchez
46
conocemos especialmente bien10
y donde «… li fon feta molt insigne e ins-
timable honor de molts entrameses, e molt bells e sobtils; e tots los oficis
de la ciutat, cascú fent ses maneres de festes en la manera que pus bella-
ment e honorosa podien, e açò durant huit dies; e d’aquí avant, durant
contínuant moltes maneres de festes e solaços en honor del senyor rei e de
sa noble companya»11
, e incluso en algún lugar desconocido de la costa de
Cataluña en su viaje a Perpiñán «… se le hizo gran recibimiento y fiesta»,
como señala Zurita.
Podemos ver la misma situación en las primeras entradas en las ciuda-
des de Zaragoza: «Hizo el rey el juramento con la solemnidad que se acos-
tumbra en la iglesia de San Salvador en poder del justicia de Aragón… y el
mismo día se hizo juramento de fidelidad por los cuatro estados del rei-
no»; Lérida: «… el día que entró en Lérida, juró a todo el principado sus
constituciones y libertades y costumbres»; Barcelona: «… y el día que
entró en Barcelona tornó a hacer el mismo juramento en la iglesia mayor
de aquella ciudad»; y Valencia. Vistas desde esta perspectiva las entradas
son fruto de un acuerdo entre dos poderes, el del monarca y los de las ciu-
dades.
Su triunfo sobre el conde de Urgel en Balaguer, donde «Entró… con
gran triunfo, como vencedor, un domingo a 5 de noviembre», propició
que la ciudad de Lérida le tributara una entrada triunfal «… y entró con
gran recibimiento y fiesta en aquella ciudad». Sin embargo, no hay cons-
tancia de que se le hiciera ninguna más por este motivo, si bien entre los
entremeses que dispuso la ciudad de Zaragoza con motivo de la corona-
ción de don Fernando en febrero de 1414 se encontraba:
una villa fecha de madera sobre carretones que la llevaban omes que de
dentro iban, en la qual villa iban dentro que parecía verdaderamente que
estaban dentro casas e tejados e torres. E un poco delante de la una parte
estaba un castillo, e otro de la otra, e en cada castillo estaba una como mane-
ra de tienda que era de madera. E estos castillos combatían la villa, e iban en
ella gentes de armas de fuera dellos que fazían sus escaramuças con los de la
villa. E en los castillos en cada uno iba un engenio e combatíanla con ellos e
lançaban unas pellas tan grandes como la cabeça de un moço de diez años,
que eran de cueros llenas de borras como pelotas, e tiraba a la villa con lom-
bardas e con los engenios, e los de la villa tiraban sus truenos e fazían sus arte-
fiçios para se defender. E esto hizo la ciudad de Çaragoça a semejança de
cómo el rey tomo a Balaguer, e por la tiendas entendían los dos reales que
10
CARRERES ZACARÉS, S., Ensayo de una bibliografía de libros de fiestas celebradas en Valencia y
su antiguo reino, Valencia, 1925.
11
MIRALLES, M., Dietari del capellà d’Alfons el Magnànim, Introducció, selecció i transcrip-
ció de Vicent Josep Escartí, Valencia, 2001, p. 52.
Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416)
47
tenía sobre alla el rey de la una parte de la tierra, e el duque de Gandía de la
otra parte del río12
.
De alguna de estas entradas contamos con el recorrido que don Fernan-
do siguió, por ejemplo de Valencia: «… portal de Serranos, y por la calle del
mismo nombre, la de Caballeros, Bolsería, Mercado, plaza de Cajeros, por
delante de San Martín, calle de las Avellanas, catedral y de allí al Real»,
según toma del Dietari… Carreres Zacarés. Panzán, menos concreto, señala
que «Entró en la ciudad e hizo el camino por do suelen ir los reyes… El rey
no quiso más que hiciesen y siguió su camino hasta la iglesia que descendió
a hacer oración y después tornó a cabalgar y fue hasta su posada, que es fue-
ra de la ciudad». De Barcelona no existe ninguna descripción de la entrada
y del recorrido, pero lo ha reconstruido Raufast Chico y coincide con el que
hizo Martín I en 1397, a saber: Portal de San Antoni, Portal de las Ataraza-
nas, por donde entró en la ciudad, calle Ample, iglesia de Santa María del
Mar, calle Montcada, calle Bòria y Catedral. Se podría hablar así de una geo-
grafía urbana del itinerario seguido en cada ciudad.
3. LAS NORMAS DICTADAS
La presencia del infante, más tarde rey, en villas y ciudades castellanas y
en los territorios que formaban la Corona de Aragón era una buena oca-
sión para hacerle partícipe de sus preocupaciones, especialmente de aque-
llos problemas que afectaban a los gobiernos municipales, tales como el
desgobierno, la falta de justicia o la mala gestión de los recursos públicos.
En este sentido existe constancia de una serie de disposiciones de carácter
político-institucional relativas a importantes ciudades castellanas que don
Fernando visitó en el transcurso de sus años como regente y que estaban
bajo su administración. Me refiero a los ordenamientos que dio a Toledo,
a Sevilla y a Cuenca en 1411. Se podrá aducir que los dos primeros se die-
ron a ciudades que ya había visitado, es cierto, pero no lo es menos que,
aunque no la hubiera visitado, la problemática conquense era bastante
similar a la de las otras ciudades, por lo que era posible considerar que
podía ser similar la solución propuesta.
Durante su estancia como monarca en la Corona de Aragón varias de
las ciudades en las que recaló también vieron modificados sus ordena-
mientos; valgan como ejemplos los siguientes. La ciudad de Lérida, aqueja-
da por el enfrentamiento entre la mano mayor y la mano menor por los
gastos desorbitados que se hacían y las tallas que se imponían, que obliga-
ban a muchos a abandonar la ciudad con el consiguiente problema de des-
12
Le parti inedite della: «Crónica de Juan II» di Álvar García de Santa María, Edizione criti-
ca, introduzione e note a cura di Donatella Ferro, Venezia, 1972, p. 110.
Santiago González Sánchez
48
poblamiento, así como por la distribución de los cincuenta consejeros
entre las tres manos que componían el consejo.
También tuvo que intervenir en el gobierno de Zaragoza, afectada,
entre otros problemas, por las luchas de bandos. Lo hizo en dos momen-
tos distintos, la primera vez pocos días después de haber tomado posesión
como rey, en septiembre de 1412, dictando una providencia sobre el nom-
bramiento de los jueces de la taula del zalmedina y su lugarteniente, y la
segunda en diciembre de 1414, cuando concedió unas ordenanzas para su
gobierno, consideradas como las más completas e importantes que recibió
la ciudad en toda la Edad Media.
En ambos casos, el monarca encomienda el estudio del problema y la
redacción de la normativa a expertos: Leonardo de Sos, en el caso de Léri-
da, y Berenguer de Bardaxí, en el de Zaragoza.
Otra población en la que estuvo y a la que reformó su régimen munici-
pal fue Calatayud y durante los últimos días de su vida impulsó la reforma
de la administración de justicia en Igualada.
No creo que sea una simple casualidad el que las ciudades citadas vie-
ran reformados, en parte o su totalidad, sus ordenamientos, sin duda,
detrás del interés de don Fernando subyace una tendencia al reforzamien-
to del poder real.
Con ser importantes esas reformas, hay que mencionar también algunas
disposiciones regias referidas a problemas puntuales como, por ejemplo, la
crisis frumentaria que afectó en mayor o menor grado a todos los territorios
peninsulares, y ante la cual don Fernando trató de aprovisionar desde Castilla
a dos de las más importantes ciudades de sus reinos: Barcelona y Valencia.
4. LOS PROBLEMAS DE SALUD DE DON FERNANDO
Una constante que parece repetirse son los continuos y prolongados
problemas de salud de don Fernando. En efecto, el infante enfermó de
«ciciones» –fiebres tercianas– poco después de su llegada a Sevilla en 1407;
en la Cuaresma de 1409 en Valladolid le salió «vna landre en la ingle, de
que ovo frío e calentura, muy de rezio» –un pequeño tumor–; en la ciudad
de Sevilla tras regresar victorioso de la toma de Antequera en 1410 tam-
bién se sintió mal, y en Ayllón, en 1411, volvió a tener «ciciones» que lo
tuvieron enfermo durante dos meses, como señala Pérez de Guzmán. Estos
repetidos accesos febriles serían, a juicio de Amasuno Sárraga, fiebres
palúdicas, que quizá contrajo en Sevilla13
.
13
AMASUNO SÁRRAGA, M. V., Alfonso Chirino, un médico de monarcas castellanos, Valladolid,
1993, p. 102.
Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416)
49
A partir de su estancia en Ayllón, en 1411, no volvemos a tener noticia
de ninguna enfermedad hasta 1415 en Valencia. El rey de Aragón, según
Pérez de Guzmán, antes de solicitar a la reina doña Catalina que enviase a
la infanta doña María para casarla con su hijo don Alfonso, habría sufrido
ya una primera manifestación de su enfermedad que, por otras fuentes, no
se habría producido hasta comienzos de junio14
y tuvo ataques posteriores
antes del colapso de comienzos del mes de agosto15
. En efecto, es más que
probable un agravamiento progresivo en su dolencia, con manifestaciones
durante los días previos o en los de la boda, aunque los cronistas lo pasen
por alto. En ese caso es perfectamente comprensible que se llame al médi-
co real de Castilla, maestre Juan de Toledo, a pesar de que un castellano,
Fernando Díaz de Toledo, arcediano de Niebla, fuese el médico real y de
que se contara con la ayuda de médicos catalanes, como el doctor Pere
Díaz. La sintomatología que presentaba el rey de Aragón era «… dolor de
hijada», según Pérez de Guzmán. Sin embargo, el diagnóstico de Juan de
Toledo atribuía esos dolores de costado a una infección renal, existencia
de cálculos, de los cuales expulsó uno, aunque los dolores persistieron
durante quince días, lo que le llevó a probar un remedio tradicional a base
de beleño, que parece estar en el origen del desfallecimiento del día seis
de agosto que dio lugar a la convicción de que había muerto y del que se
repuso.
Esta dolencia impide a don Fernando acudir en la fecha fijada a la reu-
nión que tenía concertada con el emperador Segismundo y con el papa
Benedicto XIII, por lo que se hubo de posponer y además cambiar el lugar
de la cita que pasa sucesivamente de Niza a Narbona y de esta última ciu-
dad a Perpiñán. Las condiciones físicas del monarca desaconsejaban un
viaje que, a pesar de todo, inició el veintiuno de agosto.
Durante toda su estancia en Perpiñán su estado de salud fue muy deli-
cado; baste citar que el trece de septiembre: «… el rey estaba echado en su
cama porque estaba muy doliente» y el veintiuno del mismo mes, en la pri-
mera visita que le hace el emperador, se le encuentra «… echado en la
cama muy flaco». La situación llegó hasta el punto de no poder ni firmar,
razón por la que autoriza a su hijo don Alfonso.
14
VENDRELL DE MILLÁS, FCA., «Relación médica de la enfermedad del rey Fernando de
Antequera», Archivo Iberoamericano de Historia de la Medicina y Antropología Médica, vol. X
(1958), p. 111.
15
Como se conoce por una carta enviada por el monarca a su tía doña Teresa de Ayala
y fechada el 30 de julio, en la que le decía: «… nos auemos sentido agora unos dias enojado
por dios sea loado, ya estamos bien», publicada por GARCÍA REY, E., «La famosa priora doña
Teresa de Ayala. (Su correspondencia íntima con los monarcas de su tiempo)», Boletín de la
Real Academia de la Historia, XCVI (1930), p. 760.
Santiago González Sánchez
50
El viaje de regreso hasta Barcelona se hizo por tierra, llegando el rey
muy debilitado por «… tan larga y terrible dolencia», según Zurita. A pesar
de ello, pretendía ir a Castilla, por lo que emprendió viaje hasta Igualada,
donde se agravó de nuevo su estado de salud, no pudiendo ni firmar los
documentos que, en ausencia del infante don Alfonso, signa su secretario
Pablo Nicolás. La llegada de su hijo Alfonso a Igualada, el día diecinueve
de marzo, coincidió con una leve mejoría, pero todos los médicos y otros
de su corte lo tenían por muerto, falleciendo tras una larga enfermedad
–litiasis renal o mal de piedra– el jueves dos de abril de 141616
.
Todas estas enfermedades no supusieron un abandono de sus obliga-
ciones, aunque mermaron sus facultades, retrasaron o pospusieron algu-
nos compromisos y también sirvieron a su heredero para ir haciéndose
con las riendas del poder.
Un cálculo del tiempo que don Fernando tuvo problemas de salud
arroja la cifra de algo más de catorce meses, de los cuales cuatro y algunos
días corresponden a su tiempo en Castilla y diez a su estancia al frente de
la Corona de Aragón.
16
SOLDEVILA, F., «La mort de Ferran d’Antequera a Igualada», Miscellanea Aqualatensia,
Igualada, Centro de Estudios Comarcales, 1949, pp. 25-31.
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  • 1. SANTIAGO GONZÁLEZ SÁNCHEZ Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) F U E N T E S H I S T Ó R I C A S A R A G O N E S A S 68 INSTITUCIÓN «FERNANDO EL CATÓLICO» (C. S. I. C.) Excma. Diputación de Zaragoza
  • 2.
  • 3.
  • 4.
  • 6.
  • 7. Santiago González Sánchez Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) INSTITUCIÓN «FERNANDO EL CATÓLICO» (C. S. I. C.) Excma. Diputación de Zaragoza Zaragoza, 2013
  • 8. Publicación número 3.267 de la Institución «Fernando el Católico» Organismo Autónomo de la Excma. Diputación de Zaragoza Plaza de España, 2, 50071 ZARAGOZA Tels. [34] 976 28 88 78/79 - Fax: [34] 976 28 88 69 ifc@dpz.es http://ifc.dpz.es © El autor. © De la presente edición: Institución «Fernando el Católico». I.S.B.N.: 978-84-9911-256-5 Depósito Legal: Z 1579-2013 Preimpresión: ARPIrelieve, S. A. Impresión: ARPIrelieve, S. A. IMPRESO EN ESPAÑA - UNIÓN EUROPEA
  • 9. Para mis padres, con amor filial y gratitud
  • 10.
  • 11. INTRODUCCIÓN 1. LA CARENCIA DE UN ITINERARIO El infante don Fernando, conocido como el de «Antequera», después primer rey de la Corona de Aragón de la dinastía Trastámara carece hasta el momento de un itinerario que abarque su etapa como regente de Casti- lla y como rey de Aragón. Me ocupé parcialmente del primer periodo en mi Tesis Doctoral: La Corona de Castilla: vida política (1406-1420). Aconteci- mientos, tendencias y estructuras, y en fechas más recientes, en la monografía que he preparado sobre este monarca, he incluido un esbozo de itinerario completo. Desde comienzos del siglo XIII con Jaime I el Conquistador hasta los albores del siglo XV con Martín I el Humano se había reconstruido el itine- rario de todos los reyes de la Corona de Aragón, incluso de los hijos y suce- sores de don Fernando: Alfonso el Magnánimo y Juan II; el único monarca que faltaba era él, siendo uno de los pocos de todo el ámbito peninsular que no había sido objeto de un estudio de este tipo, como también lo han sido su padre y su hermano. Las razones de ese desinterés pueden ser muchas. Desde el lado castellano puede apuntarse la carencia de los registros de la Cancillería Real, paliada, en parte por la publicación de los documentos de su etapa como regente de Cas- tilla dirigidos al reino de Murcia. Es más difícil dar una razón de esta demora desde cualquiera de los territorios que componían la antigua Corona de Ara- gón, habida cuenta la conservación de registros del mismo tipo. La brevedad de su reinado, más que un obstáculo podría ser un acicate al igual que la importante actividad militar y política desplegada. Así pues, me propongo cubrir ese vacío consciente de la perfectibilidad de este trabajo al que, sin duda, se podrían incorporar más fechas y, por lo tanto, ser más exahustivo y ajustarse más a lo que debió de ser la realidad. 9
  • 12. Santiago González Sánchez 10 2. LA METODOLOGÍA EMPLEADA El problema que se le plantea al investigador del recorrido de don Fer- nando, primero como infante regente de Castilla y después como rey de Aragón, es el que origina su constante itinerancia y, por lo tanto, la dificul- tad que entraña el poder fijar con precisión los tiempos de estancia, la duración de los trayectos, los lugares en los que se detiene, la dispersión de las fuentes o su imprecisión o carencia de data. A los que hay que aña- dir, a veces, la circunstancia de la instalación de su cancillería en un lugar y su estancia en otro. Todos estos inconvenientes se han podido sortear, en la mayoría de los casos, contrastando las fuentes disponibles, bien fueran cronísticas o docu- mentales, a las que he recurrido siempre que me ha sido posible por consi- derarlas más fiables. En este sentido debo destacar la importancia cuantita- tiva de las fuentes documentales impresas, en algún caso con posterioridad a la consulta personal del documento original, y que siempre cito. Lo que me ha evitado tener que recurrir forzosamente a las fuentes manuscritas e inéditas facilitándome su recogida, estudio e inclusión en el texto. La técnica seguida a la hora de plasmar los resultados en el texto trata de combinar la utilidad y la sencillez, ofreciendo en cada página la indicación simultánea y en cuatro columnas del día del mes y de la semana, cuando así lo señala el documento, el lugar, la referencia documental o cronística y un bre- ve regesto o fragmento de la fuente utilizada. Me parece más interesante esta metodología utilizada, entre otros, por el profesor Juan Manuel del Estal por- que, aparte de hacer más amena su lectura, el lector puede comprender la razón o razones de estos desplazamientos, conocer los problemas que afecta- ban al personaje y al reino, e incluso adentrarse en su manera de gobernar y hasta en sus pensamientos y sentimientos. 3. INTERÉS Y VALOR DE ESTE ITINERARIO Creo que este itinerario, como cualquier instrumento que facilite el tra- bajo a un historiador, tiene interés y es valioso. En primer lugar porque el tiempo y el espacio, tan importantes en la Historia, aquí cobran especial relevancia al ser objeto de especial atención. En efecto, la posibilidad de completar la información que facilitan las crónicas, por lo general con fechas alejadas1 , con la que ofrecen los documentos, más frecuentes y a 1 Por citar dos casos, el primero referido al itinerario seguido por don Fernando en Cas- tilla y el segundo al que realizó en la Corona de Aragón, valgan como ejemplos los siguientes: entre el domingo 9 de enero de 1407 y la fecha siguiente el jueves 24 de febrero, ambas citadas por García de Santa María, hay trece fechas sacadas de la documentación. Y entre el 23 de diciembre de 1412 y el 20 de marzo de 1413, que nos ofrece Zurita, hay veintidós fechas.
  • 13. Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) 11 veces duplicados o enviados a distintos destinatarios en la misma fecha, nos sirve para ubicar con exactitud a nuestro personaje en el tiempo y en el espacio correctos. De lo cual se deriva un mejor conocimiento de los intereses y de la problemática, tanto de don Fernando, como de Castilla y de la Corona de Aragón, lo que no quiere decir que determinados hechos en los que es clara su presencia se hayan podido datar con exactitud. En tal sentido he elaborado un cuadro en el que se proporciona el número de fechas recogidas cada año. 1406 1407 1408 1409 1410 1411 1412 1413 1414 1415 1416 7 107 53 57 83 57 67 166 157 127 50 año NÚMERO DE FECHAS RECOGIDAS POR AÑO El presente itinerario sirve para detectar y en tal caso corregir errores de datación, valgan por caso situar la toma de Antequera en 1409 y tras ello sitiar Setenil, la coronación de don Fernando como rey de Aragón en Zaragoza en 1412 o páginas más adelante en 14112 . Desde el punto de vista de la datación tópica este itinerario deshace posibles confusiones que pudieran darse, sobre todo en la última fase de su presencia en Castilla, cuando don Fernando está en un lugar y desde otro los encargados por él del gobierno de Castilla emiten documentos con su nombre. Por otro lado, la reunión de datos, dispersos en muchos casos, nos ofre- ce la posibilidad de acotar con mayor exactitud sus desplazamientos y estancias. 2 Estos ejemplos en PANZÁN, L., Recordanzas en tiempo del Papa Luna (1407-1435), Edi- ción, prólogo y notas por Gregorio de Andrés, Madrid, 1987, pp. 40 y ss., 9 y 106, respectiva- mente.
  • 14. Santiago González Sánchez 12 En cuanto a su utilidad desde un punto de vista toponímico el itinera- rio recoge algunos que se transformaron posteriomente, por ejemplo: Torre de Ferreros por Otero de Herreros y Villa Real por Ciudad Real, en Castilla o Sancta María del Puche por Puig de Santa María, en Valencia, aunque la gran mayoría hayan permanecido invariables. También creo que contribuye a excluir similitudes y fijar otros, como Viso y Moral, res- pectivamente Viso del Marqués y Moral de Calatrava, en la actual provincia de Ciudad Real. Aparte de lo apuntado considero que una publicación de este género sirve de base para construir una historia seria de un personaje o de un rei- nado, entre otras razones por el gran número de datos que proporciona. 4. ACLARACIONES A lo largo de las páginas que componen este itinerario de don Fernan- do es necesario tener en cuenta lo siguiente: — Se señala el día correspondiente de la semana cuando así consta en la crónica o documento. — Se añade siempre a los folios citados el r (recto) o v (vuelto). — Se recogen a veces varias referencias procedentes de crónicas o de documentos, en una misma fecha, para ofrecer visiones comple- mentarias, diferentes o variadas. — En el caso de que se citen varias crónicas, colecciones documentales o artículos siempre se cita de mayor a menor antigüedad. — Don Alfonso aparece como infante antes de su reconocimiento como heredero del trono de la Corona de Aragón, tras lo cual figu- ra como príncipe. — Las transcripciones se transcriben en la lengua en que están redac- tadas. — Si la fecha aparece entre signos de interrogación (¿?) es porque es dudosa o presumible. — Si el topónimo o parte de él aparece entre corchetes ([]) es aclara- torio, al igual que alguna frase incluida en un texto. 5. FUENTES a) Manuscritas e inéditas: ARCHIVO DE LA CORONA DE ARAGÓN (ACA) Registros de la Cancillería Real: 2382, fol. 21v; 2383, fol 81r-v; 2384, fol. 4v; 2387, fols. 71v-72; 2388, fols 2v-3r; 2391, fol. 22r; 2401, fols. 32v, 35r-v, 76v-77r; 2402, fol. 18r; 2404, fols. 31r, 63r, 2405, fols. 16v, 56v-57r; 2413,
  • 15. Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) 13 fols. 15r, 16v-17v, 21r-22v, 43r, 46v, 60r-v, 60v-61r; 2414, fols. 4r, 26v, 28r, 37r, 44r, 49v-50v, 68r, 74r-v, 76r-v, 91r-v, 100v-101r; 2415, fol. 20r, 56r; 2423, fol. 53v. Cartas Reales de Fernando I: Caja 22, núm. 3019. Autográfos: I-5-F. ARCHIVO DEL CONDE DE ORGAZ (ACO) Empleos, dignidades, oficios: leg. 16, núm. 20. ARCHIVO DEL REINO DE VALENCIA (ARV) Cancillería. Cartas Reales de Fernando I: núm. 12. ARCHIVO DE LA CATEDRAL DE CÓRDOBA (ACCó) Col. Vázquez Venegas: vol. 273, fols. 176r-v; 283, fol. 440r. 027 Cajón I, núm. 80. 032 Cajón P, núm. 130. ARCHIVO DUCAL DE ALBA (ADA) Núm. 191, leg. 11, núm. 3 y núm. 193, leg. 1, núm. 4. ARCHIVO DUCAL DE MEDINACELI (ADM) Archivo Histórico: leg. 55, núm. 23 y 24; 243, núm. 54; 264, núm. 34; 313, núm. 17. ARCHIVO DUCAL DE MEDINASIDONIA (ADMS) Medinasidonia: leg. 767. ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS (AGS) Escribanía Mayor de Rentas: leg. 1. ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL (AHN) Clero: carps. 399, núm. 14; 577, núm. 8; 1158, núm. 12; 1365, núm. 19; 2965, núm. 18; 3102, núm. 4; 3435, fols. 6r-8r. Legs. 1055 y a. 6282. Nobleza. Frías: cajas 86, núm. 4; 128, núm. 4; 234, núm. 15 y 16. Nobleza. Osuna: carps. 7, núm. 18; 39, núm. 9; 186, núm. 1. Legs. 163, núm. 1; 214, núm. 16; 1965, núm. 21; 1810, núm. 8; 2086, núm. 1; 3334, núm. 1. Nobleza. Priego: carp. 1, núm. 13.
  • 16. Santiago González Sánchez 14 ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE ALBACETE (AHPA) Privilegios: carp. 12, núm. 7. ARCHIVO MUNICIPAL DE BURGOS (AMBu) Actas del Concejo: (1411 abril 20), fols. 21r, 22v. ARCHIVO MUNICIPAL DE ÉCIJA (AMÉ) Docs. varios, núm. 50. Leg. 18, núm. 7, 8, 9. Libs. 428, núm. 80 y 86; 429, núm. 94; 430, núm. 15; 434, núm. 32. ARCHIVO MUNICIPAL DE MURCIA (AMM) Actas Capitulares: (1411 enero 10), fol. 122v. Cartas Antiguas y Modernas: Vol. VII, sig. 789. ARCHIVO MUNICIPAL DE LA CORUÑA (AMLC) Índice de Privilegios: núm. 29 y 30. ARCHIVO MUNICIPAL DE JEREZ DE LA FRONTERA (AMJF) Actas Capitulares: (1410), fols. 2-4r, 41v-42r, 42v-43r, 45v-46r, 53v-54r, 55v, 53v-62r, 71r-v, 72v, 89v, 98r, 102r-v, 103r-v. ARCHIVO MUNICIPAL DE PAREDES DE NAVA (AMPN) Cuentas de Propios: carp. 10/15v y 33v. ARCHIVO DE LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID (ARChV) Sección Pleitos Civiles. Escribanía, Quevedo, Fenecidos: carp. 2529, núm. 3. BIBLIOTECA NACIONAL (BN) Manuscritos: 621, fols 34r-39v y 102r-110r; 838, fols. 228r-v; 13030, fols. 132r-133v; 18695, núm. 30. BIBLIOTECA ZABÁLBURU (BZ) Sección Altamira: carp. 14, núm. 3. Sección Miró: carp. 12, núm. 177. REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA Colección Salazar y Castro: A-4, fols. 252r-254v; M-10, fol. 123r; M-23, fol. 73r; M-58, fols. 89r-95v; M-62, fol. 252r; M-95, fols. 290v-292r; O-3, fol. 55v; O-5, fols. 275v-276v.
  • 17. Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) 15 Otros. 9/5425; 9/5431; 9/5432; 9/5437; 9/6270; 9/9274. REAL BIBLIOTECA DE EL ESCORIAL Manuscritos castellanos: 0. I. 16; Z. I. 6. b) Impresas y publicadas: CARRIAZO Y ARROQUIA, J. DE M.: «Sumario de la Crónica de Juan II, glosa- do por un converso en 1544», Anales de la Universidad Hispalense, XIII, 1 (1951), pp. 11-71. CASCALES, FCO. DE: Discursos históricos de la ciudad de Murcia y de su Reino, Murcia, 19804 . Cortes de los antiguos Reinos de León y Castilla, vol. III, Madrid, 1866. Cortes del reinado de Fernando I. Actas de las Cortes de Zaragoza de 1412. Actas de las Cortes de Zaragoza de 1413-1414, Germán Navarro Espinach y Santiago Simón Ballesteros, Edición a cargo de Germán Navarro Es- pinach, Zaragoza, 2009. Dietaris de la Generalitat de Catalunya.Volum I anys 1411 a 1539, dir. Josep María Sans i Travé, Barcelona, 1994. DORMER, D. J.: «Relación de la primera divisa militar que se instituyó en España, llamada de la Jarra, o Terraza; de la Jarra, y del Grifo, de la Jarra, y Estola; con las Ordenanças con que la restauró el rey don Fernando el Primero de Aragón», Discursos varios de Historia; con muchas escrituras reales antiguas, y notas a algunas dellas, Zaragoza, 1683. Epistolari de Ferran I d’Antequera amb els infants d’Aragó i la reina Elionor (1413-1416), Edició a cura de Carlos López Rodríguez, Valencia, 2004. GARCÍA DE SANTA MARÍA, Á.: Le parti inedite della: «Crónica de Juan II» di Álvar García de Santa María, Edizione critica, introduzione e note a cura di Donatella Ferro, Venezia, 1972. — Crónica de Juan II de Castilla, Edición de Juan de Mata Carriazo y Arro- quia, Madrid, 1982. GARCÍA, M.: «El historiador en su taller en Castilla, a principios del siglo XV. Edición y comentario del Ms Esp. 216 de la Bibliothèque Nationa- le de Paris», Atalaya. Revue Française d’Études Médiévales Hispaniques, 10 Automne (1999), pp. 9-180. GONZÁLEZ SÁNCHEZ, S.: Las aportaciones de Jerez de la Frontera a la campaña de Antequera. Colección documental de las Actas Capitulares, Sevilla, 2011. — «Documentos del reinado de Fernando I de Aragón relativos a Casti- lla (1412-1416)», Boletín de la Real Academia de la Historia, CCVIII/III (2011), pp. 343-381.
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  • 19. Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) 17 ÁLVAREZ DE LA BRAÑA, R.: «Carta de don Fernando el de Antequera sobre una derrota de los ingleses en Aragón el año 1413», Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 3ª época, VII (1902). ANÓNIMO: «La espada de San Fernando. Carta del infante D. Fernando en que pide al Cabildo de la Iglesia de Sevilla dicha espada para lle- varla a la conquista de Antequera», Archivo Hispalense, Primera época IV (1888), pp. 80-81. ARAGÓ, M. A.: «El infante Alfonso de Aragón no asistió a la toma de Ba- laguer (1413)», Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón, VII (1962), pp. 623-636. ARANTEGUI, J.: «El sitio de Balaguer en 1413. Bajo el punto de vista del empleo de la artillería», Memorial de Artillería, Serie III, Tomo XV (1887). ARIAS DE BALBOA, V.: El derecho de sucesión en el Trono. La sucesión de Martín I el Humano (1410-1412), Edición y estudio introductorio de Antonio Pérez Martín, Madrid, 1999. ARIE, R.: «Un seigneur bourguignon en terre musulmane au XVe siècle: Ghillebert de Lannoy», Moyen Âge, LXXXIII (1977), pp. 283-302. ARRIBAS PALAU, M.: Musulmanes de Valencia apresados cerca de Ibiza en 1413, Tetuán, 1955. — Intercambio de embajadas entre Abu Said Utman III de Marruecos y Fernan- do I de Aragón, Tetuán, 1956. — Las treguas entre Castilla y Granada firmadas por Fernando I de Aragón, Tetuán, 1956. — «Dos reclamaciones de Yusuf III de Granada a Fernando I de Aragón por incumplimiento de tregua», Separata de Tamuda, Año IV, Semes- tre I, Tetuán, 1956, pp. 7-35. — «Cartas de Fernando I de Aragón a Abú Alí de Marrákús», Separata de Tamuda, Año IV, Semestre II, Tetuán, 1956. — «Cartas de recomendación cursadas al sultán Abu Said Utman III de Marruecos por el rey de Aragón, Fernando I, el de Antequera», Hes- peris-Tamuda, I (1960), pp. 387-407. — «Fernando I de Aragón ante una disputa entre Orihuela, Molina de Segura y Caravaca», Murgetana, 21 (1963), pp. 5-8. — «Fernando de Antequera y sus relaciones con Granada y Marruecos», Anuario de Estudios Medievales, 9 (1974-1979), pp. 531-549. ARTIGAS Y COMA, L.: Estudio crítico-biográfico sobre don Fernando de Antequera, Tesis inédita leída en la Universidad Central, 1903. AVEZOU, R.: «Rapport à M. le Directeur des Hautes-Etudes hispaniques. Ferdinand I de Antequera (1412-1416)», Bulletin Hispanique, XXIX (1927), pp. 351-368.
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  • 27. Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) 25 SALICRÚ I LLUCH, R.: «L’aportació del Maresme a les demandes de la coronació de Ferran d’Antequera i d’Elionor d’Alburquerque», Sessió d’Estudis Mataronins, 14 (1997), pp. 101-114. — «Posibilidades de reanudación de la guerra de Granada a finales del reinado de Fernando I de Aragón (1415-1416)», La Península Ibérica en la era de los descubrimientos 1391-1492, Actas III Jornadas Hispano- Portuguesas de Historia Medieval, vol. II, Sevilla, 1997b, pp. 1437-1449. — «Terces, predicació i recaptació de la croada durant el regnat de Ferran d’Antequera», Anuario de Estudios Medievales, 29 (1999a), pp. 917-926. — «Las demandas de la coronación de Fernando I en el reino de Ara- gón», Aragón en la Edad Media, 14-15 (1999b), pp. 1409-1427. — «Contrastes ibéricos ante el comercio con el Islam. Imágenes del co- mercio con «tierra de moros» del reinado de Fernando de Anteque- ra», La Península Ibérica entre el Mediterráneo y el Atlántico. Siglos XIII-XV, Manuel Gonzalez Jiménez e Isabel Montes Romero Camacho (Edito- res), Sevilla-Cádiz, 2006, pp. 351-366. SÁNCHEZ CATÓN, FCO. J.: «El retablo viejo de San Benito el Real de Valla- dolid en el Museo del Prado», Archivo Español de Arte, XIV (1940-1941), pp. 272-278. SANCHO IZQUIERDO, M.: «Ensayo de una biografía de Don Antonio de Luna y de su influencia en el Compromiso de Caspe», Revista de Archi- vos, Bibliotecas y Museos, 3ª época, año XVIII, tomo XXX (1914), pp. 107-115, 265-282, 453-464. SANTOS CRUZ, A. DOS: «Como el-Rey emuiou noteficar ho boom aqueeçi- mento da conquista de Ceuta», Os Reinos Ibéricos na Idade Media. Livro de Homenagem ao Professor Doutor Humberto Carlos Baquero Moreno, Coor- denaçao de Luís Adão da Fonseca, Luís Carlos de Amaral, Maria Fer- nanda Ferreira Santos, vol. I, Porto, 2003, pp. 55-64. SARASA SÁNCHEZ, E.: «Fernando I y Zaragoza. La coronación de 1414», Cuadernos de Zaragoza, 10 (1977), pp. 5-23. — Aragón y el Compromiso de Caspe, Zaragoza, 1981. — «La alimentación de un rey aragonés y su séquito a comienzos del si- glo XV», Manger et boire au Moyen Âge. Actes du Colloque de Nice (15-17 octubre 1982), vol. II Cuisine, manières de table, régimes alimentaires, Nice, 1984, pp. 223-231. — Aragón en el reinado de Fernando I (1412-1416). Gobierno y Administra- ción. Constitución Política. Hacienda Real, Zaragoza, 1986. — «Poliorcética, economía de guerra y hacienda en el siglo XV (El asalto a Balaguer por Fernando I en 1413)», La organización militar en los si- glos XV y XVI. Actas de las II Jornadas Nacionales de Historia Militar, Mála- ga, 1993, pp. 369-376.
  • 28. Santiago González Sánchez 26 SEVERIN, D. S.: «A letter of complaint from Fernando de Antequera about Leonor López de Córdoba in PN2», Nunca fue pena mayor. Estudios de literatura española en homenaje a Brian Dutton, ed. A. Méndez Collera y V. Roncero, Cuenca, 1996, pp. 633-644. SEVILLANO COLOM, FCO.: «Cancillerías de Fernando I y de Alfonso V», Anuario de Historia del Derecho Español, XXXV (1965), pp. 169-216. SOBREQUÉS I CALICÓ, J.: «El pactisme en l’origen de la crisi política catala- na: les Corts de Barcelona de 1413», Les Corts a Catalunya. Actes del Congrés d’Història Institucional, Barcelona, 1991, pp. 79-85. SOBREQUÉS I VIDAL, S.: El Compromís de Casp i la noblesa catalana, Barcelo- na, 1973. SOLDEVILA, F.: «La mort de Ferran d’Antequera a Igualada», Miscellanea Aqualatensia (1949), pp. 25-31. SUÁREZ FERNÁNDEZ, L.: Relaciones entre Portugal y Castilla en la época del infante don Enrique 1393-1460, Madrid, 1960. — Castilla, el Cisma y la Crisis conciliar (1378-1440), Madrid, 1960. — Los Trastámaras de Castilla y de Aragón en el siglo XV (1407-1474), en Historia de España de Menéndez Pidal, vol. XV, Madrid, 1970, pp. 1-318. — «Datos acerca de la política exterior del infante don Fernando, re- gente en Castilla», IV Congreso de Historia de la Corona de Aragón, Actas y Comunicaciones I, (Mallorca 1955), Barcelona, 1970, pp. 39-44. TINTÓ SALA, M.: «Un genovés interviene en actos de piratería en el Medi- terráneo durante el reinado de Fernando I», Atti del Iº Congresso Stori- co Liguria-Catalogna, Bordighera, 1974, pp. 397-401. — «A propòsit de la corona del rei Ferran d’Antequera», Estudis Historics i Documents dels Arxius, VIII (1980), pp. 143-148. TORRES FONTES, J.: «Dos divisiones político-administrativas en la minoría de Juan II de Castilla», Anales de la Universidad de Murcia, 3º y 4º cua- trimestre (1946-1947), pp. 339-353. — «La política exterior en la Regencia de D. Fernando de Antequera», Anales de la Universidad de Murcia, XVIII, (1959-1960), pp. 25-75. — «Las Cortes castellanas en la menor edad de Juan II», Anales de la Universidad de Murcia, XX (1961-1962), pp. 49-71. — «La regencia de don Fernando de Antequera», Anuario de Estudios Medievales, 1 (1964), pp. 375-429. — «La regencia de don Fernando el de Antequera y las relaciones caste- llano-granadinas (1407-1416)», Miscelánea de Estudios Árabes y Hebrai- cos, XIV-XV (1965-1966), pp. 137-167. — «La segunda campaña, Antequera. 1410», Miscelánea de Estudios Ára- bes y Hebraicos, XXI (1972), pp. 37-84.
  • 29. Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) 27 TORRES FONTES, J.: «La Regencia de Don Fernando el de Antequera y las relaciones castellano-granadinas. Cuarto período. Treguas», Miscelá- nea de Estudios Árabes y Hebraicos, XXII fasc. 1 (1973), núm. I, pp. 49- 101, recogido en La Regencia de don Fernando el de Antequera y las rela- ciones castellano-granadinas (1407-1416), Cádiz, 1999. — «Don Fernando de Antequera y la romántica caballeresca», Miscelá- nea Medieval Murciana, V (1980), pp. 83-120. TORTOSA DURÁN, J.: «Fernando I de Aragón, reformador de las costum- bres de Lérida», IV Congreso de Historia de la Corona de Aragón, Actas y Comunicaciones I, (Mallorca 1955), Barcelona, 1970, pp. 337-343. UDINA I ABELLÓ, A.: Els testaments dels comtes de Barcelona i dels reis de la Co- rona d’Aragó. De Guifré Borrell a Joan II, Barcelona, 2001. UNALI, A.: «Riflessi dell’allestimento della flotta portoghesse destinata alla conquista di Ceuta nella politica mediterranea di Fernando I d’Aragona», XV Congreso de Historia de la Corona de Aragón. Relaciones de la Corona de Aragón con los estados cristianos peninsulares (siglos XIII-XV), Zaragoza, 1997, pp. 493-509. VEAS ARTESEROS, FCO. DE A.: Itinerario de Enrique III, Murcia, 2003. VENDRELL DE MILLÁS, FCA. Y A. MASIÁ DE ROS: Jaume el Dissortat. Darrer com- te d’Urgell, Barcelona, 1956. VENDRELL DE MILLÁS, FCA.: «La política proselitista del rey D. Fernando I de Aragón», Sefarad, X (1950), pp. 349-366. — «Relación médica de la enfermedad del rey Fernando de Anteque- ra», Archivo Iberoamericano de Historia de la Medicina y Antropología Médi- ca», vol. X (1958), pp. 111-119. VENDRELL GALLOSTRA, FCA.: Violante de Bar y el Compromiso de Caspe, Barce- lona, 1992. VICENS VIVES, J.: El segle XV. Els Trastàmares, Barcelona, 1969. — Los Trastámaras y Cataluña (1410-1479), en Historia de España de Me- néndez Pidal, Tomo XV, Madrid, 1970, pp. 599-793. — Juan II de Aragón (1398-1479). Monarquía y revolución en la España del siglo XV, Pamplona, 20032 . VIDAL BELTRÁN, E.: «Política patrimonial de Fernando I y Alfonso V en el reino de Valencia», IV Congreso de Historia de la Corona de Aragón, Actas y Comunicaciones I, (Mallorca 1955), Barcelona, 1970, pp. 495-503. VIELLIARD, J. Y R. AVEZOU: «Lettres originales de Charles VI conservées aux archives de la Couronne d’Aragon à Barcelone», Bibliothèque de l’École des Chartes, XCVII (1936), núm. XXII, pp. 317-373. VILLANUEVA, L. T.: «La Orden española de caballería de la Jarra», Boletín de la Real Academia de la Historia, LXXV (1919), pp. 68-77.
  • 30. Santiago González Sánchez 28 YAGÜE FERRER, Mª I.: «Una extensa historia para un breve reinado: Gesta Ferdinandi regis Aragonum, del humanista Lorenzo Valla», Aragón en la Edad Media. Homenaje al profesor emérito Antonio Ubieto Arteta, VIII (1989), pp. 697-716.
  • 31. 29 LOS DESPLAZAMIENTOS A lo largo de las páginas que siguen pretendo situar al lector en la pro- blemática que implicaban los desplazamientos de miembros de la familia real o de los monarcas en los primeros decenios del siglo XV. Para ello, y alejado de toda pretensión de exhaustividad, escogeré en cada caso algún ejemplo representativo que sirva para ilustrarlo. 1. LA PLANIFICACIÓN En general, sabemos bastante poco sobre los preparativos de los viajes de don Fernando como regente castellano y, más tarde, como rey de Ara- gón, si bien durante esta última etapa de su vida la información es más numerosa y esclarecedora al respecto. Los testimonios de las crónicas cas- tellanas, por ejemplo la de García de Santa María, suelen ser más escuetos que los que proporciona Zurita. Lo más normal es que García de Santa María se limite a dar la fecha de salida o de llegada a un determinado lugar y, como mucho, que concrete el tiempo que don Fernando perma- neció en él: «… partió de Carmona e fuése a Marchena, e estobo ay tres días…», «E por ende, partió el Infante de Carmona, miércoles nueve días de nobienbre… E fue a comer a Alcalá de Guadayra». Resulta excepcional algún testimonio como el siguiente: «E allí ordenó e mandó que partiesen muy de mañana, domingo veinte e çinco días de setiembre, el pendón de Sevilla e el maestre de Santiago…». Refiriéndose a los preparativos para su primera entrada en Aragón, Panzán recoge que «Estuvo el Rey en Cifuentes, ordenando sus hechos y poniendo en el regimiento las villas y lugares que tenía en Castilla de su patrimonio; luego se partió de allí y llevó su camino derechamente a la ciudad de Zaragoza». Jerónimo Zurita es más explícito al afirmar que don Fernando: «Detú- vose algunos días para dejar ordenadas las cosas de los reinos de Castilla
  • 32. Santiago González Sánchez 30 en las provincias que estaban a su cargo…», «Antes que partiese de Cuen- ca había ordenado que viniesen de Castilla para entrar con su persona real ciertas compañías de gentes de armas de los suyos… [pues] había delibera- do entrar en estos reinos con mucha gente suya y de diversas gentes de Castilla». Sin embargo, un testimonio recogido por este último cronista revela la excepcionalidad de que el rey iniciase un viaje y no diese cuenta de ello. Se refiere a la salida de don Fernando de Barcelona a Igualada en 1416 y hay que ponerlo en relación con su enfrentamiento con los regidores de la Ciudad Condal por negarse a pagar un impuesto municipal: «Otro día, sin publicar el rey su partida sino a muy pocos de los más íntimos de su casa, se salió de la ciudad… con mucho pesar y sentimiento…». Al margen de testimonios indirectos, la documentación permite com- probar de forma fehaciente que cualquier desplazamiento regio conlleva- ba una gran preparación, por ejemplo desde el punto de vista logístico, e implicaba a numerosas personas no solo del séquito real sino también a proveedores, transportistas y otros. Ejemplo de ello es el avituallamiento dispuesto para el viaje que el rey don Fernando tenía que hacer a Niza con motivo del Cisma de la Iglesia, y que después se cambió por Perpiñán3 . Los preparativos se hicieron a veces con meses de antelación y el viaje hubo de posponerse, entre otras razones, por la delicada salud de don Fer- nando. De su estancia en Castilla como regente del reino es buen ejemplo la demora de su salida de Sevilla hacia la frontera granadina por su enfer- medad, en el verano de 1407. Y también por motivos de salud se retrasó su salida de Valencia y se acortó la distancia del viaje que debía hacer, prime- ro a Niza y después a Perpiñán, para intentar solucionar el Cisma de la Iglesia en 1415. Desplazamientos apresurados hubo pocos. El motivado por la negativa de los nobles castellanos a proseguir el cerco a Setenil en 1407 fue uno, y otro el que provocó una epidemia de peste en Valladolid en 1409 y que hizo que la corte se desplazase primero a Laguna de Duero y dos días más tarde a Tordesillas, más alejada del foco de infección, lo que motivó el des- contento de los miembros del Consejo real y nos muestra los problemas de alojamiento que esa decisión conllevaba: «E a los del Consejo del Rey pesaua dello, porque no avía ende lugar do posasen todos, por quanto hera forçado que abrían de posar por las aldeas en derredor», como indi- ca García de Santa María. 3 SARASA SÁNCHEZ, E., «La alimentación de un rey aragonés y su séquito a comienzos del siglo XV», Manger et boire au Moyen Âge. Actes du Colloque de Nice (15-17 octubre 1982), vol. II Cuisine, manières de table, régimes alimentaires, Nice, 1984, pp. 223-231.
  • 33. Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) 31 2. EL DESARROLLO DE LOS VIAJES La mayor parte de los viajes que don Fernando realizó no debieron de alterarse en su recorrido ni en su duración; solo en unos pocos casos su salud o circunstancias relacionadas con la situación política pudieron modificarlos, siquiera brevemente, o añadir una preocupación más. Ejem- plo de lo primero es el viaje desde Valencia a Perpiñán con continuas modificaciones, no en el recorrido, sino en las escalas y en el medio de transporte, y, por consiguiente, en su duración, a raíz de su delicado esta- do de salud. «Salió en una litera de Valencia… y de allí se fue por tierra a Santa María del Puch… y a 21 de agosto se entró en su galera y fue hasta Castellón de Burriana con mucha fatiga; y allí salió a tierra porque le hacía notable daño la mar. Tornose a embarcar al día siguiente, y llegando a la costa de Cataluña a un lugar del conde de Módica se le hizo gran recibi- miento y fiesta y se regocijó mucho; y continuó su viaje hasta Barcelona», como tomo de Zurita. El trayecto hacia la frontera con el reino de Granada con motivo de la campaña de 1410 se vio condicionado en parte por la rebelión de García Fernández de Villagarcía, comendador mayor de la Orden de Santiago en Castilla, descontento porque el regente le había usurpado el maestrazgo de la Orden de Santiago, al que aquél aspiraba para su hijo Enrique. Don Fernando enviaba una carta al concejo de Jerez de la Frontera, fechada el 10 de marzo en Guadalupe, comunicándoles que se encontraba a la espera de tomar el castillo de Montánchez y que, en caso que no se le entregase, mandaría ponerle cerco, pero no demoraría su marcha hacia Córdoba, donde pensaba estar el 20 de ese mes de marzo. Fago vos saber en llegando aquí a Guadalupe me dixieron como un cas- tillero se alçara conel castillo de Montánches por lo qual yo partí luego de aquí para allá, e bien tengo que luego se medará el dicho castillo e en caso que otra cosa fuese e se me non entregase, [yo en qualquier] manera, non me entiendo ay detener, antes entiendo luego partir derechamente para la çibdat de Córdova e plasiendo a Dios yo seré enla dicha çibdat de Córdova a veynte días deste mes de março segunt que vos lo enbie desir, delo qual sed bien çiertos4 . Sin embargo, como se muestra en el itinerario, don Fernando no llegó a Córdoba hasta comienzos del mes de abril. 4 AMJF, AC, (1410 marzo 20), fols. 45v-46r, publicado por GONZÁLEZ SÁNCHEZ, S., Las aportaciones de Jerez de la Frontera a la campaña de Antequera. Colección documental de las Actas Capi- tulares, Sevilla, 2011, núm. 22, pp. 53-54.
  • 34. Santiago González Sánchez 32 3. CONDICIONANTES GEOGRÁFICOS Y ATMOSFÉRICOS DE LOS DESPLAZAMIENTOS La parquedad de las fuentes hace que en este, como en otros casos, nuestro conocimiento sea muy escaso. Hay que tener en cuenta que el medio geográfico en el que don Fernando se desenvolvió era esencialmen- te el mismo que el actual, pero mucho menos alterado por la mano del hombre, por lo que los desplazamientos, condicionados también por los medios de transporte utilizados, el numeroso acompañamiento que lleva- ba y la práctica inexistencia de infraestructuras para atravesar montañas y ríos, eran muy lentos. Así, por ejemplo, García de Santa María señala lo siguiente de los desplazamientos previos al inicio de la campaña de 1407: «E este día andubo mucho, que anduvo quatro leguas…». Tras el abando- no del cerco a Setenil, el mismo año, «… el Infante yva a más andar, quan- to podía, por se tirar del fuego, fasta que así salió del real». Sin embargo, distancias menores serían bastante corrientes, como ocurrió tras dejar Sevilla en el verano de 1407: «E otro día folgó ay [Alcalá de Guadaira] que hera día de Santa María de setiembre. E fué así por sus jornadas fasta que llegó a Carmona, sábado diez días de setiembre», y esta misma ciudad des- pués de la campaña de Antequera: «… e fue por su camino, andando dos leguas o tres, fasta que llegó a Çalamea». Las noticias sobre ciertos accidentes geográficos de sus viajes son, ade- más de parcas, escasas. Panzán escribe que el infante en 1407 «… partióse de la reina con gentes de armas de caballo y de pie y pasó los puertos y fuese al Andalucía. Y llevó consigo otra corte por el Rey como quedaba con la reina…». García de Santa María, refiriéndose a su desplazamiento de Sevilla a Triana ese mismo año, señala que «Fué por el río en vna bar- queta…». Por su parte, Zurita, al dar cuenta de los preparativos del asedio a Balaguer en 1413, señala: «… queriendo [el rey] aquella noche pasar a ponerse sobre Balaguer húbose de detener por venir el río Segre cresci- do», lo que corrobora un documento del monarca a su hijo primogénito: «… per tal que lo riu es crescut, no som poguts passar e som aturats ací…»5 . En alguna ocasión el desplazamiento por un río sin duda aligeró la dura- ción del trayecto, como ocurrió cuando iba a las vistas de Morella con Benedicto XIII: «Fuese el rey por el río Ebro en barcas hasta Escatrón», indica el mismo cronista. En la misma línea, los fenómenos meteorológicos tampoco llamaron la atención de los cronistas, quizá porque no fueran excepcionales, como sí 5 ACA, Cancillería, reg. 2402, fol. 11r, publ.: Epistolari de Ferran I d’Antequera amb els infants d’Aragó i la reina Elionor (1413-1416), Edició a cura de Carlos López Rodríguez, Valen- cia, 2004, núm. 18, pp. 38-39.
  • 35. Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) 33 lo debieron de ser los aguaceros con los que don Fernando partió de Gua- dalete en 1407: «E él partió de Guadalete, con muy gran agua del çielo», y con el que entró en Sevilla en 1410 «… venía el señor Infante con muy grande agua que llovía del çielo», como tomo de García de Santa María. En ambos casos la situación de inestabilidad atmosférica era normal para la estación del año. 4. LA SITUACIÓN POLÍTICA Y MILITAR No es mi objetivo revisar la situación política previa o simultánea a todos los desplazamientos que hizo don Fernando a lo largo de su trayec- toria, solo me fijaré en varios de ellos que considero interesantes por diver- sas razones y que pudieron influir en los viajes. El viaje a Sevilla con motivo de la campaña militar contra el reino de Granada en 1407, sin duda, fue uno de los más delicados por razones tan diversas como las recientes desavenencias con la reina doña Catalina y, sobre todo, por el escaso apoyo que el infante tenía entre la nobleza, como se demostraría poco más tarde. El retorno a la corte en Guadalajara a comienzos de 1408, tras una campaña militar que cabe calificar como mediocre en el alcance de sus objetivos, puso de manifiesto la importancia y profundidad de esos enfrentamientos. Por el contrario, tras su control de la corte y de los principales organismos de gobierno en el verano de ese año, así como de la nobleza, el viaje a Andalucía para iniciar una nueva campaña militar en 1410 no ofrecía ninguna complicación y, mucho menos, el de regreso tras la toma de Antequera y la práctica anulación de los granadinos. En efecto, si se comparan los trayectos de vuelta de don Fernando a la corte, se puede ver que el primero se extiende poco más de mes y medio, mientras que el que hace en 1411 se alarga por dos meses y medio. En 1411 y hasta mediados de 1412, en que sale de Castilla, el control del reino por el infante era prácticamente total. La aceptación de su candi- datura, como única desde el reino castellano al trono de la Corona de Ara- gón sobre la de su sobrino Juan II, determina todos sus movimientos a par- tir de entonces. Tras la finalización de las Cortes de Valladolid y su marcha hacia Ayllón, a donde obliga a acudir a la corte, don Fernando inició su andadura escalonada hacia Cuenca, donde esperó la resolución favorable de su demanda; fue el periodo de más larga duración en que los regentes de Castilla estuvieron separados desde los inicios de la regencia conjunta a comienzos de 1407. Como rey de Aragón considero sus viajes de Zaragoza a Barcelona en 1412, el que realizó en 1413 hacia Balaguer y desde allí a Zaragoza a comienzos de 1414, y el que le conduce desde esta última ciudad, con
  • 36. Santiago González Sánchez 34 escala en Montblanc, donde había convocado a los catalanes a Cortes, has- ta la ciudad de Valencia. El primer viaje por las tierras de sus nuevos reinos fue, sin duda, uno de los más complicados de don Fernando por razones tan diversas como la inseguridad existente en algunas ciudades, la grave situación financiera que encontró y, sobre todo, por la persistencia de la reivindicación de don Jaime de Urgel al trono, que conllevaba también la animadversión de parte de la nobleza. Este primer viaje, que culminaría en Barcelona, donde estaban convocadas Cortes que se desarrollaron en 1413, supuso la toma de contacto con una realidad política distinta a la castellana o, cuando menos, más com- pleja, de lo que son buen ejemplo los pactos a los que tuvo que llegar en dichas Cortes para obtener de ellas un préstamo monetario. El viaje hacia Balaguer en 1413, aun siendo de los más cortos en el espacio, sin duda fue de los más complejos que realizó desde un punto de vista político. El rey abandonó Barcelona con las Cortes sin terminar; ante la falta de hombres de armas castellanos, mandó armar a los pobres de ese origen que estaban en Barcelona y se dispuso a iniciar una nueva campaña militar. La toma de Balaguer, la prisión del conde don Jaime de Urgel, el control de los núcleos que le eran favorables y la inexistencia de graves problemas externos hicieron que su posterior viaje a Zaragoza para coro- narse fuese de los más felices que realizó. La persistencia de problemas como el planteado por la recuperación de parte del patrimonio real, los ambiciosos proyectos que tenía para sus hijos o el nuevo desencuentro con los catalanes en las Cortes de Tortosa- Montblanc de 1414, al margen de su implicación en la resolución del Cis- ma de la Iglesia, estuvieron detrás del viaje que tuvo como destino Valen- cia a finales de 1414. La conclusión general que podemos sacar de todos ellos es que rara vez la movilidad de don Fernando estuvo condicionada por el contexto y la coyuntura política del momento, aunque existen trayectos que rebaten lo anterior y que obedecen a imperativos forzados como fue el de aplazar el viaje de Barcelona a Valencia por el del asedio a Balaguer. Algunas de las situaciones apuntadas determinaron el carácter principal de los viajes, por ejemplo, durante su época como monarca predominan los de carácter político, entre otros la celebración de Cortes, el juramento de fueros y su reconocimiento como rey en los distintos territorios a él sujetos, incluyendo también entre los de este carácter su viaje a Perpiñán por la cuestión del Cisma de la Iglesia. Carácter militar tienen sus campañas de 1407, 1410 y 1413. Mientras que determinadas visitas a centros religiosos, tales como Guadalupe o Montserrat, fueron camino de otros destinos, al igual las noticias que nos han llegado de sus momentos de esparcimiento.
  • 37. Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) 35 5. ASPECTOS LÚDICOS Y RELIGIOSOS La mayor o menor duración de los viajes también tuvo relación con la práctica o no de una de las aficiones más comunes de la nobleza y de la monarquía, la caza, entendida como entretenimiento y entrenamiento militar. Algunas de las noticias que nos han llegado de los viajes de don Fer- nando reflejan una gran afición venatoria que llevó a cabo durante algu- nos trayectos. Así, ocurrió durante su estancia en Merlina, en las proximi- dades de Sevilla, en 1407, cuando fue a cazar «… perdigones e codorniçes» y más tarde «… vn puerco montés», o en los recorridos de vuelta a Castilla tras finalizar las dos campañas militares contra los granadi- nos. En 1407 en Carmona «… fue a monte por la Jara de Carmona, a puer- cos quél ende tenía concertados». Y tras abandonar Sevilla, a comienzos de 1411, al sur de la actual Extremadura, en Zalamea de la Serena «… le conçertaron vn puerco, que mató», nos dice García de Santa María. O en el viaje que realizó a Zaragoza en 1414, siendo ya rey de Aragón, tras pro- cesar al conde de Urgel en Lérida: «Salió el rey de Lérida a 10 del mes de enero [1414]; y vínose a Pina… y allí corrió monte de puercos monteses», escribe Zurita. Como se puede ver casi todas las noticias que poseemos de sus aficiones cinegéticas son posteriores a la finalización de importantes misiones y relativas a caza mayor. Otro testimonio del interés de don Fernando por la caza y de que también la prácticó su hijo, el infante don Juan, es la solicitud que éste le hizo pidiéndole monteros por su deseo de «correr monte» en la zona de Alcañiz. Por otra parte, don Fernando es un claro ejemplo de la importancia que tenía la religión y de las muestras que conllevaba en la sociedad medieval, siendo la religiosidad uno de los rasgos que le caracterizaron. En ese sentido, el viaje, a pesar de las incomodidades que tenía, no debía de constituir ningún problema y, mucho menos, una interrupción de cier- tas prácticas religiosas. De ahí que don Fernando viaje acompañado de su confesor, de imágenes, de altar portátil, que asista a misa diariamente o que rece las Horas a la Virgen María. Casi todos los viajes que emprendió tienen algún rasgo de carácter reli- gioso o la religión está presente de una u otra manera. Veamos tres ejem- plos de los varios que se podrían presentar. En su viaje a Andalucía en 1407 paró a la ida en la catedral de Toledo para levantar el luto por la muerte de su hermano y a la vuelta para hacer «… cumplimiento del año del rey don Enrique su hermano». Toledo, como necrópolis real, repre- sentaba la conciencia dinástica en un momento del calendario estrecha- mente ligado a la conmemoración de los ancestros.
  • 38. Santiago González Sánchez 36 En Sevilla, el mismo día en que se desplazaba para comenzar la campa- ña militar, «… oyó misa reçada ay, en el altar de Sancta María. E de ay cabalgó e fuése a la iglesia de Santa María la Mayor, por tomar la espada del santo rey don Fernando», señala García de Santa María. A su vuelta fue otra vez a la catedral a devolver la espada de San Fernando y a hacer ora- ción. En 1413, antes de hacer personalmente la guerra al conde de Urgel, al abandonar Barcelona, fue «… al monasterio de Nuestra Señora de Monse- rrate», sin duda, a pedirle protección y ayuda. 6. LOGÍSTICA: TRANSPORTE, ALIMENTACIÓN Como se ha mencionado brevemente más atrás la práctica totalidad de los viajes de don Fernando conllevaron una gran preparación. Ejemplo de ello durante su etapa castellana fue la campaña militar de 1410 que motivó su segundo viaje a Andalucía. En efecto, tras la campaña de 1407, armas e ingenios militares se depositaron en ciertos lugares con vistas a una nueva incursión castellana en el territorio granadino. El infante solicitó en las Cortes de Guadalajara, de comienzos de 1408, cierta cantidad de dinero para pagar el sueldo a la gente que iría con él a la guerra y expuso a los procuradores la necesidad de proveerse de «… pan que es muy nesçesario que desde agora se conpre e se conmiençe, a llevar a la frontera, porque dello ayamos abasto. E otrosí, fazer algunas lonvardas, engeños e mantas, que son menester. E conprar los pertrechos que son menester para la taraçana, para el reparar e adovar de las galeas». Como prorrogó las tre- guas con el reino de Granada y no era inminente la campaña, ordenó a la ciudad de Murcia en 1408 el envío del «… mas pan que ser pueda» a Sevi- lla, convertida en granero y, entre otras medidas, se eximió a los mercade- res del pago de la alcabala, el almojarifazgo y cualquier derecho, primán- doles con cuatro maravedíes más por fanega; centralizó la entrega de cereal que percibía el rey de las tercias del obispado y reino de Murcia, destinado a hacer bizcocho para las galeras que se armarían para la gue- rra, y contó con la colaboración de las autoridades eclesiásticas del arzobis- pado de Sevilla en la tarea de lograr provisiones suficientes. En las Cortes de Valladolid de 1409 el infante solicitó de nuevo el pedido para la guerra y estando la corte en esa ciudad volvió a prorrogar las treguas con los gra- nadinos, todo con vistas a completar los preparativos necesarios para una nueva campaña militar. Como rey de la Corona de Aragón no pudo preparar con tanta antela- ción la campaña militar contra el conde don Jaime de Urgel y, por consi- guiente, su viaje para cercar Balaguer. Me centro en este periodo de la vida de don Fernando en la logística de transporte y alimentación dispues-
  • 39. Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) 37 tos con motivo de su entrevista con Benedicto XIII y con Segismundo de Luxemburgo6 . En este sentido conocemos que buena parte de los produc- tos –77 cahíces de trigo, 99 perniles de carne salada, 10 arrobas de queso y una cantidad indeterminada de vino– se adquirieron en la ciudad de Zara- goza y en otros lugares del reino de Aragón. Desde Zaragoza, donde que- daron depositados, los trasladaron por barca hasta Tortosa por el río Ebro. Y «Desde Tortosa se llevaron las mercancías a Barcelona por mar y luego a Collioure en la nave de Francés Fuster, para acopiarlas finalmente en Per- pignan». El importe de la operación de abastecimiento de esos cuatro pro- ductos, al margen del transporte de 51 espadas, fue de 4.481 sueldos, 9 dineros y 6 florines. Desconocemos el destinatario último de estos produc- tos, sin duda, una parte mínima de los que se dispusieron para las vistas de Perpiñán, pues, según Pérez de Guzmán, durante los cincuenta días que Segismundo estuvo en Perpiñán: «… siempre el rey de Aragón hizo la des- pensa al Emperador e a todos los que con él venían muy largamente, dan- do a todos aves e pescados de muy diversas maneras, e vinos castellanos e griegos, e malvasías, de tal manera que los Alemanes e los otros extrange- ros se maravillaban de la desmesurada despensa quel Rey hacía»7 . Creo que es un pequeño pero elocuente ejemplo de los gastos que implicaban los desplazamientos reales en esta época, y que además es fiel reflejo de uno de los postulados de economía política de la corte: «El rey que no da no es rey». 7. LOS TRAYECTOS En el presente itinerario se recogen aproximadamente veinticinco via- jes que hizo don Fernando entre comienzos de 1407 y abril de 1416, teniendo en cuenta que los desplazamientos que hizo en 1409 (Valladolid- Palencia-Paredes de Nava y vuelta a Valladolid) los he contado como uno solo. He preferido agruparlos en una tabla a presentarlos de forma redac- tada, sobre todo porque así se pueden visualizar al mismo tiempo y compa- rar unos años con otros para poder extraer algunas conclusiones. 6 Me baso en la citada obra de SARASA SÁNCHEZ, E., «La alimentación…», pp. 223-231. 7 PÉREZ DE GUZMÁN, F., Crónica del serenísimo príncipe don Juan, segundo rey deste nombre en Castilla y León, escrita por el noble y muy prudente caballero Fernán Pérez de Guzmán, Señor de Batres, del su Consejo, Biblioteca de Autores Españoles, Colección ordenada por don Cayetano Rosell, vol. LXVIII, t. II, Madrid, 1953, p. 365.
  • 40. Santiago González Sánchez 38 VIAJES DE DON FERNANDO (1407-1416) AÑO ORIGEN DESTINO DURACIÓN NÚM. ESCALAS 1407 Toledo Segovia Sábado 1 enero-viernes 7 1 1407 Segovia Sevilla Mártes 13 abril-miércoles 22 junio 8 1407 Sevilla Zahara Miércoles 7 septiembre-26 septiembre 8 1407 Zahara Setenil Lunes 3 octubre-miércoles 5 1 1407 Setenil Sevilla Martes 25 octubre- 10 noviembre 7 1407- 1408 Sevilla Guadalajara 14 noviembre-finales de enero 9 1408 Guadalajara Valladolid ¿septiembre-octubre? No consta 1409 Valladolid Paredes de Nava- Valladolid Aprox. finales marzo-2ª quincena diciembre 6 1410 Valladolid Córdoba Antes del 20 febrero-2 abril 5 1410 Córdoba Antequera 21 al 26 abril 4 1410 Antequera Sevilla Viernes 3 al 14 octubre 6 1411 Sevilla Valladolid 14 enero-2 abril 5 1411 Valladolid Ayllón Entre junio y julio No consta 1411 Ayllón Cuenca Ppios. novbre.-mediados de dicbre. 4 1412 Cuenca Zaragoza 1.ª semana de julio-2 agosto Entre 4 y 6 1412 Zaragoza Barcelona Aprox. 15 octubre-28 noviembre 6 1413 Barcelona Balaguer Aprox. 2.ª semana julio-5 agosto 4 1413 Balaguer Lérida 6 al 10 noviembre Sin escala 1414 Lérida Zaragoza 10 al 17 enero 2 1414 Zaragoza Morella 18 junio-1 julio 4 1414 Morella Montblanc Después 11 sept.-aprox. 28 5 1414 Montblanc Valencia Después 7 dic.-22 diciembre 3 1415 Valencia Perpiñán Aprox. 21 o 22 al 31 agosto 6 1416 Perpiñán Barcelona Aprox. 2.ª semana febrero-27 febrero 5 1416 Barcelona Igualada 9 marzo-aprox. 14 marzo 3 Desglosando los datos anteriores podemos señalar que en 1407 el infante don Fernando emprendió seis viajes, de los cuales concluyó cinco.
  • 41. Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) 39 Por el contrario, 1408 y 1409, con un viaje cada uno, aunque en el último caso con uno que le ocupó buena parte del año, ocupan el periodo en que hizo menos. En 1410 y en 1411 hizo tres viajes, número que baja a dos en 1412 y en 1413. El año 1414, con cuatro viajes, fue el año en que más se movió como monarca, mientras que 1415 con uno, pero bastante largo, fue el que menos, para terminar con los dos que realizó en 1416. Los trayectos oscilan entre los dos meses y medio, aproximadamente, como el que le llevó de Sevilla a Valladolid en 1411, hasta los cuatro días que empleó en cubrir la distancia que separaba a Balaguer de Lérida en 1413, pasando por los once en volver de Antequera a Sevilla en 1410 o los siete que tardó en ir de Lérida a Zaragoza en 1414. Sin temor a equivocar- me, sobre todo porque he preferido ser cauto, puedo afirmar que el tiem- po que don Fernando empleó en todos los desplazamientos recogidos en este itinerario superó con creces los quinientos días, es decir, aproximada- mente un año y medio de su vida. Desde el punto de vista de la estacionalidad de los desplazamientos no se observa el predominio de ninguna época del año. Don Fernando emprende viajes en todas las estaciones, algunos años como 1407 y 1411 en las cuatro, aunque lo más normal es que sean dos o tres, como 1412, 1413 y 1414, y excepcionalmente una, como en el verano de 1415. Tampoco hay una orientación geográfica predominante en los trasla- dos, si bien durante su etapa castellana la principal dirección es Norte-Sur y a la inversa, motivada por las campañas militares. Sin embargo, sus viajes en la Corona de Aragón son principalmente de dirección Oeste-Este y viceversa en los dos primeros años, mientras que no hay una dirección definida en 1414 y se impone la orientación Sur-Norte y al contrario en 1415 y en 1416.
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  • 43. 41 LAS ESTANCIAS No tenían la misma consideración las poblaciones que mediaban entre el origen y el destino final del viaje que aquellas otras que se convertían en residencia durante meses. Por lo general, las crónicas, aun dentro de su parquedad, se detienen más en estas últimas o, cuando menos, hacen más referencias a ellas. 1. LAS ESTANCIAS Basándome en el cuadro de los viajes que hizo don Fernando las prime- ras preguntas que surgen son: ¿dónde residió más o menos tiempo? y ¿en qué poblaciones? En tal sentido se conoce que en 1407 permaneció en Sevilla entre el 22 de junio y el 7 de septiembre y de nuevo entre el 10 y el 14 de noviembre, y que durante el mismo año estuvo en Setenil entre el 5 y el 25 de octubre. En 1408 estuvo en Guadalajara entre finales de enero y el mes de septiembre, sin que se pueda concretar una fecha. Ese mismo año, aproximadamente desde octubre, permaneció en Valladolid hasta finales de marzo de 1409 y a donde volvió el 22 de diciembre. Abandonó Valladolid aproximadamente el 20 de febrero de 1410. Este último año la estancia más prolongada fue ante los muros de Antequera, entre el 26 de abril y el 3 de octubre, para regresar a Sevilla el día 14 de ese mes y perma- necer hasta el 14 de enero de 1411. En 1411 residió aproximadamente tres meses en Valladolid, entre el 2 de abril y finales de junio, desplazándose después a Ayllón donde permaneció desde julio hasta principios de noviembre. A finales de diciembre de ese año llegó a Cuenca donde estu- vo hasta mediados de julio de 1412. Las estancias más prolongadas durante su tiempo como monarca de la Corona de Aragón tuvieron lugar en 1412 en Zaragoza, donde habitó entre el día 2 de agosto y el 15 de octubre, aproximadamente, completan- do el año en Barcelona a partir del 28 de noviembre. En Barcelona conti-
  • 44. Santiago González Sánchez 42 nuó hasta la última semana de julio de 1413, trasladándose después a Bala- guer, a la que sitió entre el 5 de agosto y el 6 de noviembre en que salió para irse a Lérida, donde llegó el 10 del mismo mes y donde estuvo hasta el 10 de enero de 1414. En 1414 volvió de nuevo a Zaragoza, residiendo en esa ciudad entre el 17 de enero y el 18 de junio. Morella fue el siguiente destino por espacio de dos meses y medio, entre el 1 de julio y el 15 de septiembre, yendo después a Montblanc donde estuvo aproximadamente entre finales de septiembre y la primera semana de diciembre. El 22 de diciembre de 1414 llegó a Valencia, permaneciendo en ella hasta el 21 o 22 de agosto de 1415, momento en que se trasladó a Perpiñán, donde lle- gó el 31 de agosto y permaneció hasta la segunda semana de febrero de 1416, en que regresó a Barcelona donde solo estuvo entre el 27 de febrero y el 9 de marzo, para partir hacia Igualada, donde residió desde mediados de marzo hasta su muerte el 2 de abril. Las ciudades castellanas en las que permaneció más tiempo fueron: Valladolid, con once meses, en varias ocasiones; Guadalajara y Cuenca con siete aproximadamente, en una ocasión, y Sevilla cinco meses y medio, en dos ocasiones. Entre las de la Corona de Aragón destacan: Valencia con ocho meses, en una sola ocasión; Barcelona y Zaragoza con siete meses y medio, si bien esta última en dos ocasiones, y Perpiñán con seis meses. 1406 1407 1408 1409 1410 1411 1412 1413 1414 1415 1416 1 33 7 13 16 13 15 7 20 7 año 10 NÚMERO DE POBLACIONES QUE DON FERNANDO VISITÓ CADA AÑO Y DE QUE HAY CONSTANCIA La logística de los desplazamientos implicaba a numerosas personas, entre los que tenían una mayor responsabilidad estaba el aposentador, encargado de preparar lo correspondiente al camino y al alojamiento de don Fernando que, como regente castellano y como rey de Aragón, contó con los servicios de varios de ellos. El cometido principal de estos persona-
  • 45. Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) 43 jes tuvo que ser bastante cuestionado, al menos en varias ocasiones, duran- te la estancia de don Fernando en Castilla. Al margen de los alcázares regios en varias de las ciudades que visitó y en los que se alojó, tales como Toledo o Córdoba, don Fernando estuvo durante su estancia en Segovia en 1407 en el convento de la Orden de los frailes de San Francisco, fuera de la ciudad, el mismo año en Valsaín, en «… unos palacios que el Rey su hermano avía fecho ay a vna legua de Segovia». La mayor parte del tiempo que permaneció en Sevilla residió en el alcázar, que consideraba insano y que cambió en varias ocasiones por «… vna casa que está cerca de la huer- ta de la Çánjara, que es en Triana, que es en la calle que dizen de Castilla», que era muy pequeña; por una casa de campo «… a vna legua y media de Seuilla… en Merlina… Que avía en ella buenas huertas e buena posada, e corría en ella vna fuente, dentro en casa, de agua muy clara», que inspec- cionaron sus médicos y donde estuvo por espacio de doce días; por las casas del adelantado Per Afán de Ribera que le preparó «… muy bien la posada, de muchas camas, en cada palacio dos, e muy adreçado todo, como complía al Rey; tanto que él sintió gasajado, por estar todo a su voluntad. E dexóle la casa desenbargada, que otro en ella no quedó sino el Infante e sus donçeles e ofiçiales», tras lo cual y el día antes de partir hacia la frontera durmió en la iglesia de San Julián «… en una capilla que fizo allí Pero de Tos, alcayde de las taraçanas…». De regreso a Sevilla en 1407 «… fue a posar a las casas que fueron de Fernán González, alcalde mayor que fue de Seuilla, que son a la Laguna, a la collaçión de San Llorente; por quanto no quiso posar en el alcáçar, que lo tenía aborrecido por la dolençia que ende ovo, que tenía opinión que era doliente». Cuando la corte llegó a Valladolid, a finales de 1408, el infante posaba en San Pablo, pero más tarde, cuando llegaron los embajadores del rey de Granada, la reina y él acordaron que el rey se estableciese en San Pablo y don Fernando en las casas de Juan Núñez de Villazán. Durante el cerco a Antequera estuvo en una tienda y, al finalizar la campaña militar y volver a Sevilla, «… fuése al alcáçar, a do le estaua espe- rando la señora infanta doña Leonor, su muger»8 . En su primera entrada en Zaragoza como rey de Aragón «… llevarónlo al palacio real al cual dicen Aljafería», según Panzán, y al que volvió para las fiestas de la coronación, a comienzos de 1414. También residió en los palacios reales de Barcelona y de Valencia, aunque antes de entrar la pri- mera vez en Barcelona se alojó en el monasterio de Valdoncella y al menos su primera noche en la ciudad Condal la pasó en el Palacio Episcopal. 8 Los anteriores testimonios proceden de GARCÍA DE SANTA MARÍA, Á., Crónica de Juan II de Castilla, Edición de Juan de Mata Carriazo y Arroquia, Madrid, 1982.
  • 46. Santiago González Sánchez 44 Durante su estancia en Perpiñán, según Zurita, estuvo en la casa de Ber- nardo de Villacorba. No puedo afirmar de forma taxativa que don Fernando prefiriese alo- jarse en casas pertenecientes a la nobleza o de instituciones eclesiásticas que en palacios de la realeza, entre otras razones porque residió más tiem- po en estos últimos, quizá por necesidad o por otra cuestión, pero creo que ese constante recurso a casas privadas o a las de instituciones eclesiásti- cas, en casos en que hay una residencia real, al menos es indicativo de que en esos momentos los prefería y se encontraba bien en ellos. En cualquier caso, sería interesante conocer la topografía de los lugares de poder en que residió en el marco urbano específico, así como dónde se alojó dentro de ellos. Por otro lado, carecemos de un número importante de datos que ava- len la idea de una compensación en forma de privilegios, exenciones, con- firmación de la propiedad, etc., a particulares o a instituciones eclesiásticas donde don Fernando residió; solo nos consta en los casos de las herederas de Fernán González, alcalde mayor de Sevilla, y del monasterio de San Pablo de Valladolid. 2. LAS ENTRADAS Estos continuos cambios de residencia implicaban, entre otras cosas, las primeras entradas en villas y ciudades, adquiriendo una importante dimensión política, al igual que las entradas triunfales que nuestro perso- naje protagonizó en varias ocasiones. Comenzando por estas últimas, el regente de Castilla fue el único miembro de la familia real recibido con varias entradas triunfales, conse- cuencia de sus campañas granadinas. Excluyendo su entrada en Anteque- ra, se le habrían tributado dos en Sevilla, en 1407 y en 1410 y una en Valla- dolid, en 1411, esta menos documentada. Aunque no es mi objetivo hacer un análisis pormenorizado de estas entradas destacaré algunas cuestiones relevantes. Todo indicaría que en las dos entradas triunfales que le tributó Sevilla entró por la misma puerta, la denominada de Carmona, por su inmediato lugar de procedencia, el mismo en 1407 que en 1410, Alcalá de Guadaira, y que el destino inmediato del recorrido fuese la catedral, entre otras razones porque don Fernando debía devolver la espada de San Fernando. Sin embargo, un elemento diferenciador de la entrada de 1410 fue la exhibi- ción del botín, sin duda, porque en 1407 la campaña finalizó con un fracaso. Al margen del significado social que estas entradas tuvieron, con la par- ticipación en ellas de los diferentes estamentos sociales y ciudadanos,
  • 47. Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) 45 todos de acuerdo con su jerarquía como refleja el desfile triunfal de 1410, también se puede ver claramente la vertiente jurídico-política con los aca- tamientos que le hacen la jerarquía eclesiástica, los miembros de la noble- za y los oficiales de la ciudad. Desde un punto de vista político, y teniendo en cuenta el contexto histórico en el que se dieron, estas entradas triunfa- les reforzaron las posiciones probélicas del infante. Su significado religioso es de lo más evidente, pues desde sus inicios hasta el final todo está carga- do de referencias religiosas. Los símbolos: cruces, pendones de la Cruzada; reliquias: la espada de San Fernando; las ceremonias: adoración de la cruz, oraciones –hasta en cuatro ocasiones las hizo el infante en la entrada de 1407–, recibimiento, procesión; los cánticos como el Te Deum laudamus; las devociones, a la Santa Cruz, a la Virgen María y a San Fernando; y los esce- narios: puerta del convento de San Agustín, puerta del Perdón e iglesia catedral de Sevilla, incluso en el calificativo que emplea el cronista García de Santa María para referirse al infante «… cauallero de Jesucristo». Las entradas tenían, sobre todo, una plasmación estética que comenza- ba por la adecuación de la propia ciudad a las necesidades que tal evento conllevaba (limpieza, engalanamiento, tablados escenográficos, etc.), con- tinuaba con la disposición del propio cortejo y finalizaba con la suntuosi- dad y vistosidad de los vestidos, como se puede ver en la entrada de 1407, cuando «… el Infante entró en Sevilla… armado de cota e brazales, vestido de un aceytuní brocado de oro», completándose con los sonidos. Un aspecto importante, desde el punto de vista político que no se puede dejar de lado es el papel que don Fernando desempeñó en la organización de las entradas, como se pone de manifiesto en la de 1410, cuando desde Alcalá de Guadaira «… ordenó como avía de entrar en Seuilla, e cómo lo saliesen otro día a reçeuir con juegos e alegrías», señala García de Santa María. Como rey de Aragón «… fue recibido en Calatayud; y después en Zara- goza con mayor triunfo y fiesta de lo que se acostumbra en la nueva suce- sión de los reyes», al igual que ocurrió después en otras villas y ciudades de sus reinos como Tortosa: «Cuando llegó a dos leguas de Tortosa, todos los cardenales y perlados de aquella corte fueron a hacerle reverencia; y otro día partió para hacer su entrada y salieron los cardenales y perlados a reci- birle, y la ciudad le recibió con gran amparo de fiesta», especificando des- pués que «… en aquella ciudad se hizo fiesta de su recibimiento con el aparato y solemnidad que acostumbran ser recibidos los reyes en su nueva sucesión». Lo mismo ocurrió en Barcelona9 o Valencia, cuyos preparativos 9 Remito al estudio de RAUFAST CHICO, S., «¿Un mismo ceremonial para dos dinastías? Las entradas reales de Martín el Humano (1397) y Fernando I (1412) en Barcelona», En la España Medieval, 30 (2007), pp. 91-130.
  • 48. Santiago González Sánchez 46 conocemos especialmente bien10 y donde «… li fon feta molt insigne e ins- timable honor de molts entrameses, e molt bells e sobtils; e tots los oficis de la ciutat, cascú fent ses maneres de festes en la manera que pus bella- ment e honorosa podien, e açò durant huit dies; e d’aquí avant, durant contínuant moltes maneres de festes e solaços en honor del senyor rei e de sa noble companya»11 , e incluso en algún lugar desconocido de la costa de Cataluña en su viaje a Perpiñán «… se le hizo gran recibimiento y fiesta», como señala Zurita. Podemos ver la misma situación en las primeras entradas en las ciuda- des de Zaragoza: «Hizo el rey el juramento con la solemnidad que se acos- tumbra en la iglesia de San Salvador en poder del justicia de Aragón… y el mismo día se hizo juramento de fidelidad por los cuatro estados del rei- no»; Lérida: «… el día que entró en Lérida, juró a todo el principado sus constituciones y libertades y costumbres»; Barcelona: «… y el día que entró en Barcelona tornó a hacer el mismo juramento en la iglesia mayor de aquella ciudad»; y Valencia. Vistas desde esta perspectiva las entradas son fruto de un acuerdo entre dos poderes, el del monarca y los de las ciu- dades. Su triunfo sobre el conde de Urgel en Balaguer, donde «Entró… con gran triunfo, como vencedor, un domingo a 5 de noviembre», propició que la ciudad de Lérida le tributara una entrada triunfal «… y entró con gran recibimiento y fiesta en aquella ciudad». Sin embargo, no hay cons- tancia de que se le hiciera ninguna más por este motivo, si bien entre los entremeses que dispuso la ciudad de Zaragoza con motivo de la corona- ción de don Fernando en febrero de 1414 se encontraba: una villa fecha de madera sobre carretones que la llevaban omes que de dentro iban, en la qual villa iban dentro que parecía verdaderamente que estaban dentro casas e tejados e torres. E un poco delante de la una parte estaba un castillo, e otro de la otra, e en cada castillo estaba una como mane- ra de tienda que era de madera. E estos castillos combatían la villa, e iban en ella gentes de armas de fuera dellos que fazían sus escaramuças con los de la villa. E en los castillos en cada uno iba un engenio e combatíanla con ellos e lançaban unas pellas tan grandes como la cabeça de un moço de diez años, que eran de cueros llenas de borras como pelotas, e tiraba a la villa con lom- bardas e con los engenios, e los de la villa tiraban sus truenos e fazían sus arte- fiçios para se defender. E esto hizo la ciudad de Çaragoça a semejança de cómo el rey tomo a Balaguer, e por la tiendas entendían los dos reales que 10 CARRERES ZACARÉS, S., Ensayo de una bibliografía de libros de fiestas celebradas en Valencia y su antiguo reino, Valencia, 1925. 11 MIRALLES, M., Dietari del capellà d’Alfons el Magnànim, Introducció, selecció i transcrip- ció de Vicent Josep Escartí, Valencia, 2001, p. 52.
  • 49. Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) 47 tenía sobre alla el rey de la una parte de la tierra, e el duque de Gandía de la otra parte del río12 . De alguna de estas entradas contamos con el recorrido que don Fernan- do siguió, por ejemplo de Valencia: «… portal de Serranos, y por la calle del mismo nombre, la de Caballeros, Bolsería, Mercado, plaza de Cajeros, por delante de San Martín, calle de las Avellanas, catedral y de allí al Real», según toma del Dietari… Carreres Zacarés. Panzán, menos concreto, señala que «Entró en la ciudad e hizo el camino por do suelen ir los reyes… El rey no quiso más que hiciesen y siguió su camino hasta la iglesia que descendió a hacer oración y después tornó a cabalgar y fue hasta su posada, que es fue- ra de la ciudad». De Barcelona no existe ninguna descripción de la entrada y del recorrido, pero lo ha reconstruido Raufast Chico y coincide con el que hizo Martín I en 1397, a saber: Portal de San Antoni, Portal de las Ataraza- nas, por donde entró en la ciudad, calle Ample, iglesia de Santa María del Mar, calle Montcada, calle Bòria y Catedral. Se podría hablar así de una geo- grafía urbana del itinerario seguido en cada ciudad. 3. LAS NORMAS DICTADAS La presencia del infante, más tarde rey, en villas y ciudades castellanas y en los territorios que formaban la Corona de Aragón era una buena oca- sión para hacerle partícipe de sus preocupaciones, especialmente de aque- llos problemas que afectaban a los gobiernos municipales, tales como el desgobierno, la falta de justicia o la mala gestión de los recursos públicos. En este sentido existe constancia de una serie de disposiciones de carácter político-institucional relativas a importantes ciudades castellanas que don Fernando visitó en el transcurso de sus años como regente y que estaban bajo su administración. Me refiero a los ordenamientos que dio a Toledo, a Sevilla y a Cuenca en 1411. Se podrá aducir que los dos primeros se die- ron a ciudades que ya había visitado, es cierto, pero no lo es menos que, aunque no la hubiera visitado, la problemática conquense era bastante similar a la de las otras ciudades, por lo que era posible considerar que podía ser similar la solución propuesta. Durante su estancia como monarca en la Corona de Aragón varias de las ciudades en las que recaló también vieron modificados sus ordena- mientos; valgan como ejemplos los siguientes. La ciudad de Lérida, aqueja- da por el enfrentamiento entre la mano mayor y la mano menor por los gastos desorbitados que se hacían y las tallas que se imponían, que obliga- ban a muchos a abandonar la ciudad con el consiguiente problema de des- 12 Le parti inedite della: «Crónica de Juan II» di Álvar García de Santa María, Edizione criti- ca, introduzione e note a cura di Donatella Ferro, Venezia, 1972, p. 110.
  • 50. Santiago González Sánchez 48 poblamiento, así como por la distribución de los cincuenta consejeros entre las tres manos que componían el consejo. También tuvo que intervenir en el gobierno de Zaragoza, afectada, entre otros problemas, por las luchas de bandos. Lo hizo en dos momen- tos distintos, la primera vez pocos días después de haber tomado posesión como rey, en septiembre de 1412, dictando una providencia sobre el nom- bramiento de los jueces de la taula del zalmedina y su lugarteniente, y la segunda en diciembre de 1414, cuando concedió unas ordenanzas para su gobierno, consideradas como las más completas e importantes que recibió la ciudad en toda la Edad Media. En ambos casos, el monarca encomienda el estudio del problema y la redacción de la normativa a expertos: Leonardo de Sos, en el caso de Léri- da, y Berenguer de Bardaxí, en el de Zaragoza. Otra población en la que estuvo y a la que reformó su régimen munici- pal fue Calatayud y durante los últimos días de su vida impulsó la reforma de la administración de justicia en Igualada. No creo que sea una simple casualidad el que las ciudades citadas vie- ran reformados, en parte o su totalidad, sus ordenamientos, sin duda, detrás del interés de don Fernando subyace una tendencia al reforzamien- to del poder real. Con ser importantes esas reformas, hay que mencionar también algunas disposiciones regias referidas a problemas puntuales como, por ejemplo, la crisis frumentaria que afectó en mayor o menor grado a todos los territorios peninsulares, y ante la cual don Fernando trató de aprovisionar desde Castilla a dos de las más importantes ciudades de sus reinos: Barcelona y Valencia. 4. LOS PROBLEMAS DE SALUD DE DON FERNANDO Una constante que parece repetirse son los continuos y prolongados problemas de salud de don Fernando. En efecto, el infante enfermó de «ciciones» –fiebres tercianas– poco después de su llegada a Sevilla en 1407; en la Cuaresma de 1409 en Valladolid le salió «vna landre en la ingle, de que ovo frío e calentura, muy de rezio» –un pequeño tumor–; en la ciudad de Sevilla tras regresar victorioso de la toma de Antequera en 1410 tam- bién se sintió mal, y en Ayllón, en 1411, volvió a tener «ciciones» que lo tuvieron enfermo durante dos meses, como señala Pérez de Guzmán. Estos repetidos accesos febriles serían, a juicio de Amasuno Sárraga, fiebres palúdicas, que quizá contrajo en Sevilla13 . 13 AMASUNO SÁRRAGA, M. V., Alfonso Chirino, un médico de monarcas castellanos, Valladolid, 1993, p. 102.
  • 51. Itinerario de don Fernando, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) 49 A partir de su estancia en Ayllón, en 1411, no volvemos a tener noticia de ninguna enfermedad hasta 1415 en Valencia. El rey de Aragón, según Pérez de Guzmán, antes de solicitar a la reina doña Catalina que enviase a la infanta doña María para casarla con su hijo don Alfonso, habría sufrido ya una primera manifestación de su enfermedad que, por otras fuentes, no se habría producido hasta comienzos de junio14 y tuvo ataques posteriores antes del colapso de comienzos del mes de agosto15 . En efecto, es más que probable un agravamiento progresivo en su dolencia, con manifestaciones durante los días previos o en los de la boda, aunque los cronistas lo pasen por alto. En ese caso es perfectamente comprensible que se llame al médi- co real de Castilla, maestre Juan de Toledo, a pesar de que un castellano, Fernando Díaz de Toledo, arcediano de Niebla, fuese el médico real y de que se contara con la ayuda de médicos catalanes, como el doctor Pere Díaz. La sintomatología que presentaba el rey de Aragón era «… dolor de hijada», según Pérez de Guzmán. Sin embargo, el diagnóstico de Juan de Toledo atribuía esos dolores de costado a una infección renal, existencia de cálculos, de los cuales expulsó uno, aunque los dolores persistieron durante quince días, lo que le llevó a probar un remedio tradicional a base de beleño, que parece estar en el origen del desfallecimiento del día seis de agosto que dio lugar a la convicción de que había muerto y del que se repuso. Esta dolencia impide a don Fernando acudir en la fecha fijada a la reu- nión que tenía concertada con el emperador Segismundo y con el papa Benedicto XIII, por lo que se hubo de posponer y además cambiar el lugar de la cita que pasa sucesivamente de Niza a Narbona y de esta última ciu- dad a Perpiñán. Las condiciones físicas del monarca desaconsejaban un viaje que, a pesar de todo, inició el veintiuno de agosto. Durante toda su estancia en Perpiñán su estado de salud fue muy deli- cado; baste citar que el trece de septiembre: «… el rey estaba echado en su cama porque estaba muy doliente» y el veintiuno del mismo mes, en la pri- mera visita que le hace el emperador, se le encuentra «… echado en la cama muy flaco». La situación llegó hasta el punto de no poder ni firmar, razón por la que autoriza a su hijo don Alfonso. 14 VENDRELL DE MILLÁS, FCA., «Relación médica de la enfermedad del rey Fernando de Antequera», Archivo Iberoamericano de Historia de la Medicina y Antropología Médica, vol. X (1958), p. 111. 15 Como se conoce por una carta enviada por el monarca a su tía doña Teresa de Ayala y fechada el 30 de julio, en la que le decía: «… nos auemos sentido agora unos dias enojado por dios sea loado, ya estamos bien», publicada por GARCÍA REY, E., «La famosa priora doña Teresa de Ayala. (Su correspondencia íntima con los monarcas de su tiempo)», Boletín de la Real Academia de la Historia, XCVI (1930), p. 760.
  • 52. Santiago González Sánchez 50 El viaje de regreso hasta Barcelona se hizo por tierra, llegando el rey muy debilitado por «… tan larga y terrible dolencia», según Zurita. A pesar de ello, pretendía ir a Castilla, por lo que emprendió viaje hasta Igualada, donde se agravó de nuevo su estado de salud, no pudiendo ni firmar los documentos que, en ausencia del infante don Alfonso, signa su secretario Pablo Nicolás. La llegada de su hijo Alfonso a Igualada, el día diecinueve de marzo, coincidió con una leve mejoría, pero todos los médicos y otros de su corte lo tenían por muerto, falleciendo tras una larga enfermedad –litiasis renal o mal de piedra– el jueves dos de abril de 141616 . Todas estas enfermedades no supusieron un abandono de sus obliga- ciones, aunque mermaron sus facultades, retrasaron o pospusieron algu- nos compromisos y también sirvieron a su heredero para ir haciéndose con las riendas del poder. Un cálculo del tiempo que don Fernando tuvo problemas de salud arroja la cifra de algo más de catorce meses, de los cuales cuatro y algunos días corresponden a su tiempo en Castilla y diez a su estancia al frente de la Corona de Aragón. 16 SOLDEVILA, F., «La mort de Ferran d’Antequera a Igualada», Miscellanea Aqualatensia, Igualada, Centro de Estudios Comarcales, 1949, pp. 25-31.