El documento describe varias actividades educativas realizadas al aire libre como escalar rocas, observar animales como vacas y murciélagos, jugar en una laguna, explorar cuevas y ver el crecimiento de ranas. El objetivo es que los estudiantes aprendan conceptos científicos de una manera práctica y divertida a través de la exploración de la naturaleza.

1. Trabajando en equipo, ponemos a prueba nuestro
equilibrio y nuestra capacidad para escalar

2. Entendemos porqué los murciélagos “ven” en la
oscuridad y cómo se han formado las
cuevas en las que viven.

3. Compartir y hacer “trueque” con nuestra merienda en
uno de los momentos más divertidos del día.

4. Le vemos las mamas a unas vacas y entendemos
porqué se les llama mamíferos.

5. Orientándonos en el campo aprendemos a saber dónde
está el norte, sur este y oeste.

6. Sentimos en nuestro
propio cuerpo como
aumenta la velocidad y el
rozamiento cuando nos
tiramos de rocas muy
altas.

7. Sentimos en nuestro
propio cuerpo como
aumenta la inercia cuando
bajamos laderas de
mucha pendiente.

8. Los escondites entre las rocas nos ayudan a
adentrarnos en el mundo de los pequeños reptiles.

9. Los elementos de la naturaleza (junto con los que
tiran algunas personas poco sensibles con su cuidado)
nos permiten crear, inventar, imaginar…

10. Jugar en la laguna nos ayuda a entender los cambios
de temperatura en cuerpos líquidos y solidos.

11. Siempre
surge la
ocasión
de ver
algún
animal de
cerca.

12. El mundo de las plantas es tan apasionante como el de
los animales: el otoño pone ante nuestros ojos muchos
tipos de setas diferentes.

13. Vemos crecer a las ranas de la charca: desde que son
renacuajos y sólo nadan hasta que les salen las patas
y pegan grandes saltos.

14. El paso de las estaciones se muestran antes nuestros
ojos con intensidad: si se “desnudan” en invierno,
sabemos que son árboles caducos.