El documento discute la historia de la Corona de Aragón y rechaza las afirmaciones nacionalistas catalanas sobre su existencia. Argumenta que nunca existió un imperio catalán separado, sino que la Corona de Aragón se formó a través de la unión dinástica entre Aragón y Cataluña bajo una misma casa real aragonesa. También enfatiza que los reyes se titularon siempre reyes de Aragón, no de Cataluña, y que la bandera catalana representaba a la casa real gobernante, no a un territorio independiente.