San Francisco de Asís mostró un gran amor y devoción por la Eucaristía. Creía firmemente en el poder divino de los sacerdotes para consagrar el cuerpo y la sangre de Cristo, y quería que la Eucaristía fuera tratada y venerada por encima de todo. San Francisco enseñó a sus seguidores a honrar profundamente a los sacerdotes y a la Eucaristía.