La revolucion del conocimiento
Mediante la revolución del conocimiento se puede lograr la más grande transformación política y económica para impulsar el país por las sendas de un alto crecimiento económico, reducción de la pobreza y la desigualdad.
1. La revolución del conocimiento
Mediante la revolución del conocimiento se puede lograr la más grande
transformación política y económica para impulsar el país por las sendas de un
alto crecimiento económico, reducción de la pobreza y la desigualdad.
En una ocasión un senador romano propuso que los esclavos llevaran
brazaletes blancos, porque según él, éstos se habían hecho tan ubicuos que
ya no había manera de distinguirlos de la ciudadanía. Su idea fue rechazada
por el Senado, con la razón de que “si los esclavos supieran cuán elevado
es su número podrían acabar con nosotros“. Quienes nos gobiernan piensan
parecido. Creen que si los ciudadanos supieran cuan elevado es el número
de individuos interconectados en red, y sobretodo la capacitación de esos
enlaces, seguramente su estatus peligraría.
Durante estos tres años se han producido en el conjunto del mundo más
cambios que en el conjunto de los últimos dos siglos. La centenaria banca
de inversión desapareció y los sistemas reguladores están todavía bajo
revisión. Fue necesaria una masiva inyección de dinero público para salvar
el sistema en el momento que la economía tradicional y sus modelos se
pusieron en entredicho. Es por eso que, si analizamos con exactitud que
representa todo ello, nos daremos cuenta que estamos sufriendo un cambio
de paradigma, una regeneración estructurada a partir del conocimiento y el
valor del talento global.
Sigo intentando situar el escenario, hablar de un ecosistema que se resiste a
morir pero que se regenera poco a poco hasta el punto que pronto parecerá
otro. Es imprescindible escribir de modelos de creación, de territorios de
conquista y de que podemos hacer para padecer lo mínimo posible. Me
apetece explicar la forma poliédrica de ese nuevo sistema que se agarrará
con fuerza a conceptos como la inteligencia distribuida, a los
prejuicios dospuntoceristas, a la gestión moderna y a la gestión del futuro.
Es preciso que hablemos de los cubículos del conocimiento, del talento
global, de pensar diferente, de pensar compartiendo, de conectar cerebros,
de cuenta de resultados como deceso de las ideas, del efecto contagio de la
colaboración, de la garantía de la exclusividad como valor del compartir, del
caudal de pensar conjuntamente y no tanto en equipo, de cambios
inevitables, de gestión del conocimiento en las organizaciones del futuro, de
modelos y razones de las comunidades virtuales, de alianzas de éxito como
valor democrático de las empresas más débiles, de sociedades dinámicas,
de las ventajas de esta crisis, de los negocios transparentes y de la recesión
permeable.
En eso me pongo ahora mismo, los que entiendan que esos conceptos son
los vértices de un polígono repleto de ventajas, tendrán muchas más
herramientas para decidir. Cuantos más seamos más sentido tendrá llevar
2. ese brazalete, esa pulsera de la verdad, del conocimiento, del pensar por
nosotros mismos. Es momento de razonar, de emprender, de construirnos de
manera individual a partir del conocimiento y no tanto del discurso oficial,
para entre todos ir estimulando nuestro entorno en modelos económicos
nuevos.
Estamos a las puertas de una revolución como ya lo estuvieron otros
antepasados, sólo que esta vez es digital, orgánica, distribuida y
global. Hace algún tiempo, al confluir diversos factores se reprodujeron
sistemáticamente otros grandes cambios. La revolución industrial y
tecnológica fueron grandes elementos de cambio, y convivieron con una
crisis sistémica que adelantaba una mutación real y evidente en todos los
estadios de la economía. La manera de traducir aquellos cambios siempre
condujo a mejores escenarios pero también con una fractura notable del
propio sistema. El modelo financiero actual que se sustenta en un
crecimiento del valor del dinero por encima del coste real del capital, ha
provocado un desajuste insalvable a estas alturas, pero considero que más
que una causa, no deja de ser una consecuncia de algo mucho más
transversal y que la tecnología de la información ha acelerado.
Hace ocho décadas vivimos el crack del 29, hace 15 la crisis de la década
de los 90 y hace cinco la primera terquedad del sistema expansivo basado
en las punto com. Hoy vivimos un modelo crítico que parece disponer de las
caracterísiticas de las tres. Esa encrucijada de modelos en crisis nos habla
de una crisis mucho más compleja. Un final de fiesta que no debe ser visto
como algo negativo. Es una gran oportunidad para atender con ímpetu y
valentía esa nueva revolución, una nueva etapa que me gusta definir como
la revolución del conocimiento.
La revolución del conocimiento surgirá del valor de las cosas y no del coste
de las mismas, será el momento de las grandes factorías de ideas, de
pensamientos, de dudas, de estructurar la fabricación en base a su precio
esencial y no tanto al especulativo. La especulación no es mala por
definición pero si por derivación. Especular es algo intrínseco al hombre pero
cuando lo que genera es desvalorar otros elementos de las cosas entonces
es nocivo. La especulación es esencial cuando valora expectativas, cuando
anima, cuando genera riqueza de pensamiento.
Ahora que el dinero es un bien natural y no un elemento práctico para la
compra, el valor ya no se da por el interés de las cosas si no por la
producción de las mismas. El sentido del patrimonio ha cambiado y con ello
el paradigma económico también cambiará. Esta crisis es la mayor de las
oportunidades que hemos tenido en los últimos dos siglos para establecer
nuevos modelos de negocio, nuevos sistemas de relación financiera, nuevos
vínculos entre empresa y gobierno, nuevas estrategias mucho más justas y,
en definitiva, una nueva generación de ideas que fuercen los cambios
imprescindibles que este mundo precisa.
3. En esta nueva era, en este nuevo ecosistema plagado de ideas, en ese
nuevo mar en el que deberemos navegar, los que antes entiendan que
deben impulsarse con vientos desconocidos, los que sepan que es tiempo de
veleros y no de lanchas motoras, esos sobrevivirán, crecerán y serán mucho
más felices. Los que escuchen a sus mandatarios, a esos dirigentes
aparentemente perdidos, a esos que cambian sus previsiones una y otra vez,
los que esperen de ellos que les ayuden a sobrevolar este momento crucial
de la historia sufrirán mucho más.
No es momento de subsidios sino de purgas, no es momento de alargar
agonías sino de amputar aquello que está podrido. El sistema es demasiado
duro y robusto como para permitir un parto sin dolor, pero el sistema no es
inmune. El momento está cerca y me ilusiona enormemente que así sea.
Deseo un mundo mejor para mi hijo, mejor que este. La oportunidad está a
diez metros de nuestra propia existencia, algunos amigos que aquí se dan
cita ya han empezado a caminar hacia ella, otros lo harán pronto, al final
todos.