Jesús nació y creció en el seno de una familia concreta, la familia de Nazaret. A pesar de ser Dios encarnado, Jesús vivió sometido a las limitaciones y estructuras de una familia histórica de su época. La Sagrada Familia de Jesús, María y José sirve como modelo a seguir para las familias modernas, mostrando virtudes como el amor, la bondad, la comprensión y el respeto mutuo.