El documento discute cómo los medios de comunicación a menudo no cumplen con las restricciones de contenido para menores y cómo la exposición a la violencia en la televisión puede hacer que los niños pequeños sean más agresivos según un estudio estadounidense. También señala que algunos programas de televisión pueden deformar el lenguaje y otros contienen elementos educativos como enseñar otro idioma.