Este documento habla sobre la virtud teológica de la fe. Explica que la fe es la primera respuesta al hombre de Dios y su revelación. También dice que la fe no es abstracta ni subjetiva, sino que está dirigida a Cristo Jesús. Finalmente, señala que la fe debe ir acompañada de obras para no estar muerta, y que el discípulo de Cristo debe testificar su fe con palabras y acciones.