Este documento presenta una serie de comparaciones realizadas por estudiantes entre diferentes experiencias, objetos, sentimientos y paisajes. Cada comparación describe un tema (por ejemplo, las vacaciones, los pensamientos o un perro) y lo compara utilizando los cinco sentidos y las emociones, generalmente describiendo un paisaje natural tranquilo.
En las flores no hay solo aromas y belleza.
En esta historia te sumergirás entre flores y enloquecerás sin saber el por que de las cosas. Lee y averigua.
En las flores no hay solo aromas y belleza.
En esta historia te sumergirás entre flores y enloquecerás sin saber el por que de las cosas. Lee y averigua.
Alfredo Espino es el más grande poeta bucólico del país. Es originario de Ahuachapán, El Salvador. Nació el 8 de enero del año 1900 y murió en San Salvador el 24 de mayo de 1928. Su poesía retrata a El Salvador rural de esa época.
Espino le escribe con enorme sencillez y gran sensibilidad a todas esas pequeñas cosas que rodean la vida en el campo: los ríos, los pájaros, las tardes, los valles, los bueyes, las humildes casas, las mariposas, los cañales en flor; y lo hace tan descriptivo, que permite que el lector, al leer sus versos, se transporte a la campiña salvadoreña, muy similar a la cen-troamericana, y sienta el olor de la tierra, el aroma de las flores, el sol del mediodía y el sereno de la noche.
La poesía vernácula de Alfredo Espino es muy conocida en El Salvador. Durante muchos años ha sido divulgada en todas las escuelas del país. Todos los niños han recitado o conocen El Nido, Ascensión, Los Ojos de los Bueyes, y al volver a leerlas, la nostalgia y los recuerdos se apoderan del lector.
Quisimos recoger esta hermosa colección de poemas, titulada Jícaras Tristes y ponerla a disposición de los lectores en cualquier parte del mundo, como un homenaje a este gran poeta.
Los invitamos a saborear estos sencillos y hermosos poemas.
..................................................................................
Puedes adquirirlo aquí:
http://www.amazon.com/dp/B00HSQQY9K
Alfredo Espino es el más grande poeta bucólico del país. Es originario de Ahuachapán, El Salvador. Nació el 8 de enero del año 1900 y murió en San Salvador el 24 de mayo de 1928. Su poesía retrata a El Salvador rural de esa época.
Espino le escribe con enorme sencillez y gran sensibilidad a todas esas pequeñas cosas que rodean la vida en el campo: los ríos, los pájaros, las tardes, los valles, los bueyes, las humildes casas, las mariposas, los cañales en flor; y lo hace tan descriptivo, que permite que el lector, al leer sus versos, se transporte a la campiña salvadoreña, muy similar a la cen-troamericana, y sienta el olor de la tierra, el aroma de las flores, el sol del mediodía y el sereno de la noche.
La poesía vernácula de Alfredo Espino es muy conocida en El Salvador. Durante muchos años ha sido divulgada en todas las escuelas del país. Todos los niños han recitado o conocen El Nido, Ascensión, Los Ojos de los Bueyes, y al volver a leerlas, la nostalgia y los recuerdos se apoderan del lector.
Quisimos recoger esta hermosa colección de poemas, titulada Jícaras Tristes y ponerla a disposición de los lectores en cualquier parte del mundo, como un homenaje a este gran poeta.
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Dedicada a todos los enamorados, jóvenes y visionarios, esta obra reúne mis composiciones más destacadas del año 2009 y principios del 2010. En ella, la escritura se funde con el latido acelerado del corazón, a la vez que se exploran las lóbregas cavernas de temas tabúes como la homosexualidad –ensombrecidas por la intolerancia y el temor- con el expreso propósito de iluminarlas con la antorcha del entendimiento. El ocio meditativo también marca presencia, y las poesías numeradas continúan la tradición de “Mapa de poemas para un espíritu sin rumbo”. Como bien afirmó Oscar Wilde: “El secreto de la vida se halla en el arte.”
Mafalda está más viva que nunca. Reaparece siempre fresca y renovada en sus nuevos libros y periódicos. Hace cine y televisión. Viaja en la imaginación colectiva de infinidad de naciones que son muy diferentes entre ellas culturalmente. Y llega a los lugares más insospechados, volviéndose familiar a generaciones que no tienen nada que ver con la que vio nacer a Mafalda
2. Recursos literarios
/
METÁFORAS
COMPARACIONES
Los faroles de tu rostro. Tus ojos son como faroles.
3. Viento azul
(de Daniela Feoli)
Un limonero
se pelea
con los flecos del viento.
Lejos,
casas de ladrillo
crecen
como duraznos
en caminos de tierra.
El viento es una golondrina
de rutas imprecisas.
5. COLOR: amarillo
SONIDO: canto de
pajaritos, agua fluyendo
SABOR: agrio
SENSACIÓN TÁCTIL:
suavidad
EMOCIÓN: soledad,
tranquilidad
6. Ahora realizamos la
comparación
Mi ser, cuando está
triste, es como un
paisaje solitario,
tranquilo y amable.
Ese paisaje es
natural, con árboles y
ríos. Pajaritos podés
escuchar, pero
felicidad no
escucharás. (Faizah)
7. Los postres de mi tía son
como girasoles en el
campo. Son amarillos como
el sol, suaves y alegres. Se
saborea la asperidad y son
brillantes como la
naturaleza. (Victoria)
Las películas de aventuras son
como una paloma misteriosa.
Escucho a un pájaro al viento y
veo unas sombras. Siento el
sabor amargo de la noche y el
dulce del mármol. (Guadalupe)
8. La casa de mi abuela es como
un jardín de flores. Siento que
es linda aunque sea algo
solitaria, y escucho el agua
fluyendo y a su perro. (Lorenzo)
Mi perro Duke es
como una paloma
sobre una rama,
porque es suave y
pachón, y sin Duke la
vida no tiene sentido.
(Facundo)
9. Cuando patino me siento
como una sirena en el
mar. Es como si escuchara
el sonido de las olas
turquesas. (Abril)
Mis vacaciones son
como un barrilete
volando en el
viento. Siento
felicidad cuando el
viento sopla en mi
cara. (Julia)
10. Cuando estoy dormido
me siento como en una
tranquila y silenciosa
barrera que me protege
del mundo verdadero.
(Gastón)
Mis pensamientos
son como burbujas
de colores. Siento
que aparecen y
desaparecen
cuando me siento
alegre. (Julieta)
11. Cuando no puedo
moverme me siento como
una ciudad en el río,
porque las casas están
divididas por el agua y las
personas no se pueden
acercar. (Guido)
Los días de lluvia en el mar son
como una ciudad descontrolada,
porque las olas se levantan y la
gente corre y se escapa para
refugiarse del agua. (Axel)