La persona cuenta que compró una computadora para poder comunicarse con sus amigas e hijos a través del correo electrónico y las redes sociales en lugar de llamadas telefónicas. Ahora mantiene una relación mejor con su familia enviando mensajes en lugar de despertarlos con llamadas. Sufre de una adicción a la computadora pero al menos ya no se preocupa tanto si su familia no responde rápido a sus mensajes.