9. La parábola de las diez vírgenes de Mateo 25, ilustra también lo
que experimentaron los adventistas. En el capítulo 24 de Mateo,
en contestación a la pregunta de sus discípulos respecto a la
señal de su venida y del fin del mundo, Cristo había anunciado
algunos de los acontecimientos más importantes de la historia del
mundo y de la iglesia desde su primer advenimiento hasta su
segundo; a saber, la destrucción de Jerusalén, la gran tribulación
de la iglesia bajo las persecuciones paganas y papales, el
oscurecimiento del sol y de la luna, y la caída de las estrellas.
Después, habló de su venida en su reino, y refirió la parábola que
describe las dos clases de siervos que esperarían su
aparecimiento.
10. El capítulo 25 empieza con las palabras: “Entonces el reino de los
cielos será semejante a diez vírgenes”. Aquí se presenta a la
iglesia que vive en los últimos días la misma enseñanza de que se
habla al fin del capítulo 24. Lo que ella experimenta se ilustra con
las particularidades de un casamiento oriental. { CS 391.1; GC.
“Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes,
que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al esposo. Y cinco
de ellas eran insensatas, y cinco prudentes. Porque las
insensatas, cuando tomaron sus lámparas, no tomaron aceite
consigo: pero las prudentes tomaron aceite en sus vasijas,
juntamente con sus lámparas. Tardándose, pues, el esposo,
cabecearon todas, y se durmieron. Mas a la media noche fue oído
el grito: ¡He aquí que viene el esposo! ¡Salid a recibirle!” (VM). {
CS 391.2;
11. Se comprendía que la venida de Cristo, anunciada por el mensaje
del primer ángel, estaba representada por la venida del esposo.
La extensa obra de reforma que produjo la proclamación de su
próxima venida, correspondía a la salida de las vírgenes. Tanto en
esta parábola como en la de Mateo 24, se representan dos clases
de personas. Unas y otras habían tomado sus lámparas, la Biblia,
y a su luz salieron a recibir al Esposo. Pero mientras que “las
insensatas,
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cuando tomaron sus lámparas, no tomaron aceite consigo”, “las
prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus
lámparas”.
12. Estas últimas habían recibido la gracia de Dios, el poder
regenerador e iluminador del Espíritu Santo, que convertía su
Palabra en una antorcha para los pies y una luz en la senda. A fin
de conocer la verdad, habían estudiado las Escrituras en el temor
de Dios, y habían procurado con ardor que hubiese pureza en su
corazón y su vida. Tenían experiencia personal, fe en Dios y en su
Palabra, y esto no podían borrarlo el desengaño y la dilación. En
cuanto a las otras vírgenes, “cuando tomaron sus lámparas, no
tomaron aceite consigo”. Habían obrado por impulso. Sus temores
habían sido despertados por el solemne mensaje, pero se habían
apoyado en la fe de sus hermanas, satisfechas con la luz
vacilante de las buenas emociones, sin comprender a fondo la
verdad y sin que la gracia hubiese obrado verdaderamente en sus
corazones.
13. Habían salido a recibir al Señor, llenas de esperanza en la
perspectiva de una recompensa inmediata; pero no estaban
preparadas para la tardanza ni para el contratiempo. Cuando
vinieron las pruebas, su fe vaciló, y sus luces se debilitaron. { CS
391.3; GC.393.4 }
“Tardándose, pues, el esposo, cabecearon todas, y se durmieron”.
La tardanza del esposo representa la expiración del plazo en que
se esperaba al Señor, el contratiempo y la demora aparente. En
ese momento de incertidumbre, el interés de los superficiales y de
los sinceros a medias empezó a vacilar y cejaron en sus
esfuerzos; pero aquellos cuya fe descansaba en un conocimiento
personal de la Biblia, tenían bajo los pies una roca que no podía
ser barrida por las olas de la contrariedad.
14. “Cabecearon todas, y se durmieron”; una clase de cristianos se
sumió en la indiferencia y abandonó su fe, la otra siguió
esperando pacientemente hasta que se le diese mayor luz. Sin
embargo, en la noche de la prueba esta segunda categoría
pareció perder, hasta cierto punto, su ardor y devoción. Los tibios
y superficiales no podían seguir apoyándose en la fe de sus
hermanos. Cada cual debía sostenerse por sí mismo o caer. { CS
392.1; GC.394.1 }
15. Es en la crisis cuando se revela el carácter. Cuando la voz
fervorosa proclamó a media noche: “He aquí, el esposo
viene; salid a recibirle”, y las vírgenes que dormían fueron
despertadas de su sueño, se vio quién había hecho la
preparación para el acontecimiento. Ambas clases fueron
tomadas desprevenidas; pero una estaba preparada para
la emergencia, y la otra fue hallada sin preparación. Así
también hoy en día, una calamidad repentina e
inesperada, algo que pone al alma cara a cara con la
muerte, demostrará si uno tiene verdadera fe en las
promesas de Dios.
16. Las diez vírgenes están esperando en el atardecer de la historia
de esta tierra. Todas aseveran ser cristianas. Todas han recibido
un llamamiento, tienen un nombre y una lámpara: todas profesan
estar realizando el servicio de Dios. Aparentemente todas esperan
la aparición de Cristo.
Pero cinco no están listas. Cinco quedarán sorprendidas y
espantadas fuera de la sala del banquete. { PVGM 339.3;
COL.412.2 }
Mostrará si el alma es sostenida por la gracia. La gran
prueba final viene a la terminación del tiempo de gracia,
cuando será demasiado tarde para que la necesidad del
alma sea suplida. { PVGM 339.2; COL.412.1 }
17. 13:11 Y haced esto conociendo el tiempo, que ya es hora de
levantarnos del sueño; pues ahora nuestra salvación está más
cerca que cuando creímos.*
13:12 La noche está muy avanzada. El día casi ha llegado.
Desechemos las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de
luz.
13:13 Andemos como de día, honestamente, no en comilonas
y borracheras, no en lujurias y desenfrenos, no en contiendas y
envidia,*
13:14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no fomentéis los
malos deseos de la carne.
ROMANOS
18. 21:34 "Mirad por vosotros mismos, que vuestro
corazón no se cargue de glotonería y embriaguez, y de
las preocupaciones de esta vida, y aquel día venga de
repente sobre vosotros.
21:35 "Porque como un lazo vendrá sobre todos los
habitantes de toda la tierra.
21:36 "Velad, pues, en todo tiempo, orando que podáis
escapar de todas estas cosas que han de venir, y estar
en pie ante el Hijo del Hombre".
LUCAS
19. 16:15"Mirad que yo vengo como ladrón. ¡Dichoso el que vela y guarda su
ropa, para que no ande desnudo y vean su vergüenza!"
APOCALIPSIS
3:11 "Yo vengo pronto. Retén
lo que tienes, para que
ninguno tome tu corona.