SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 164
Descargar para leer sin conexión
Pág. 1
Apocalipsis Capítulo 14
Los Mensajes de los Tres Ángeles
y la Cosecha de la Tierra
El capítulo catorce de Apocalipsis nos bosqueja la obra a realizarse por el pueblo de
Dios. El evangelio eterno ha de predicarse y practicarse. Auténtica obra misionera ha
de hacerse, no en la sabiduría de los hombres, sino en la sabiduría de Dios.
Juan escribe: “Entonces vi a otro ángel que volaba por el cielo, con el evangelio eterno
para predicarlo a los que habitan en la tierra, a toda nación y tribu, lengua y pueblo. De-
cía a gran voz: “¡Reverenciad a Dios y dadle honra, por-que ha llegado la hora de su jui-
cio! Y adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.” Un se-
gundo ángel lo siguió, diciendo: “¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia!, porque ha dado
a beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.” Y el tercer ángel los
siguió diciendo a gran voz: "Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca
en su frente o en su mano, éste también beberá del vino de la ira de Dios, vaciado puro
en la copa de su ira. Y será atormentado con fuego y azufre ante los santos ángeles y an-
te el Cordero. Y el humo de su tormento sube para siempre jamás. Y los que adoran a la
bestia y a su imagen, y los que reciben la marca de su nombre, no tienen reposo ni de día
ni de noche.”
"¡Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los Mandamientos de Dios y la fe
de Jesús! Y oí una voz del cielo que dijo: "Escribe: ¡Dichosos los que de aquí en adelan-
te mueren en el Señor! Cierto -dice el Espíritu-, descansarán de sus fatigas, porque sus
obras los acompañan". Entonces miré, y vi una nube blanca, y sobre la nube uno sentado
semejante al Hijo del Hombre, con una corona de oro en su cabeza, y en su mano una
hoz aguda.”
El mensaje del tercer ángel aumenta en importancia al acercarnos al cierre de la his-
toria de esta tierra. Desde el comienzo de la proclamación del mensaje del primer án-
gel, muchos creyentes han dormido en Jesús. Fieles portaestandartes han entregado su
armadura. Pero la obra avanza. Nuevos obreros son introducidos, al ser llevados al des-
canso, los que mueren, hasta la venida del Señor.
Dios me ha presentado los peligros que amenazan a los que han recibido la sagrada co-
misión de proclamar el mensaje del tercer ángel. Han de recordar que este mensaje es
de suma importancia para todo el mundo. Necesitan escudriñar las Escrituras con dili-
gencia para que aprendan cómo guardarse contra el misterio de iniquidad, el cual
juega tan grande papel en las escenas finales de la historia de este mundo. 14ML:151-
152.
19ML:282. En los últimos días Satanás se presentará como ángel de luz, con gran poder
Pág. 2
y gloria celestial, y pretenderá ser el Señor de toda la tierra. Declarará que el sábado ha
sido cambiado del séptimo hacia el primer día de la semana; y como señor del primer día
de la semana presentará (Satanás) este sábado espurio como prueba de lealtad a él. En-
tonces se llevará a cabo el final cumplimiento de la profecía del Revelador. [Apoc. 13:4-
18]
En conexión con este texto, todo el capítulo catorce de Revelación debe ser estudia-
do mucho por el pueblo de Dios. Los versículos del nueve al once traen a la vista el
mensaje especial de advertencia contra la adoración de la bestia y su imagen, y con-
tra el recibir su marca en la frente o en la mano. Esta advertencia ha de ser dada a
todo el mundo por los que son mencionados en el versículo doce como los que
guardan “los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.”
7CBA:989. El capítulo catorce del Apocalipsis es del más profundo interés. Pronto será
comprendido en todos sus alcances, y los mensajes dados a Juan el revelador serán repe-
tidos con claridad (RH, 13-10-1904).
Versículo 1. “Miré, y vi al Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él 144.000 que te-
nían el Nombre del Cordero y el nombre de su Padre escrito en sus frentes.”
DTG:110. Cuando, en ocasión del bautismo de Jesús, Juan le señaló como el Corde-
ro de Dios, una nueva luz resplandeció sobre la obra del Mesías. La mente del pro-
feta fue dirigida a las palabras de Isaías: "Como cordero fue llevado al matade-
ro."Durante las semanas que siguieron, Juan estudió con nuevo interés las profecías y la
enseñanza de las ceremonias de los sacrificios. No distinguía claramente las dos fases de
la obra de Cristo -como sacrificio doliente y como rey vencedor,- pero veía que su veni-
da tenía un significado más profundo que el que discernían los sacerdotes y el pueblo.
Cuando vio a Jesús entre la muchedumbre, al volver él del desierto, esperó confiada-
mente que daría al pueblo alguna señal de su verdadero carácter. Casi impacientemente
esperaba oír al Salvador declarar su misión; pero Jesús no pronunció una palabra ni dio
señal alguna. No respondió al anuncio que hiciera el Bautista acerca de él, sino que se
mezcló con los discípulos de Juan sin dar evidencia externa de su obra especial, ni tomar
medidas que lo pusiesen en evidencia.
DTG:29-30. En el templo, el sacrificio 30 matutino y el vespertino señalaban diariamen-
te al Cordero de Dios; sin embargo, ni aun allí se habían hecho los preparativos para re-
cibirle.
7CBA:991. En la disputa del gran conflicto se forman dos bandos: los que "adoran a la
bestia y a su imagen", y reciben su marca; y los que reciben fiel sello del Dios vivo", que
tienen "el nombre... de su Padre escrito en la frente". Esta no es una marca visible (ST,
01-11-1899).
Pág. 3
6CBA:1117. El trascendental poder del Espíritu Santo realiza una completa transforma-
ción en el carácter del ser humano, haciendo de él una nueva criatura en Cristo Jesús.
Cuando un hombre está lleno del Espíritu, mientras más duramente es probado y
examinado, más claramente demuestra que es representante de Cristo. La paz que
mora en el alma se ve en el semblante. Las palabras y acciones expresan el amor
del Salvador. No hay una lucha por ocupar los lugares más encumbrados. Se re-
nuncia al yo. El nombre de Jesús está escrito en todo lo que se dice y hace.
Podemos hablar de las bendiciones del Espíritu Santo, pero a menos que nos preparemos
para su recepción, ¿de qué valen nuestras obras? ¿Nos estamos esforzando con todas
nuestras fuerzas para alcanzar la estatura de hombres y mujeres en Cristo? ¿Estamos
buscando su plenitud, avanzando siempre hacia la meta puesta delante de nosotros: la
perfección de su carácter? Cuando el pueblo de Dios alcance esta meta, será sellado
en sus frentes. Lleno con el Espíritu, será completo en Cristo, y el ángel anotador decla-
rará: "Consumado es" (RH, 10-06-1902)
7CBA:989. Los que tienen en sus frentes el sello del Dios infinito, considerarán el mun-
do y sus atractivos como subordinados a los intereses eternos (RH, 13-07-1897).
7CBA:980-981. Los que salgan del mundo para ser diferentes de los del mundo en pala-
bras y obras, los que se den cuenta que es un honor llevar el sello de Dios, recibirán po-
der para convertirse en hijos de él. El Señor quiere tener hombres de los que pueda de-
pender. Nadie entrará en los atrios de lo alto sin tener el sello de Dios. Los que en
esta tierra maldita por el pecado lleven ese sello con santa osadía, considerándolo como
un honor, serán reconocidos y honrados por Dios en los atrios de lo alto (Carta 125,
1903).
"Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es pu-
ro". Todo el que es hijo de Dios recibirá dentro de poco el sello divino. ¡Ojala sea colo-
cado sobre nuestras frentes! ¿Quién puede soportar el pensamiento de ser pasado por al-
to cuando el ángel vaya sellando a los siervos de Dios en sus frentes? (RH, 28-5-1889).
MC:24-25. Dios puede emplear a cada cual en la medida en que pueda poner su Espíritu
en el templo del alma. Aceptará la obra que refleje su imagen. Sus discípulos han de lle-
var, como credenciales ante el mundo, las indelebles características de sus principios
inmortales.
CMC:50. En todo lo que hagáis, que vuestra preocupación sea: ¿Es éste el camino del
Señor? ¿Agradará esto a mi Salvador? Él dio su vida por mí: ¿Qué puedo dar yo por
Dios? Puedo decir tan sólo: "De lo recibido de tu mano te damos" (1 Crón. 29:14). A
menos que el nombre de Dios esté escrito en vuestras frentes- escrito allí porque
Dios es el centro de vuestros pensamientos- no se os hallará en luz para que recibáis
la herencia. Vuestro Creador ha derramado sobre vosotros todo el cielo en un solo don
maravilloso: su Hijo unigénito. . .
Pág. 4
PR:435-436. Mientras el pueblo de Dios aflige su alma delante de él, suplicando pureza
de corazón, se da la orden: "Quitadle esas vestimentas viles," y se pronuncian las alenta-
doras palabras: "Mira que he hecho pasar tu pecado de ti, y te he hecho vestir de ropas
de gala." Se pone sobre los tentados y probados, pero fieles, hijos de Dios, el manto sin
mancha de la justicia de Cristo. El remanente despreciado queda vestido de gloriosos
atavíos, que nunca han de ser ya contaminados por las corrupciones del mundo. Sus
nombres permanecen en el libro de la vida del Cordero, registrados entre los de los fieles
de todos los siglos. Han resistido los lazos del engañador; no han sido apartados de su
lealtad por el rugido del dragón. Tienen ahora eterna y segura protección contra los de-
signios del tentador. Sus pecados han sido transferidos al que los instigara. Una "mitra
limpia" es puesta sobre su cabeza.
Mientras Satanás ha estado insistiendo en sus acusaciones los ángeles santos, invi-
sibles, han ido de un lado a otro poniendo sobre los fieles el sello del Dios viviente.
Estos son los que están sobre el monte de Sión con el Cordero, teniendo el nombre
del Padre escrito en sus frentes. Cantan el nuevo himno delante del trono, ese himno
que nadie puede aprender sino los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de
la tierra. "Estos, los que siguen al Cordero por donde quiera que fuere. Estos fueron
comprados de entre los hombres por primicias para Dios y para el Cordero. Y en sus bo-
cas no ha sido hallado engaño; porque ellos son sin mácula delante del trono de Dios."
(Apoc. 14:4-5).
1MS:75. Otra "supresión" reza así: "Bien, bendito sea el Señor, hermanos y hermanas,
es una reunión extraordinaria para los que tienen el sello del Dios viviente".
No hay nada en esto que todavía no sostengamos. El análisis de nuestras obras publica-
das mostrará nuestra creencia de que los justos vivos recibirán el sello de Dios antes de
la terminación del tiempo de gracia. También que ellos disfrutarán honores especiales en
el reino de Dios.
HHD:372. Todos los que entraren allí poseerán el manto de la justicia de Cristo, y
sobre sus frentes se verá el nombre de Dios. Este nombre es el símbolo que el após-
tol vio en visión, y significa la sumisión de la mente a una obediencia inteligente y
leal a todos los mandamientos de Dios. YI, 18-08-1886.
El conflicto que estamos atravesando es el último que tendremos en este mundo. Nos
encontramos en lo más reñido del mismo. Los dos bandos están luchando por alcanzar la
supremacía. En esta contienda no podemos ser neutrales. Debemos colocarnos de un la-
do o del otro. Si nos situamos del lado de Cristo, si lo reconocemos ante el mundo en pa-
labra y en hecho, seremos un testimonio viviente que declara a quién hemos decidido
servir y honrar. En esta hora importante de la historia de la tierra no podemos permitir-
nos dejar a nadie en la incertidumbre respecto a qué grupo pertenecemos...
TM:453-454. El mismo ángel que visitó a Sodoma está haciendo resonar la nota de
amonestación: "Escapa por tu vida". Los vasos de la ira de Dios no pueden ser derrama-
Pág. 5
dos ni destruidos los impíos y sus obras, hasta que todo el pueblo de Dios haya sido juz-
gado, y los casos de los vivos así como los de los muertos estén decididos. Y aun des-
pués que los santos han sido sellados con el sello del Dios vivo, sus elegidos pasarán in-
dividualmente por pruebas. Vendrán aflicciones personales; pero el horno es estrecha-
mente vigilado por un ojo que no permitirá que el oro sea consumido. La indeleble
marca de Dios está sobre ellos. Dios puede alegar que su propio nombre está escrito
allí, El Señor los ha sellado. Su destino está escrito: "DIOS, LA NUEVA
JERUSALÉN". Son la propiedad de Dios, su posesión.
¿Será puesto este sello sobre los que tienen impura la mente, sobre el fornicario, el adúl-
tero, el hombre que codicia la mujer de su prójimo? Que vuestras almas contesten la
pregunta: ¿Corresponde mi carácter a las calificaciones esenciales para que pueda recibir
un pasaporte a las mansiones. que Cristo ha ido a preparar para los que estén listos para
ellas? La santidad debe estar impresa en nuestro carácter.
2SG:32.
5T:752-753. Mientras se le mostraban a Juan las últimas grandes luchas de la iglesia con
las potencias terrenales, también se le permitió contemplar la victoria final y la libera-
ción de los fieles. Vio a la iglesia en conflicto mortífero con la bestia y su imagen, y la
adoración de esa bestia impuesta bajo la pena de muerte. Pero mirando más allá del
humo y el estruendo de la batalla, contempló a una hueste sobre el monte de Sión
con el Cordero, llevando, en vez de la marca de la bestia, "el nombre de su Padre
escrito en sus frentes." Y también vio a "los que habían alcanzado la victoria de la bes-
tia, y de su imagen, y de su señal, y del número de su nombre, estar sobre el mar de vi-
drio, teniendo las arpas de Dios" (Apoc. 1:13; 14:1;15:2), y cantando el himno de Moi-
sés y del Cordero.
1T:68-69.
7CBA:989. Juan vio un Cordero sobre el monte de Sión, y con él 144000 que tenían
el nombre de su Padre escrito en sus frentes. Llevaban el sello del cielo. Reflejaban
la imagen de Dios. Estaban llenos de la luz y de la gloria del que es Santo. Si que-
remos tener la imagen y la inscripción de Dios en nosotros, debemos apartarnos de toda
iniquidad. Debemos abandonar cada mala práctica, y entonces colocar nuestro caso en
las manos de Cristo. Mientras estemos ocupados en nuestra salvación con temor y tem-
blor, Dios producirá en nosotros así el querer como el hacer por su buena voluntad (RH,
19-03-1889).
[Se cita Apoc. 14:1-3] ¿Por qué fueron elegidos de un modo tan especial? Porque estu-
vieron de parte de una verdad admirable delante de todo el mundo y frente a su oposi-
ción, y que eran hijos e hijas de Dios que debían tener a Cristo, la esperanza de gloria,
formado en su interior (MS 13, 1888).
Pág. 6
7CBA:989. Cristo dice que habrá en la iglesia quienes presentarán fábulas y suposicio-
nes, cuando Dios ha dado grandes, elevadoras, ennoblecedoras verdades, que siempre
debieran ser guardadas en el depósito de la mente. Cuando los hombres que acepten esta
teoría y aquella, cuando tengan curiosidad por saber algo que no les es necesario cono-
cer, no están siendo guiados por Dios. No es el plan divino que sus hijos presenten algo
que no sea más que suposiciones, algo que no está enseñado en la Palabra. No es la vo-
luntad de Dios que entren en disputas por cuestiones que no los ayudarán espiritualmen-
te, como ¿quiénes formarán parte del grupo de los 144000? Esto lo sabrán dentro
de poco, sin sombra de duda, los elegidos de Dios.
Mis hermanos y hermanas, apreciad y estudiad las verdades que Dios ha dado para voso-
tros y vuestros hijos. No paséis vuestro tiempo procurando saber lo que no es de ayuda
espiritual. "¿Qué haré para heredar la vida eterna?" Esta es la pregunta fundamental, y
ha sido contestada claramente. "¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?" (MS 26,
1901).
3T:266. El verdadero pueblo de Dios, que toma a pecho el espíritu de la obra del Señor y
la salvación de las almas, verá siempre al pecado en su verdadero carácter pecaminoso.
Estará siempre de parte de los que denuncian claramente los pecados que tan fácilmente
asedian a los hijos de Dios. Especialmente en la obra final que se hace en favor de la
iglesia, en el tiempo del sellamiento de los ciento cuarenta y cuatro mil que han de
subsistir sin defecto delante del trono de Dios, sentirán muy profundamente los ye-
rros de los que profesan ser hijos de Dios. Esto lo expone con mucho vigor la ilustra-
ción que presenta el profeta acerca de la última obra, bajo la figura de los hombres que
tenían sendas armas destructoras en las manos. Entre ellos había uno vestido de lino que
tenía a su lado un tintero. "Y díjole Jehová: Pasa por medio de la ciudad, por medio de
Jerusalén, y pon una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de
todas las abominaciones que se hacen en medio de ella." (Eze. 9:4.)
NB:120-121. Nuestra primera reunión general en el occidente del Estado de Nueva York
comenzó el 18 de Agosto en Volney, en la granja del Hno. David Arnold. Concurrieron
unas treinta y cinco personas - todos los amigos que pudieron reunirse en aquella parte
del Estado. Pero de los treinta y cinco apenas había dos de la misma opinión, porque al-
gunos sustentaban graves errores, y cada cual defendía tenazmente su criterio peculiar
diciendo que estaba de acuerdo con la Biblia.
Un hermano sostenía que los mil años del capítulo veinte del Apocalipsis estaban en
el pasado, y que los ciento cuarenta y cuatro mil mencionados en los capítulos siete
y catorce del Apocalipsis eran los que fueron resucitados en ocasión de la resurrec-
ción de Cristo.
Versículo 2. “Y oí una voz del cielo como el estruendo de muchas aguas, como el es-
tampido de un gran trueno. Sin embargo, era el sonido de arpistas que tañían sus arpas.”
Pág. 7
CMC:365. Durante mucho tiempo hemos esperado el regreso de nuestro Salvador. Pero
no por eso la promesa es menos segura. Pronto nos encontraremos en nuestro hogar
prometido. Allá Jesús nos guiará junto a las aguas vivas que fluyen del trono de Dios, y
nos explicará las enigmáticas disposiciones a través de las cuales nos guió a fin de per-
feccionar nuestros caracteres. Allí veremos en todas partes los hermosos árboles del pa-
raíso, y en medio de ellos contemplaremos el árbol de la vida. Allí veremos con una vi-
sión perfecta las hermosuras del Edén restaurado. Allí arrojaremos a los pies de nues-
tro Redentor las coronas que él había colocado en nuestras cabezas, y, pulsando
nuestras arpas doradas, ofreceremos alabanza y agradecimiento a Aquel que está
sentado sobre el trono. RH, 3 de Septiembre de 1903.
PE:288. Vi después un gran número de ángeles que traían de la ciudad brillantes coro-
nas, una para cada santo, cuyo nombre estaba inscrito en ella. A medida que Jesús pedía
las coronas, los ángeles se las presentaban y con su propia diestra el amable Jesús las
ponía en la cabeza de los santos. Asimismo los ángeles trajeron arpas y Jesús las
presentó a los santos. Los caudillos de los ángeles preludiaban la nota del cántico
que era luego entonado por todas las voces en agradecida y dichosa alabanza. To-
das las manos pulsaban hábilmente las cuerdas del arpa y dejaban oír melodiosa
música en fuertes y perfectos acordes. Después vi que Jesús conducía a los redimidos
a la puerta de la ciudad; y al llegar a ella la hizo girar sobre sus goznes relumbrantes y
mandó que entraran todas las gentes que hubiesen guardado la verdad. Dentro de la ciu-
dad había todo lo que pudiese agradar a la vista. Por doquiera los redimidos contempla-
ban abundante gloria. Jesús miró entonces a sus redimidos santos, cuyo semblante irra-
diaba gloria, y fijando en ellos sus ojos bondadosos les dijo con voz rica y musical:
"Contemplo el trabajo de mi alma, y estoy satisfecho. Vuestra es esta excelsa gloria pa-
ra que la disfrutéis eternamente. Terminaron vuestros pesares. No habrá más muerte ni
llanto ni pesar ni dolor." Vi que la hueste de los redimidos se postraba y echaba sus bri-
llantes coronas a los pies de Jesús, y cuando su bondadosa mano los alzó del suelo, pul-
saron sus áureas arpas y llenaron el cielo con su deleitosa música y cánticos al Cordero.
Versículo 3. “Cantaban un canto nuevo ante el trono, ante los cuatro seres vivientes y
ante los ancianos. Y ninguno podía aprender ese canto sino los 144.000 que fueron re-
dimidos de entre los de la tierra.”
CS:707. "Cantan "un cántico nuevo" delante del trono, un cántico que nadie podía
aprender sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil. Es el cántico de Moisés y del Corde-
ro, un canto de liberación. Ninguno sino los ciento cuarenta y cuatro mil pueden
aprender aquel cántico, pues es el cántico de su experiencia -una experiencia que
ninguna otra compañía ha conocido jamás. Son "éstos, los que siguen al Cordero por
donde quiera que fuere." Habiendo sido trasladados de la tierra, de entre los vivos, son
contados por "primicias para Dios y para el Cordero". (Apoc. 15:2-3; 14:1-5). "Estos son
los que han venido de grande tribulación;" han pasado por el tiempo de angustia cual
Pág. 8
nunca ha sido desde que ha habido nación; han sentido la angustia del tiempo de la aflic-
ción de Jacob; han estado sin intercesor durante el derramamiento final de los juicios de
Dios. Pero han sido librados, pues "han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la
sangre del Cordero." "En sus bocas no ha sido hallado engaño; están sin mácula" delante
de Dios. "Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo;
y el que está sentado sobre el trono tenderá su pabellón sobre ellos." (Apoc. 7:14-15).
Han visto la tierra asolada con hambre y pestilencia, al sol que tenía el poder de quemar
a los hombres con un intenso calor, y ellos mismos han soportado padecimientos, ham-
bre y sed. Pero "no tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá sobre ellos, ni otro nin-
gún calor. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a
fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos." (Apoc. 7:14-
17).
PP:77. "Por la fe Enoc fue transpuesto para no ver muerte, ... y antes que fuese trans-
puesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios". (Verso 5). En medio de un mundo
condenado a la destrucción por su iniquidad, Enoc pasó su vida en tan íntima comunión
con Dios, que no se le permitió caer bajo el poder de la muerte. El piadoso carácter de
este profeta representa el estado de santidad que deben alcanzar todos los que se-
rán "comprados de entre los de la tierra" (Apoc. 14:3) en el tiempo de la segunda
venida de Cristo.
5T:384-385.
Versículo 4. “Estos son los que no se contaminaron con mujeres, porque son vírgenes.
Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron comprados de
entre los hombres por primicias para Dios y para el Cordero”.
CS:478. En la parábola, cuando vino el Esposo, "las que estaban preparadas entraron
con él a las bodas." La venida del Esposo, presentada aquí, se verifica antes de la boda.
La boda representa el acto de ser investido Cristo de la dignidad de Rey. La ciudad san-
ta, la nueva Jerusalén, que es la capital del reino y lo representa, se llama "la novia, la
esposa del Cordero." El ángel dijo a San Juan: "Ven acá; te mostraré la novia, la esposa
del cordero." "Me llevó en el Espíritu," agrega el profeta, "y me mostró la santa ciudad
de Jerusalén, descendiendo del cielo, desde Dios." (Apocalipsis 21: 9, 10, V.M.) Salta
pues a la vista que la Esposa representa la ciudad santa, y las vírgenes que van al
encuentro del Esposo representan a la iglesia. En el Apocalipsis, el pueblo de Dios
lo constituyen los invitados a la cena de las bodas. (Apoc. 19:9). Si son los invitados,
no pueden representar también a la esposa.
PVGM:336. Mientras Cristo estaba sentado mirando el grupo que esperaba al esposo,
contó a sus discípulos la historia de las diez vírgenes, para ilustrar con ese suceso la ex-
periencia de la iglesia que viviría precisamente antes de su segunda venida.
Pág. 9
Las dos clases de personas que esperaban representan dos clases que profesan estar es-
perando a su Señor. Se las llama vírgenes porque profesan una fe pura.
7CBA:989. [Se cita Apoc. 14:1-4] Este pasaje presenta el carácter del pueblo de Dios
para estos últimos días (MS 139, 1903).
PVGM:176. Pero para aceptar la invitación a la fiesta del Evangelio, debían subordinar
sus intereses mundanos al único propósito de recibir a Cristo y su justicia. Dios lo dio
todo por el hombre, y le pide que coloque el servicio del Señor por encima de toda con-
sideración terrenal y egoísta. No puede aceptar un corazón dividido. El corazón que se
halla absorto en los afectos terrenales no puede rendirse a Dios.
La lección es para todos los tiempos. Hemos de seguir al Cordero de Dios donde-
quiera que vaya. Ha de escogerse su dirección y avaluarse su compañía por sobre
toda compañía de amigos mundanos. Cristo dice: "El que ama padre o madre más que
a mí, no es digno de mí; y el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí".
TM:146-147. Os contaré las cosas que yo he visto, y que son ciertas, para que por un es-
fuerzo bien dirigido y perseverante haya muchas, muchísimas más almas traídas al co-
nocimiento de la verdad. ¡Oh, el fin se acerca! ¿Quién está listo para que Jesús se levan-
te de su trono a ponerse sus vestiduras de venganza? ¿Los nombres de quiénes están
registrados en el libro de la vida del Cordero? Estarán allí únicamente los nombres
de aquellos que siguen al Cordero por dondequiera que va. Los aspectos objetables
de vuestro carácter deben ser abandonados, y debéis vestiros con el manto de la justicia
de Cristo. ¡La fe y el amor: cuán destituidas están las iglesias de estos bienes! El Co-
merciante celestial nos aconseja: "Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en
fuego, para que seas hecho rico, y seas vestido de vestiduras blancas, . . . y unge tus ojos
con colirio, para que veas". Dios quiera que los que están predicando en nuestras asocia-
ciones no sean como las vírgenes fatuas, que tienen lámparas, pero están destituidas del
aceite de la gracia que hace que las lámparas ardan y difundan luz. ¡Oh, necesitamos
más ministros de oración hombres que lleven un solemne peso por las almas, hombres
que tengan una fe que obre por amor y purifique el alma! Sin fe es imposible agradar a
Dios. ¡Cuán imperfecta es la fe en nuestras iglesias! ¿Por qué no creemos que el Señor
hará precisamente lo que él dice que quiere realizar?
TM:429. ¿Quiénes son los súbditos del reino de Dios? Todos los que hacen su voluntad.
Tienen justicia, paz, y gozo en el Espíritu Santo. Los miembros del reino de Cristo son
los hijos de Dios, socios en su gran firma. Los elegidos de Dios son una generación es-
cogida, un pueblo peculiar, una nación santa, para mostrar las alabanzas de Aquel que
nos ha llamado de las tinieblas a su luz maravillosa. Son la sal de la tierra, la luz del
mundo. Son piedras vivas, real sacerdocio. Son socios con Cristo Jesús. Estos son
los que siguen al Cordero dondequiera que va. . . .
Pág. 10
7CBA:989. El Señor tiene un pueblo sobre la tierra que sigue al Cordero por don-
dequiera que va. Tiene a sus miles que no se han arrodillado delante de Baal. Los
tales estarán con él sobre el monte de Sión. Pero deben estar en esta tierra ceñidos
con toda la armadura, listos para emprender la obra de salvar a aquellos que están a pun-
to de perecer. Ángeles celestiales dirigen esta búsqueda, y a todos los que creen la ver-
dad presente se les pide que sean activos espiritualmente para que puedan unirse con los
ángeles en su obra.
Para seguir a Cristo no necesitamos esperar hasta que seamos trasladados. El pue-
blo de Dios puede hacer eso en esta tierra. Sólo, podremos seguir al Cordero de Dios
en los atrios celestiales, si lo seguimos aquí. Que lo sigamos en el cielo depende de que
guardemos ahora sus mandamientos. No debemos seguir a Cristo esporádica o capri-
chosamente, sólo cuando nos conviene.
Nuestra elección debe ser la de seguir a Cristo. Debemos seguir su ejemplo en la vida
diaria, así como un rebaño confiadamente sigue a su pastor. Debemos seguirlo sufrien-
do por su causa y diciendo a cada paso: "Aunque él me matare, en él esperaré". La for-
ma en que él vivió debe ser el modelo de nuestra vida. Y al procurar así ser semejantes
a él y al poner nuestra voluntad en conformidad con la suya, lo revelaremos a él (RH,
12-04-1898)
DTG:730. Durante su ministerio, Jesús había dado la vida a algunos muertos. Había re-
sucitado al hijo de la viuda de Naín, a la hija del príncipe y a Lázaro. Pero éstos no fue-
ron revestidos de inmortalidad. Después de haber sido resucitados, estaban todavía suje-
tos a la muerte. Pero los que salieron de la tumba en ocasión de la resurrección de Cristo
fueron resucitados para vida eterna. Ascendieron con él como trofeos de su victoria so-
bre la muerte y el sepulcro. Estos, dijo Cristo, no son ya cautivos de Satanás; los he
redimido. Los he traído de la tumba como primicias de mi poder, para que estén
conmigo donde yo esté y no vean nunca más la muerte ni experimenten dolor.
CS:450. La inmolación del cordero pascual prefiguraba la muerte de Cristo. San Pablo
dice: "Nuestra pascua, que es Cristo, fue sacrificada por nosotros." (1 Corintios 5: 7.) La
gavilla de las primicias del trigo, que era costumbre mecer ante el Señor en tiempo
de la Pascua, era figura típica de la resurrección de Cristo. San Pablo dice, hablando
de la resurrección del Señor y de todo su pueblo: "Cristo las primicias; luego los que son
de Cristo, en su venida." (1 Corintios 15: 23.) Como la gavilla de la ofrenda mecida,
que era las primicias o los primeros granos maduros recogidos antes de la cosecha,
así también Cristo es primicias de aquella inmortal cosecha de rescatados que en la
resurrección futura serán recogidos en el granero de Dios.
Ev:366. Otros van al extremo opuesto, haciendo prominentes las emociones religiosas, y
en ocasiones especiales manifestando intenso celo. Su religión parece tener más la natu-
raleza de un estímulo que de una fe permanente en Cristo.
Los verdaderos pastores conocen el valor de la obra interna del Espíritu Santo en el co-
Pág. 11
razón humano. Están satisfechos con la sencillez en los servicios religiosos. En vez de
presentar muchos cantos no sagrados, conceden su principal atención al estudio de la Pa-
labra, y tributan alabanza a Dios desde el corazón. Por encima del adorno exterior
dan importancia al adorno interior, el ornamento de un espíritu humilde y tranqui-
lo. En sus bocas no se encuentra engaño (Manuscrito 21, 1891).
OE:83. A todos los que han decidido ser obreros para Dios debe hacérseles sentir que
deben dar pruebas de que son hombres convertidos. Un joven que no tenga un carác-
ter sano y virtuoso, no honrará la verdad. Cada obrero debe ser puro de corazón;
en su boca no debe hallarse mentira. Debe tener presente que, para tener éxito, ha de
tener a Cristo a su lado, y que toda práctica pecaminosa, por secreta que sea, está abierta
a la vista de Aquel con quien tenemos que tratar.
El pecado ha mancillado la imagen divina en el hombre. Esta puede ser restaurada por
Cristo, pero es únicamente por la oración ferviente y la conquista del yo como podemos
llegar a ser partícipes de la naturaleza divina.. . .
DMJ:61. Quienes hayan aprendido de Cristo no tendrán participación "en las obras in-
fructuosas de las tinieblas". En su manera de hablar, tanto como en su vida, serán senci-
llos, sinceros y veraces porque se preparan para la comunión con los santos en cuyas
"bocas no fue hallada mentira".
MM:142-143.
PR:188-189. La verdad es de Dios; el engaño en sus miles de formas 189 proviene de
Satanás; y quienquiera que se desvíe de la línea recta de la verdad, se entrega al poder
del maligno. Los que han aprendido de Cristo seguirán el consejo del apóstol: "No co-
muniquéis con las obras infructuosas de las tinieblas". (Efe. 5:11). Tanto en sus pala-
bras como en su vida, serán sencillos, sinceros y veraces; porque se están prepa-
rando para alternar con los santos en cuyas "bocas no ha sido hallado engaño."
(Apoc. 14:5).
1T:216.
2T:302-303.
5T:175.
5T:481-482.
Ev:504. Dios ha encomendado a su pueblo una obra que debe terminarse en la tierra. El
mensaje del tercer ángel debía predicarse, las mentes de los creyentes debían dirigirse
hacia el santuario celestial, donde Cristo había entrado para realizar expiación por su
Pág. 12
pueblo. Había que llevar adelante la reforma del día de reposo. La brecha abierta en la
ley de Dios debía ser reparada. El mensaje debía proclamarse en alta voz para que todos
los habitantes de la tierra pudieran recibir la advertencia. El pueblo de Dios debía pu-
rificar sus almas mediante la obediencia a la verdad y estar preparado para pre-
sentarse delante de él sin mancha en el momento de su venida.
CS:477-478. El profeta dice: "¿Pero quién es capaz de soportar el día de su advenimien-
to? ¿y quién podrá estar en pie cuando él apareciere? porque será como el fuego del acri-
solador, y como el jabón de los bataneros; pues que se sentará como acrisolador y purifi-
cador de la plata; y purificará a los hijos de Leví, y los afinará como el oro y la plata, pa-
ra que presenten a Jehová ofrenda en justicia." (Malaquías 3: 2, 3, V.M.) Los que vivan
en la tierra cuando cese la intercesión de Cristo en el santuario celestial deberán es-
tar en pie en la presencia del Dios santo sin mediador. Sus vestiduras deberán estar
sin mácula; sus caracteres, purificados de todo pecado por la sangre de la asper-
sión. Por la gracia de Dios y sus propios y diligentes esfuerzos deberán ser vencedores
en la lucha con el mal. Mientras se prosigue el juicio investigador en el cielo, mientras
que los pecados de los creyentes arrepentidos son quitados del santuario, debe llevarse a
cabo una obra especial de purificación, de liberación del pecado, entre el pueblo de Dios
en la tierra. Esta obra está presentada con mayor claridad en los mensajes del capítulo 14
del Apocalipsis.
CS:13-14. Al revelarme el Espíritu de Dios las grandes verdades de su Palabra, y las es-
cenas del pasado y de lo por venir, se me mandó que diese a conocer a otros lo que se
me había mostrado, y que trazase un bosquejo de la historia de la lucha en las edades pa-
sadas, y especialmente que la presentase de tal modo que derramase luz sobre la lucha
futura que se va acercando con tanta rapidez. Con este fin, he tratado de escoger y re-
unir acontecimientos de la historia de la iglesia en forma que quedara bosquejado el de-
senvolvimiento de las grandes verdades comprobantes que en diversas épocas han sido
dadas al mundo, han excitado la ira de Satanás y la enemistad de la iglesia amiga del
mundo, y han sido sostenidas por el testimonio de aquellos que "no amaron sus vidas,
exponiéndolas hasta la muerte."
En esos anales podemos ver un anticipo del conflicto que nos espera. Considerán-
dolos a la luz de la Palabra de Dios, y por la iluminación de su Espíritu, podemos
ver descubiertos las estratagemas del maligno y los peligros que deberán evitar los
que quieran ser hallados "sin mácula" ante el Señor a su venida.
1T:488. Vi que nuestro Padre celestial nos ha otorgado la gran bendición de la luz
relativa a la reforma pro salud, para que obedezcamos las exigencias divinas, y glo-
rifiquemos a Dios en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu, que son de él, y para que
finalmente nos hallemos sin tacha delante del trono de nuestro Dios. Nuestra fe nos
exige que elevemos la norma, y que avancemos. Aunque muchos objetan la conducta
seguida por otros reformadores en pro de la salud, ellos mismos, como hombres razona-
Pág. 13
bles, deben hacer algo. Nuestra raza se encuentra en una condición deplorable, y sufre
enfermedades de toda especie. Muchos tienen enfermedades heredadas, y sufren en gran
manera a causa de los malos hábitos de sus padres; y sin embargo siguen el mismo pro-
ceder erróneo con respecto a sí mismos y a sus hijos, que fue seguido hacia ellos. Son
ignorantes con respecto a sí mismos. Están enfermos y no saben que sus propios hábitos
erróneos les están causando inmensos sufrimientos.
1T:705.
TM:421. Me dirijo al pueblo de Dios que hoy mantiene firme su confianza, que no se
apartará de la le que ha sido dada una vez a los santos, que está en medio de las tinieblas
morales de estos días de corrupción. La palabra del Señor a vosotros es ésta: "Y alegra-
réme con Jerusalén, y gozaréme con mi pueblo". ¿No podemos ver aquí el amor paternal
de Dios expresado hacia aquellos que se mantienen aferrados a la fe en la justicia? Exis-
te la más estrecha relación entre Dios y su pueblo. No solamente somos objeto de su
misericordia llena de gracia, de su amor perdonador; somos más que esto. El Señor se
regocija sobre su pueblo. El se deleita en sus hijos. Él es su seguridad. Hermoseará a
todos los que le sirven con corazón íntegro con el espíritu de santidad. Los reviste de
justicia. Ama a los que hacen su voluntad, los que expresan su imagen. Todos los que
son fieles y veraces se conforman a la imagen de su Hijo. En su boca no ha sido ha-
llado engaño, porque son sin falta delante del trono de Dios.
Versículo 6. “Entonces vi a otro ángel que volaba por el cielo, con el evangelio eterno
para predicarlo a los que habitan en la tierra, a toda nación y tribu, lengua y pueblo.”
ML:304.
DTG:587-588. En la profecía referente a la destrucción de Jerusalén, Cristo dijo: "Y por
haberse multiplicado la maldad, la caridad [el amor] de muchos se resfriará. Mas el que
perseverare hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en
todo el mundo, por testimonio a todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin." Esta
profecía volverá a cumplirse. La abundante iniquidad de aquel día halla su contraparte
en esta generación. Lo mismo ocurre con la predicción referente a la predicación del
Evangelio. Antes de la caída de Jerusalén, Pablo, escribiendo bajo la inspiración del Es-
píritu Santo, declaró que el Evangelio había sido predicado a "toda criatura que está de-
bajo del cielo."* Así también ahora, antes de la venida del Hijo del hombre, el Evangelio
eterno ha de ser predicado "a toda nación y tribu y lengua y pueblo."
Dios "ha establecido un día, en el cual ha de juzgar al mundo." Cristo nos dice cuándo
ha de iniciarse ese día. No afirma que todo el mundo se convertirá, sino que "será predi-
cado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los Gentiles; y
entonces vendrá el fin." Mediante la proclamación del Evangelio al mundo, está a nues-
tro alcance apresurar la venida de nuestro Señor. No sólo hemos de esperar la venida del
Pág. 14
día de Dios, sino apresurarla. Si la iglesia de Cristo hubiese hecho su obra como el
Señor le ordenaba, todo el mundo habría sido ya amonestado, y el Señor Jesús ha-
bría venido a nuestra tierra con poder y grande gloria.
CE:28-29. No debe descuidarse por más tiempo la obra del colportaje. Muchas veces se
me ha revelado que debe manifestarse un interés más extenso en nuestra obra de colpor-
taje. La circulación de nuestras publicaciones es un medio muy importante para presen-
tar a los hombres la luz que Dios le ha confiado a su iglesia para que la dé al mundo.
Los libros que nuestros colportores venden revelan a muchas personas las riquezas ines-
crutables de Cristo.
En el servicio del Señor hay obras de muchas clases que deben realizarse. En el servicio
del templo [de Israel] había grabadores en madera tanto como sacerdotes de varias cate-
gorías a quienes se les habían encargado diferentes responsabilidades. Les toca a nues-
tros miembros de iglesia levantarse y brillar, porque ha llegado su luz, y la gloria del Se-
ñor está sobre ellos. Despierten de su sueño los que conocen la verdad, y hagan todo es-
fuerzo para amonestar a la gente en el lugar donde están. No debemos descuidar por
más tiempo la obra del Señor y hacerla secundaria a intereses mundanos. No tenemos
tiempo para estar ociosos ni desanimados. Ha de proclamarse a todo el mundo el
Evangelio. Han de circular por todo lugar las publicaciones que contienen la luz de
la verdad presente. . . .
Ev:48. La verdad debe proclamarse a toda tribu, lengua y pueblo. Ha llegado el
momento de llevar a una obra mucho más agresiva en las ciudades y en todos los cam-
pos descuidados donde no se ha trabajado (RH, 23 de Junio de 1904).
Planes juiciosos.
Se nos pide que ahora realicemos una obra diligente. En esta crisis ningún esfuerzo rea-
lizado desmayadamente tendrá éxito. Debemos buscar almas en todo trabajo que reali-
cemos en las ciudades. Hay que trazar planes juiciosos para que esa obra pueda ser he-
cha en la forma más ventajosa (RH, 27 de Septiembre de 1906).
OE:29. El mandato dado a los discípulos nos es dado también a nosotros. Hoy día, co-
mo entonces, un Salvador crucificado y resucitado ha de ser levantado delante de los que
están sin Dios y sin esperanza en el mundo. El Señor llama a pastores, maestros y evan-
gelistas. De puerta en puerta han de proclamar sus siervos el mensaje de salvación.
A toda nación, tribu, lengua y pueblo se han de proclamar las nuevas del perdón
por Cristo. El mensaje ha de ser dado, no con expresiones atenuadas y sin vida, sino en
términos claros, decididos y conmovedores. Centenares están aguardando la amonesta-
ción para poder escapar a la condenación., El mundo necesita ver en los cristianos una
evidencia del poder del cristianismo. No meramente en unos pocos lugares, sino por to-
do el mundo, se necesitan mensajes de misericordia.
OE:471. Si el Señor favorece la obra en algunos países más que en otros, es para que en
Pág. 15
ellos se revele un espíritu de verdadera generosidad, un deseo de ayudar a los que nece-
sitan grandemente ayuda a fin de hallar un lugar donde asentar la obra y darle carácter.
El Señor no hace acepción de personas ni de lugares. Su obra es un gran conjunto
único. Su verdad ha de ser proclamada a toda nación, tribu, lengua y pueblo; y a
medida que se entre en nuevos campos y la gente acepte la verdad, se habrán de
erigir casas de culto y escuelas, y de proveer otras facilidades necesarias. Se han de
poner en función prensas en muchas partes del mundo.
MM:131.
2MS:19-20. Recordemos que la Palabra que Cristo nos ha ordenado predicar a to-
das las naciones, tribus, lenguas y pueblos es confirmada por el Espíritu Santo. Es-
te es el plan de trabajo de Dios. Cristo es el poder eficaz que confirma la Palabra lle-
vando a los hombres y las mujeres, mediante la conversión a la verdad, a una fe inteli-
gente, y poniéndolos en disposición de hacer cualquier cosa que él haya ordenado. El
instrumento humano, el instrumento visible, ha de predicar la Palabra, y el Señor Jesús,
el instrumento invisible, mediante su Espíritu Santo, ha de hacer que la palabra sea efi-
caz y poderosa (Carta 105, 1900).
3T:388-389. La gran obra que Jesús anunció que había venido a hacer fue confiada a los
que le siguen en la tierra. Cristo, como nuestra cabeza, nos guía en la gran obra de sal-
vación, y nos invita a seguir su ejemplo. Nos ha dado un mensaje mundial. Esta ver-
dad debe extenderse a todas las naciones, lenguas y pueblos. El poder de Satanás
debe ser desafiado y ser vencido por Cristo y también por sus discípulos. Una gran gue-
rra debe teñirse contra las potestades de las tinieblas. Y a fin de que esta obra se lleve a
cabo con éxito, se requieren recursos. Dios no se propone enviarnos recursos directa-
mente del cielo, sino que confía a las manos de sus seguidores talentos y recursos para
que los usen con el fin de sostener esta guerra.
Él ha dado a su pueblo un plan para obtener sumas suficientes con qué financiar sus em-
presas. El plan de Dios en el sistema del diezmo es hermoso por su sencillez e igualdad.
Todos pueden practicarlo con fe y valor porque es de origen divino. En él se combinan
la sencillez y la utilidad, y no requiere profundidad de conocimiento para comprenderlo
y ejecutarlo. Todos pueden sentir que son capaces de hace una parte para llevar a cabo
la preciosa obra de salvación. Cada hombre, mujer y joven puede llegar ser un tesorero
del Señor, un agente para satisfacer las demandas de la tesorería. Dice el apóstol: "Ca-
da un de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la bondad de Dios pudiere".
4T:79. ¿Pueden los cristianos, que se precian de tener mayor luz que los hebreos, dar
menos de lo que daban ellos? ¿Pueden los cristianos que viven cerca del tiempo del fin
quedar satisfechos con sus ofrendas que no alcanzan ni a la mitad de lo que eran las de
los judíos? Su generosidad tendía a beneficiar a su propia nación; en estos postre-
ros días la obra se extiende al mundo entero. El mensaje de la verdad ha de ir a to-
Pág. 16
das las naciones, lenguas y pueblos; sus publicaciones, impresas en muchas lenguas
diferentes, han de ser esparcidas como las hojas de los árboles en el otoño.
Escrito está: "Pues que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también es-
tad armados del mismo pensamiento". (1 Pedro 4:1). Y además: "El que dice que está en
él, debe andar como él anduvo". (1 Juan 2:6) Preguntémonos: ¿Qué habría hecho nuestro
Salvador en nuestras circunstancias? ¿Cuáles habrían sido sus esfuerzos para la salva-
ción de las almas? Esta pregunta queda contestada por el ejemplo de Cristo. Dejó su
realeza, puso a un lado su gloria, sacrificó sus riquezas y revistió su divinidad de huma-
nidad, a fin de alcanzar a los hombres donde estaban. Su ejemplo demuestra que depuso
la vida por los pecadores.
CE:205. La prensa es un medio poderoso para mover las mentes y los corazones de la
gente... La prensa es un instrumento poderoso que Dios ha ordenado que se combine con
las energías del predicador vivo para presentar la verdad a toda nación, tribu, lengua y
pueblo. Muchas mentes no pueden ser alcanzadas de otra manera (Christian Experien-
ce:225-227. Año 1922).
6T:438. Por intermedio del profeta Isaías se nos hace esta promesa: "Irá tu justicia de-
lante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia". (Isa. 58:8). Es la justicia de Cristo
la que va delante de nosotros, y la gloria de Jehová ha de ser nuestra retaguardia.
Miembros de las iglesias del Dios vivo, estudiad estas promesas, y considerad cómo
vuestra falta de fe, de espiritualidad y de poder divino, impiden la llegada del reino de
Dios. Si salierais para hacer la obra de Cristo, los ángeles de Dios abrirían el ca-
mino delante de vosotros, preparando los corazones para recibir el Evangelio. Si
cada uno fuese un misionero vivo, el mensaje para este tiempo sería proclamado
prestamente en todos los países, a todo pueblo, nación y lengua. Esta es la obra que
debe ser hecha antes que venga Cristo con poder y grande gloria. Invito a la iglesia
a orar fervorosamente para que pueda comprender sus responsabilidades. ¿Sois indivi-
dualmente colaboradores de Dios? Si no, ¿por qué no lo sois? ¿Cuándo os proponéis
hacer la obra que el cielo os ha señalado?
7T:51. Dios ha calificado a su pueblo para que ilumine el mundo. Le ha confiado
las facultades mediante las cuales deberán extender su obra hasta que abarque el
mundo entero. En todas partes de la tierra deberán establecer sanatorios, escuelas,
casas editoras y las facilidades necesarias para el cumplimiento de su obra.
El mensaje final del Evangelio debe llevarse a "toda nación, tribu, lengua y pueblo"
(Apocalipsis 14: 6). En muchos países extranjeros todavía hay que establecer y llevar a
cabo numerosas empresas para el progreso de este mensaje. La apertura de restaurantes
higiénicos y de lugares de tratamiento, y el establecimiento de sanatorios para la aten-
ción de los enfermos y los dolientes, es tanto una necesidad en Europa como en Améri-
ca. En muchos países hay que establecer misiones médicas para que obren como manos
ayudadoras de Dios en la ministración a los afligidos.
Pág. 17
7T:106-107. Ahora y siempre hemos de destacarnos como pueblo distinto y peculiar, li-
bre de toda política mundana, sin los estorbos que representaría el confederarse con
aquellos que no tienen sabiduría para discernir los requerimientos de Dios tan claramen-
te presentados en su Ley. Todas nuestras instituciones médicas han sido establecidas
como instituciones Adventistas del Séptimo Día, para representar las diversas caracterís-
ticas de la obra misionera médica evangélica, y así preparar el camino para la venida del
Señor. Debemos demostrar que procuramos trabajar en armonía con el cielo. Debemos
testificar a toda nación, tribu y lengua que somos un pueblo que ama y teme a Dios,
un pueblo que santifica su monumento recordativo de la creación, la señal puesta
entre él y sus hijos sobrevivientes para mostrar que los santifica. Debemos manifes-
tar claramente nuestra fe en la pronta venida del Señor en las nubes del cielo.
SC:43-44. Si en realidad tenemos la verdad para estos últimos días, ésta debe ser
llevada a cada nación, tribu, lengua y pueblo. Dentro de poco los vivos y los muertos
serán juzgados según sus obras hechas en el cuerpo, y la ley de Dios es la norma por
medio de la que serán probados. Por lo tanto ahora deben ser advertidos; la ley de Dios
debe ser vindicada y puesta ante ellos como un espejo. Para llevar a cabo esta obra se
necesitan recursos financieros. Sé que los tiempos son difíciles y que no hay mucho di-
nero; pero la verdad debe ser esparcida y el dinero necesario para extenderla debe
Nuestro mensaje es de alcance mundial, y sin embargo muchos no están haciendo
literalmente nada, y muchos más están haciendo muy poco, y esto frente a la tre-
menda falta de fe significa prácticamente nada. ¿Abandonaremos los campos que ya
hemos abierto en los países del extranjero? ¿Descartaremos una parte de la obra en nues-
tras misiones nacionales? ¿Palideceremos frente a una deuda de unos pocos miles de dó-
lares? ¿Claudicaremos y nos convertiremos en holgazanes ahora que nos encontramos
en las escenas finales de la historia de este mundo? Mi corazón dice: No, no. No puedo
considerar este asunto sin experimentar el deseo ardiente de que la obra siga avanzando.
No queremos negar nuestra fe ni a Cristo, sin embargo lo haremos a menos que avance-
mos a medida que la providencia de Dios abre el camino.
7T:215.
8T:40. La luz de la verdad para este tiempo está brillando ahora sobre los gabinetes de
los reyes. Se está llamando la atención de los estadistas a la Biblia -el libro de los esta-
tutos de las naciones- ellos están comparando sus leyes nacionales con esos estatutos.
Como representantes de Cristo, no tenemos tiempo que perder. Nuestros esfuerzos no
deben limitarse a unos pocos lugares donde la luz ha llegado a ser tan abundante
que ya no se aprecia. El mensaje evangélico debe ser proclamado a todas las na-
ciones, tribus, lenguas y pueblos.
8T:115-116.
Pág. 18
9T:24. La luz que Dios concedió a su pueblo no debe quedar recluida en el seno de las
iglesias que ya conocen la verdad. Debe esparcirse en las regiones obscuras de la tierra.
Los que anden en la luz como Cristo está en la luz cooperarán con el Salvador revelando
a otros lo que él les hiciera conocer. El propósito de Dios es que la verdad para nues-
tra época sea comunicada a toda nación, lengua y tribu. Hoy cada habitante del
mundo está procurando conseguir ganancias y placeres mundanales. Millones de
almas no dan consideración ni tiempo a su salvación. El momento ha llegado
cuando el mensaje relativo a la próxima venida de Cristo debe resonar por el mun-
do entero.
9T:32. Los seres humanos no tienen derecho a pensar que puedan tener límites sus es-
fuerzos en pro de la salvación de las almas. ¿Se cansó Cristo alguna vez en su obra?
¿Retrocedió él alguna vez ante el sacrificio y las privaciones? Los miembros de la igle-
sia deben realizar los mismos esfuerzos perseverantes e incansables. Obedientes a la or-
den del Maestro, deben estar siempre listos para obrar. Dondequiera que encontremos
un trabajo que hacer, cumplámoslo mirando constantemente a Jesús. Centenares de
almas serían ganadas para Cristo si los miembros de nuestras iglesias siguiesen esas
instrucciones. Si cada miembro de la iglesia fuese un misionero vivo, el Evangelio
sería anunciado en poco tiempo en todo país, pueblo, nación y lengua.
HHD:46. El Señor no quiere que su pueblo sea exclusivista. Los mensajeros dele-
gados de Cristo han de proclamar el Evangelio de su gracia a todas las naciones, las
lenguas y los pueblos. Debemos dar a conocer el hecho de que el gran Abogado es-
tá dando audiencia a todo el mundo. La iglesia judía fue llamada como representante
de Dios ante un mundo apóstata, y a fin de cumplir esta misión el pueblo judío debía
mantener su propia existencia como nación distinta de todos los pueblos idólatras de la
tierra. Habían de mantenerse en el mundo conservando su carácter peculiar y santo.
Habían de mantener su propia espiritualidad realizando lo que Adán y Eva dejaron de
hacer: rendir obediencia a todos los mandamientos de Dios, y en su carácter representar
la misericordia, la bondad, la compasión y el amor de Dios. De este modo habían de es-
tar por encima de todas las otras naciones en excelencia de carácter; para que por medio
de un pueblo puro y obediente el Señor pudiera manifestar sus ricas bendiciones. De es-
ta manera se exaltarían en todo el mundo los principios de las leyes que gobiernan su
reino.-Carta 26, 1894.
NB:240-241. "Como pueblo no estáis haciendo ni la vigésima parte de lo que se podría
hacer en la propagación del conocimiento de la verdad. Se puede lograr muchísimo más
por medio del predicador vivo acompañado de periódicos y folletos, que por la predica-
ción de la sola palabra sin publicaciones impresas. La prensa es un eficacísimo ins-
trumento que Dios ha provisto para que se lo combine con las energías de la pala-
bra viva, a fin de predicar la verdad a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Hay
muchos con quienes sólo es posible ponerse en comunicación por medio de la pren-
Pág. 19
sa.
NB:328-329. "Los que han recibido la verdad pueden ser pobres, pero no deben perma-
necer ignorantes o seguir teniendo un carácter defectuoso, para dar el mismo molde, por
su influencia, a los demás. Cuando la iglesia recibe plenamente la luz, las tinieblas serán
disipadas; y si en santidad de carácter ellos guardan paso con la verdad revelada, su luz
resplandecerá con un brillo cada vez mayor. La verdad hará su obra de refinamiento,
restaurando la imagen moral de Dios en el hombre, y cesarán entonces las tinieblas y las
confusiones y la lucha de las lenguas, que es una maldición en muchas iglesias. Apenas
se concibe el poder que Dios dará a su iglesia, si sus miembros andan en la luz tan rápi-
damente como ésta brilla sobre ellos.
"El Señor ha de venir pronto, y el mensaje de amonestación ha de ir a todas las na-
ciones, lenguas y pueblos. Mientras la causa de Dios requiere medios y obreros,
¿qué están haciendo los que viven bajo la luz plena de la verdad presente?".
7CBA:983. La dispensación evangélica es el último período de gracia que será concedi-
do a los hombres. Los que viven bajo esta dispensación de prueba y examen, y sin em-
bargo no son inducidos a arrepentirse y a obedecer, perecerán con los desleales. No hay
una segunda prueba. El Evangelio que debe ser predicado a todas las naciones, tri-
bus, lenguas y a todos los pueblos, presenta la verdad en líneas claras que muestran
que la obediencia es la condición para obtener la vida eterna. Cristo imparte su jus-
ticia a aquellos que le permiten que quite sus pecados. Tenemos con Cristo una
deuda por la gracia que nos hace completos en él (MS 40, 1900).
TM:202-203. Permitid que el Señor trabaje con los hombres que están sobre el terreno, y
que los que no se hallan allí anden humildemente con Dios, no sea que se salgan de su
lugar, y pierdan su orientación. El Señor no ha colocado la preocupación de criticar a la
obra sobre los que se la han tomado sobre sí, y él no les da la sanción de su Santo Espíri-
tu. Muchos actúan de acuerdo con su propio juicio humano, y celosamente tratan de
arreglar cosas que Dios no ha colocado en sus manos. Durante todo el tiempo que es-
temos en el mundo, hemos de realizar una obra especial por el mundo; el mensaje
de amonestación ha de ir a todos los países, lenguas y pueblos.
El Señor no induce a sus obreros a adoptar una conducta que traiga el tiempo de angustia
antes de que llegue la hora. No erijan ellos una pared de separación entre ellos y el
mundo presentando sus propias ideas y nociones. Hay ahora demasiado de esto entre
nosotros. El mensaje de amonestación no ha alcanzado a gran número de personas
en el mundo, precisamente en las ciudades donde se dispone de luz, y el contar a Is-
rael no es trabajar según el orden de Dios.
PR:528-529. En estas horas finales del tiempo de gracia concedido a los hijos de los
hombres, cuando falta tan poco para que la suerte de cada alma sea decidida para siem-
pre, el Señor del cielo y de la tierra espera que su iglesia se levante a obrar como nunca
Pág. 20
antes. Los que han sido libertados en Cristo por un conocimiento de la verdad preciosa
son considerados por el Señor Jesús como sus escogidos, favorecidos por sobre todos los
demás en la tierra; y él espera de ellos que manifiesten las alabanzas de Aquel que los
llamó de las tinieblas a su luz admirable. Las bendiciones tan liberalmente concedidas
deben ser comunicadas a otros. La buena nueva de la salvación debe ir a toda na-
ción, tribu, lengua y pueblo.
MM:131.
5T:591. "Sin mí - dice Cristo - nada podéis hacer." (Juan 15:5) ¿Estamos unidos con
Cristo los que aseveramos ser obreros suyos? ¿Moramos en Cristo y somos uno con él?
El mensaje que llevamos es mundial. Debe llegar a todas las naciones, lenguas y
pueblos. El Señor no requerirá de ninguno de nosotros que salga con este mensaje,
sin darnos gracia y poder para presentarlo a la gente de una manera que corres-
ponda a su importancia. La gran cuestión para nosotros hoy es: ¿Estamos llevando
hoy al mundo este solemne mensaje de verdad de tal manera que manifieste su impor-
tancia? El Señor obrará con los obreros si ellos dependen únicamente de Cristo. Nunca
quiso que sus misioneros trabajasen sin su gracia, destituidos de su poder.
8T:26-27.
PR:519. Al proclamar las verdades del Evangelio eterno a toda nación, tribu, len-
gua y pueblo, la iglesia de Dios en la tierra está cumpliendo hoy la antigua profecía:
"Florecerá y echará renuevos Israel, y la haz del mundo se henchirá de fruto."(Isa.
27:6). Los que siguen a Jesús, en cooperación con los seres celestiales, están ocupando
rápidamente los lugares desiertos de la tierra; y como resultado de sus labores obtienen
una abundante mies de preciosas almas. Hoy, como nunca antes, la diseminación de la
verdad bíblica por medio de una iglesia consagrada ofrece a los hijos de los hombres los
beneficios predichos siglos ha en la promesa hecha a Abrahán y a todo Israel, a la iglesia
de Dios en la tierra en toda época: "Bendecirte he, . . . y serás bendición."(Gén. 12: 2.)
Esta promesa de bendición debiera haberse cumplido en gran medida durante los siglos
que siguieron al regreso de los israelitas de las tierras de su cautiverio. Dios quería que
toda la tierra fuese preparada para el primer advenimiento de Cristo, así como hoy se es-
tá preparando el terreno para su segunda venida. Al fin de los años de aquel humillante
destierro, Dios aseguró misericordiosamente a su pueblo Israel, mediante Zacarías: "Yo
he restituido a Sión, y moraré en medio de Jerusalén: y Jerusalén se llamará Ciudad de
Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad." Y acerca de su
pueblo dijo: "He aquí, . . . yo seré a ellos por Dios con verdad y con justicia." (Zac. 8:3,
7-8).
CMC:303-304. Todo el cielo está empeñado activamente en proporcionar facilida-
des mediante las cuales extender el conocimiento de la verdad a todos los pueblos,
Pág. 21
naciones y lenguas. Si los que profesan haber sido verdaderamente convertidos no
dejan brillar su luz para otros, están descuidando el cumplimiento de las palabras
de Cristo.
No necesitamos preocuparnos en pensar cuánto se ha dado a la causa de Dios, sino más
bien debemos considerar cuánto se ha retenido de su tesorería para dedicarse a la com-
placencia del yo en la búsqueda del placer y la gratificación de sí mismo. No necesita-
mos contar cuántos obreros han sido enviados, sino más bien cuántos han cerrado sus
ojos del entendimiento para no ver cuál es su deber y para no ministrar a otros según sus
diversas habilidades.
MJ:30-31. Tenemos en está época oportunidades y ventajas que no era fácil obtener en
generaciones pasadas. Tenemos más luz, y ésta la hemos recibido gracias a la obra de
aquellos fieles centinelas que hicieron de Dios su sostén, y recibieron de él poder para
hacer brillar la luz con rayos claros en el mundo. En nuestra época tenemos mayor luz
de la cual sacar provecho, así como en épocas pasadas los hombres y mujeres de noble
valor aprovecharon la luz que Dios les diera. Largo tiempo trabajaron asiduamente para
aprender las lecciones que les fueron dadas en la escuela de Cristo, y no trabajaron en
vano. Sus esfuerzos perseverantes fueron recompensados. Se unieron con el mayor de
todos los poderes, y sin embargo, anhelaban siempre una comprensión más profunda,
elevada y amplia de las realidades eternas, para poder presentar con éxito los tesoros de
la verdad a un mundo necesitado.
Ahora se necesitan obreros de este carácter. Los que a la vista de Dios son hombres, y
que así figuran en los libros del cielo, son aquellos que, como Daniel, cultivan todas sus
aptitudes en la forma que les permita representar mejor el reino de Dios en un mundo
que yace en la impiedad. El progreso en el conocimiento es esencial, pues empleado en
la causa de Dios, el conocimiento es un poder para el bien. El mundo necesita hom-
bres de pensamiento, hombres de principios, hombres que estén creciendo constan-
temente en comprensión y discernimiento. La prensa necesita hombres que la usen
aprovechando todas sus ventajas a fin de que la verdad reciba alas para ir veloz-
mente a toda nación y lengua y pueblo.
NB:234-235. Se me mostró que, como pueblo, hemos estado dormidos en cuanto a
nuestro deber de presentar la luz a los hombres de otras naciones. ¿Es porque Dios
nos ha eximido como pueblo, de tener cualquier carga o de realizar un trabajo es-
pecial en favor de los de otras lenguas, por lo que no tenemos misioneros ya hoy en
países extranjeros? ¿Por qué ocurre esta negligencia y esta demora? Hay personas de
mente superior en muchas otras naciones, a quienes Dios está impresionando con la falta
de espiritualidad y de piedad genuina que existe en las denominaciones cristianas del
país. Ellos no pueden armonizar la vida y el carácter de los profesos cristianos con las
normas bíblicas. Muchos están orando por luz y conocimiento. No están satisfechos.
Dios contestará sus oraciones por medio de nosotros, como pueblo, si no estamos a una
distancia tan grande de él que no podamos oír su voz, y si no somos tan egoístas que no
Pág. 22
queramos ser perturbados en nuestra comodidad y asociaciones agradables.
Ev:505. [La venida del Señor] no demorará más que el tiempo que tome la tarea de pre-
sentar el mensaje a toda nación, lengua y pueblo. ¿Olvidaremos nosotros, los que pre-
tendemos ser estudiantes de las profecías, que la tolerancia de Dios para con los impíos
es una parte del vasto y misericordioso plan por el cual él está tratando de lograr la sal-
vación de las almas? (RH, 18 de Junio de 1901).
Ev:417. Dad a todas las naciones el mensaje de amonestación: en esto consiste el objeti-
vo de nuestros esfuerzos. . . De ciudad en ciudad y de país en país hay que llevar las pu-
blicaciones que contienen la promesa de la pronta venida del Salvador. Estas publica-
ciones deben traducirse a todos los idiomas, porque el mensaje ha de proclamarse a todo
el mundo (RH, 9 de Febrero de 1905).
CM:453-454. Pero la necesidad del mundo hoy no puede ser cumplida completa-
mente por el ministerio de los siervos de Dios que han sido llamados a predicar el
Evangelio eterno a toda criatura. Aunque, hasta donde sea posible, es bueno que los
obreros evangélicos aprendan a ministrar las necesidades del cuerpo tanto como las del
alma, siguiendo así el ejemplo de Cristo, no pueden dedicar todo su tiempo y fuerza a
aliviar a los que necesitan ayuda. El Señor ha ordenado que juntamente con los que pre-
dican la Palabra estén asociados sus obreros misioneros médicos -médicos y enfermeras
cristianos, que han recibido adiestramiento especial en la curación de las enfermedades y
en la obra de ganar almas.
NB:231. "La veracidad y la verdad de las declaraciones y obligaciones del cuarto man-
damiento deben ser presentadas en forma clara delante del pueblo. 'Vosotros sois mis
testigos'. El mensaje avanzará con poder a todas partes del mundo, a Oregon, a
Europa, a Australia, a las islas del mar, a todas las naciones, lenguas y pueblos.
Preservad la dignidad de la verdad. Esta crecerá hasta alcanzar grandes proporciones.
Muchos países están esperando el avance de la luz que Dios tiene para ellos, y vuestra fe
es limitada, muy pequeña. Vuestro concepto de la obra necesita ampliarse grandemente.
Oakland, San Francisco, Sacramento, Woodland, y las grandes ciudades de los Estados
Unidos deben oír el mensaje de verdad. Avanzad. Dios obrará con gran poder si andáis
con toda humildad delante de él. La fe no habla de imposibilidades. Nada es imposible
para Dios. La luz de las declaraciones obligatorias de la ley de Dios ha de someter a
prueba al mundo...".
FE:529.
Versículo 7. “Decía a gran voz: "¡Reverenciad a Dios y dadle honra, porque ha llegado
la hora de su juicio! Y adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las
aguas".
Pág. 23
AO:369. El amor de Dios siempre lleva al temor de Dios, el temor de ofenderle.
Los que están verdaderamente convertidos cuidarán de no estar sobre los límites de
lo malo, no sea que entristezcan al Espíritu de Dios y sean abandonados a su propio
camino y llenados con sus propios quehaceres. La Palabra de Dios es el Libro Guía;
no se aparten de él para depender de instrumentos humanos. Contiene las advertencias,
las amonestaciones, la reprensión, la definición clara del pecado como la transgresión de
la ley, la gran norma de virtud y santidad. La Palabra está llena de advertencias, de invi-
taciones misericordiosas y de condenación del mal. Nadie que la estudie y aplique sus
enseñanzas errará el camino (Carta 4, del 23 de Diciembre de 1893, dirigida a los "Que-
ridos hermanos y hermanas").
ST, 18 de Abril de 1895.
3ML:67-68.
COES:184-185. Al elegirse dirigentes de cuando en cuando, cuídese de que no do-
minen las preferencias personales, sino colóquense en los puestos de responsabili-
dad a aquellos que estáis convencidos de que aman y temen a Dios y de que lo to-
marán por consejero. Sin el amor y el temor de Dios, sólo se fracasará, por muy
brillante que sea el intelecto. Jesús dice: "Sin mí, nada podéis hacer." Este asunto de
elegir dirigentes no debe dejarse en las manos de los alumnos de la escuela sabática.
Será de beneficio para la escuela cambiar con frecuencia los dirigentes; porque la mente
de un solo hombre no debe amoldar todas las demás. Puede ser que tenga él algunas cua-
lidades excelentes, y que sin embargo sea deficiente en algunos respectos. Puede ser que
otro que se elija posea las cualidades que al primero le faltaban. Diferentes mentes, y
cualidades contribuirán con ideas frescas, con nuevas formas de pensar, y esto es esen-
cial. Pero, sobre todo, elíjase a aquellos que, en la sencillez de su alma, están caminando
en la verdad, aman y temen a Dios, y reciben sus lecciones en la escuela divina. Los ta-
les llevarán hacia adelante y hacia arriba a los alumnos. Bajo la dirección de maestros
sabios, los discípulos irán adquiriendo mayor interés en la Palabra de Dios, y obtendrán
un conocimiento más profundo de las Escrituras. Sea Cristo el tema de toda lección. Las
lecciones que Cristo ha dado a sus discípulos son de la mas alta importancia. TES:91-
92.
7CBA:990. Dar gloria a Dios es revelar su carácter en el nuestro, y de esta manera ha-
cerlo conocer. Y glorificamos a Dios en cualquier forma en que hagamos conocer al Pa-
dre o al Hijo (MS 16, 1890).
4CBA:1205-1206. En esta época precisamente antes de la segunda venida de Cristo en
las nubes del cielo, Dios necesita hombres que preparen un pueblo para que esté en pie
en el gran día del Señor. En estos últimos días se debe efectuar una obra igual a la que
hizo Juan. Mediante los agentes que el Señor ha elegido, él está dando mensajes a su
Pág. 24
pueblo, y quiere que todos presten atención a las admoniciones y amonestaciones que
envía. El mensaje que precedió al ministerio público de Cristo fue: Arrepentíos, publi-
canos y pecadores; arrepentíos, fariseos y saduceos, "porque el reino de los cielos se ha
acercado". Nuestro mensaje no es de paz y seguridad. En nuestra condición de pueblo
que cree en la pronta aparición de Cristo, tenemos un mensaje definido para dar: "Prepá-
rate para encontrarte con tu Dios".
Nuestro mensaje debe ser tan directo como fue el de Juan. El reprendió a reyes por su
iniquidad. A pesar de que ponía en peligro su vida, nunca permitió que languideciera la
verdad en sus labios. Nuestra obra en esta época debe ser hecha con igual fidelidad...
En este tiempo de apostasía casi universal, Dios exige que sus mensajeros procla-
men su ley con el espíritu y el poder de Elías. Así como Juan el Bautista, al prepa-
rar sin pueblo para el primer advenimiento de Cristo, llamó su atención a los Diez
Mandamientos, así debemos dar el mensaje nítidamente: "Temed a Dios, y dadle
gloria, porque la hora de su juicio ha llegado". Debemos esforzarnos para prepa-
rar el camino para el segundo advenimiento de Cristo, con el mismo fervor que ca-
racterizó a Elías el profeta y a Juan el Bautista (SW, 21-03-1905).
PR:528. Hoy, en el espíritu y poder de Elías y de Juan el Bautista, los mensajeros
enviados por Dios recuerdan a un mundo destinado al juicio los acontecimientos so-
lemnes que pronto han de suceder en relación con las horas finales del tiempo de
gracia y la aparición de Cristo Jesús como Rey de reyes y Señor de señores. Pronto
será juzgado cada uno por lo que haya hecho por medio del cuerpo. La hora del
juicio ha llegado, y a los miembros de su iglesia en la tierra incumbe la solemne
responsabilidad de dar aviso a los que están, por así decirlo, en la misma margen
de la ruina eterna. A todo ser humano que quiera escuchar en este vasto mundo, deben
presentarse claramente los principios que están en juego en la gran controversia que se
desarrolla, pues de ellos dependen los destinos de toda la humanidad.
PR:207-208. El mensaje de Dios para los habitantes de la tierra hoy es: "Por tanto, tam-
bién vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir a la hora que no
pensáis." (Mat. 24:44). Las condiciones que prevalecen en la sociedad, y especial-
mente en las grandes ciudades de las naciones, proclaman con voz de trueno que la
hora del juicio de Dios ha llegado, y que se acerca el fin de todas las cosas terrena-
les. Nos hallamos en el mismo umbral de la crisis de los siglos. En rápida sucesión
se seguirán unos a otros los castigos de Dios: incendios e inundaciones, terremotos,
guerras y derramamiento de sangre. No debemos quedar sorprendidos en este tiempo
por acontecimientos grandes y decisivos; porque el ángel de la misericordia no puede
permanecer mucho más tiempo para proteger a los impenitentes.
"Porque he aquí que Jehová sale de su lugar, para visitar la maldad del morador de la tie-
rra contra él; y la tierra descubrirá sus sangres, y no más encubrirá sus muertos." (Isa.
26:21). Se está preparando la tempestad de la ira de Dios; y sólo subsistirán los que res-
pondan a las invitaciones de la misericordia, como lo hicieron los habitantes de Nínive
Pág. 25
bajo la predicación de Jonás, y sean santificados por la obediencia a las leyes del Gober-
nante divino. Sólo los justos serán escondidos con Cristo en Dios hasta que pase la de-
solación.
PR:527. Hoy la iglesia de Dios tiene libertad para llevar a cabo el plan divino para la
salvación de la humanidad perdida. Durante muchos siglos el pueblo de Dios sufrió la
restricción de sus libertades. Se prohibía predicar el Evangelio en su pureza, y se impo-
nían las penas más severas a quienes osaran desobedecer los mandatos de los hombres.
En consecuencia, la gran viña moral del Señor quedó casi completamente desocupada.
El pueblo se veía privado de la luz que dimana de la Palabra de Dios. Las tinieblas del
error y de la superstición amenazaban con borrar todo conocimiento de la verdadera re-
ligión. La iglesia de Dios en la tierra se hallaba tan ciertamente en cautiverio durante ese
largo plazo de implacable persecución, como estuvieron los hijos de Israel cautivos en
Babilonia durante el destierro.
Pero, gracias a Dios, su iglesia no está ya en servidumbre. Al Israel espiritual han sido
devueltos los privilegios que fueron concedidos al pueblo de Dios cuando se le libertó de
Babilonia. En todas partes de la tierra, hombres y mujeres están respondiendo al
mensaje enviado por el Cielo, acerca del cual Juan el revelador profetizó que sería
proclamado antes del segundo advenimiento de Cristo: "Temed a Dios, y dadle
honra; porque la hora de su juicio es venida." (Apoc. 14:7).
PVGM:179-180. Juan en el Apocalipsis predice la proclamación del mensaje evangélico
precisamente antes de la segunda venida de Cristo. El contempla a un "ángel volar por
en medio del cielo, que tenía el Evangelio eterno para predicarlo a todos los que moran
en la tierra, y a toda nación y tribu y lengua y pueblo, diciendo en alta voz: Temed a
Dios, y dadle honra; porque la hora de su juicio es venida".
En la profecía, esta amonestación referente al juicio, con los mensajes que con ella
se relacionan, es seguida por la venida del Hijo del hombre en las nubes de los cie-
los. La proclamación del juicio es el anuncio de que la segunda aparición del Salva-
dor está por acaecer. Y a esta proclamación se denomina el Evangelio eterno. Así se
ve que la predicación de la segunda venida de Cristo, el anuncio de su cercanía, es una
parte esencial del mensaje evangélico.
La Biblia declara que en los últimos días los hombres se hallarían absortos en las ocupa-
ciones mundanas, en los placeres y en la adquisición de dinero. Serían ciegos a las
realidades eternas. Cristo dice: "Como los días de Noé, así será la venida del Hijo del
hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, ca-
sándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no conocie-
ron hasta que vino el diluvio y llevó a todos, así será también la venida del Hijo del
hombre".
Tal ocurre en nuestros días. Los hombres se afanan en obtener ganancias y en la com-
placencia egoísta, como si no hubiera Dios, ni cielo, ni más allá. En los días de Noé la
amonestación referente al diluvio fue enviada para despertar a los hombres en medio de
Pág. 26
su impiedad y llamarlos al arrepentimiento. Así el mensaje de la segunda venida de
Cristo tiene por objeto arrancar a los hombres de su interés absorbente en las cosas
mundanas. Está destinado a despertarlos al sentido de las realidades eternas, a fin de
que den oídos a la invitación que se les hace para ir a la mesa del Señor.
CMC:43-44. Si en realidad tenemos la verdad para estos últimos días, ésta debe ser lle-
vada a cada nación, tribu, lengua y pueblo. Dentro de poco los vivos y los muertos se-
rán juzgados según sus obras hechas en el cuerpo, y la ley de Dios es la norma por
medio de la que serán probados. Por lo tanto ahora deben ser advertidos; la ley de
Dios debe ser vindicada y puesta ante ellos como un espejo. Para llevar a cabo esta obra
se necesitan recursos financieros. Sé que los tiempos son difíciles y que no hay mucho
dinero; pero la verdad debe ser esparcida y el dinero necesario para extenderla debe ser
colocado en la tesorería. . .
TM:237. Quien observa puede no discernir ninguna diferencia; pero hay Uno que dijo
que la cizaña no había de ser arrancada por manos humanas para que no fuera desarrai-
gado también el trigo. Permitid que crezcan juntas hasta la cosecha. Entonces el Señor
envía a sus segadores a juntar la cizaña y atarla en manojos para quemar, mientras el tri-
go es juntado en el alfolí celestial. El tiempo del juicio es un periodo muy solemne,
cuando el Señor reúne a los suyos de entre la cizaña. Los que han sido miembros
de la misma familia están separados. Se ha colocado una señal sobre los justos. "Y
serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día que yo tengo de
hacer; y perdonarélos como el hombre que perdona, a su hijo que le sirve". Los que han
sido obedientes a los mandamientos de Dios se unirán con el grupo de los santos en luz;
ellos entrarán por las puertas en la ciudad, y tendrán derecho al árbol de la vida. El uno
será tomado. Su nombre estará en el libro de la vida, mientras otros con los cuales él se
asoció tendrán la señal de la eterna separación de Dios.
5T:83-84.
2SAT:184.
CS:490-491. "La importancia del sábado, como institución conmemorativa de la
creación, consiste en que recuerda siempre la verdadera razón por la cual se debe
adorar a Dios," - porque él es el Creador, y nosotros somos sus criaturas. "Por con-
siguiente, el sábado forma parte del fundamento mismo del culto divino, pues ense-
ña esta gran verdad del modo más contundente, como no lo hace ninguna otra ins-
titución. El verdadero motivo del culto divino, no tan sólo del que se tributa en el
séptimo día, sino de toda adoración, reside en la distinción existente entre el Crea-
dor y sus criaturas. Este hecho capital no perderá nunca su importancia ni debe
caer nunca en el olvido." - J. N. Andrews, History of the Sabbath, cap. 27. Por eso, es
decir, para que esta verdad no se borrara nunca de la mente de los hombres, instituyó
Pág. 27
Dios el sábado en el Edén y mientras el ser él nuestro Creador siga siendo motivo para
que le adoremos, el sábado seguirá siendo señal conmemorativa de ello. Si el sábado se
hubiese observado universalmente, los pensamientos e inclinaciones de los hombres se
habrían dirigido hacia el Creador como objeto de reverencia y adoración, y nunca habría
habido un idólatra, un ateo, o un incrédulo. La observancia del sábado es señal de leal-
tad al verdadero Dios, "que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de agua."
Resulta pues que el mensaje que manda a los hombres adorar a Dios y guardar sus
mandamientos, los ha de invitar especialmente a observar el cuarto mandamiento.
Ev:66. He estado pensando en lo que ocurría cuando la proclamación en alta voz del
mensaje del primer ángel fue dada en Portland y en la ciudad de Boston. Los esfuerzos
llevados a cabo en esos lugares fueron seguidos por un trabajo continuo similar al que
Ud. pastor ____ y Hna ____ y vuestros colaboradores estáis haciendo. Esta obra es
realmente la obra del Señor (Carta 182, 1906).
Ev:286. Si Ud. y su esposa trabajan en la obra médica misionera en Boston y en otras
ciudades del Este, aumentará su utilidad y la senda del deber aparecerá claramente de-
lante de Ud. En estas ciudades el mensaje del primer ángel se predicó con gran po-
der en 1842 y 1843, y ahora, ha llegado el tiempo cuando el mensaje del tercer án-
gel debe proclamarse extensamente en el Este. Nuestros sanatorios del Este tienen
una gran obra que realizar. El mensaje debe predicarse con poder a medida que la obra
se termine. Portland, Maine, una ciudad que se ha destacado en la reforma en favor de la
temperancia, debe ser trabajada sin dilación (Carta 20, 1910).
PR:232-233. Misericordiosamente, el Señor contestó: "Yo lo he perdonado conforme a
tu dicho". Y luego impartió a Moisés, en forma de profecía, un conocimiento de su pro-
pósito concerniente al triunfo final de Israel. Declaró: "Mas, ciertamente vivo yo y mi
gloria hinche toda la tierra." (Versos 20-21). La gloria de Dios, su carácter, su miseri-
cordiosa bondad y tierno amor, aquello que Moisés había invocado en favor de Israel,
había de revelarse a toda la humanidad. Y la promesa de Jehová fue hecha doblemente
segura al ser confirmada por un juramento. Con tanta certidumbre como que Dios vive y
reina, su gloria iba a ser declarada "entre las gentes" y "en todos los pueblos sus maravi-
llas." (Salmo 96:3).
Acerca del futuro cumplimiento de esta profecía, Isaías había oído a los resplande-
cientes serafines cantar delante del trono: "Toda la tierra está llena de su gloria."
(Isa. 6:3). Y el profeta mismo, confiado en la seguridad de estas palabras, declaró
audazmente más tarde acerca de aquellos que se postraban ante imágenes de ma-
dera y de piedra: "Verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro." (Isa.
35:2).
Hoy esta profecía se está cumpliendo rápidamente. Las actividades misioneras de la
iglesia de Dios en la tierra están produciendo ricos frutos, y pronto el mensaje del Evan-
gelio habrá sido proclamado a todas las naciones. "Para alabanza de la gloria de su gra-
Pág. 28
cia," hombres y mujeres de toda tribu, lengua y pueblo son transformados y hechos
"aceptos en el Amado," "para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de
su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús." (Efe. 1:6; 2:7). "Bendito
Jehová Dios, el Dios de Israel, que solo hace maravillas. Y bendito su nombre glorioso
para siempre: y toda la tierra sea llena de su gloria." (Salmo 72:18-19).
PE:232. Vi que Dios estaba en la proclamación del tiempo en 1843. Era su propósito
despertar a la gente y colocarla en un punto de prueba donde se decidiese en pro o en
contra de la verdad. Algunos ministros se convencieron de la exactitud de los cálculos y
las interpretaciones dadas a los periodos proféticos, y renunciando a su orgullo, a sus
emolumentos y a sus parroquias, fueron de lugar en lugar para proclamar el mensaje.
Pero como este mensaje del cielo sólo podía encontrar cabida en el corazón de algunos
de los que se llamaban ministros de Cristo, la obra fue confiada a muchos que no eran
predicadores. Algunos dejaron sus campos y otros sus tiendas y almacenes para procla-
mar el mensaje; y aun no faltaron profesionales de carrera liberal que abandonaron el
ejercicio de su profesión para sumarse a la obra impopular de difundir el mensaje del
primer ángel.
Hubo ministros que desechando sus opiniones y sentimientos sectarios se unieron
para proclamar la venida de Jesús. Doquiera se publicaba el mensaje, conmoviese
el ánimo de la gente. Los pecadores se arrepentían, lloraban e impetraban perdón;
y quienes habían cometido algún hurto o desfalco, anhelaban restituir la substrac-
ción. Los padres sentían profundísima solicitud por sus hijos. Los que recibían el
mensaje exhortaban a los parientes y amigos todavía no convertidos, y con el alma
doblegada bajo el peso del solemne mensaje, los amonestaban e invitaban a prepa-
rarse para la venida del Hijo del hombre. Eran personas de corazón muy empe-
dernido las que no quisieron ceder al peso de las evidencias dadas por las cariñosas
advertencias. Esta obra purificadora de las almas desviaba los afectos de las cosas
mundanas y los conducía a una consagración no sentida hasta entonces.
Millares de personas abrazaban la verdad predicada por Guillermo Miller, y se levanta-
ban siervos de Dios con el espíritu y el poder de Elías para proclamar el mensaje. Como
Juan, el precursor de Jesús, los que predicaban ese solemne mensaje se veían movidos a
poner la segura raíz de los árboles, y exhortar a los hombres a que diesen frutos de arre-
pentimiento. Propendía su testimonio a influir poderosamente en las iglesias y manifes-
tar su verdadero carácter. Al resonar la solemne amonestación de que huyesen de la ira
venidera, muchos miembros de las iglesias recibieron el salutífero mensaje, y echando
de ver sus apostasías lloraron amargas lágrimas de arrepentimiento, y con profunda an-
gustia de ánimo se humillaron ante Dios. Cuando el Espíritu de Dios se posó sobre
ellos, ayudaron a difundir el pregón: "Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su
juicio ha llegado."
La predicación de una fecha definida para el advenimiento levantó violenta oposición en
todas partes, desde el ministro en el púlpito hasta el más descuidado y empedernido pe-
cador. El ministro hipócrita y el descarado burlón decían: "Pero del día y la hora nadie
Pág. 29
sabe." Ni los unos ni los otros querían ser enseñados y corregidos por quienes señalaban
el año en que creían que terminaban los periodos proféticos y llamaban la atención a las
señales que indicaban que Cristo estaba cerca, a las puertas. Muchos pastores del reba-
ño, que aseguraban amar a Jesús, decían que no se oponían a la predicación de la venida
de Cristo, sino al hecho de que se fijara una fecha para esa venida. Pero el omnividente
ojo de Dios leía en sus corazones. No deseaban que Jesús estuviese cerca. Compren-
dían que su profana conducta no podría resistir la prueba, porque no andaban por el hu-
milde sendero que trazara Cristo. Aquellos falsos pastores se interpusieron en el camino
de la obra de Dios. La verdad predicada con poder convincente despertó a la gente, que
como el carcelero empezó a preguntar: "¿Qué debo hacer para ser salvo?" Pero los ma-
los pastores se interpusieron entre la verdad y los oyentes, predicando cosas halagadoras
para apartarlos de la verdad. Se unieron con Satanás y sus ángeles para clamar: "Paz,
paz," cuando no había paz. Quienes amaban sus comodidades, y estaban contentos lejos
de Dios, no quisieron que se los despertase de su carnal seguridad. Vi que los ángeles lo
anotaban todo. Las vestiduras de aquellos profanos pastores estaban teñidas con la san-
gre de las almas.
Los ministros que no querían aceptar este mensaje salvador, estorbaron a quienes lo hu-
bieran recibido. La sangre de las almas está sobre ellos. Los predicadores y la gente se
coligaron en oposición a este mensaje del cielo, para perseguir a Guillermo Miller y a
quienes con él se unían en la obra. Se hicieron circular calumnias para perjudicar su in-
fluencia, y diferentes veces, después de declarar Miller el consejo de Dios e infundir
contundentes verdades en el corazón del auditorio se encendía violenta cólera contra él,
y al salir del lugar de la reunión le acechaban algunos para quitarle la vida. Pero Dios
envió ángeles para protegerlo, y le salvaron de manos de las enfurecidas turbas. Su obra
no estaba aún terminada.
Los más devotos recibían alegremente el mensaje. Sabían que dimanaba de Dios, y que
había sido dado en tiempo oportuno. Los ángeles contemplaban con profundísimo inte-
rés el resultado del mensaje celestial, y cuando las iglesias se desviaban de él y lo recha-
zaban, consultaban ellos tristemente con Jesús, quién apartaba su rostro de las iglesias y
ordenaba a sus ángeles que velasen fielmente sobre las preciosas almas que no rechaza-
ban el testimonio, porque aún había de iluminarlas otra luz.
Vi que si los que se llamaban cristianos hubiesen amado la aparición de su Salvador y
hubiesen puesto en él sus afectos, convencidos de que nada en la tierra podía compararse
con él, habrían escuchado gozosos la primera intimación de su advenimiento. Pero el
desagrado, que manifestaban al oír hablar de la venida de su Señor, era prueba conclu-
yente de que no le amaban. Satanás y sus ángeles triunfaban echando en cara a Cristo y
sus ángeles que quienes profesaban ser su pueblo tenían tan poco amor a Jesús que no
deseaban su segundo advenimiento.
Vi a los hijos de Dios que esperaban gozosamente a su Señor. Pero Dios quería probar-
los. Su mano encubrió un error cometido al computar los períodos proféticos. Quienes
esperaban a su Señor no advirtieron la equivocación ni tampoco la echaron de ver los
hombres más eruditos que se oponían a la determinación de la fecha. Dios quiso que su
Pág. 30
pueblo tropezase con un desengaño. Pasó la fecha señalada, y quienes habían esperado
con gozosa expectación a su Salvador quedaron tristes y descorazonados, mientras que
quienes no habían amado la aparición de Jesús, pero por miedo habían aceptado el men-
saje, se alegraron de que no viniese cuando se le esperaba. Su profesión de fe no había
afectado su corazón ni purificado su conducta. El paso de la fecha estaba bien calculado
para revelar el ánimo de los tales. Estos fueron los primeros en ponerse a ridiculizar a
los entristecidos y descorazonados fieles que verdaderamente deseaban la aparición de
su Salvador. Vi la sabiduría manifestada por Dios al probar a su pueblo y proporcionar
el medio de descubrir quiénes se retirarían y volverían atrás en la hora de la prueba.
Jesús y toda la hueste celestial miraban con simpatía y amor a quienes con dulce expec-
tación habían anhelado ver a quien amaban. Los ángeles se cernían sobre ellos y los
sostenían en la hora de su prueba. Los que habían rechazado el mensaje permanecieron
en tinieblas, y la ira de Dios se encendió contra ellos por no haber recibido la luz que les
había enviado desde el cielo. Pero los desalentados fieles que no podían comprender por
qué no había venido su Señor no quedaron en tinieblas. Nuevamente se les indujo a es-
cudriñar en la Biblia los períodos proféticos. La mano del Señor se apartó de las cifras,
y echaron de ver el error. Advirtieron que los periodos proféticos alcanzaban hasta
1844, y que la misma prueba que habían aducido para demostrar que los períodos profé-
ticos terminaban en 1843 demostraba que terminarían en 1844. La luz de la Palabra de
Dios iluminó su situación y descubrieron que había un período de tardanza. "Aunque [la
visión] tardare, espéralo." En su amor a la inmediata venida de Cristo habían pasado por
alto la demora de la visión, calculada para comprobar quiénes eran los que verdadera-
mente esperaban al Salvador. De nuevo señalaron una fecha. Sin embargo, yo vi que
muchos de ellos no podían sobreponerse a su desaliento para llegar al grado de celo y
energía que caracterizara su fe en 1843.
Satanás y sus ángeles triunfaron sobre ellos, y los que no habían querido recibir el men-
saje se congratulaban de la perspicacia y prudencia previsoras que habían revelado al no
ceder a lo que llamaban engaño. No echaban de ver que estaban rechazando el consejo
de Dios contra sí mismos y obrando unidos con Satanás y sus ángeles para poner en per-
plejidad al pueblo de Dios que vivía de acuerdo con el mensaje celestial.
Los creyentes en este mensaje fueron oprimidos en las iglesias. Durante algún
tiempo el miedo impidió, a quienes no querían recibir el mensaje, que actuaran de
acuerdo con lo que sentían; pero al transcurrir la fecha revelaron sus verdaderos
sentimientos. Deseaban acallar el testimonio que los que aguardaban se veían compeli-
dos a dar, de que los períodos proféticos se extendían hasta 1844. Los creyentes expli-
caron con claridad su error y expusieron las razones por las cuales esperaban a su Señor
en 1844. Sus adversarios no podían aducir argumentos contra las poderosas razones ex-
puestas. Sin embargo, se encendió la ira de las iglesias, que estaban resueltas a no reci-
bir la evidencia y a no permitir el testimonio en sus congregaciones a fin de que los de-
más no pudieran oírlo. Quienes no se avinieron a privar a los demás de la luz que
Dios les había dado fueron expulsados de las iglesias; pero Jesús estaba con ellos y
se regocijaban a la luz de su faz. Estaban dispuestos a recibir el mensaje del se-
Pág. 31
gundo ángel.
PE:245-246. Me fue mostrado el interés que todo el cielo se había tomado en la obra
que se está realizando en la tierra. Jesús comisionó a un ángel poderoso para que
descendiese y amonestase a los habitantes de la tierra a prepararse para su segunda
aparición. Cuando el ángel dejó la presencia de Jesús en el cielo, iba delante de él
una luz excesivamente brillante y gloriosa. Se me dijo que su misión era alumbrar
la tierra con su gloria y avisar al hombre de la ira venidera de Dios. Multitudes re-
cibieron la luz. Algunos parecían estar muy serios mientras que otros se sentían arroba-
dos de gozo. Todos los que recibían la luz volvían el rostro hacia el cielo y glorificaban
a Dios. Aunque esa luz se derramaba sobre todos, algunos caían simplemente bajo su
influencia, pero no la recibían cordialmente. Muchos estaban llenos de grande ira. Mi-
nistros y pueblo se unían con los viles y resistían tenazmente la luz derramada por el po-
deroso ángel. Pero todos los que la recibían se retiraban del mundo y estaban estrecha-
mente unidos entre sí.
Satanás y sus ángeles se hallaban atareados tratando de apartar a tantos como pudiesen
de la luz. La compañía que la rechazaba fue dejada en tinieblas. Vi que el ángel de
Dios observaba con el más profundo interés a los que profesaban ser su pueblo, para to-
mar nota del carácter que desarrollaban conforme les era presentado el mensaje de ori-
gen celestial. Y a medida que muchísimos de los que profesaban amar a Jesús se apar-
taban del mensaje celestial con escarnio y odio, un ángel que llevaba un pergamino en la
mano anotaba las vergonzosas acciones. Todo el cielo se llenaba de indignación de que
Jesús fuese así despreciado por los que profesaban seguirle.
Vi el chasco sufrido por los que habían estado confiando cuando no vieron a su Señor en
el tiempo en que le esperaban. Había sido el propósito de Dios ocultar el futuro y llevar
a su pueblo a un punto de decisión. Si no se hubiese predicado un tiempo definido para
la venida de Cristo, no se habría hecho la obra que Dios quería ver cumplida. Satanás
estaba induciendo a muchísimos a mirar lejos hacia el futuro en espera de los grandes
acontecimientos relacionados con el juicio y el fin del tiempo de gracia. Era necesario
que el pueblo fuese inducido a procurar fervorosamente una preparación inmediata.
Cuando el tiempo pasó, los que no habían recibido plenamente la luz del ángel se
unieron con aquellos que habían despreciado el mensaje, y abrumaron de ridículo
a los que estaban chasqueados. Los ángeles tomaron nota de la situación de los que
profesaban seguir a Cristo. El transcurso del tiempo definido los había probado, y mu-
chos fueron pesados en la balanza y hallados faltos. En alta voz aseveraban ser cristia-
nos, y sin embargo no había casi detalle alguno en que siguieran a Cristo. Satanás se re-
gocijaba por la condición de los que profesaban seguir a Jesús. Los tenía sujetos en su
trampa. Había inducido a la mayoría a dejar la senda recta, y estaban intentando ascen-
der al cielo por otro camino. Los ángeles veían a los santos y puros mezclados con los
pecadores de Sión y con los hipócritas que amaban el mundo. Habían velado sobre los
verdaderos discípulos de Jesús; pero los corruptos estaban afectando a los santos. A
aquellos cuyos corazones ardían de intenso deseo de ver a Jesús les prohibían sus profe-
Pág. 32
sos hermanos que hablasen de su venida. Los ángeles veían la escena y simpatizaban
con el residuo que amaba la aparición de su Señor.
PE:240-241. Vi a cierto número de compañías que parecían unidas como en haces por
cuerdas. En esas compañías muchos estaban en tinieblas totales; sus ojos se dirigían ha-
cia abajo, hacia la tierra, y no parecía haber relación entre ellos y Jesús. Pero dispersas
entre esas diferentes compañías había personas cuyos rostros parecían iluminados, y cu-
yos ojos se elevaban hacia el cielo. De Jesús les eran comunicados rayos de luz como
rayos del sol. Un ángel me invitó a mirar con cuidado, y vi a un ángel que velaba
sobre cada uno de aquellos que tenían un rayo de luz, mientras que malos ángeles
rodeaban a aquellos que estaban en tinieblas. Oí la voz de un ángel clamar "Te-
med a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado."
Una gloriosa luz descansó entonces sobre esas compañías, para iluminar a todos los
que quisieran recibirla. Algunos de los que estaban en tinieblas recibieron la luz y
se regocijaron. Otros resistieron la luz del cielo, diciendo que había sido enviada
para extraviarles. La luz se alejó de ellos, y fueron dejados en tinieblas. Los que
habían recibido la luz de Jesús apreciaban gozosamente el aumento de la preciosa luz
que era derramada sobre ellos. Sus rostros resplandecían de santo gozo, mientras que su
mirada se dirigía con intenso interés hacia arriba, hacia Jesús, y sus voces se oían en ar-
monía con la voz del ángel: "Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio
ha llegado." Cuando elevaron este clamor, vi que aquellos que estaban en tinieblas los
empujaban con el costado y con el hombro. Entonces muchos de los que apreciaban la
luz sagrada, rompieron las cuerdas que los encerraban y en forma destacada se separaron
de aquellas compañías. Mientras estaban haciendo esto, hombres que pertenecían a las
diferentes compañías y eran reverenciados por ellas, las cruzaban, algunos con palabras
amables, y otros con miradas airadas y ademanes amenazadores, y ataban las cuerdas
que se estaban debilitando. Esos hombres decían constantemente: "Dios está con noso-
tros. Estamos en la luz. Tenemos la verdad." Pregunté quiénes eran, y se me dijo que
eran ministros y hombres dirigentes que habían rechazado la luz ellos mismos, y no es-
taban dispuestos a que otros la recibiesen.
PE:248-249. Los que habían rechazado la luz del mensaje del primer ángel, y se ha-
bían opuesto a ella, perdieron la luz del segundo, y no pudieron ser beneficiados
por el poder y la gloria que acompañó el mensaje: "¡Aquí viene el esposo!" Jesús se
apartó de ellos con ceño, porque le hablan despreciado y rechazado. Los que recibieron
el mensaje fueron envueltos por una nube de gloria. Temían muchísimo ofender a Dios,
y mientras aguardaban, velaban y oraban para conocer su voluntad. Vi que Satanás y
sus ángeles procuraban separar al pueblo de Dios de esta luz divina; pero mientras los
que aguardaban apreciaban la luz y mantenían los ojos levantados de la tierra a Jesús,
Satanás no podía privarlos de sus preciosos rayos. El mensaje dado desde el cielo enfu-
recía a Satanás y sus ángeles, e inducía a aquellos que profesaban amar a Jesús, pero
despreciaban su venida, a escarnecer a los fieles que manifestaban confianza. Pero un
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14
Los tres mensajes de Apocalipsis 14

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

El arrebatamiento estudio biblico
El arrebatamiento estudio biblicoEl arrebatamiento estudio biblico
El arrebatamiento estudio biblicoEliezer Rodriguez
 
La Justificacion solo por la Fe
La Justificacion solo por la FeLa Justificacion solo por la Fe
La Justificacion solo por la Femarco valdez
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12Ministerio Palmoni
 
Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 18
Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 18Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 18
Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 18Ministerio Palmoni
 
Comentario de EGW - Apocalipsis 6
Comentario de EGW - Apocalipsis 6Comentario de EGW - Apocalipsis 6
Comentario de EGW - Apocalipsis 6Ministerio Palmoni
 
Presentación de un niño en la iglesia
Presentación de un niño en la iglesiaPresentación de un niño en la iglesia
Presentación de un niño en la iglesiaMarcelo Valdés
 
05 13 el rapto y el tribunal de cristo
05 13 el rapto y el tribunal de cristo05 13 el rapto y el tribunal de cristo
05 13 el rapto y el tribunal de cristoCiuidad Bendición
 
Creciendo en la Madurez Espiritual
Creciendo en la Madurez Espiritual Creciendo en la Madurez Espiritual
Creciendo en la Madurez Espiritual Argentina
 
SEMINARIO DE LA PROFECÍAS DE DANIEL - 1
SEMINARIO DE LA PROFECÍAS DE DANIEL - 1SEMINARIO DE LA PROFECÍAS DE DANIEL - 1
SEMINARIO DE LA PROFECÍAS DE DANIEL - 1Dr. Gustavo Piñeiro
 
Viviendo en Tiempos Peligrosos
Viviendo en Tiempos PeligrososViviendo en Tiempos Peligrosos
Viviendo en Tiempos PeligrososJorge Bernal
 
Estudio de Apocalipsis y su aplicación a los tiempos
Estudio de Apocalipsis y su aplicación a los tiemposEstudio de Apocalipsis y su aplicación a los tiempos
Estudio de Apocalipsis y su aplicación a los tiemposDaisy Malave
 
Manual de presentación de niños.pdf
Manual de presentación de niños.pdfManual de presentación de niños.pdf
Manual de presentación de niños.pdfCineFamiliar1
 
CONF. EL TRIBUNAL DE CRISTO
CONF. EL TRIBUNAL DE CRISTOCONF. EL TRIBUNAL DE CRISTO
CONF. EL TRIBUNAL DE CRISTOCPV
 

La actualidad más candente (20)

El arrebatamiento estudio biblico
El arrebatamiento estudio biblicoEl arrebatamiento estudio biblico
El arrebatamiento estudio biblico
 
La Justificacion solo por la Fe
La Justificacion solo por la FeLa Justificacion solo por la Fe
La Justificacion solo por la Fe
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 12
 
Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 18
Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 18Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 18
Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 18
 
Comentario de EGW - Apocalipsis 6
Comentario de EGW - Apocalipsis 6Comentario de EGW - Apocalipsis 6
Comentario de EGW - Apocalipsis 6
 
Presentación de un niño en la iglesia
Presentación de un niño en la iglesiaPresentación de un niño en la iglesia
Presentación de un niño en la iglesia
 
05 13 el rapto y el tribunal de cristo
05 13 el rapto y el tribunal de cristo05 13 el rapto y el tribunal de cristo
05 13 el rapto y el tribunal de cristo
 
Creciendo en la Madurez Espiritual
Creciendo en la Madurez Espiritual Creciendo en la Madurez Espiritual
Creciendo en la Madurez Espiritual
 
Predicas cristianas
Predicas cristianasPredicas cristianas
Predicas cristianas
 
SEMINARIO DE LA PROFECÍAS DE DANIEL - 1
SEMINARIO DE LA PROFECÍAS DE DANIEL - 1SEMINARIO DE LA PROFECÍAS DE DANIEL - 1
SEMINARIO DE LA PROFECÍAS DE DANIEL - 1
 
JEZABEL EN LA IGLESIA
JEZABEL EN LA IGLESIAJEZABEL EN LA IGLESIA
JEZABEL EN LA IGLESIA
 
Apocalipsis 4
Apocalipsis 4Apocalipsis 4
Apocalipsis 4
 
Viviendo en Tiempos Peligrosos
Viviendo en Tiempos PeligrososViviendo en Tiempos Peligrosos
Viviendo en Tiempos Peligrosos
 
Estudio de Apocalipsis y su aplicación a los tiempos
Estudio de Apocalipsis y su aplicación a los tiemposEstudio de Apocalipsis y su aplicación a los tiempos
Estudio de Apocalipsis y su aplicación a los tiempos
 
RENOVANDO LA MENTE
RENOVANDO LA MENTERENOVANDO LA MENTE
RENOVANDO LA MENTE
 
Gran tribulación no es lo mismo que ira venidera
Gran tribulación no es lo mismo que  ira venideraGran tribulación no es lo mismo que  ira venidera
Gran tribulación no es lo mismo que ira venidera
 
El Arrebatamiento y la Segunda Venida de Cristo-parte #1
El Arrebatamiento y la Segunda Venida de Cristo-parte #1El Arrebatamiento y la Segunda Venida de Cristo-parte #1
El Arrebatamiento y la Segunda Venida de Cristo-parte #1
 
Manual de presentación de niños.pdf
Manual de presentación de niños.pdfManual de presentación de niños.pdf
Manual de presentación de niños.pdf
 
CONF. EL TRIBUNAL DE CRISTO
CONF. EL TRIBUNAL DE CRISTOCONF. EL TRIBUNAL DE CRISTO
CONF. EL TRIBUNAL DE CRISTO
 
El arrebatamiento
El arrebatamientoEl arrebatamiento
El arrebatamiento
 

Similar a Los tres mensajes de Apocalipsis 14

EL PRIMER ANGEL.pptx
EL PRIMER ANGEL.pptxEL PRIMER ANGEL.pptx
EL PRIMER ANGEL.pptxZafnat Panea
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15Ministerio Palmoni
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15Ministerio Palmoni
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 10
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 10Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 10
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 10Ministerio Palmoni
 
Comentario de EGW - Apocalipsis 8
Comentario de EGW - Apocalipsis 8Comentario de EGW - Apocalipsis 8
Comentario de EGW - Apocalipsis 8Ministerio Palmoni
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11Ministerio Palmoni
 
Los tres mensajes angélicos. 2022.ppt
Los tres mensajes angélicos. 2022.pptLos tres mensajes angélicos. 2022.ppt
Los tres mensajes angélicos. 2022.pptNicolasEdgarCarreraG
 
El juicio de Dios - 6000 años
El juicio de Dios -  6000 añosEl juicio de Dios -  6000 años
El juicio de Dios - 6000 añosZafnat Panea
 
El cantico 144 mil
El  cantico 144 milEl  cantico 144 mil
El cantico 144 milinstitutoslr
 
Las cinco razones encarnacion de Cristo
Las cinco razones   encarnacion de CristoLas cinco razones   encarnacion de Cristo
Las cinco razones encarnacion de CristoCamaleon Cam
 
El sellamiento - 1° parte
El sellamiento - 1° parteEl sellamiento - 1° parte
El sellamiento - 1° parteZafnat Panea
 
dokumen.tips_ahora-es-el-tiempo-romanos-1311-14-y-esto-conociendo-el-tiempo-q...
dokumen.tips_ahora-es-el-tiempo-romanos-1311-14-y-esto-conociendo-el-tiempo-q...dokumen.tips_ahora-es-el-tiempo-romanos-1311-14-y-esto-conociendo-el-tiempo-q...
dokumen.tips_ahora-es-el-tiempo-romanos-1311-14-y-esto-conociendo-el-tiempo-q...FrancicoMorales
 

Similar a Los tres mensajes de Apocalipsis 14 (20)

EL PRIMER ANGEL.pptx
EL PRIMER ANGEL.pptxEL PRIMER ANGEL.pptx
EL PRIMER ANGEL.pptx
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 15
 
Estudio Sobre La Deidad
Estudio Sobre La DeidadEstudio Sobre La Deidad
Estudio Sobre La Deidad
 
El sello de dios
El sello de diosEl sello de dios
El sello de dios
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 10
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 10Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 10
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 10
 
Comentario de EGW - Apocalipsis 8
Comentario de EGW - Apocalipsis 8Comentario de EGW - Apocalipsis 8
Comentario de EGW - Apocalipsis 8
 
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11
Profecía | Elena G. White - Apocalipsis 11
 
Los tres mensajes angélicos. 2022.ppt
Los tres mensajes angélicos. 2022.pptLos tres mensajes angélicos. 2022.ppt
Los tres mensajes angélicos. 2022.ppt
 
El arca
El arcaEl arca
El arca
 
El juicio de Dios - 6000 años
El juicio de Dios -  6000 añosEl juicio de Dios -  6000 años
El juicio de Dios - 6000 años
 
El cantico 144 mil
El  cantico 144 milEl  cantico 144 mil
El cantico 144 mil
 
notas ellen White esc sab 29/12/2012
notas ellen White esc sab 29/12/2012notas ellen White esc sab 29/12/2012
notas ellen White esc sab 29/12/2012
 
La resurreccion de los santos de la gran tribulacion
La resurreccion de los santos de la gran tribulacionLa resurreccion de los santos de la gran tribulacion
La resurreccion de los santos de la gran tribulacion
 
Las cinco razones encarnacion de Cristo
Las cinco razones   encarnacion de CristoLas cinco razones   encarnacion de Cristo
Las cinco razones encarnacion de Cristo
 
El sellamiento - 1° parte
El sellamiento - 1° parteEl sellamiento - 1° parte
El sellamiento - 1° parte
 
Apocalipsis
ApocalipsisApocalipsis
Apocalipsis
 
Criminal indiferencia
Criminal indiferenciaCriminal indiferencia
Criminal indiferencia
 
2012 01-03 notasegw
2012 01-03 notasegw2012 01-03 notasegw
2012 01-03 notasegw
 
dokumen.tips_ahora-es-el-tiempo-romanos-1311-14-y-esto-conociendo-el-tiempo-q...
dokumen.tips_ahora-es-el-tiempo-romanos-1311-14-y-esto-conociendo-el-tiempo-q...dokumen.tips_ahora-es-el-tiempo-romanos-1311-14-y-esto-conociendo-el-tiempo-q...
dokumen.tips_ahora-es-el-tiempo-romanos-1311-14-y-esto-conociendo-el-tiempo-q...
 

Más de Ministerio Palmoni

La Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdfLa Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdfMinisterio Palmoni
 
La Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdfLa Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdfMinisterio Palmoni
 
La Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdfLa Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdfMinisterio Palmoni
 
La Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdfLa Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdfMinisterio Palmoni
 
Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller
Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller  Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller
Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller Ministerio Palmoni
 
Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 19
Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 19Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 19
Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 19Ministerio Palmoni
 
Las Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) Presentación
Las Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) PresentaciónLas Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) Presentación
Las Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) PresentaciónMinisterio Palmoni
 
Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)Ministerio Palmoni
 
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - Presentación
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - PresentaciónProfecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - Presentación
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - PresentaciónMinisterio Palmoni
 
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)Ministerio Palmoni
 
Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)
Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)
Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)Ministerio Palmoni
 
Profecía | Elena G. White – Daniel 9
Profecía | Elena G. White – Daniel 9Profecía | Elena G. White – Daniel 9
Profecía | Elena G. White – Daniel 9Ministerio Palmoni
 
Profecía | Elena G. White – Daniel 8
Profecía | Elena G. White – Daniel 8Profecía | Elena G. White – Daniel 8
Profecía | Elena G. White – Daniel 8Ministerio Palmoni
 
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)Ministerio Palmoni
 
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)Ministerio Palmoni
 
Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)
Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)
Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)Ministerio Palmoni
 
Profecía | Elena G. White - Daniel 6
Profecía | Elena G. White - Daniel 6Profecía | Elena G. White - Daniel 6
Profecía | Elena G. White - Daniel 6Ministerio Palmoni
 
Profecía | La Importancia de la Profecía
Profecía | La Importancia de la ProfecíaProfecía | La Importancia de la Profecía
Profecía | La Importancia de la ProfecíaMinisterio Palmoni
 
Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)
Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)
Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)Ministerio Palmoni
 
Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...
Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...
Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...Ministerio Palmoni
 

Más de Ministerio Palmoni (20)

La Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdfLa Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Primer Mandamiento (4to Estudio).pdf
 
La Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdfLa Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Cielo (3er Estudio).pdf
 
La Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdfLa Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdf
La Ley de Dios - La Ley y el Edén (2do Estudio).pdf
 
La Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdfLa Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdf
La Ley de Dios - El Pecado (1er Estudio).pdf
 
Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller
Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller  Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller
Regla IV (5to Estudio) - Las Reglas de Miller
 
Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 19
Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 19Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 19
Profecía | Comentario de EGW - Apocalipsis 19
 
Las Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) Presentación
Las Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) PresentaciónLas Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) Presentación
Las Reglas de Miller - Regla I (2do Estudio) Presentación
 
Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller – Regla I (2do Estudio)
 
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - Presentación
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - PresentaciónProfecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - Presentación
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio) - Presentación
 
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)
Profecía | Las Reglas de Miller - Introducción (1er Estudio)
 
Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)
Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)
Profecía | Paralelo entre 1840 y 911 - Línea Millerita (1er Estudio)
 
Profecía | Elena G. White – Daniel 9
Profecía | Elena G. White – Daniel 9Profecía | Elena G. White – Daniel 9
Profecía | Elena G. White – Daniel 9
 
Profecía | Elena G. White – Daniel 8
Profecía | Elena G. White – Daniel 8Profecía | Elena G. White – Daniel 8
Profecía | Elena G. White – Daniel 8
 
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 36 al 39 (8vo Estudio)
 
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)
Daniel 11 | Rey del Norte y Rey del Sur - Versículos 32 al 35 (7mo Estudio)
 
Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)
Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)
Profecía | Patrón Profético - Mensaje de Consecuencias Eternas (7mo Estudio)
 
Profecía | Elena G. White - Daniel 6
Profecía | Elena G. White - Daniel 6Profecía | Elena G. White - Daniel 6
Profecía | Elena G. White - Daniel 6
 
Profecía | La Importancia de la Profecía
Profecía | La Importancia de la ProfecíaProfecía | La Importancia de la Profecía
Profecía | La Importancia de la Profecía
 
Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)
Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)
Profecía - Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio)
 
Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...
Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...
Profecías | Las Siete Trompetas - Los Hijos del Oriente (2do Estudio) - Prese...
 

Último

HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptxHIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptxPalitoBlanco1
 
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxCRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxRicardoMoreno95679
 
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfEXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfinmalopezgranada
 
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdfPARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdfAntonio Miguel Salas Sierra
 
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA Vczspz8nwfx
 
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxLA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxAntonio Miguel Salas Sierra
 
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases."Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.Opus Dei
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.yhostend
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosGemmaMRabiFrigerio
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxjenune
 

Último (12)

HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptxHIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
 
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CMLa oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
 
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxCRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
 
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfEXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
 
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdfPARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
 
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
 
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxLA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
 
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases."Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
 
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitarSanta Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
 

Los tres mensajes de Apocalipsis 14

  • 1. Pág. 1 Apocalipsis Capítulo 14 Los Mensajes de los Tres Ángeles y la Cosecha de la Tierra El capítulo catorce de Apocalipsis nos bosqueja la obra a realizarse por el pueblo de Dios. El evangelio eterno ha de predicarse y practicarse. Auténtica obra misionera ha de hacerse, no en la sabiduría de los hombres, sino en la sabiduría de Dios. Juan escribe: “Entonces vi a otro ángel que volaba por el cielo, con el evangelio eterno para predicarlo a los que habitan en la tierra, a toda nación y tribu, lengua y pueblo. De- cía a gran voz: “¡Reverenciad a Dios y dadle honra, por-que ha llegado la hora de su jui- cio! Y adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.” Un se- gundo ángel lo siguió, diciendo: “¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia!, porque ha dado a beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.” Y el tercer ángel los siguió diciendo a gran voz: "Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente o en su mano, éste también beberá del vino de la ira de Dios, vaciado puro en la copa de su ira. Y será atormentado con fuego y azufre ante los santos ángeles y an- te el Cordero. Y el humo de su tormento sube para siempre jamás. Y los que adoran a la bestia y a su imagen, y los que reciben la marca de su nombre, no tienen reposo ni de día ni de noche.” "¡Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los Mandamientos de Dios y la fe de Jesús! Y oí una voz del cielo que dijo: "Escribe: ¡Dichosos los que de aquí en adelan- te mueren en el Señor! Cierto -dice el Espíritu-, descansarán de sus fatigas, porque sus obras los acompañan". Entonces miré, y vi una nube blanca, y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, con una corona de oro en su cabeza, y en su mano una hoz aguda.” El mensaje del tercer ángel aumenta en importancia al acercarnos al cierre de la his- toria de esta tierra. Desde el comienzo de la proclamación del mensaje del primer án- gel, muchos creyentes han dormido en Jesús. Fieles portaestandartes han entregado su armadura. Pero la obra avanza. Nuevos obreros son introducidos, al ser llevados al des- canso, los que mueren, hasta la venida del Señor. Dios me ha presentado los peligros que amenazan a los que han recibido la sagrada co- misión de proclamar el mensaje del tercer ángel. Han de recordar que este mensaje es de suma importancia para todo el mundo. Necesitan escudriñar las Escrituras con dili- gencia para que aprendan cómo guardarse contra el misterio de iniquidad, el cual juega tan grande papel en las escenas finales de la historia de este mundo. 14ML:151- 152. 19ML:282. En los últimos días Satanás se presentará como ángel de luz, con gran poder
  • 2. Pág. 2 y gloria celestial, y pretenderá ser el Señor de toda la tierra. Declarará que el sábado ha sido cambiado del séptimo hacia el primer día de la semana; y como señor del primer día de la semana presentará (Satanás) este sábado espurio como prueba de lealtad a él. En- tonces se llevará a cabo el final cumplimiento de la profecía del Revelador. [Apoc. 13:4- 18] En conexión con este texto, todo el capítulo catorce de Revelación debe ser estudia- do mucho por el pueblo de Dios. Los versículos del nueve al once traen a la vista el mensaje especial de advertencia contra la adoración de la bestia y su imagen, y con- tra el recibir su marca en la frente o en la mano. Esta advertencia ha de ser dada a todo el mundo por los que son mencionados en el versículo doce como los que guardan “los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” 7CBA:989. El capítulo catorce del Apocalipsis es del más profundo interés. Pronto será comprendido en todos sus alcances, y los mensajes dados a Juan el revelador serán repe- tidos con claridad (RH, 13-10-1904). Versículo 1. “Miré, y vi al Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él 144.000 que te- nían el Nombre del Cordero y el nombre de su Padre escrito en sus frentes.” DTG:110. Cuando, en ocasión del bautismo de Jesús, Juan le señaló como el Corde- ro de Dios, una nueva luz resplandeció sobre la obra del Mesías. La mente del pro- feta fue dirigida a las palabras de Isaías: "Como cordero fue llevado al matade- ro."Durante las semanas que siguieron, Juan estudió con nuevo interés las profecías y la enseñanza de las ceremonias de los sacrificios. No distinguía claramente las dos fases de la obra de Cristo -como sacrificio doliente y como rey vencedor,- pero veía que su veni- da tenía un significado más profundo que el que discernían los sacerdotes y el pueblo. Cuando vio a Jesús entre la muchedumbre, al volver él del desierto, esperó confiada- mente que daría al pueblo alguna señal de su verdadero carácter. Casi impacientemente esperaba oír al Salvador declarar su misión; pero Jesús no pronunció una palabra ni dio señal alguna. No respondió al anuncio que hiciera el Bautista acerca de él, sino que se mezcló con los discípulos de Juan sin dar evidencia externa de su obra especial, ni tomar medidas que lo pusiesen en evidencia. DTG:29-30. En el templo, el sacrificio 30 matutino y el vespertino señalaban diariamen- te al Cordero de Dios; sin embargo, ni aun allí se habían hecho los preparativos para re- cibirle. 7CBA:991. En la disputa del gran conflicto se forman dos bandos: los que "adoran a la bestia y a su imagen", y reciben su marca; y los que reciben fiel sello del Dios vivo", que tienen "el nombre... de su Padre escrito en la frente". Esta no es una marca visible (ST, 01-11-1899).
  • 3. Pág. 3 6CBA:1117. El trascendental poder del Espíritu Santo realiza una completa transforma- ción en el carácter del ser humano, haciendo de él una nueva criatura en Cristo Jesús. Cuando un hombre está lleno del Espíritu, mientras más duramente es probado y examinado, más claramente demuestra que es representante de Cristo. La paz que mora en el alma se ve en el semblante. Las palabras y acciones expresan el amor del Salvador. No hay una lucha por ocupar los lugares más encumbrados. Se re- nuncia al yo. El nombre de Jesús está escrito en todo lo que se dice y hace. Podemos hablar de las bendiciones del Espíritu Santo, pero a menos que nos preparemos para su recepción, ¿de qué valen nuestras obras? ¿Nos estamos esforzando con todas nuestras fuerzas para alcanzar la estatura de hombres y mujeres en Cristo? ¿Estamos buscando su plenitud, avanzando siempre hacia la meta puesta delante de nosotros: la perfección de su carácter? Cuando el pueblo de Dios alcance esta meta, será sellado en sus frentes. Lleno con el Espíritu, será completo en Cristo, y el ángel anotador decla- rará: "Consumado es" (RH, 10-06-1902) 7CBA:989. Los que tienen en sus frentes el sello del Dios infinito, considerarán el mun- do y sus atractivos como subordinados a los intereses eternos (RH, 13-07-1897). 7CBA:980-981. Los que salgan del mundo para ser diferentes de los del mundo en pala- bras y obras, los que se den cuenta que es un honor llevar el sello de Dios, recibirán po- der para convertirse en hijos de él. El Señor quiere tener hombres de los que pueda de- pender. Nadie entrará en los atrios de lo alto sin tener el sello de Dios. Los que en esta tierra maldita por el pecado lleven ese sello con santa osadía, considerándolo como un honor, serán reconocidos y honrados por Dios en los atrios de lo alto (Carta 125, 1903). "Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es pu- ro". Todo el que es hijo de Dios recibirá dentro de poco el sello divino. ¡Ojala sea colo- cado sobre nuestras frentes! ¿Quién puede soportar el pensamiento de ser pasado por al- to cuando el ángel vaya sellando a los siervos de Dios en sus frentes? (RH, 28-5-1889). MC:24-25. Dios puede emplear a cada cual en la medida en que pueda poner su Espíritu en el templo del alma. Aceptará la obra que refleje su imagen. Sus discípulos han de lle- var, como credenciales ante el mundo, las indelebles características de sus principios inmortales. CMC:50. En todo lo que hagáis, que vuestra preocupación sea: ¿Es éste el camino del Señor? ¿Agradará esto a mi Salvador? Él dio su vida por mí: ¿Qué puedo dar yo por Dios? Puedo decir tan sólo: "De lo recibido de tu mano te damos" (1 Crón. 29:14). A menos que el nombre de Dios esté escrito en vuestras frentes- escrito allí porque Dios es el centro de vuestros pensamientos- no se os hallará en luz para que recibáis la herencia. Vuestro Creador ha derramado sobre vosotros todo el cielo en un solo don maravilloso: su Hijo unigénito. . .
  • 4. Pág. 4 PR:435-436. Mientras el pueblo de Dios aflige su alma delante de él, suplicando pureza de corazón, se da la orden: "Quitadle esas vestimentas viles," y se pronuncian las alenta- doras palabras: "Mira que he hecho pasar tu pecado de ti, y te he hecho vestir de ropas de gala." Se pone sobre los tentados y probados, pero fieles, hijos de Dios, el manto sin mancha de la justicia de Cristo. El remanente despreciado queda vestido de gloriosos atavíos, que nunca han de ser ya contaminados por las corrupciones del mundo. Sus nombres permanecen en el libro de la vida del Cordero, registrados entre los de los fieles de todos los siglos. Han resistido los lazos del engañador; no han sido apartados de su lealtad por el rugido del dragón. Tienen ahora eterna y segura protección contra los de- signios del tentador. Sus pecados han sido transferidos al que los instigara. Una "mitra limpia" es puesta sobre su cabeza. Mientras Satanás ha estado insistiendo en sus acusaciones los ángeles santos, invi- sibles, han ido de un lado a otro poniendo sobre los fieles el sello del Dios viviente. Estos son los que están sobre el monte de Sión con el Cordero, teniendo el nombre del Padre escrito en sus frentes. Cantan el nuevo himno delante del trono, ese himno que nadie puede aprender sino los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de la tierra. "Estos, los que siguen al Cordero por donde quiera que fuere. Estos fueron comprados de entre los hombres por primicias para Dios y para el Cordero. Y en sus bo- cas no ha sido hallado engaño; porque ellos son sin mácula delante del trono de Dios." (Apoc. 14:4-5). 1MS:75. Otra "supresión" reza así: "Bien, bendito sea el Señor, hermanos y hermanas, es una reunión extraordinaria para los que tienen el sello del Dios viviente". No hay nada en esto que todavía no sostengamos. El análisis de nuestras obras publica- das mostrará nuestra creencia de que los justos vivos recibirán el sello de Dios antes de la terminación del tiempo de gracia. También que ellos disfrutarán honores especiales en el reino de Dios. HHD:372. Todos los que entraren allí poseerán el manto de la justicia de Cristo, y sobre sus frentes se verá el nombre de Dios. Este nombre es el símbolo que el após- tol vio en visión, y significa la sumisión de la mente a una obediencia inteligente y leal a todos los mandamientos de Dios. YI, 18-08-1886. El conflicto que estamos atravesando es el último que tendremos en este mundo. Nos encontramos en lo más reñido del mismo. Los dos bandos están luchando por alcanzar la supremacía. En esta contienda no podemos ser neutrales. Debemos colocarnos de un la- do o del otro. Si nos situamos del lado de Cristo, si lo reconocemos ante el mundo en pa- labra y en hecho, seremos un testimonio viviente que declara a quién hemos decidido servir y honrar. En esta hora importante de la historia de la tierra no podemos permitir- nos dejar a nadie en la incertidumbre respecto a qué grupo pertenecemos... TM:453-454. El mismo ángel que visitó a Sodoma está haciendo resonar la nota de amonestación: "Escapa por tu vida". Los vasos de la ira de Dios no pueden ser derrama-
  • 5. Pág. 5 dos ni destruidos los impíos y sus obras, hasta que todo el pueblo de Dios haya sido juz- gado, y los casos de los vivos así como los de los muertos estén decididos. Y aun des- pués que los santos han sido sellados con el sello del Dios vivo, sus elegidos pasarán in- dividualmente por pruebas. Vendrán aflicciones personales; pero el horno es estrecha- mente vigilado por un ojo que no permitirá que el oro sea consumido. La indeleble marca de Dios está sobre ellos. Dios puede alegar que su propio nombre está escrito allí, El Señor los ha sellado. Su destino está escrito: "DIOS, LA NUEVA JERUSALÉN". Son la propiedad de Dios, su posesión. ¿Será puesto este sello sobre los que tienen impura la mente, sobre el fornicario, el adúl- tero, el hombre que codicia la mujer de su prójimo? Que vuestras almas contesten la pregunta: ¿Corresponde mi carácter a las calificaciones esenciales para que pueda recibir un pasaporte a las mansiones. que Cristo ha ido a preparar para los que estén listos para ellas? La santidad debe estar impresa en nuestro carácter. 2SG:32. 5T:752-753. Mientras se le mostraban a Juan las últimas grandes luchas de la iglesia con las potencias terrenales, también se le permitió contemplar la victoria final y la libera- ción de los fieles. Vio a la iglesia en conflicto mortífero con la bestia y su imagen, y la adoración de esa bestia impuesta bajo la pena de muerte. Pero mirando más allá del humo y el estruendo de la batalla, contempló a una hueste sobre el monte de Sión con el Cordero, llevando, en vez de la marca de la bestia, "el nombre de su Padre escrito en sus frentes." Y también vio a "los que habían alcanzado la victoria de la bes- tia, y de su imagen, y de su señal, y del número de su nombre, estar sobre el mar de vi- drio, teniendo las arpas de Dios" (Apoc. 1:13; 14:1;15:2), y cantando el himno de Moi- sés y del Cordero. 1T:68-69. 7CBA:989. Juan vio un Cordero sobre el monte de Sión, y con él 144000 que tenían el nombre de su Padre escrito en sus frentes. Llevaban el sello del cielo. Reflejaban la imagen de Dios. Estaban llenos de la luz y de la gloria del que es Santo. Si que- remos tener la imagen y la inscripción de Dios en nosotros, debemos apartarnos de toda iniquidad. Debemos abandonar cada mala práctica, y entonces colocar nuestro caso en las manos de Cristo. Mientras estemos ocupados en nuestra salvación con temor y tem- blor, Dios producirá en nosotros así el querer como el hacer por su buena voluntad (RH, 19-03-1889). [Se cita Apoc. 14:1-3] ¿Por qué fueron elegidos de un modo tan especial? Porque estu- vieron de parte de una verdad admirable delante de todo el mundo y frente a su oposi- ción, y que eran hijos e hijas de Dios que debían tener a Cristo, la esperanza de gloria, formado en su interior (MS 13, 1888).
  • 6. Pág. 6 7CBA:989. Cristo dice que habrá en la iglesia quienes presentarán fábulas y suposicio- nes, cuando Dios ha dado grandes, elevadoras, ennoblecedoras verdades, que siempre debieran ser guardadas en el depósito de la mente. Cuando los hombres que acepten esta teoría y aquella, cuando tengan curiosidad por saber algo que no les es necesario cono- cer, no están siendo guiados por Dios. No es el plan divino que sus hijos presenten algo que no sea más que suposiciones, algo que no está enseñado en la Palabra. No es la vo- luntad de Dios que entren en disputas por cuestiones que no los ayudarán espiritualmen- te, como ¿quiénes formarán parte del grupo de los 144000? Esto lo sabrán dentro de poco, sin sombra de duda, los elegidos de Dios. Mis hermanos y hermanas, apreciad y estudiad las verdades que Dios ha dado para voso- tros y vuestros hijos. No paséis vuestro tiempo procurando saber lo que no es de ayuda espiritual. "¿Qué haré para heredar la vida eterna?" Esta es la pregunta fundamental, y ha sido contestada claramente. "¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?" (MS 26, 1901). 3T:266. El verdadero pueblo de Dios, que toma a pecho el espíritu de la obra del Señor y la salvación de las almas, verá siempre al pecado en su verdadero carácter pecaminoso. Estará siempre de parte de los que denuncian claramente los pecados que tan fácilmente asedian a los hijos de Dios. Especialmente en la obra final que se hace en favor de la iglesia, en el tiempo del sellamiento de los ciento cuarenta y cuatro mil que han de subsistir sin defecto delante del trono de Dios, sentirán muy profundamente los ye- rros de los que profesan ser hijos de Dios. Esto lo expone con mucho vigor la ilustra- ción que presenta el profeta acerca de la última obra, bajo la figura de los hombres que tenían sendas armas destructoras en las manos. Entre ellos había uno vestido de lino que tenía a su lado un tintero. "Y díjole Jehová: Pasa por medio de la ciudad, por medio de Jerusalén, y pon una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella." (Eze. 9:4.) NB:120-121. Nuestra primera reunión general en el occidente del Estado de Nueva York comenzó el 18 de Agosto en Volney, en la granja del Hno. David Arnold. Concurrieron unas treinta y cinco personas - todos los amigos que pudieron reunirse en aquella parte del Estado. Pero de los treinta y cinco apenas había dos de la misma opinión, porque al- gunos sustentaban graves errores, y cada cual defendía tenazmente su criterio peculiar diciendo que estaba de acuerdo con la Biblia. Un hermano sostenía que los mil años del capítulo veinte del Apocalipsis estaban en el pasado, y que los ciento cuarenta y cuatro mil mencionados en los capítulos siete y catorce del Apocalipsis eran los que fueron resucitados en ocasión de la resurrec- ción de Cristo. Versículo 2. “Y oí una voz del cielo como el estruendo de muchas aguas, como el es- tampido de un gran trueno. Sin embargo, era el sonido de arpistas que tañían sus arpas.”
  • 7. Pág. 7 CMC:365. Durante mucho tiempo hemos esperado el regreso de nuestro Salvador. Pero no por eso la promesa es menos segura. Pronto nos encontraremos en nuestro hogar prometido. Allá Jesús nos guiará junto a las aguas vivas que fluyen del trono de Dios, y nos explicará las enigmáticas disposiciones a través de las cuales nos guió a fin de per- feccionar nuestros caracteres. Allí veremos en todas partes los hermosos árboles del pa- raíso, y en medio de ellos contemplaremos el árbol de la vida. Allí veremos con una vi- sión perfecta las hermosuras del Edén restaurado. Allí arrojaremos a los pies de nues- tro Redentor las coronas que él había colocado en nuestras cabezas, y, pulsando nuestras arpas doradas, ofreceremos alabanza y agradecimiento a Aquel que está sentado sobre el trono. RH, 3 de Septiembre de 1903. PE:288. Vi después un gran número de ángeles que traían de la ciudad brillantes coro- nas, una para cada santo, cuyo nombre estaba inscrito en ella. A medida que Jesús pedía las coronas, los ángeles se las presentaban y con su propia diestra el amable Jesús las ponía en la cabeza de los santos. Asimismo los ángeles trajeron arpas y Jesús las presentó a los santos. Los caudillos de los ángeles preludiaban la nota del cántico que era luego entonado por todas las voces en agradecida y dichosa alabanza. To- das las manos pulsaban hábilmente las cuerdas del arpa y dejaban oír melodiosa música en fuertes y perfectos acordes. Después vi que Jesús conducía a los redimidos a la puerta de la ciudad; y al llegar a ella la hizo girar sobre sus goznes relumbrantes y mandó que entraran todas las gentes que hubiesen guardado la verdad. Dentro de la ciu- dad había todo lo que pudiese agradar a la vista. Por doquiera los redimidos contempla- ban abundante gloria. Jesús miró entonces a sus redimidos santos, cuyo semblante irra- diaba gloria, y fijando en ellos sus ojos bondadosos les dijo con voz rica y musical: "Contemplo el trabajo de mi alma, y estoy satisfecho. Vuestra es esta excelsa gloria pa- ra que la disfrutéis eternamente. Terminaron vuestros pesares. No habrá más muerte ni llanto ni pesar ni dolor." Vi que la hueste de los redimidos se postraba y echaba sus bri- llantes coronas a los pies de Jesús, y cuando su bondadosa mano los alzó del suelo, pul- saron sus áureas arpas y llenaron el cielo con su deleitosa música y cánticos al Cordero. Versículo 3. “Cantaban un canto nuevo ante el trono, ante los cuatro seres vivientes y ante los ancianos. Y ninguno podía aprender ese canto sino los 144.000 que fueron re- dimidos de entre los de la tierra.” CS:707. "Cantan "un cántico nuevo" delante del trono, un cántico que nadie podía aprender sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil. Es el cántico de Moisés y del Corde- ro, un canto de liberación. Ninguno sino los ciento cuarenta y cuatro mil pueden aprender aquel cántico, pues es el cántico de su experiencia -una experiencia que ninguna otra compañía ha conocido jamás. Son "éstos, los que siguen al Cordero por donde quiera que fuere." Habiendo sido trasladados de la tierra, de entre los vivos, son contados por "primicias para Dios y para el Cordero". (Apoc. 15:2-3; 14:1-5). "Estos son los que han venido de grande tribulación;" han pasado por el tiempo de angustia cual
  • 8. Pág. 8 nunca ha sido desde que ha habido nación; han sentido la angustia del tiempo de la aflic- ción de Jacob; han estado sin intercesor durante el derramamiento final de los juicios de Dios. Pero han sido librados, pues "han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero." "En sus bocas no ha sido hallado engaño; están sin mácula" delante de Dios. "Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono tenderá su pabellón sobre ellos." (Apoc. 7:14-15). Han visto la tierra asolada con hambre y pestilencia, al sol que tenía el poder de quemar a los hombres con un intenso calor, y ellos mismos han soportado padecimientos, ham- bre y sed. Pero "no tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá sobre ellos, ni otro nin- gún calor. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos." (Apoc. 7:14- 17). PP:77. "Por la fe Enoc fue transpuesto para no ver muerte, ... y antes que fuese trans- puesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios". (Verso 5). En medio de un mundo condenado a la destrucción por su iniquidad, Enoc pasó su vida en tan íntima comunión con Dios, que no se le permitió caer bajo el poder de la muerte. El piadoso carácter de este profeta representa el estado de santidad que deben alcanzar todos los que se- rán "comprados de entre los de la tierra" (Apoc. 14:3) en el tiempo de la segunda venida de Cristo. 5T:384-385. Versículo 4. “Estos son los que no se contaminaron con mujeres, porque son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron comprados de entre los hombres por primicias para Dios y para el Cordero”. CS:478. En la parábola, cuando vino el Esposo, "las que estaban preparadas entraron con él a las bodas." La venida del Esposo, presentada aquí, se verifica antes de la boda. La boda representa el acto de ser investido Cristo de la dignidad de Rey. La ciudad san- ta, la nueva Jerusalén, que es la capital del reino y lo representa, se llama "la novia, la esposa del Cordero." El ángel dijo a San Juan: "Ven acá; te mostraré la novia, la esposa del cordero." "Me llevó en el Espíritu," agrega el profeta, "y me mostró la santa ciudad de Jerusalén, descendiendo del cielo, desde Dios." (Apocalipsis 21: 9, 10, V.M.) Salta pues a la vista que la Esposa representa la ciudad santa, y las vírgenes que van al encuentro del Esposo representan a la iglesia. En el Apocalipsis, el pueblo de Dios lo constituyen los invitados a la cena de las bodas. (Apoc. 19:9). Si son los invitados, no pueden representar también a la esposa. PVGM:336. Mientras Cristo estaba sentado mirando el grupo que esperaba al esposo, contó a sus discípulos la historia de las diez vírgenes, para ilustrar con ese suceso la ex- periencia de la iglesia que viviría precisamente antes de su segunda venida.
  • 9. Pág. 9 Las dos clases de personas que esperaban representan dos clases que profesan estar es- perando a su Señor. Se las llama vírgenes porque profesan una fe pura. 7CBA:989. [Se cita Apoc. 14:1-4] Este pasaje presenta el carácter del pueblo de Dios para estos últimos días (MS 139, 1903). PVGM:176. Pero para aceptar la invitación a la fiesta del Evangelio, debían subordinar sus intereses mundanos al único propósito de recibir a Cristo y su justicia. Dios lo dio todo por el hombre, y le pide que coloque el servicio del Señor por encima de toda con- sideración terrenal y egoísta. No puede aceptar un corazón dividido. El corazón que se halla absorto en los afectos terrenales no puede rendirse a Dios. La lección es para todos los tiempos. Hemos de seguir al Cordero de Dios donde- quiera que vaya. Ha de escogerse su dirección y avaluarse su compañía por sobre toda compañía de amigos mundanos. Cristo dice: "El que ama padre o madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí". TM:146-147. Os contaré las cosas que yo he visto, y que son ciertas, para que por un es- fuerzo bien dirigido y perseverante haya muchas, muchísimas más almas traídas al co- nocimiento de la verdad. ¡Oh, el fin se acerca! ¿Quién está listo para que Jesús se levan- te de su trono a ponerse sus vestiduras de venganza? ¿Los nombres de quiénes están registrados en el libro de la vida del Cordero? Estarán allí únicamente los nombres de aquellos que siguen al Cordero por dondequiera que va. Los aspectos objetables de vuestro carácter deben ser abandonados, y debéis vestiros con el manto de la justicia de Cristo. ¡La fe y el amor: cuán destituidas están las iglesias de estos bienes! El Co- merciante celestial nos aconseja: "Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en fuego, para que seas hecho rico, y seas vestido de vestiduras blancas, . . . y unge tus ojos con colirio, para que veas". Dios quiera que los que están predicando en nuestras asocia- ciones no sean como las vírgenes fatuas, que tienen lámparas, pero están destituidas del aceite de la gracia que hace que las lámparas ardan y difundan luz. ¡Oh, necesitamos más ministros de oración hombres que lleven un solemne peso por las almas, hombres que tengan una fe que obre por amor y purifique el alma! Sin fe es imposible agradar a Dios. ¡Cuán imperfecta es la fe en nuestras iglesias! ¿Por qué no creemos que el Señor hará precisamente lo que él dice que quiere realizar? TM:429. ¿Quiénes son los súbditos del reino de Dios? Todos los que hacen su voluntad. Tienen justicia, paz, y gozo en el Espíritu Santo. Los miembros del reino de Cristo son los hijos de Dios, socios en su gran firma. Los elegidos de Dios son una generación es- cogida, un pueblo peculiar, una nación santa, para mostrar las alabanzas de Aquel que nos ha llamado de las tinieblas a su luz maravillosa. Son la sal de la tierra, la luz del mundo. Son piedras vivas, real sacerdocio. Son socios con Cristo Jesús. Estos son los que siguen al Cordero dondequiera que va. . . .
  • 10. Pág. 10 7CBA:989. El Señor tiene un pueblo sobre la tierra que sigue al Cordero por don- dequiera que va. Tiene a sus miles que no se han arrodillado delante de Baal. Los tales estarán con él sobre el monte de Sión. Pero deben estar en esta tierra ceñidos con toda la armadura, listos para emprender la obra de salvar a aquellos que están a pun- to de perecer. Ángeles celestiales dirigen esta búsqueda, y a todos los que creen la ver- dad presente se les pide que sean activos espiritualmente para que puedan unirse con los ángeles en su obra. Para seguir a Cristo no necesitamos esperar hasta que seamos trasladados. El pue- blo de Dios puede hacer eso en esta tierra. Sólo, podremos seguir al Cordero de Dios en los atrios celestiales, si lo seguimos aquí. Que lo sigamos en el cielo depende de que guardemos ahora sus mandamientos. No debemos seguir a Cristo esporádica o capri- chosamente, sólo cuando nos conviene. Nuestra elección debe ser la de seguir a Cristo. Debemos seguir su ejemplo en la vida diaria, así como un rebaño confiadamente sigue a su pastor. Debemos seguirlo sufrien- do por su causa y diciendo a cada paso: "Aunque él me matare, en él esperaré". La for- ma en que él vivió debe ser el modelo de nuestra vida. Y al procurar así ser semejantes a él y al poner nuestra voluntad en conformidad con la suya, lo revelaremos a él (RH, 12-04-1898) DTG:730. Durante su ministerio, Jesús había dado la vida a algunos muertos. Había re- sucitado al hijo de la viuda de Naín, a la hija del príncipe y a Lázaro. Pero éstos no fue- ron revestidos de inmortalidad. Después de haber sido resucitados, estaban todavía suje- tos a la muerte. Pero los que salieron de la tumba en ocasión de la resurrección de Cristo fueron resucitados para vida eterna. Ascendieron con él como trofeos de su victoria so- bre la muerte y el sepulcro. Estos, dijo Cristo, no son ya cautivos de Satanás; los he redimido. Los he traído de la tumba como primicias de mi poder, para que estén conmigo donde yo esté y no vean nunca más la muerte ni experimenten dolor. CS:450. La inmolación del cordero pascual prefiguraba la muerte de Cristo. San Pablo dice: "Nuestra pascua, que es Cristo, fue sacrificada por nosotros." (1 Corintios 5: 7.) La gavilla de las primicias del trigo, que era costumbre mecer ante el Señor en tiempo de la Pascua, era figura típica de la resurrección de Cristo. San Pablo dice, hablando de la resurrección del Señor y de todo su pueblo: "Cristo las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida." (1 Corintios 15: 23.) Como la gavilla de la ofrenda mecida, que era las primicias o los primeros granos maduros recogidos antes de la cosecha, así también Cristo es primicias de aquella inmortal cosecha de rescatados que en la resurrección futura serán recogidos en el granero de Dios. Ev:366. Otros van al extremo opuesto, haciendo prominentes las emociones religiosas, y en ocasiones especiales manifestando intenso celo. Su religión parece tener más la natu- raleza de un estímulo que de una fe permanente en Cristo. Los verdaderos pastores conocen el valor de la obra interna del Espíritu Santo en el co-
  • 11. Pág. 11 razón humano. Están satisfechos con la sencillez en los servicios religiosos. En vez de presentar muchos cantos no sagrados, conceden su principal atención al estudio de la Pa- labra, y tributan alabanza a Dios desde el corazón. Por encima del adorno exterior dan importancia al adorno interior, el ornamento de un espíritu humilde y tranqui- lo. En sus bocas no se encuentra engaño (Manuscrito 21, 1891). OE:83. A todos los que han decidido ser obreros para Dios debe hacérseles sentir que deben dar pruebas de que son hombres convertidos. Un joven que no tenga un carác- ter sano y virtuoso, no honrará la verdad. Cada obrero debe ser puro de corazón; en su boca no debe hallarse mentira. Debe tener presente que, para tener éxito, ha de tener a Cristo a su lado, y que toda práctica pecaminosa, por secreta que sea, está abierta a la vista de Aquel con quien tenemos que tratar. El pecado ha mancillado la imagen divina en el hombre. Esta puede ser restaurada por Cristo, pero es únicamente por la oración ferviente y la conquista del yo como podemos llegar a ser partícipes de la naturaleza divina.. . . DMJ:61. Quienes hayan aprendido de Cristo no tendrán participación "en las obras in- fructuosas de las tinieblas". En su manera de hablar, tanto como en su vida, serán senci- llos, sinceros y veraces porque se preparan para la comunión con los santos en cuyas "bocas no fue hallada mentira". MM:142-143. PR:188-189. La verdad es de Dios; el engaño en sus miles de formas 189 proviene de Satanás; y quienquiera que se desvíe de la línea recta de la verdad, se entrega al poder del maligno. Los que han aprendido de Cristo seguirán el consejo del apóstol: "No co- muniquéis con las obras infructuosas de las tinieblas". (Efe. 5:11). Tanto en sus pala- bras como en su vida, serán sencillos, sinceros y veraces; porque se están prepa- rando para alternar con los santos en cuyas "bocas no ha sido hallado engaño." (Apoc. 14:5). 1T:216. 2T:302-303. 5T:175. 5T:481-482. Ev:504. Dios ha encomendado a su pueblo una obra que debe terminarse en la tierra. El mensaje del tercer ángel debía predicarse, las mentes de los creyentes debían dirigirse hacia el santuario celestial, donde Cristo había entrado para realizar expiación por su
  • 12. Pág. 12 pueblo. Había que llevar adelante la reforma del día de reposo. La brecha abierta en la ley de Dios debía ser reparada. El mensaje debía proclamarse en alta voz para que todos los habitantes de la tierra pudieran recibir la advertencia. El pueblo de Dios debía pu- rificar sus almas mediante la obediencia a la verdad y estar preparado para pre- sentarse delante de él sin mancha en el momento de su venida. CS:477-478. El profeta dice: "¿Pero quién es capaz de soportar el día de su advenimien- to? ¿y quién podrá estar en pie cuando él apareciere? porque será como el fuego del acri- solador, y como el jabón de los bataneros; pues que se sentará como acrisolador y purifi- cador de la plata; y purificará a los hijos de Leví, y los afinará como el oro y la plata, pa- ra que presenten a Jehová ofrenda en justicia." (Malaquías 3: 2, 3, V.M.) Los que vivan en la tierra cuando cese la intercesión de Cristo en el santuario celestial deberán es- tar en pie en la presencia del Dios santo sin mediador. Sus vestiduras deberán estar sin mácula; sus caracteres, purificados de todo pecado por la sangre de la asper- sión. Por la gracia de Dios y sus propios y diligentes esfuerzos deberán ser vencedores en la lucha con el mal. Mientras se prosigue el juicio investigador en el cielo, mientras que los pecados de los creyentes arrepentidos son quitados del santuario, debe llevarse a cabo una obra especial de purificación, de liberación del pecado, entre el pueblo de Dios en la tierra. Esta obra está presentada con mayor claridad en los mensajes del capítulo 14 del Apocalipsis. CS:13-14. Al revelarme el Espíritu de Dios las grandes verdades de su Palabra, y las es- cenas del pasado y de lo por venir, se me mandó que diese a conocer a otros lo que se me había mostrado, y que trazase un bosquejo de la historia de la lucha en las edades pa- sadas, y especialmente que la presentase de tal modo que derramase luz sobre la lucha futura que se va acercando con tanta rapidez. Con este fin, he tratado de escoger y re- unir acontecimientos de la historia de la iglesia en forma que quedara bosquejado el de- senvolvimiento de las grandes verdades comprobantes que en diversas épocas han sido dadas al mundo, han excitado la ira de Satanás y la enemistad de la iglesia amiga del mundo, y han sido sostenidas por el testimonio de aquellos que "no amaron sus vidas, exponiéndolas hasta la muerte." En esos anales podemos ver un anticipo del conflicto que nos espera. Considerán- dolos a la luz de la Palabra de Dios, y por la iluminación de su Espíritu, podemos ver descubiertos las estratagemas del maligno y los peligros que deberán evitar los que quieran ser hallados "sin mácula" ante el Señor a su venida. 1T:488. Vi que nuestro Padre celestial nos ha otorgado la gran bendición de la luz relativa a la reforma pro salud, para que obedezcamos las exigencias divinas, y glo- rifiquemos a Dios en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu, que son de él, y para que finalmente nos hallemos sin tacha delante del trono de nuestro Dios. Nuestra fe nos exige que elevemos la norma, y que avancemos. Aunque muchos objetan la conducta seguida por otros reformadores en pro de la salud, ellos mismos, como hombres razona-
  • 13. Pág. 13 bles, deben hacer algo. Nuestra raza se encuentra en una condición deplorable, y sufre enfermedades de toda especie. Muchos tienen enfermedades heredadas, y sufren en gran manera a causa de los malos hábitos de sus padres; y sin embargo siguen el mismo pro- ceder erróneo con respecto a sí mismos y a sus hijos, que fue seguido hacia ellos. Son ignorantes con respecto a sí mismos. Están enfermos y no saben que sus propios hábitos erróneos les están causando inmensos sufrimientos. 1T:705. TM:421. Me dirijo al pueblo de Dios que hoy mantiene firme su confianza, que no se apartará de la le que ha sido dada una vez a los santos, que está en medio de las tinieblas morales de estos días de corrupción. La palabra del Señor a vosotros es ésta: "Y alegra- réme con Jerusalén, y gozaréme con mi pueblo". ¿No podemos ver aquí el amor paternal de Dios expresado hacia aquellos que se mantienen aferrados a la fe en la justicia? Exis- te la más estrecha relación entre Dios y su pueblo. No solamente somos objeto de su misericordia llena de gracia, de su amor perdonador; somos más que esto. El Señor se regocija sobre su pueblo. El se deleita en sus hijos. Él es su seguridad. Hermoseará a todos los que le sirven con corazón íntegro con el espíritu de santidad. Los reviste de justicia. Ama a los que hacen su voluntad, los que expresan su imagen. Todos los que son fieles y veraces se conforman a la imagen de su Hijo. En su boca no ha sido ha- llado engaño, porque son sin falta delante del trono de Dios. Versículo 6. “Entonces vi a otro ángel que volaba por el cielo, con el evangelio eterno para predicarlo a los que habitan en la tierra, a toda nación y tribu, lengua y pueblo.” ML:304. DTG:587-588. En la profecía referente a la destrucción de Jerusalén, Cristo dijo: "Y por haberse multiplicado la maldad, la caridad [el amor] de muchos se resfriará. Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin." Esta profecía volverá a cumplirse. La abundante iniquidad de aquel día halla su contraparte en esta generación. Lo mismo ocurre con la predicción referente a la predicación del Evangelio. Antes de la caída de Jerusalén, Pablo, escribiendo bajo la inspiración del Es- píritu Santo, declaró que el Evangelio había sido predicado a "toda criatura que está de- bajo del cielo."* Así también ahora, antes de la venida del Hijo del hombre, el Evangelio eterno ha de ser predicado "a toda nación y tribu y lengua y pueblo." Dios "ha establecido un día, en el cual ha de juzgar al mundo." Cristo nos dice cuándo ha de iniciarse ese día. No afirma que todo el mundo se convertirá, sino que "será predi- cado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin." Mediante la proclamación del Evangelio al mundo, está a nues- tro alcance apresurar la venida de nuestro Señor. No sólo hemos de esperar la venida del
  • 14. Pág. 14 día de Dios, sino apresurarla. Si la iglesia de Cristo hubiese hecho su obra como el Señor le ordenaba, todo el mundo habría sido ya amonestado, y el Señor Jesús ha- bría venido a nuestra tierra con poder y grande gloria. CE:28-29. No debe descuidarse por más tiempo la obra del colportaje. Muchas veces se me ha revelado que debe manifestarse un interés más extenso en nuestra obra de colpor- taje. La circulación de nuestras publicaciones es un medio muy importante para presen- tar a los hombres la luz que Dios le ha confiado a su iglesia para que la dé al mundo. Los libros que nuestros colportores venden revelan a muchas personas las riquezas ines- crutables de Cristo. En el servicio del Señor hay obras de muchas clases que deben realizarse. En el servicio del templo [de Israel] había grabadores en madera tanto como sacerdotes de varias cate- gorías a quienes se les habían encargado diferentes responsabilidades. Les toca a nues- tros miembros de iglesia levantarse y brillar, porque ha llegado su luz, y la gloria del Se- ñor está sobre ellos. Despierten de su sueño los que conocen la verdad, y hagan todo es- fuerzo para amonestar a la gente en el lugar donde están. No debemos descuidar por más tiempo la obra del Señor y hacerla secundaria a intereses mundanos. No tenemos tiempo para estar ociosos ni desanimados. Ha de proclamarse a todo el mundo el Evangelio. Han de circular por todo lugar las publicaciones que contienen la luz de la verdad presente. . . . Ev:48. La verdad debe proclamarse a toda tribu, lengua y pueblo. Ha llegado el momento de llevar a una obra mucho más agresiva en las ciudades y en todos los cam- pos descuidados donde no se ha trabajado (RH, 23 de Junio de 1904). Planes juiciosos. Se nos pide que ahora realicemos una obra diligente. En esta crisis ningún esfuerzo rea- lizado desmayadamente tendrá éxito. Debemos buscar almas en todo trabajo que reali- cemos en las ciudades. Hay que trazar planes juiciosos para que esa obra pueda ser he- cha en la forma más ventajosa (RH, 27 de Septiembre de 1906). OE:29. El mandato dado a los discípulos nos es dado también a nosotros. Hoy día, co- mo entonces, un Salvador crucificado y resucitado ha de ser levantado delante de los que están sin Dios y sin esperanza en el mundo. El Señor llama a pastores, maestros y evan- gelistas. De puerta en puerta han de proclamar sus siervos el mensaje de salvación. A toda nación, tribu, lengua y pueblo se han de proclamar las nuevas del perdón por Cristo. El mensaje ha de ser dado, no con expresiones atenuadas y sin vida, sino en términos claros, decididos y conmovedores. Centenares están aguardando la amonesta- ción para poder escapar a la condenación., El mundo necesita ver en los cristianos una evidencia del poder del cristianismo. No meramente en unos pocos lugares, sino por to- do el mundo, se necesitan mensajes de misericordia. OE:471. Si el Señor favorece la obra en algunos países más que en otros, es para que en
  • 15. Pág. 15 ellos se revele un espíritu de verdadera generosidad, un deseo de ayudar a los que nece- sitan grandemente ayuda a fin de hallar un lugar donde asentar la obra y darle carácter. El Señor no hace acepción de personas ni de lugares. Su obra es un gran conjunto único. Su verdad ha de ser proclamada a toda nación, tribu, lengua y pueblo; y a medida que se entre en nuevos campos y la gente acepte la verdad, se habrán de erigir casas de culto y escuelas, y de proveer otras facilidades necesarias. Se han de poner en función prensas en muchas partes del mundo. MM:131. 2MS:19-20. Recordemos que la Palabra que Cristo nos ha ordenado predicar a to- das las naciones, tribus, lenguas y pueblos es confirmada por el Espíritu Santo. Es- te es el plan de trabajo de Dios. Cristo es el poder eficaz que confirma la Palabra lle- vando a los hombres y las mujeres, mediante la conversión a la verdad, a una fe inteli- gente, y poniéndolos en disposición de hacer cualquier cosa que él haya ordenado. El instrumento humano, el instrumento visible, ha de predicar la Palabra, y el Señor Jesús, el instrumento invisible, mediante su Espíritu Santo, ha de hacer que la palabra sea efi- caz y poderosa (Carta 105, 1900). 3T:388-389. La gran obra que Jesús anunció que había venido a hacer fue confiada a los que le siguen en la tierra. Cristo, como nuestra cabeza, nos guía en la gran obra de sal- vación, y nos invita a seguir su ejemplo. Nos ha dado un mensaje mundial. Esta ver- dad debe extenderse a todas las naciones, lenguas y pueblos. El poder de Satanás debe ser desafiado y ser vencido por Cristo y también por sus discípulos. Una gran gue- rra debe teñirse contra las potestades de las tinieblas. Y a fin de que esta obra se lleve a cabo con éxito, se requieren recursos. Dios no se propone enviarnos recursos directa- mente del cielo, sino que confía a las manos de sus seguidores talentos y recursos para que los usen con el fin de sostener esta guerra. Él ha dado a su pueblo un plan para obtener sumas suficientes con qué financiar sus em- presas. El plan de Dios en el sistema del diezmo es hermoso por su sencillez e igualdad. Todos pueden practicarlo con fe y valor porque es de origen divino. En él se combinan la sencillez y la utilidad, y no requiere profundidad de conocimiento para comprenderlo y ejecutarlo. Todos pueden sentir que son capaces de hace una parte para llevar a cabo la preciosa obra de salvación. Cada hombre, mujer y joven puede llegar ser un tesorero del Señor, un agente para satisfacer las demandas de la tesorería. Dice el apóstol: "Ca- da un de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la bondad de Dios pudiere". 4T:79. ¿Pueden los cristianos, que se precian de tener mayor luz que los hebreos, dar menos de lo que daban ellos? ¿Pueden los cristianos que viven cerca del tiempo del fin quedar satisfechos con sus ofrendas que no alcanzan ni a la mitad de lo que eran las de los judíos? Su generosidad tendía a beneficiar a su propia nación; en estos postre- ros días la obra se extiende al mundo entero. El mensaje de la verdad ha de ir a to-
  • 16. Pág. 16 das las naciones, lenguas y pueblos; sus publicaciones, impresas en muchas lenguas diferentes, han de ser esparcidas como las hojas de los árboles en el otoño. Escrito está: "Pues que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también es- tad armados del mismo pensamiento". (1 Pedro 4:1). Y además: "El que dice que está en él, debe andar como él anduvo". (1 Juan 2:6) Preguntémonos: ¿Qué habría hecho nuestro Salvador en nuestras circunstancias? ¿Cuáles habrían sido sus esfuerzos para la salva- ción de las almas? Esta pregunta queda contestada por el ejemplo de Cristo. Dejó su realeza, puso a un lado su gloria, sacrificó sus riquezas y revistió su divinidad de huma- nidad, a fin de alcanzar a los hombres donde estaban. Su ejemplo demuestra que depuso la vida por los pecadores. CE:205. La prensa es un medio poderoso para mover las mentes y los corazones de la gente... La prensa es un instrumento poderoso que Dios ha ordenado que se combine con las energías del predicador vivo para presentar la verdad a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Muchas mentes no pueden ser alcanzadas de otra manera (Christian Experien- ce:225-227. Año 1922). 6T:438. Por intermedio del profeta Isaías se nos hace esta promesa: "Irá tu justicia de- lante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia". (Isa. 58:8). Es la justicia de Cristo la que va delante de nosotros, y la gloria de Jehová ha de ser nuestra retaguardia. Miembros de las iglesias del Dios vivo, estudiad estas promesas, y considerad cómo vuestra falta de fe, de espiritualidad y de poder divino, impiden la llegada del reino de Dios. Si salierais para hacer la obra de Cristo, los ángeles de Dios abrirían el ca- mino delante de vosotros, preparando los corazones para recibir el Evangelio. Si cada uno fuese un misionero vivo, el mensaje para este tiempo sería proclamado prestamente en todos los países, a todo pueblo, nación y lengua. Esta es la obra que debe ser hecha antes que venga Cristo con poder y grande gloria. Invito a la iglesia a orar fervorosamente para que pueda comprender sus responsabilidades. ¿Sois indivi- dualmente colaboradores de Dios? Si no, ¿por qué no lo sois? ¿Cuándo os proponéis hacer la obra que el cielo os ha señalado? 7T:51. Dios ha calificado a su pueblo para que ilumine el mundo. Le ha confiado las facultades mediante las cuales deberán extender su obra hasta que abarque el mundo entero. En todas partes de la tierra deberán establecer sanatorios, escuelas, casas editoras y las facilidades necesarias para el cumplimiento de su obra. El mensaje final del Evangelio debe llevarse a "toda nación, tribu, lengua y pueblo" (Apocalipsis 14: 6). En muchos países extranjeros todavía hay que establecer y llevar a cabo numerosas empresas para el progreso de este mensaje. La apertura de restaurantes higiénicos y de lugares de tratamiento, y el establecimiento de sanatorios para la aten- ción de los enfermos y los dolientes, es tanto una necesidad en Europa como en Améri- ca. En muchos países hay que establecer misiones médicas para que obren como manos ayudadoras de Dios en la ministración a los afligidos.
  • 17. Pág. 17 7T:106-107. Ahora y siempre hemos de destacarnos como pueblo distinto y peculiar, li- bre de toda política mundana, sin los estorbos que representaría el confederarse con aquellos que no tienen sabiduría para discernir los requerimientos de Dios tan claramen- te presentados en su Ley. Todas nuestras instituciones médicas han sido establecidas como instituciones Adventistas del Séptimo Día, para representar las diversas caracterís- ticas de la obra misionera médica evangélica, y así preparar el camino para la venida del Señor. Debemos demostrar que procuramos trabajar en armonía con el cielo. Debemos testificar a toda nación, tribu y lengua que somos un pueblo que ama y teme a Dios, un pueblo que santifica su monumento recordativo de la creación, la señal puesta entre él y sus hijos sobrevivientes para mostrar que los santifica. Debemos manifes- tar claramente nuestra fe en la pronta venida del Señor en las nubes del cielo. SC:43-44. Si en realidad tenemos la verdad para estos últimos días, ésta debe ser llevada a cada nación, tribu, lengua y pueblo. Dentro de poco los vivos y los muertos serán juzgados según sus obras hechas en el cuerpo, y la ley de Dios es la norma por medio de la que serán probados. Por lo tanto ahora deben ser advertidos; la ley de Dios debe ser vindicada y puesta ante ellos como un espejo. Para llevar a cabo esta obra se necesitan recursos financieros. Sé que los tiempos son difíciles y que no hay mucho di- nero; pero la verdad debe ser esparcida y el dinero necesario para extenderla debe Nuestro mensaje es de alcance mundial, y sin embargo muchos no están haciendo literalmente nada, y muchos más están haciendo muy poco, y esto frente a la tre- menda falta de fe significa prácticamente nada. ¿Abandonaremos los campos que ya hemos abierto en los países del extranjero? ¿Descartaremos una parte de la obra en nues- tras misiones nacionales? ¿Palideceremos frente a una deuda de unos pocos miles de dó- lares? ¿Claudicaremos y nos convertiremos en holgazanes ahora que nos encontramos en las escenas finales de la historia de este mundo? Mi corazón dice: No, no. No puedo considerar este asunto sin experimentar el deseo ardiente de que la obra siga avanzando. No queremos negar nuestra fe ni a Cristo, sin embargo lo haremos a menos que avance- mos a medida que la providencia de Dios abre el camino. 7T:215. 8T:40. La luz de la verdad para este tiempo está brillando ahora sobre los gabinetes de los reyes. Se está llamando la atención de los estadistas a la Biblia -el libro de los esta- tutos de las naciones- ellos están comparando sus leyes nacionales con esos estatutos. Como representantes de Cristo, no tenemos tiempo que perder. Nuestros esfuerzos no deben limitarse a unos pocos lugares donde la luz ha llegado a ser tan abundante que ya no se aprecia. El mensaje evangélico debe ser proclamado a todas las na- ciones, tribus, lenguas y pueblos. 8T:115-116.
  • 18. Pág. 18 9T:24. La luz que Dios concedió a su pueblo no debe quedar recluida en el seno de las iglesias que ya conocen la verdad. Debe esparcirse en las regiones obscuras de la tierra. Los que anden en la luz como Cristo está en la luz cooperarán con el Salvador revelando a otros lo que él les hiciera conocer. El propósito de Dios es que la verdad para nues- tra época sea comunicada a toda nación, lengua y tribu. Hoy cada habitante del mundo está procurando conseguir ganancias y placeres mundanales. Millones de almas no dan consideración ni tiempo a su salvación. El momento ha llegado cuando el mensaje relativo a la próxima venida de Cristo debe resonar por el mun- do entero. 9T:32. Los seres humanos no tienen derecho a pensar que puedan tener límites sus es- fuerzos en pro de la salvación de las almas. ¿Se cansó Cristo alguna vez en su obra? ¿Retrocedió él alguna vez ante el sacrificio y las privaciones? Los miembros de la igle- sia deben realizar los mismos esfuerzos perseverantes e incansables. Obedientes a la or- den del Maestro, deben estar siempre listos para obrar. Dondequiera que encontremos un trabajo que hacer, cumplámoslo mirando constantemente a Jesús. Centenares de almas serían ganadas para Cristo si los miembros de nuestras iglesias siguiesen esas instrucciones. Si cada miembro de la iglesia fuese un misionero vivo, el Evangelio sería anunciado en poco tiempo en todo país, pueblo, nación y lengua. HHD:46. El Señor no quiere que su pueblo sea exclusivista. Los mensajeros dele- gados de Cristo han de proclamar el Evangelio de su gracia a todas las naciones, las lenguas y los pueblos. Debemos dar a conocer el hecho de que el gran Abogado es- tá dando audiencia a todo el mundo. La iglesia judía fue llamada como representante de Dios ante un mundo apóstata, y a fin de cumplir esta misión el pueblo judío debía mantener su propia existencia como nación distinta de todos los pueblos idólatras de la tierra. Habían de mantenerse en el mundo conservando su carácter peculiar y santo. Habían de mantener su propia espiritualidad realizando lo que Adán y Eva dejaron de hacer: rendir obediencia a todos los mandamientos de Dios, y en su carácter representar la misericordia, la bondad, la compasión y el amor de Dios. De este modo habían de es- tar por encima de todas las otras naciones en excelencia de carácter; para que por medio de un pueblo puro y obediente el Señor pudiera manifestar sus ricas bendiciones. De es- ta manera se exaltarían en todo el mundo los principios de las leyes que gobiernan su reino.-Carta 26, 1894. NB:240-241. "Como pueblo no estáis haciendo ni la vigésima parte de lo que se podría hacer en la propagación del conocimiento de la verdad. Se puede lograr muchísimo más por medio del predicador vivo acompañado de periódicos y folletos, que por la predica- ción de la sola palabra sin publicaciones impresas. La prensa es un eficacísimo ins- trumento que Dios ha provisto para que se lo combine con las energías de la pala- bra viva, a fin de predicar la verdad a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Hay muchos con quienes sólo es posible ponerse en comunicación por medio de la pren-
  • 19. Pág. 19 sa. NB:328-329. "Los que han recibido la verdad pueden ser pobres, pero no deben perma- necer ignorantes o seguir teniendo un carácter defectuoso, para dar el mismo molde, por su influencia, a los demás. Cuando la iglesia recibe plenamente la luz, las tinieblas serán disipadas; y si en santidad de carácter ellos guardan paso con la verdad revelada, su luz resplandecerá con un brillo cada vez mayor. La verdad hará su obra de refinamiento, restaurando la imagen moral de Dios en el hombre, y cesarán entonces las tinieblas y las confusiones y la lucha de las lenguas, que es una maldición en muchas iglesias. Apenas se concibe el poder que Dios dará a su iglesia, si sus miembros andan en la luz tan rápi- damente como ésta brilla sobre ellos. "El Señor ha de venir pronto, y el mensaje de amonestación ha de ir a todas las na- ciones, lenguas y pueblos. Mientras la causa de Dios requiere medios y obreros, ¿qué están haciendo los que viven bajo la luz plena de la verdad presente?". 7CBA:983. La dispensación evangélica es el último período de gracia que será concedi- do a los hombres. Los que viven bajo esta dispensación de prueba y examen, y sin em- bargo no son inducidos a arrepentirse y a obedecer, perecerán con los desleales. No hay una segunda prueba. El Evangelio que debe ser predicado a todas las naciones, tri- bus, lenguas y a todos los pueblos, presenta la verdad en líneas claras que muestran que la obediencia es la condición para obtener la vida eterna. Cristo imparte su jus- ticia a aquellos que le permiten que quite sus pecados. Tenemos con Cristo una deuda por la gracia que nos hace completos en él (MS 40, 1900). TM:202-203. Permitid que el Señor trabaje con los hombres que están sobre el terreno, y que los que no se hallan allí anden humildemente con Dios, no sea que se salgan de su lugar, y pierdan su orientación. El Señor no ha colocado la preocupación de criticar a la obra sobre los que se la han tomado sobre sí, y él no les da la sanción de su Santo Espíri- tu. Muchos actúan de acuerdo con su propio juicio humano, y celosamente tratan de arreglar cosas que Dios no ha colocado en sus manos. Durante todo el tiempo que es- temos en el mundo, hemos de realizar una obra especial por el mundo; el mensaje de amonestación ha de ir a todos los países, lenguas y pueblos. El Señor no induce a sus obreros a adoptar una conducta que traiga el tiempo de angustia antes de que llegue la hora. No erijan ellos una pared de separación entre ellos y el mundo presentando sus propias ideas y nociones. Hay ahora demasiado de esto entre nosotros. El mensaje de amonestación no ha alcanzado a gran número de personas en el mundo, precisamente en las ciudades donde se dispone de luz, y el contar a Is- rael no es trabajar según el orden de Dios. PR:528-529. En estas horas finales del tiempo de gracia concedido a los hijos de los hombres, cuando falta tan poco para que la suerte de cada alma sea decidida para siem- pre, el Señor del cielo y de la tierra espera que su iglesia se levante a obrar como nunca
  • 20. Pág. 20 antes. Los que han sido libertados en Cristo por un conocimiento de la verdad preciosa son considerados por el Señor Jesús como sus escogidos, favorecidos por sobre todos los demás en la tierra; y él espera de ellos que manifiesten las alabanzas de Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Las bendiciones tan liberalmente concedidas deben ser comunicadas a otros. La buena nueva de la salvación debe ir a toda na- ción, tribu, lengua y pueblo. MM:131. 5T:591. "Sin mí - dice Cristo - nada podéis hacer." (Juan 15:5) ¿Estamos unidos con Cristo los que aseveramos ser obreros suyos? ¿Moramos en Cristo y somos uno con él? El mensaje que llevamos es mundial. Debe llegar a todas las naciones, lenguas y pueblos. El Señor no requerirá de ninguno de nosotros que salga con este mensaje, sin darnos gracia y poder para presentarlo a la gente de una manera que corres- ponda a su importancia. La gran cuestión para nosotros hoy es: ¿Estamos llevando hoy al mundo este solemne mensaje de verdad de tal manera que manifieste su impor- tancia? El Señor obrará con los obreros si ellos dependen únicamente de Cristo. Nunca quiso que sus misioneros trabajasen sin su gracia, destituidos de su poder. 8T:26-27. PR:519. Al proclamar las verdades del Evangelio eterno a toda nación, tribu, len- gua y pueblo, la iglesia de Dios en la tierra está cumpliendo hoy la antigua profecía: "Florecerá y echará renuevos Israel, y la haz del mundo se henchirá de fruto."(Isa. 27:6). Los que siguen a Jesús, en cooperación con los seres celestiales, están ocupando rápidamente los lugares desiertos de la tierra; y como resultado de sus labores obtienen una abundante mies de preciosas almas. Hoy, como nunca antes, la diseminación de la verdad bíblica por medio de una iglesia consagrada ofrece a los hijos de los hombres los beneficios predichos siglos ha en la promesa hecha a Abrahán y a todo Israel, a la iglesia de Dios en la tierra en toda época: "Bendecirte he, . . . y serás bendición."(Gén. 12: 2.) Esta promesa de bendición debiera haberse cumplido en gran medida durante los siglos que siguieron al regreso de los israelitas de las tierras de su cautiverio. Dios quería que toda la tierra fuese preparada para el primer advenimiento de Cristo, así como hoy se es- tá preparando el terreno para su segunda venida. Al fin de los años de aquel humillante destierro, Dios aseguró misericordiosamente a su pueblo Israel, mediante Zacarías: "Yo he restituido a Sión, y moraré en medio de Jerusalén: y Jerusalén se llamará Ciudad de Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad." Y acerca de su pueblo dijo: "He aquí, . . . yo seré a ellos por Dios con verdad y con justicia." (Zac. 8:3, 7-8). CMC:303-304. Todo el cielo está empeñado activamente en proporcionar facilida- des mediante las cuales extender el conocimiento de la verdad a todos los pueblos,
  • 21. Pág. 21 naciones y lenguas. Si los que profesan haber sido verdaderamente convertidos no dejan brillar su luz para otros, están descuidando el cumplimiento de las palabras de Cristo. No necesitamos preocuparnos en pensar cuánto se ha dado a la causa de Dios, sino más bien debemos considerar cuánto se ha retenido de su tesorería para dedicarse a la com- placencia del yo en la búsqueda del placer y la gratificación de sí mismo. No necesita- mos contar cuántos obreros han sido enviados, sino más bien cuántos han cerrado sus ojos del entendimiento para no ver cuál es su deber y para no ministrar a otros según sus diversas habilidades. MJ:30-31. Tenemos en está época oportunidades y ventajas que no era fácil obtener en generaciones pasadas. Tenemos más luz, y ésta la hemos recibido gracias a la obra de aquellos fieles centinelas que hicieron de Dios su sostén, y recibieron de él poder para hacer brillar la luz con rayos claros en el mundo. En nuestra época tenemos mayor luz de la cual sacar provecho, así como en épocas pasadas los hombres y mujeres de noble valor aprovecharon la luz que Dios les diera. Largo tiempo trabajaron asiduamente para aprender las lecciones que les fueron dadas en la escuela de Cristo, y no trabajaron en vano. Sus esfuerzos perseverantes fueron recompensados. Se unieron con el mayor de todos los poderes, y sin embargo, anhelaban siempre una comprensión más profunda, elevada y amplia de las realidades eternas, para poder presentar con éxito los tesoros de la verdad a un mundo necesitado. Ahora se necesitan obreros de este carácter. Los que a la vista de Dios son hombres, y que así figuran en los libros del cielo, son aquellos que, como Daniel, cultivan todas sus aptitudes en la forma que les permita representar mejor el reino de Dios en un mundo que yace en la impiedad. El progreso en el conocimiento es esencial, pues empleado en la causa de Dios, el conocimiento es un poder para el bien. El mundo necesita hom- bres de pensamiento, hombres de principios, hombres que estén creciendo constan- temente en comprensión y discernimiento. La prensa necesita hombres que la usen aprovechando todas sus ventajas a fin de que la verdad reciba alas para ir veloz- mente a toda nación y lengua y pueblo. NB:234-235. Se me mostró que, como pueblo, hemos estado dormidos en cuanto a nuestro deber de presentar la luz a los hombres de otras naciones. ¿Es porque Dios nos ha eximido como pueblo, de tener cualquier carga o de realizar un trabajo es- pecial en favor de los de otras lenguas, por lo que no tenemos misioneros ya hoy en países extranjeros? ¿Por qué ocurre esta negligencia y esta demora? Hay personas de mente superior en muchas otras naciones, a quienes Dios está impresionando con la falta de espiritualidad y de piedad genuina que existe en las denominaciones cristianas del país. Ellos no pueden armonizar la vida y el carácter de los profesos cristianos con las normas bíblicas. Muchos están orando por luz y conocimiento. No están satisfechos. Dios contestará sus oraciones por medio de nosotros, como pueblo, si no estamos a una distancia tan grande de él que no podamos oír su voz, y si no somos tan egoístas que no
  • 22. Pág. 22 queramos ser perturbados en nuestra comodidad y asociaciones agradables. Ev:505. [La venida del Señor] no demorará más que el tiempo que tome la tarea de pre- sentar el mensaje a toda nación, lengua y pueblo. ¿Olvidaremos nosotros, los que pre- tendemos ser estudiantes de las profecías, que la tolerancia de Dios para con los impíos es una parte del vasto y misericordioso plan por el cual él está tratando de lograr la sal- vación de las almas? (RH, 18 de Junio de 1901). Ev:417. Dad a todas las naciones el mensaje de amonestación: en esto consiste el objeti- vo de nuestros esfuerzos. . . De ciudad en ciudad y de país en país hay que llevar las pu- blicaciones que contienen la promesa de la pronta venida del Salvador. Estas publica- ciones deben traducirse a todos los idiomas, porque el mensaje ha de proclamarse a todo el mundo (RH, 9 de Febrero de 1905). CM:453-454. Pero la necesidad del mundo hoy no puede ser cumplida completa- mente por el ministerio de los siervos de Dios que han sido llamados a predicar el Evangelio eterno a toda criatura. Aunque, hasta donde sea posible, es bueno que los obreros evangélicos aprendan a ministrar las necesidades del cuerpo tanto como las del alma, siguiendo así el ejemplo de Cristo, no pueden dedicar todo su tiempo y fuerza a aliviar a los que necesitan ayuda. El Señor ha ordenado que juntamente con los que pre- dican la Palabra estén asociados sus obreros misioneros médicos -médicos y enfermeras cristianos, que han recibido adiestramiento especial en la curación de las enfermedades y en la obra de ganar almas. NB:231. "La veracidad y la verdad de las declaraciones y obligaciones del cuarto man- damiento deben ser presentadas en forma clara delante del pueblo. 'Vosotros sois mis testigos'. El mensaje avanzará con poder a todas partes del mundo, a Oregon, a Europa, a Australia, a las islas del mar, a todas las naciones, lenguas y pueblos. Preservad la dignidad de la verdad. Esta crecerá hasta alcanzar grandes proporciones. Muchos países están esperando el avance de la luz que Dios tiene para ellos, y vuestra fe es limitada, muy pequeña. Vuestro concepto de la obra necesita ampliarse grandemente. Oakland, San Francisco, Sacramento, Woodland, y las grandes ciudades de los Estados Unidos deben oír el mensaje de verdad. Avanzad. Dios obrará con gran poder si andáis con toda humildad delante de él. La fe no habla de imposibilidades. Nada es imposible para Dios. La luz de las declaraciones obligatorias de la ley de Dios ha de someter a prueba al mundo...". FE:529. Versículo 7. “Decía a gran voz: "¡Reverenciad a Dios y dadle honra, porque ha llegado la hora de su juicio! Y adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas".
  • 23. Pág. 23 AO:369. El amor de Dios siempre lleva al temor de Dios, el temor de ofenderle. Los que están verdaderamente convertidos cuidarán de no estar sobre los límites de lo malo, no sea que entristezcan al Espíritu de Dios y sean abandonados a su propio camino y llenados con sus propios quehaceres. La Palabra de Dios es el Libro Guía; no se aparten de él para depender de instrumentos humanos. Contiene las advertencias, las amonestaciones, la reprensión, la definición clara del pecado como la transgresión de la ley, la gran norma de virtud y santidad. La Palabra está llena de advertencias, de invi- taciones misericordiosas y de condenación del mal. Nadie que la estudie y aplique sus enseñanzas errará el camino (Carta 4, del 23 de Diciembre de 1893, dirigida a los "Que- ridos hermanos y hermanas"). ST, 18 de Abril de 1895. 3ML:67-68. COES:184-185. Al elegirse dirigentes de cuando en cuando, cuídese de que no do- minen las preferencias personales, sino colóquense en los puestos de responsabili- dad a aquellos que estáis convencidos de que aman y temen a Dios y de que lo to- marán por consejero. Sin el amor y el temor de Dios, sólo se fracasará, por muy brillante que sea el intelecto. Jesús dice: "Sin mí, nada podéis hacer." Este asunto de elegir dirigentes no debe dejarse en las manos de los alumnos de la escuela sabática. Será de beneficio para la escuela cambiar con frecuencia los dirigentes; porque la mente de un solo hombre no debe amoldar todas las demás. Puede ser que tenga él algunas cua- lidades excelentes, y que sin embargo sea deficiente en algunos respectos. Puede ser que otro que se elija posea las cualidades que al primero le faltaban. Diferentes mentes, y cualidades contribuirán con ideas frescas, con nuevas formas de pensar, y esto es esen- cial. Pero, sobre todo, elíjase a aquellos que, en la sencillez de su alma, están caminando en la verdad, aman y temen a Dios, y reciben sus lecciones en la escuela divina. Los ta- les llevarán hacia adelante y hacia arriba a los alumnos. Bajo la dirección de maestros sabios, los discípulos irán adquiriendo mayor interés en la Palabra de Dios, y obtendrán un conocimiento más profundo de las Escrituras. Sea Cristo el tema de toda lección. Las lecciones que Cristo ha dado a sus discípulos son de la mas alta importancia. TES:91- 92. 7CBA:990. Dar gloria a Dios es revelar su carácter en el nuestro, y de esta manera ha- cerlo conocer. Y glorificamos a Dios en cualquier forma en que hagamos conocer al Pa- dre o al Hijo (MS 16, 1890). 4CBA:1205-1206. En esta época precisamente antes de la segunda venida de Cristo en las nubes del cielo, Dios necesita hombres que preparen un pueblo para que esté en pie en el gran día del Señor. En estos últimos días se debe efectuar una obra igual a la que hizo Juan. Mediante los agentes que el Señor ha elegido, él está dando mensajes a su
  • 24. Pág. 24 pueblo, y quiere que todos presten atención a las admoniciones y amonestaciones que envía. El mensaje que precedió al ministerio público de Cristo fue: Arrepentíos, publi- canos y pecadores; arrepentíos, fariseos y saduceos, "porque el reino de los cielos se ha acercado". Nuestro mensaje no es de paz y seguridad. En nuestra condición de pueblo que cree en la pronta aparición de Cristo, tenemos un mensaje definido para dar: "Prepá- rate para encontrarte con tu Dios". Nuestro mensaje debe ser tan directo como fue el de Juan. El reprendió a reyes por su iniquidad. A pesar de que ponía en peligro su vida, nunca permitió que languideciera la verdad en sus labios. Nuestra obra en esta época debe ser hecha con igual fidelidad... En este tiempo de apostasía casi universal, Dios exige que sus mensajeros procla- men su ley con el espíritu y el poder de Elías. Así como Juan el Bautista, al prepa- rar sin pueblo para el primer advenimiento de Cristo, llamó su atención a los Diez Mandamientos, así debemos dar el mensaje nítidamente: "Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado". Debemos esforzarnos para prepa- rar el camino para el segundo advenimiento de Cristo, con el mismo fervor que ca- racterizó a Elías el profeta y a Juan el Bautista (SW, 21-03-1905). PR:528. Hoy, en el espíritu y poder de Elías y de Juan el Bautista, los mensajeros enviados por Dios recuerdan a un mundo destinado al juicio los acontecimientos so- lemnes que pronto han de suceder en relación con las horas finales del tiempo de gracia y la aparición de Cristo Jesús como Rey de reyes y Señor de señores. Pronto será juzgado cada uno por lo que haya hecho por medio del cuerpo. La hora del juicio ha llegado, y a los miembros de su iglesia en la tierra incumbe la solemne responsabilidad de dar aviso a los que están, por así decirlo, en la misma margen de la ruina eterna. A todo ser humano que quiera escuchar en este vasto mundo, deben presentarse claramente los principios que están en juego en la gran controversia que se desarrolla, pues de ellos dependen los destinos de toda la humanidad. PR:207-208. El mensaje de Dios para los habitantes de la tierra hoy es: "Por tanto, tam- bién vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir a la hora que no pensáis." (Mat. 24:44). Las condiciones que prevalecen en la sociedad, y especial- mente en las grandes ciudades de las naciones, proclaman con voz de trueno que la hora del juicio de Dios ha llegado, y que se acerca el fin de todas las cosas terrena- les. Nos hallamos en el mismo umbral de la crisis de los siglos. En rápida sucesión se seguirán unos a otros los castigos de Dios: incendios e inundaciones, terremotos, guerras y derramamiento de sangre. No debemos quedar sorprendidos en este tiempo por acontecimientos grandes y decisivos; porque el ángel de la misericordia no puede permanecer mucho más tiempo para proteger a los impenitentes. "Porque he aquí que Jehová sale de su lugar, para visitar la maldad del morador de la tie- rra contra él; y la tierra descubrirá sus sangres, y no más encubrirá sus muertos." (Isa. 26:21). Se está preparando la tempestad de la ira de Dios; y sólo subsistirán los que res- pondan a las invitaciones de la misericordia, como lo hicieron los habitantes de Nínive
  • 25. Pág. 25 bajo la predicación de Jonás, y sean santificados por la obediencia a las leyes del Gober- nante divino. Sólo los justos serán escondidos con Cristo en Dios hasta que pase la de- solación. PR:527. Hoy la iglesia de Dios tiene libertad para llevar a cabo el plan divino para la salvación de la humanidad perdida. Durante muchos siglos el pueblo de Dios sufrió la restricción de sus libertades. Se prohibía predicar el Evangelio en su pureza, y se impo- nían las penas más severas a quienes osaran desobedecer los mandatos de los hombres. En consecuencia, la gran viña moral del Señor quedó casi completamente desocupada. El pueblo se veía privado de la luz que dimana de la Palabra de Dios. Las tinieblas del error y de la superstición amenazaban con borrar todo conocimiento de la verdadera re- ligión. La iglesia de Dios en la tierra se hallaba tan ciertamente en cautiverio durante ese largo plazo de implacable persecución, como estuvieron los hijos de Israel cautivos en Babilonia durante el destierro. Pero, gracias a Dios, su iglesia no está ya en servidumbre. Al Israel espiritual han sido devueltos los privilegios que fueron concedidos al pueblo de Dios cuando se le libertó de Babilonia. En todas partes de la tierra, hombres y mujeres están respondiendo al mensaje enviado por el Cielo, acerca del cual Juan el revelador profetizó que sería proclamado antes del segundo advenimiento de Cristo: "Temed a Dios, y dadle honra; porque la hora de su juicio es venida." (Apoc. 14:7). PVGM:179-180. Juan en el Apocalipsis predice la proclamación del mensaje evangélico precisamente antes de la segunda venida de Cristo. El contempla a un "ángel volar por en medio del cielo, que tenía el Evangelio eterno para predicarlo a todos los que moran en la tierra, y a toda nación y tribu y lengua y pueblo, diciendo en alta voz: Temed a Dios, y dadle honra; porque la hora de su juicio es venida". En la profecía, esta amonestación referente al juicio, con los mensajes que con ella se relacionan, es seguida por la venida del Hijo del hombre en las nubes de los cie- los. La proclamación del juicio es el anuncio de que la segunda aparición del Salva- dor está por acaecer. Y a esta proclamación se denomina el Evangelio eterno. Así se ve que la predicación de la segunda venida de Cristo, el anuncio de su cercanía, es una parte esencial del mensaje evangélico. La Biblia declara que en los últimos días los hombres se hallarían absortos en las ocupa- ciones mundanas, en los placeres y en la adquisición de dinero. Serían ciegos a las realidades eternas. Cristo dice: "Como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, ca- sándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no conocie- ron hasta que vino el diluvio y llevó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre". Tal ocurre en nuestros días. Los hombres se afanan en obtener ganancias y en la com- placencia egoísta, como si no hubiera Dios, ni cielo, ni más allá. En los días de Noé la amonestación referente al diluvio fue enviada para despertar a los hombres en medio de
  • 26. Pág. 26 su impiedad y llamarlos al arrepentimiento. Así el mensaje de la segunda venida de Cristo tiene por objeto arrancar a los hombres de su interés absorbente en las cosas mundanas. Está destinado a despertarlos al sentido de las realidades eternas, a fin de que den oídos a la invitación que se les hace para ir a la mesa del Señor. CMC:43-44. Si en realidad tenemos la verdad para estos últimos días, ésta debe ser lle- vada a cada nación, tribu, lengua y pueblo. Dentro de poco los vivos y los muertos se- rán juzgados según sus obras hechas en el cuerpo, y la ley de Dios es la norma por medio de la que serán probados. Por lo tanto ahora deben ser advertidos; la ley de Dios debe ser vindicada y puesta ante ellos como un espejo. Para llevar a cabo esta obra se necesitan recursos financieros. Sé que los tiempos son difíciles y que no hay mucho dinero; pero la verdad debe ser esparcida y el dinero necesario para extenderla debe ser colocado en la tesorería. . . TM:237. Quien observa puede no discernir ninguna diferencia; pero hay Uno que dijo que la cizaña no había de ser arrancada por manos humanas para que no fuera desarrai- gado también el trigo. Permitid que crezcan juntas hasta la cosecha. Entonces el Señor envía a sus segadores a juntar la cizaña y atarla en manojos para quemar, mientras el tri- go es juntado en el alfolí celestial. El tiempo del juicio es un periodo muy solemne, cuando el Señor reúne a los suyos de entre la cizaña. Los que han sido miembros de la misma familia están separados. Se ha colocado una señal sobre los justos. "Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día que yo tengo de hacer; y perdonarélos como el hombre que perdona, a su hijo que le sirve". Los que han sido obedientes a los mandamientos de Dios se unirán con el grupo de los santos en luz; ellos entrarán por las puertas en la ciudad, y tendrán derecho al árbol de la vida. El uno será tomado. Su nombre estará en el libro de la vida, mientras otros con los cuales él se asoció tendrán la señal de la eterna separación de Dios. 5T:83-84. 2SAT:184. CS:490-491. "La importancia del sábado, como institución conmemorativa de la creación, consiste en que recuerda siempre la verdadera razón por la cual se debe adorar a Dios," - porque él es el Creador, y nosotros somos sus criaturas. "Por con- siguiente, el sábado forma parte del fundamento mismo del culto divino, pues ense- ña esta gran verdad del modo más contundente, como no lo hace ninguna otra ins- titución. El verdadero motivo del culto divino, no tan sólo del que se tributa en el séptimo día, sino de toda adoración, reside en la distinción existente entre el Crea- dor y sus criaturas. Este hecho capital no perderá nunca su importancia ni debe caer nunca en el olvido." - J. N. Andrews, History of the Sabbath, cap. 27. Por eso, es decir, para que esta verdad no se borrara nunca de la mente de los hombres, instituyó
  • 27. Pág. 27 Dios el sábado en el Edén y mientras el ser él nuestro Creador siga siendo motivo para que le adoremos, el sábado seguirá siendo señal conmemorativa de ello. Si el sábado se hubiese observado universalmente, los pensamientos e inclinaciones de los hombres se habrían dirigido hacia el Creador como objeto de reverencia y adoración, y nunca habría habido un idólatra, un ateo, o un incrédulo. La observancia del sábado es señal de leal- tad al verdadero Dios, "que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de agua." Resulta pues que el mensaje que manda a los hombres adorar a Dios y guardar sus mandamientos, los ha de invitar especialmente a observar el cuarto mandamiento. Ev:66. He estado pensando en lo que ocurría cuando la proclamación en alta voz del mensaje del primer ángel fue dada en Portland y en la ciudad de Boston. Los esfuerzos llevados a cabo en esos lugares fueron seguidos por un trabajo continuo similar al que Ud. pastor ____ y Hna ____ y vuestros colaboradores estáis haciendo. Esta obra es realmente la obra del Señor (Carta 182, 1906). Ev:286. Si Ud. y su esposa trabajan en la obra médica misionera en Boston y en otras ciudades del Este, aumentará su utilidad y la senda del deber aparecerá claramente de- lante de Ud. En estas ciudades el mensaje del primer ángel se predicó con gran po- der en 1842 y 1843, y ahora, ha llegado el tiempo cuando el mensaje del tercer án- gel debe proclamarse extensamente en el Este. Nuestros sanatorios del Este tienen una gran obra que realizar. El mensaje debe predicarse con poder a medida que la obra se termine. Portland, Maine, una ciudad que se ha destacado en la reforma en favor de la temperancia, debe ser trabajada sin dilación (Carta 20, 1910). PR:232-233. Misericordiosamente, el Señor contestó: "Yo lo he perdonado conforme a tu dicho". Y luego impartió a Moisés, en forma de profecía, un conocimiento de su pro- pósito concerniente al triunfo final de Israel. Declaró: "Mas, ciertamente vivo yo y mi gloria hinche toda la tierra." (Versos 20-21). La gloria de Dios, su carácter, su miseri- cordiosa bondad y tierno amor, aquello que Moisés había invocado en favor de Israel, había de revelarse a toda la humanidad. Y la promesa de Jehová fue hecha doblemente segura al ser confirmada por un juramento. Con tanta certidumbre como que Dios vive y reina, su gloria iba a ser declarada "entre las gentes" y "en todos los pueblos sus maravi- llas." (Salmo 96:3). Acerca del futuro cumplimiento de esta profecía, Isaías había oído a los resplande- cientes serafines cantar delante del trono: "Toda la tierra está llena de su gloria." (Isa. 6:3). Y el profeta mismo, confiado en la seguridad de estas palabras, declaró audazmente más tarde acerca de aquellos que se postraban ante imágenes de ma- dera y de piedra: "Verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro." (Isa. 35:2). Hoy esta profecía se está cumpliendo rápidamente. Las actividades misioneras de la iglesia de Dios en la tierra están produciendo ricos frutos, y pronto el mensaje del Evan- gelio habrá sido proclamado a todas las naciones. "Para alabanza de la gloria de su gra-
  • 28. Pág. 28 cia," hombres y mujeres de toda tribu, lengua y pueblo son transformados y hechos "aceptos en el Amado," "para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús." (Efe. 1:6; 2:7). "Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, que solo hace maravillas. Y bendito su nombre glorioso para siempre: y toda la tierra sea llena de su gloria." (Salmo 72:18-19). PE:232. Vi que Dios estaba en la proclamación del tiempo en 1843. Era su propósito despertar a la gente y colocarla en un punto de prueba donde se decidiese en pro o en contra de la verdad. Algunos ministros se convencieron de la exactitud de los cálculos y las interpretaciones dadas a los periodos proféticos, y renunciando a su orgullo, a sus emolumentos y a sus parroquias, fueron de lugar en lugar para proclamar el mensaje. Pero como este mensaje del cielo sólo podía encontrar cabida en el corazón de algunos de los que se llamaban ministros de Cristo, la obra fue confiada a muchos que no eran predicadores. Algunos dejaron sus campos y otros sus tiendas y almacenes para procla- mar el mensaje; y aun no faltaron profesionales de carrera liberal que abandonaron el ejercicio de su profesión para sumarse a la obra impopular de difundir el mensaje del primer ángel. Hubo ministros que desechando sus opiniones y sentimientos sectarios se unieron para proclamar la venida de Jesús. Doquiera se publicaba el mensaje, conmoviese el ánimo de la gente. Los pecadores se arrepentían, lloraban e impetraban perdón; y quienes habían cometido algún hurto o desfalco, anhelaban restituir la substrac- ción. Los padres sentían profundísima solicitud por sus hijos. Los que recibían el mensaje exhortaban a los parientes y amigos todavía no convertidos, y con el alma doblegada bajo el peso del solemne mensaje, los amonestaban e invitaban a prepa- rarse para la venida del Hijo del hombre. Eran personas de corazón muy empe- dernido las que no quisieron ceder al peso de las evidencias dadas por las cariñosas advertencias. Esta obra purificadora de las almas desviaba los afectos de las cosas mundanas y los conducía a una consagración no sentida hasta entonces. Millares de personas abrazaban la verdad predicada por Guillermo Miller, y se levanta- ban siervos de Dios con el espíritu y el poder de Elías para proclamar el mensaje. Como Juan, el precursor de Jesús, los que predicaban ese solemne mensaje se veían movidos a poner la segura raíz de los árboles, y exhortar a los hombres a que diesen frutos de arre- pentimiento. Propendía su testimonio a influir poderosamente en las iglesias y manifes- tar su verdadero carácter. Al resonar la solemne amonestación de que huyesen de la ira venidera, muchos miembros de las iglesias recibieron el salutífero mensaje, y echando de ver sus apostasías lloraron amargas lágrimas de arrepentimiento, y con profunda an- gustia de ánimo se humillaron ante Dios. Cuando el Espíritu de Dios se posó sobre ellos, ayudaron a difundir el pregón: "Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado." La predicación de una fecha definida para el advenimiento levantó violenta oposición en todas partes, desde el ministro en el púlpito hasta el más descuidado y empedernido pe- cador. El ministro hipócrita y el descarado burlón decían: "Pero del día y la hora nadie
  • 29. Pág. 29 sabe." Ni los unos ni los otros querían ser enseñados y corregidos por quienes señalaban el año en que creían que terminaban los periodos proféticos y llamaban la atención a las señales que indicaban que Cristo estaba cerca, a las puertas. Muchos pastores del reba- ño, que aseguraban amar a Jesús, decían que no se oponían a la predicación de la venida de Cristo, sino al hecho de que se fijara una fecha para esa venida. Pero el omnividente ojo de Dios leía en sus corazones. No deseaban que Jesús estuviese cerca. Compren- dían que su profana conducta no podría resistir la prueba, porque no andaban por el hu- milde sendero que trazara Cristo. Aquellos falsos pastores se interpusieron en el camino de la obra de Dios. La verdad predicada con poder convincente despertó a la gente, que como el carcelero empezó a preguntar: "¿Qué debo hacer para ser salvo?" Pero los ma- los pastores se interpusieron entre la verdad y los oyentes, predicando cosas halagadoras para apartarlos de la verdad. Se unieron con Satanás y sus ángeles para clamar: "Paz, paz," cuando no había paz. Quienes amaban sus comodidades, y estaban contentos lejos de Dios, no quisieron que se los despertase de su carnal seguridad. Vi que los ángeles lo anotaban todo. Las vestiduras de aquellos profanos pastores estaban teñidas con la san- gre de las almas. Los ministros que no querían aceptar este mensaje salvador, estorbaron a quienes lo hu- bieran recibido. La sangre de las almas está sobre ellos. Los predicadores y la gente se coligaron en oposición a este mensaje del cielo, para perseguir a Guillermo Miller y a quienes con él se unían en la obra. Se hicieron circular calumnias para perjudicar su in- fluencia, y diferentes veces, después de declarar Miller el consejo de Dios e infundir contundentes verdades en el corazón del auditorio se encendía violenta cólera contra él, y al salir del lugar de la reunión le acechaban algunos para quitarle la vida. Pero Dios envió ángeles para protegerlo, y le salvaron de manos de las enfurecidas turbas. Su obra no estaba aún terminada. Los más devotos recibían alegremente el mensaje. Sabían que dimanaba de Dios, y que había sido dado en tiempo oportuno. Los ángeles contemplaban con profundísimo inte- rés el resultado del mensaje celestial, y cuando las iglesias se desviaban de él y lo recha- zaban, consultaban ellos tristemente con Jesús, quién apartaba su rostro de las iglesias y ordenaba a sus ángeles que velasen fielmente sobre las preciosas almas que no rechaza- ban el testimonio, porque aún había de iluminarlas otra luz. Vi que si los que se llamaban cristianos hubiesen amado la aparición de su Salvador y hubiesen puesto en él sus afectos, convencidos de que nada en la tierra podía compararse con él, habrían escuchado gozosos la primera intimación de su advenimiento. Pero el desagrado, que manifestaban al oír hablar de la venida de su Señor, era prueba conclu- yente de que no le amaban. Satanás y sus ángeles triunfaban echando en cara a Cristo y sus ángeles que quienes profesaban ser su pueblo tenían tan poco amor a Jesús que no deseaban su segundo advenimiento. Vi a los hijos de Dios que esperaban gozosamente a su Señor. Pero Dios quería probar- los. Su mano encubrió un error cometido al computar los períodos proféticos. Quienes esperaban a su Señor no advirtieron la equivocación ni tampoco la echaron de ver los hombres más eruditos que se oponían a la determinación de la fecha. Dios quiso que su
  • 30. Pág. 30 pueblo tropezase con un desengaño. Pasó la fecha señalada, y quienes habían esperado con gozosa expectación a su Salvador quedaron tristes y descorazonados, mientras que quienes no habían amado la aparición de Jesús, pero por miedo habían aceptado el men- saje, se alegraron de que no viniese cuando se le esperaba. Su profesión de fe no había afectado su corazón ni purificado su conducta. El paso de la fecha estaba bien calculado para revelar el ánimo de los tales. Estos fueron los primeros en ponerse a ridiculizar a los entristecidos y descorazonados fieles que verdaderamente deseaban la aparición de su Salvador. Vi la sabiduría manifestada por Dios al probar a su pueblo y proporcionar el medio de descubrir quiénes se retirarían y volverían atrás en la hora de la prueba. Jesús y toda la hueste celestial miraban con simpatía y amor a quienes con dulce expec- tación habían anhelado ver a quien amaban. Los ángeles se cernían sobre ellos y los sostenían en la hora de su prueba. Los que habían rechazado el mensaje permanecieron en tinieblas, y la ira de Dios se encendió contra ellos por no haber recibido la luz que les había enviado desde el cielo. Pero los desalentados fieles que no podían comprender por qué no había venido su Señor no quedaron en tinieblas. Nuevamente se les indujo a es- cudriñar en la Biblia los períodos proféticos. La mano del Señor se apartó de las cifras, y echaron de ver el error. Advirtieron que los periodos proféticos alcanzaban hasta 1844, y que la misma prueba que habían aducido para demostrar que los períodos profé- ticos terminaban en 1843 demostraba que terminarían en 1844. La luz de la Palabra de Dios iluminó su situación y descubrieron que había un período de tardanza. "Aunque [la visión] tardare, espéralo." En su amor a la inmediata venida de Cristo habían pasado por alto la demora de la visión, calculada para comprobar quiénes eran los que verdadera- mente esperaban al Salvador. De nuevo señalaron una fecha. Sin embargo, yo vi que muchos de ellos no podían sobreponerse a su desaliento para llegar al grado de celo y energía que caracterizara su fe en 1843. Satanás y sus ángeles triunfaron sobre ellos, y los que no habían querido recibir el men- saje se congratulaban de la perspicacia y prudencia previsoras que habían revelado al no ceder a lo que llamaban engaño. No echaban de ver que estaban rechazando el consejo de Dios contra sí mismos y obrando unidos con Satanás y sus ángeles para poner en per- plejidad al pueblo de Dios que vivía de acuerdo con el mensaje celestial. Los creyentes en este mensaje fueron oprimidos en las iglesias. Durante algún tiempo el miedo impidió, a quienes no querían recibir el mensaje, que actuaran de acuerdo con lo que sentían; pero al transcurrir la fecha revelaron sus verdaderos sentimientos. Deseaban acallar el testimonio que los que aguardaban se veían compeli- dos a dar, de que los períodos proféticos se extendían hasta 1844. Los creyentes expli- caron con claridad su error y expusieron las razones por las cuales esperaban a su Señor en 1844. Sus adversarios no podían aducir argumentos contra las poderosas razones ex- puestas. Sin embargo, se encendió la ira de las iglesias, que estaban resueltas a no reci- bir la evidencia y a no permitir el testimonio en sus congregaciones a fin de que los de- más no pudieran oírlo. Quienes no se avinieron a privar a los demás de la luz que Dios les había dado fueron expulsados de las iglesias; pero Jesús estaba con ellos y se regocijaban a la luz de su faz. Estaban dispuestos a recibir el mensaje del se-
  • 31. Pág. 31 gundo ángel. PE:245-246. Me fue mostrado el interés que todo el cielo se había tomado en la obra que se está realizando en la tierra. Jesús comisionó a un ángel poderoso para que descendiese y amonestase a los habitantes de la tierra a prepararse para su segunda aparición. Cuando el ángel dejó la presencia de Jesús en el cielo, iba delante de él una luz excesivamente brillante y gloriosa. Se me dijo que su misión era alumbrar la tierra con su gloria y avisar al hombre de la ira venidera de Dios. Multitudes re- cibieron la luz. Algunos parecían estar muy serios mientras que otros se sentían arroba- dos de gozo. Todos los que recibían la luz volvían el rostro hacia el cielo y glorificaban a Dios. Aunque esa luz se derramaba sobre todos, algunos caían simplemente bajo su influencia, pero no la recibían cordialmente. Muchos estaban llenos de grande ira. Mi- nistros y pueblo se unían con los viles y resistían tenazmente la luz derramada por el po- deroso ángel. Pero todos los que la recibían se retiraban del mundo y estaban estrecha- mente unidos entre sí. Satanás y sus ángeles se hallaban atareados tratando de apartar a tantos como pudiesen de la luz. La compañía que la rechazaba fue dejada en tinieblas. Vi que el ángel de Dios observaba con el más profundo interés a los que profesaban ser su pueblo, para to- mar nota del carácter que desarrollaban conforme les era presentado el mensaje de ori- gen celestial. Y a medida que muchísimos de los que profesaban amar a Jesús se apar- taban del mensaje celestial con escarnio y odio, un ángel que llevaba un pergamino en la mano anotaba las vergonzosas acciones. Todo el cielo se llenaba de indignación de que Jesús fuese así despreciado por los que profesaban seguirle. Vi el chasco sufrido por los que habían estado confiando cuando no vieron a su Señor en el tiempo en que le esperaban. Había sido el propósito de Dios ocultar el futuro y llevar a su pueblo a un punto de decisión. Si no se hubiese predicado un tiempo definido para la venida de Cristo, no se habría hecho la obra que Dios quería ver cumplida. Satanás estaba induciendo a muchísimos a mirar lejos hacia el futuro en espera de los grandes acontecimientos relacionados con el juicio y el fin del tiempo de gracia. Era necesario que el pueblo fuese inducido a procurar fervorosamente una preparación inmediata. Cuando el tiempo pasó, los que no habían recibido plenamente la luz del ángel se unieron con aquellos que habían despreciado el mensaje, y abrumaron de ridículo a los que estaban chasqueados. Los ángeles tomaron nota de la situación de los que profesaban seguir a Cristo. El transcurso del tiempo definido los había probado, y mu- chos fueron pesados en la balanza y hallados faltos. En alta voz aseveraban ser cristia- nos, y sin embargo no había casi detalle alguno en que siguieran a Cristo. Satanás se re- gocijaba por la condición de los que profesaban seguir a Jesús. Los tenía sujetos en su trampa. Había inducido a la mayoría a dejar la senda recta, y estaban intentando ascen- der al cielo por otro camino. Los ángeles veían a los santos y puros mezclados con los pecadores de Sión y con los hipócritas que amaban el mundo. Habían velado sobre los verdaderos discípulos de Jesús; pero los corruptos estaban afectando a los santos. A aquellos cuyos corazones ardían de intenso deseo de ver a Jesús les prohibían sus profe-
  • 32. Pág. 32 sos hermanos que hablasen de su venida. Los ángeles veían la escena y simpatizaban con el residuo que amaba la aparición de su Señor. PE:240-241. Vi a cierto número de compañías que parecían unidas como en haces por cuerdas. En esas compañías muchos estaban en tinieblas totales; sus ojos se dirigían ha- cia abajo, hacia la tierra, y no parecía haber relación entre ellos y Jesús. Pero dispersas entre esas diferentes compañías había personas cuyos rostros parecían iluminados, y cu- yos ojos se elevaban hacia el cielo. De Jesús les eran comunicados rayos de luz como rayos del sol. Un ángel me invitó a mirar con cuidado, y vi a un ángel que velaba sobre cada uno de aquellos que tenían un rayo de luz, mientras que malos ángeles rodeaban a aquellos que estaban en tinieblas. Oí la voz de un ángel clamar "Te- med a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado." Una gloriosa luz descansó entonces sobre esas compañías, para iluminar a todos los que quisieran recibirla. Algunos de los que estaban en tinieblas recibieron la luz y se regocijaron. Otros resistieron la luz del cielo, diciendo que había sido enviada para extraviarles. La luz se alejó de ellos, y fueron dejados en tinieblas. Los que habían recibido la luz de Jesús apreciaban gozosamente el aumento de la preciosa luz que era derramada sobre ellos. Sus rostros resplandecían de santo gozo, mientras que su mirada se dirigía con intenso interés hacia arriba, hacia Jesús, y sus voces se oían en ar- monía con la voz del ángel: "Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado." Cuando elevaron este clamor, vi que aquellos que estaban en tinieblas los empujaban con el costado y con el hombro. Entonces muchos de los que apreciaban la luz sagrada, rompieron las cuerdas que los encerraban y en forma destacada se separaron de aquellas compañías. Mientras estaban haciendo esto, hombres que pertenecían a las diferentes compañías y eran reverenciados por ellas, las cruzaban, algunos con palabras amables, y otros con miradas airadas y ademanes amenazadores, y ataban las cuerdas que se estaban debilitando. Esos hombres decían constantemente: "Dios está con noso- tros. Estamos en la luz. Tenemos la verdad." Pregunté quiénes eran, y se me dijo que eran ministros y hombres dirigentes que habían rechazado la luz ellos mismos, y no es- taban dispuestos a que otros la recibiesen. PE:248-249. Los que habían rechazado la luz del mensaje del primer ángel, y se ha- bían opuesto a ella, perdieron la luz del segundo, y no pudieron ser beneficiados por el poder y la gloria que acompañó el mensaje: "¡Aquí viene el esposo!" Jesús se apartó de ellos con ceño, porque le hablan despreciado y rechazado. Los que recibieron el mensaje fueron envueltos por una nube de gloria. Temían muchísimo ofender a Dios, y mientras aguardaban, velaban y oraban para conocer su voluntad. Vi que Satanás y sus ángeles procuraban separar al pueblo de Dios de esta luz divina; pero mientras los que aguardaban apreciaban la luz y mantenían los ojos levantados de la tierra a Jesús, Satanás no podía privarlos de sus preciosos rayos. El mensaje dado desde el cielo enfu- recía a Satanás y sus ángeles, e inducía a aquellos que profesaban amar a Jesús, pero despreciaban su venida, a escarnecer a los fieles que manifestaban confianza. Pero un