Las 13 colonias originales de Gran Bretaña en América del Norte se independizaron para formar los primeros estados de los Estados Unidos. Aunque inicialmente estaban bajo el control de la corona inglesa, desarrollaron su propia cultura e identidad y progresaron económicamente gracias a recursos como el maíz, el algodón y los minerales. Su éxito eventual los llevó a declarar su independencia y establecer un nuevo sistema de gobierno representativo.