Mohamed, un hombre cansado de trabajar en El Cairo, soñó que su fortuna estaba en la ciudad de Isfaján en Persia. Viajó allí y fue confundido con un ladrón, siendo golpeado severamente. El capitán descubrió su identidad y le contó que había soñado con un tesoro escondido bajo una fuente en el jardín de una casa en El Cairo. Le dio monedas para que regresara, y Mohamed encontró el tesoro bajo la fuente de su propio jardín.