Mirco sufre un accidente que le deja ciego y tiene que separarse de sus padres para ser internado en un colegio religioso para ciegos dirigido por un director también ciego. A pesar de las dificultades y el rechazo inicial de sus compañeros, con la ayuda de una grabadora, una niña que se convierte en su amiga y un maestro humanista, Mirco aprende a desarrollar sus otros sentidos y a valerse por sí mismo. Gracias a su tenacidad y afán de aprender, hoy en día Mirco