2. Mara, una joven índia, hija de un cacique, vivía soñando con el amor y un casamiento feliz. Cierta noche, Mara adormeció en la red y tuvo un sueño extraño.
3. Un hombre rubio y bello descendía de la Luna y decía que la amaba. Después de haberle conquistado el corazón, el hombre desapareció de sus sueños, como por encanto.
4. Pasado algún tiempo, la hija del cacique, aunque virgen, percibió que esperaba un hijo.
5. Para sorpresa de todos, Mara dio a luz una linda nena, de piel muy blanca y cabellos tan rubios cuanto la luz de la luna. Le dieron el nombre de Mandi y, en la tribu, ella era adorada como una divinidad.
6. Poco tiempo después, la nena enfermó y acabó falleciendo, dejando a todos amargados.
7. Mara sepultó la hija en su choza, a la que en su idioma llaman oca, por no querer separarse de ella. Desconsolada, lloraba todos los días, de rodillas delante del lugar, dejando caer la leche de sus senos sobre la sepultura. Ella pensaba que, así, talvez la hija volviese a la vida.
8. Hasta que un día surgió una grieta en la tierra de donde brotó un arbusto. La madre se sorprendió; talvez el cuerpo de la hija deseara salir de allí. Resolvió entonces remover la tierra, encontrando raíces de interior muy blanco, como Mandi.
9. Al ver las raíces, los índios entendieron que la niña había venido a la Tierra para tener su cuerpo transformado en el principal alimento indígena. Así, el nuevo alimento recibió el nombre de Mandioca, pues Mandi fue sepultada en la oca. (Texto adaptado de “Leyendas y Mitos de los Índios Brasileros”, de Walde-Mar de Andrade e Silva, FTD Editora ) Fin