El graffiti surgió en los años 1960 en Nueva York como parte de la cultura hip hop y consistía en inscripciones o pintadas generalmente en el mobiliario urbano. Originalmente era considerado vandalismo pero con el tiempo evolucionó a ser más atractivo visualmente y complejo, lo que llevó a su comercialización y reconocimiento como un arte. El documento presenta ejemplos de graffitis realizados en Buenos Aires, Rosario y uno utilizado como portada de un libro argentino.