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LITERATURA ESPAÑOLA S. XVIII-XIX (II)
Profesor: Fernando R. de la Flor
Examen: 7 de Junio


· Introducción a la literatura del S. XIX.

Freud construye toda la visión del sujeto burgués, esto lo convertirá en un elemento
vital para el S. XIX.

En el S. XIX español se desarrolla una gran potencia respecto a los espectáculos.
La clase media y las masas obreras se integran en la ciudad, poseyendo cada clase sus
propios espectáculos. Los espectáculos eran tecnológicos o antropológicos. Europa y el
capitalismo se dan mediante la destrucción operada sobre las materias primas de los
otros mundos. El capitalismo es invasivo, destructivo, colonial… muy duro con los
otros pueblos. Se capturaban en los antropológicos a familias enteras de pueblos
extranjeros, haciéndoles una especie de hábitat donde esas familias vivían junto con
animales.
El espectáculo que más disfrutaba el público del XIX eran las sombras chinas,
emanaciones fantasmáticas. Se trata de espectáculos poco tranquilizadores, siniestros.

El amor se convierte en un fenómeno de observación, esto se da gracias al creciente
interés de la época por las nuevas situaciones. La observación responde a la fascinación
y el tiempo para ello, gracias a la nueva clase social.
La observación del otro se da por la ausencia de intimidad. Ambos sexos se encuentran
separados y suponen, pues, un misterio para el contrario.
El cortejo, la observación de las mujeres y el abordarlas se da también en el XIX.

Los pasajes, urbanísticamente, se convierten en las concentraciones de comercio.
Walter Benjamín, filósofo alemán, encontró fascinantes estos pasajes por la novedosa
aparición de la mercancía y su exposición. En el S. XIX el escaparate es un fetiche. La
mercancía es una fábrica de sueños que trama con los deseos. La mercancía va más allá
del uso práctico, se trata de una producción de presencia: se prepara a uno mismo para
la mirada de los demás.
El pasaje era un sitio techado, asfaltado. Se trata de un proceso civilizador, moderno. El
asfalto supone un elemento vital, reflejo de la urbanización. Se refleja en el asfaltado la
importancia de la mujer, mediante la comodidad que supone para su calzado y sus
modas. La iluminación supone una segunda novedad. Se pierde el contacto con la
naturaleza en pos de una modernización, la búsqueda de la comodidad y el confort.

La fotografía es el gran emblema del XIX. La fotografía es el documento que muestra
el pasado, dando fe del paso del tiempo y de la muerte. Somos entonces conscientes del
paso de tiempo y de la muerte. Se le da a la fotografía una impronta negativa, funeraria.

Las casas del XIX son estuches y sarcófagos para las personas que ahí viven. Las
mujeres, encerradas en una casa, quedan guardadas, pero también enterradas en la
vivienda.
Todo el XIX es pesado, en su arquitectura, en su sociedad, moda…


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El arte se encuentra fijo, inmóvil. En el XIX con la fotografía y la cinemática se
encuentra la representación del movimiento. Este siglo supone la transición de un
mundo inmóvil a un mundo animado.
El confort se da entre la burguesía, se trata de una comodidad pasiva que genera una
pasividad y una no lucha. El confort fue muy negativo para los cuerpos burgueses,
tendiendo a la obesidad. Las casas del XIX están llenas de elementos ideados
únicamente para el confort.

En el XIX cobra importancia el hierro y se combina con el cristal. Surge la
electricidad.
La casa burguesa se apreciará como algo terrible, como un lugar de encierro.
Freud asignará a la casa la categoría de “lo siniestro”, donde en el seno de lo familiar se
revela algo trágico y fantástico. La casa es el resguardo, es la tumba… hay algo
mortuorio en ella.

La nueva clase social, por su tiempo libre y su gran alcance económico, se convirtió en
el mecenas ideal para el arte, generando nuevas demandas.

Las ciudades muertas, en el centro del mundo del capital encontramos ciudades que no
avanzan en el sentido del progreso; se denominan “ciudades muertas”. Toledo supone la
ciudad muerta por excelencia. Para que una ciudad esté muerta debe estar en manos de
los ciegos, ya que son el sector social que menos evoluciona. La ciudad presenta unas
calles solitarias, silenciosas… en cierto aspecto lúgubres, con el sonido de las
campanas. Vetusta es un ejemplo de ciudad muerta.
La ciudad de Cádiz es la patria del romanticismo, por su conexión con los anglosajones,
donde desembarcaban los barcos procedentes de Inglaterra. En Cádiz se da también el
concepto de liberalismo español. Se le debe a esta ciudad el surgimiento de la palabra
“cursi”, procedente, probablemente, de la palabra “cursiva”, en reflejo de la letra
características de las clases altas.

Los jardines suponen un fetiche de la época. El XIX es el momento de la obra pública
del jardín, convirtiéndose en una referencia mitopoética. Supone el espacio singular
donde se dan los encuentros generalmente amorosos.
El jardín suministra una experiencia estética de la naturaleza de carácter sereno y
civilizado; se trata de la naturaleza puesta en orden.

La observación supone lo bueno y lo malo, la búsqueda en las multitudes de lo bello y
lo horrendo. Se genera un mecanismo entre observación y fantasía. En estas multitudes
se puede observar, pero no se establece más contacto, lo que da pie a desatar la
imaginación.

Hay que empezar hablando del XIX con la eliminación del pensamiento aristocrático
masculino. Nos encontramos ante un país guerrero, conquistador, con una divinidad
masculina violenta con la que la burguesía del XIX va a terminar. No obstante nada
desaparece sin dejar una válvula de escape. En este caso podemos ejemplificar con los
duelos en primer lugar, con la salida simbólica de la violencia, que será esencial en “La
Regenta”.
La aparición del deporte, en principio de violencia extrema, la tauromaquia, que suponía
un juego de los hombres con la muerte. Por último tenemos la caza; España se presenta
como el lugar central para la caza.


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A partir de este momento, sin embargo, desaparece progresivamente la masculinidad
agresiva, el valor vinculado a la violencia.

Entre 1815 y 1915 Europa entra en un periodo de paz, el momento en el que los
hombres son encerrados en los hogares, lo que produce figuras e inquietudes
características.
Se dará una literatura para tranquilizar a los hombres en casa, centrándose en una
lectura de aventuras que calme sus ansias.

Durante el XIX, los soldados serán el fetiche. El soldado y su figura será el único en
muchos casos al que se le permite todo tipo de adornos en la ropa.
Por lo tanto, la mentalidad heroica valiente masculina será esta, los ejércitos, las masas
de hombres dispuestos a todo (en la guerra y en el amor). La doble fama del soldado
español, guerra y amor.
El personaje histórico en el que se reflejan estos valores masculinos que encarna las tres
fuerzas (poder, saber y sexualidad) es Napoleón Bonaparte.
La virilidad tradicional masculina, basada en la violencia, está acabada a finales del
XIX. La burguesía, arrebatándole a los hombres el monopolio de la violencia.

Como lugares de encuadramiento de masas, donde ejercer sobre ellas disciplinas y
coacción social son:
La educación, es una idea vital para la construcción de las sociedades burguesas. La
educación a lo largo del XIX será un tema tratado de forma muy trágica, debido a la
novedad que supuso entrar en los sistemas disciplinarios: la educación supone la
construcción de una masa atenta, dirigida y disciplinada. Los textos del XIX reflejan los
castigos que recibían los niños.
En España se da una gran renovación en las cárceles del XIX. El estilo de cárcel
panóptico reflejaba el control sobre las masas por unos pocos. Se pretendía tener una
gran visión de masas desde un ángulo privilegiado.
Las organizaciones higiénicas y médicas se crean en el XIX como una especie de
fábricas de cuerpos dolientes, donde todo se trata en serie, pareciéndose los uniformes,
las salas… perdiendo la identidad personal y convirtiéndose en masas.
Las fábricas obligan a ejecutar acciones mecánicas continuamente.
La gran institución de disciplina y encuadramiento de masas es el ejército, donde los
sujetos no son libres en absoluto.
Un último lugar de encerramiento es el encuadramiento burocrático, un espacio
funcional y automático donde todo está medido.
Los hombres se liberarán de todo esto en el 1814, yendo a la guerra.

El S. XIX se debe conocer como una historia en la que la burguesía masculina va en
decadencia, donde aún no han aparecido las válvulas de escape.

En estos panoramas hay que señalar que en España la burguesía no es tanta, no
obstante los textos del siglo irán dirigidos hacia este sector. Los consumidores de
cultura burguesa no estarán junto a los consumidores de cultura proletaria. Los gustos
de la burguesía predominarán al ser la clase con tiempo libre y dinero.
Se posee un gran orgullo de ser burgués. El burgués social, política,
administrativamente… está construyendo el mundo. Esta clase lentamente se irá
problematizando a sí misma. La burguesía estará llena de patología y terrenos
pantanosos.


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La enfermedad será otro de los grandes temas del XIX. El capitalismo erigirá contra la
enfermedad un gran programa para la curación de los cuerpos. Se trata de combatir el
dolor en todas sus manifestaciones. En el pasado no existía protección ante el dolor. A
partir de este siglo se combatirá el dolor y las enfermedades.

En España, con relación a Francia, se carece de un paisaje típicamente burgués. En las
ciudades pequeñas la burguesía no llega a crear un espacio propio. Se pierde la
concepción del espacio, se difuminan las fronteras.
Interesarán los lugares altos a los novelistas de la época, se generará una fantasía del
lugar que se desplegará a lo largo del XIX.
Los novelistas tendrán una concepción del espacio muy nostálgica y melancólica,
reflejando espacios románticos, tristes, espacios añorados y en ruinas. Se presenta la
añoranza por los templos, los castillos, que representan el pasado.

Hasta finales del XIX los proletarios no aparecen más que como figuras subalternas
que ya estaban inscritos en la tradición española. En España continúa el servilismo y la
historia de las gentes subalternas.
En las criadas se revela un potencial erótico que no tienen las burguesas. En el mundo
del varón eclesiástico existirán también esas figuras de las criadas que constituirán el
cuerpo erótico al que tendrán acceso esos eclesiásticos.
El mundo del proletario, hasta Galdós, apenas está presente más allá de las figuras de
los criados.
Galdós tratará el tema de los proletarios denominándolos como auténticos cristianos.
Galdós empezará a insinuar el enfrentamiento de clases, géneros y razas. El atractivo
erótico estará siempre depositado en el otro.
A mediados del XIX se empezará a explotar la idea de que el mundo obrero tiene un
gran potencial erotológico.
Para las mujeres, el gran atractivo es el otro.
Los proletarios emergerán lentamente.
Clarín se centrará más en el componente erótico de los proletarios que en sus destrozos.
Todas las construcciones de la época se basan en el sufrimiento humano, de mujeres y
niños. Hablamos de una sociedad del sacrificio, en el que unos deben ser sacrificados
para que otros vivan con comodidades.
Dickens, Tolstoi, Galdos, Blasco Ibáñez dirigirán a finales del XIX una mirada hacia los
proletarios y su sufrimiento.
Existe, desde el marxismo, el proletariado: obrero más o menos asalariado, frente al
lumpemproletariado, hombres sin contrato, seguridad…
Previa a la politización del proletariado, muy a finales del XIX, incrementándose en el
XX, los proletarios de su tiempo caerán en una situación típicamente española: el
alcoholismo. El alcohol y la vida española estarán unidos, reflejándose en la
abundancia de tabernas como lugar de encuentro. En las tabernas se concentra la
violencia, la variedad; se trata de un retrato crudo del mundo.
La clase alta integrará la droga, el tabaco y el alcohol dentro de sus literaturas,
encarnando la imagen de intelectual.

La palabra “cursi” refleja gran parte de la cultura del XIX. Este tipo de cultura presenta
sus intereses también. Lo cursi refleja una falta total de naturalidad, lo vaporoso, bello,
espiritual. Lo cursi va más allá de lo que debiera. La mujer se define como un ente
espiritual.


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Las flores conectarán la feminidad y la muerte.
Los sujetos tendrán producción de presencia: nunca se presentarán en público de
manera cien por cien material. Con lo cursi, lo burgués constituirá la producción de
presencia, el teatro de lo social. Esto, junto con las aspiraciones de subir en la escala
social darán pie a una competencia, llevándoles a hacer esfuerzos e inversiones con el
fin de alcanzar, aunque sea de forma ficticia y aparente sus objetivos.
Se dará una pasión por rodearse de objetos decorativos que no cubrirán las necesidades
reales.
La ensoñación, el vivir en un mundo fantasmal será una línea de lo cursi. Las mujeres
serán las que caerán en este mundo de ensoñación al estar aisladas en su casa, lejos del
mundo material.
Otra característica vinculará la religiosidad con a cursilería.
Los muñecos y los animales, cargados excesivamente de forma emocional resultarán
cursi.
Tanto las aves como las flores están cargados de significados, sobre todo metáforas
relacionadas con las mujeres.

Las zarzuelas españolas serán de gran importancia.

Los personajes literarios están situados en un contexto histórico: la historia es nuestro
discurso maestro.
El otro pilar de la literatura es la propia historia de la literatura.
Las obras reflejan estructuras focales, situadas en momentos históricos concretos, sin
este contexto no hay manera de entender el texto literario en su totalidad. Todo
transcurre rápidamente, volviendo a los hombres que observan el cambio melancólicos.
La memoria se considera densa, problemática y compleja. El S. XIX fue la gran época
de la memoria.
El XIX presenta un contraste entre el pueblo y los intelectuales, de lado de lo francés.
Se da también una guerra de la independencia extremadamente cruel. Vinculada a la
guerra de la independencia se ha de tener en cuenta la Constitución de Cádiz, la primera
en Europa de carácter liberal y moderno. Tras esto se dio el exilio de los intelectuales.
Este exilio afecta a Espronceda y Goya, por ejemplo. Entonces el país se encontrará
fragmentado en dos fuerzas fundamentales, una de derechas y otra de izquierdas. A la
derecha de la derecha surgirán movimientos de extrema derecha, y lo mismo sucederá
con la izquierda.

El narcisismo es otro concepto clave del XIX.

El hastío, tedio o el complejo melancólico se relaciona con los artistas. La melancolía
es una desconstrucción de las libidos fundadoras, como, por ejemplo, la ira. La
melancolía es un cansancio del deseo. Es una tristeza sin pausa y un sentimiento de
pérdida que no se puede localizar: se pierden las ganas de el deseo de vivir. La
melancolía arrasa en el XIX. La tristeza, el hastío o la melancolía se une también al
aburrimiento relacionado con el encierro.
El duelo será un ejercicio continuo. En el romanticismo cobra importancia lo
sobrenatural, lo mágico, lo funerario, lo fantástico…. Se explorarán los territorios de los
muertos.
La imaginación de esta España turbulenta y arcaica atrae a los intelectuales europeo, se
da una vuelta a lo medieval (neomedievalismo).
El siglo XIX supone una nueva producción de los clásicos.


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Esto traerá una serie de imágenes en torno a las cuales se construirán las historias. Una
de las imágenes será el castillo, misterioso, imponente… ejemplificará la vida medieval
de la nobleza, donde se encerrarán, negándose a progresar. España es el país de los
castillos. A los castillos se asocia una crueldad, un mundo arcaico, masculino, injusto y
jerarquizado.
Otra de las figuras del imaginario medieval que regresa es la imagen del trovador. Es un
trovador vinculado a las tradiciones occitanas: un trovador como artista que pone toda
su fuerza poética al servicio de la mujer.
Toda esta vuelta a lo medieval trae consigo la maurofilia, el inicio de una trayectoria de
recuperación del mundo árabe. Los árabes serán más sensibles, teniendo una
arquitectura mucho más erotológica, y son también mucho más valientes y fieros que
los europeos. Se llegaron a recrear saloncitos privados árabes, íntimos y de estilo árabe.
Tras la muerte de Fernando VII, sigue la regencia de Maria Cristina. Esta regencia será
importante por el apoyo dado al mundo femenino al ser ésta la primera en imponer un
reinado femenino. Espronceda, a la vuelta del exilio, escribirá unos textos de carácter
socialista. Se da la emancipación de las clases productoras, liberación que se aprecia en
sus obras.

En el ámbito de la religión el demonio será más interesante, con una fuerza
narratológica más potente. Esta imagen del demonio dará lugar al romanticismo oscuro,
que articulará la vida de los artistas.
El amor, desde los amantes de Teruel, se considera un amor más allá de lo terrenal, el
amor mundano se perpetúa en la muerte. Esta posición resulta antiteológica, ya que en
la divinidad la pasión no existe.

Los artistas del XIX prácticamente no opinan, están en el ámbito de la representación.

En los años 50 empieza la industrialización capitalista: los caminos, las fábricas… Esto
barrerá a todos estos románticos, emergiendo nuevos escritores capaces de dar cuenta de
este cambio. El capitalismo darás sus primeros pasos. Permanecen algunas zonas sin
insdrustrializar como Castilla y Galicia. Aquí permanecerá el mundo de principios del
XIX. España antes de la industrialización será un país rural, un país de pueblos y
campos. Esto se reflejará en una preocupación por parte de los autores por el tema rural.
La industrialización y la urbanización requiere que los sujetos aprendan a vivir de otra
manera, en las ciudades. Se dará una especie de domesticación. Los vestidos del XIX
son una metáfora de la opresión social y la homogenización.

Encontraremos artistas románticos que dirigirán su mirada hacia el exterior, hacia los
espacios negativos. Se pondrá de moda lo negativo y melancólico, considerado como
una estrategia retórica. Estos artistas tratarán el dramatismo.
Se dará también la idea de una colisión cósmica: en el seno de una vida coaccional el
artista mira al cielo. Algunos artistas se volverán sensibles al cosmos. El cosmos es
sublime, inquietante e inabarcable. Se plantearán preguntas sin respuestas que resultarán
inquietantes.

En el costumbrismo las clases intelectuales fijan su mirada en el pueblo llano, el mundo
popular y de los oficios. Una identidad española que atraviesa toda la cultura española
es la del mendigo. Se trata de un análisis de las clases bajas, lo manual, los oficios…
todo esto realmente está en proceso de perderse, y es por esto que en el XIX se empieza
a revalorizar el mundo que no está capitalizado, que no está industrializado. El


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costumbrismo refleja el propio lenguaje de los oficios. Las obras costumbritas son
escenas con una potencia de mirada y capacidad de descripción muy fuerte. El
fenómeno costumbrista se apoya además en los grabados y en la litografía a final de
siglo. Se genera gran riqueza en la expresión popular, en las costumbres, en las ropas…
El mundo obrero resulta interesante para la mirada del artista burgués.
El costumbrismo encuadra ciertas facetas de la tradición española, no solo en el
presente, sino para el futuro también.
El proceso de urbanización genera una convivencia conflictiva y violenta, por el choque
entre los grandes grupos que aparecen en las ciudades y proceden del campo. Estos
grupos, al quedarse sin trabajo, caen en la delincuencia. Este mundo de la delincuencia,
de la marginación, de los bandidos supone también una fuente de construcción del
sentido del mundo. Este tema producirá una gran fascinación. Encontramos zonas en el
Madrid del XIX en el que convivían los asesinos y peores delincuentes y los
intelectuales. Encontramos escritores consagrados a esta delincuencia, violencia y
marginación.
Dentro de la mujer, la figura de la mujer matriarcal, poderosa, vinculada con lo popular,
como por ejemplo los gitanos, que continúan con sus tradiciones, con sus jergas, sus
ritos… Estos casos aislados de los últimos hombres libres del espíritu del capitalismo
fascinarán.
El costumbrismo retratará también el mundo de la burocracia, de los funcionarios.
El campesinado andaluz, en cierta medida morisco, presenta cierto interés. Esto se
relaciona con la sabiduría de Séneca, hombre de campo.
El sistema costumbrista identifica lo propio del país.

"Todas las relaciones estancadas y enmohecidas, con su cortejo de creencias y de
ideas veneradas durante siglos, quedan rotas; las nuevas se hacen añejas antes de
haber podido osificarse. Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es
profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus
condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas" (Carlos Marx)
Las clases bajas son las más estables, mientras las clases más altas lo que desean es
estabilidad social.
Todo el sistema de creencias se desvanece en el aire: la situación matrimonial, la
confianza, la fe… El sistema capitalista es el sistema en el que tanto los hombres como
las estructuras se desvanecen en el aire. El espacio social queda delimitado, y las
relaciones recíprocas resultan vitales para los sujetos. El capitalismo hace que haya más
gente, más escaparates, más belleza, pero también aumenta la delincuencia, la pobreza,
la marginación, el crimen… Ante esta violencia el Estado responde de manera violenta
también, con la técnica, por ejemplo, del garrote vil: un elemento propio de la cultura
española que revela la violencia del Estado. Se da una presión del espacio y la sociedad.
Para escapar de esta presión se ha de dar una rebelión.

El plano de las desigualdades sociales, que se ve de forma muy evidente en “Fortunata
y Jacinta”, generan un enfrentamiento en los valores, en la educación… etc. Se prefiere
la franqueza al refinamiento, propio de las clases altas, ya que la franqueza expresa
libremente lo que pasa, lo que se quiere y lo que desea; mientras que el refinamiento
obliga a cohibir, a educar y a ocultar las pasiones.
Los casinos serán los elementos de la masculinidad, la feminidad y las clases altas. En
este espacio los hombres emprenderán una lectura de las mujeres y del espacio político.
Las mujeres juzgan a otras en comunidad, generándose las estructuras de cotilleos
femeninas.


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Después del 68 la sociedad se romantiza, la vuelta de los reyes al país resulta muy
significativa. En esta época Bécquer realizará la poesía de ese mundo burgués alienado,
convirtiendo en estética esa alienación social. La alienación hace que el sujeto no sea
consciente del plano de las infraestructuras, moviéndose en planos totalmente
idealizantes, espirituales.

La aceleración temporal supone que para la percepción del tiempo de los sujetos, el
tiempo vuela. Se incluyen muchos más acontecimientos que antes.

En la España de mediados del XIX sólo el 23% de la población estaba alfabetizado y de
ellos, sólo un 25% de mujeres. En este momento surgen las escuelas para mujeres, los
periódicos para mujeres. Los diarios y los álbumes se ponen de moda. El álbum incluye
fragmentos traídos de fuera, a diferencia de los diarios.
Aparecen las escritoras, vinculadas al auge del mundo femenino. Los autores se dirigen
también a las mujeres. La poética femenina se sitúa en un área de confidencialidad. Se
relatan aspectos del mundo femenino hasta ahora desconocido, como por ejemplo el
mundo de la maternidad. Emerge la figura de la infancia también. Las amas de crías son
las grandes mujeres que alimentan a los hijos de los burgueses.
La mujer se concibe como un animal lujoso y caprichoso que derrocha sin mirar.
Se expresa un malestar femenino, una frustración sexual, se percibe la diferencia del
potencial erotológico respecto al mundo masculino. La institución equipolente paralela
al Ateneo (para los hombres), eran los Liceos, nombre que actualmente ha desaparecido.

En novela realista y la naturalista de Galdós y Clarín se debe entender que estos autores
temen al proletariado y tratan de asentar un poder burgués que les conviene. Frente a
ellos aparecen también una serie de escritores conservadores que retratan una imagen
rural y costumbrista de la sociedad.
El naturalismo español no alcanzó nunca al naturalismo europeo por el repudio que
hacen de la vida proletaria y porque rechazan el retrato de las desviaciones psicológicas
y morales. La infidelidad y el adulterio se convierten en una gran figura del imaginario
de finales del XIX.

El hombre sometido a la presión de tener que ahorrar se desahoga en los juegos de azar.

Estos son los años también de la zarzuela, como la de Chueca “La Gran vía”, “Agua,
azucarillos y aguardiente” de Ramos Carrión, y de Bretón “La verbena de la paloma”.

La cultura del archivo es un espacio del saber, qué información y reflexiones se posee
sobre un archivo. A partir de una mínima construcción de archivo no hay nada que
hacer. Debemos conectar lo que se nos presenta, con lo que sabemos y con otras obras,
con otros personajes, elementos… etc.
Los artefactos culturales han de ser analizados, de dónde viene, por qué se ha dado. Se
ha de unir un fragmento dado con otro.

Nuestro mundo trabaja con imágenes de la misma manera que trabaja con el texto.

El monstruo será monstruo, no por su naturaleza, sino por una cuestión moral.
Los burgueses desean visualizar las monstruosidades y a la vez las temen.



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TEMA 1

1. Periodismo

“El capitalismo fue una manifestación de la naturaleza junto con la cual le sobrevino
un nuevo sueño a Europa, en cuyo interior las fuerzas míticas se vieron nuevamente
reactivadas” (Atlas Walter Benjamin)
El libro de este autor, “De los pasajes”, está dedicado a los pasajes techados donde se
localizaban las tiendas, símbolo del capitalismo. Aparece la moda, el fin de lo duradero,
el capitalismo supone el fin de lo estático, la demolición acaba con todo lo anterior.
El tedio estaba asegurado en el interior de la vida decimonónica. La publicidad, el
coleccionismo, el hierro, son elementos de la vida capitalista, consumir y coleccionar
son casi lo mismo.
Los interiores son un reflejo de esta forma de vida, estuches que rodean y envuelven la
vida familiar de una manera opresiva para los hombres, como elementos decorativos
destacamos los espejos, tratando de dilucidar la relación del sujeto con su reflejo. El
sujeto burgués es tremendamente narcisista, teoría que encontraremos en Freud. La
pintura y la iluminación son elementos importantes también.
Las ensoñaciones utópicas y arquitecturas oníricas son un reflejo del deseo de soñar.
La prostitución y el juego son elementos claves en la cultura del XIX; la prostitución
aumenta a partir del capitalismo, que organiza unos espacios para ellas.
El ferrocarril, la masonería, la fotografía, los muñecos y autómatas son elementos
nuevos que cobran importancia en el XIX.

La lectura de “La Regenta” fue prohibida porque fue una de las novelas claves para
acabar con la confesión auricular.

1.1. Larra.
Artículos periodísticos.

Larra es el primer moderno en materia de periodismo, está psicológicamente vinculado
al dolor y la inviabilidad de España. Pertenece a ese tipo de escritores que evalúan una
cultura y una nacionalidad y la encuentran dolorosa y mal construida, corresponde al
paradigma del fracaso nacional. Otro gran autor de la fracasología sería Goya, se trata
de intelectuales a los que les duele España.
Larra incidirá la idea de una España desviada de la modernidad.

España no ingresará en la modernidad por culpa de sus estructuras arcaicas.
Se debe establecer una conexión sutil entre el reinado de Fernando VII y el gobierno de
Franco, que también impedirá el paso a la modernidad.
Para que un ingenio como el de Larra se diera, era necesario la caída del absolutismo.

Larra posee gran cantidad de ideas, siendo además un maestro de la escritura.
El suicidio de Larra ha sido abusivamente considerado como un suicidio político:
“España lo ha matado”. Se atribuye su muerte a la desesperación ante la situación
política del país. No obstante esta muerte es también sentimental, debido a la
imposibilidad de componer el espacio del amor.
Larra es hijo de ilustrados del XVIII, que contaban con programas de educación muy


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rígidos. El español será la segunda lengua del escritor, siendo el francés la primera; esto
es fruto de una educación muy compleja.
Larra, gracias a su doble identidad, marcará muy bien la nacionalidad española,
creándose múltiples personalidades a través de diferentes pseudónimos.

Larra está vinculado a Madrid, sede del costumbrismo; en esta ciudad nace el concepto
del casticismo. Larra se convertirá de un gran crítico del casticismo en España.

Larra nace en España, no obstante a los cuatro años se exiliará en Francia.
Sus pseudónimos serán Fígaro, Duente, Bachiller, El pobrecito hablador…

Los intelectuales del XIX tratarán de explicar a través de sus estudios, de sus formas de
hablar… convirtiéndose en la “gente fina”: hombres que, metidos en el seno de la
burguesía, por su actitud y su forma de ser, se diferencian del resto de la burguesía,
rompiendo lo esquemas del pensamiento burgués.
Estos individuos rompen por arriba, exagerando las costumbres del resto de burgueses.
Se trata de desconcertar, de golpear a los burgueses en su entorno mediante
excentricidades. Este tipo de actitud es denominada snob, del latín sine nobilitate,
alguien sin aristocracia, pero que se comporta como tal.
Los cigarros y las corbatas son los grandes elementos de estos burgueses.
El dandy debe llegar a ser sublime, debe vivir y dormir ante un espejo, convirtiéndose el
espejo en un potenciador del individuo; se produce así un “yo” fragmentado y disperso.
El dandy tiene una estrategia muy típica de la época: se acercan a la mujer, llegándose a
afeminizarse, imitando incluso sus vestidos.

Estos intelectuales son impasibles, presentan poca emocionalidad, siendo severos y
críticos con uno mismo y con el entorno.
El dandy escandaliza y juega a disolver los espacios sociales cerrados: nos encontramos
ante un crítico que mistifica continuamente.

La superioridad del espíritu rebasa las estrategias morales.
Hay que huir de este espacio moral aburrido. La diferencia era el objetivo principal.
Esta diferencia supondrá una superioridad. Estos intelectuales se dotan a sí mismos de
esa superioridad a través de la inteligencia. El artista se propone ser superior a los
demás.

Esta mentalidad de autor poderoso, de intelectual del XIX tiene un plus de identidad, de
superioridad, debido a l menor alfabetización, debido a la menor alfabetización en la
sociedad, por tanto le dota de mayor prestigio.

Larra es un arribista (sujetos que tienen conciencia de operar en un campo literario). Se
inscribe como autor en un campo en el que conoce las necesidades. Por ello, por
ejemplo, se interesa en la prensa, en el teatro, la novela sentimental… utiliza los
recursos retóricos que el momento le pide, sabe adecuarse a las preferencias de la
sociedad.

También se da cuenta de que la vinculación con la política era necesaria para ser
escritor. Larra acabará hasta siendo político, conformándose como intelectual moderno
que trabaja por una inscripción profesional (ser alguien en el terreno de la política y en
el de la literatura).


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Larra se inicia con una obra pragmática relacionada con la industria y el progreso, lo
que le caracteriza como un hombre preocupado por la expansión de la industria y el
mundo moderno.

En estos años se convierte en un gran observador de costumbres, ve las cosas que
vienen y es capaz de darle un sentido lingüístico potente a todo su entorno.

Establece la poética del café moderno. Visualiza y potencia la fama literaria de la
tertulia, que en este momento está a punto y es de gran importancia.
Es un visualizador de la burocracia, precursor de la burocracia laberíntica, de la falta de
claridad en la construcción burocrática del estado.

En el año 1833 crea el periódico “El pobrecito hablador”, y en 1833 se hace redactor de
la “Revista española”. Será partícipe también en la revista “El correo de las damas”,
redactor de “El español” con la revelación de la idea de trozar bien la vida para
conformarse como elemento situado en la sociedad.

Larra tendrá una conexión importante con Valle-Inclán. Hablamos de él como un
creador también del esperpento, ya que también el enfoque que utiliza es grotesco,
absurdo, un terreno en el que se encuentran todos los elementos de la cultura española;
la creación de una cultura de doble significación, que puede tomarse a partir de
definiciones mágicas, burlescas y esperpénticas. Así pueden tratarse temas como la
tauromaquia, la semana santa, el carnaval…
(Convendría leer el artículo de larra sobre el Álbum, “La fiesta de los toros” y
“Barateros” dedicado a la violencia callejera. “Nochebuena de 1836”, Necrológicas.
Exequias del Conde de Campo-Allarge”.)

También será interesante la idea de los españoles que tiene Larra. La marca del XIX era
un país sumamente sombrío y oscuro. Se describen elementos como la mantilla de las
mujeres que conlleva una connotación religiosa que oscurece la sociedad de relación
arcaica.

Con la caída en el spleen (tedio) final de Larra se da un momento de lectura nihilista.
Incurre en esta melancolía con “Nochebuena de 1836” y “Necrológicas. Exequias del
Conde de Campo-Allarge”, una historia de la desesperación que comienza con este
autor.

“No hay nada inerte e impersonal cuanto estos residen en el centro de las relaciones
humanas”
El álbum es el principio de arquitectura textual. Las señoras encargaban el álbum en
blanco, con la política femenina del encargo relacionada con la obsesión de la novedad.
El que se adelanta tiene un plus en la sociedad capitalista. La altura más elevada es
Londres, y se miente sobre el origen.
El álbum termina en el 45, cuando Europa queda arrasada y los álbumes quedan
enterrados en las ruinas.
Otro artefacto similar al álbum sería el diario. El diario retoma el papel del álbum.
El álbum estaba repleto de la visión de la mujer por parte de los hombres. El diario da la
voz a la propia mujer.



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El pañuelo también era una imagen simbólica más que práctica. El pañuelo ligado con
la tuberculosis suponía un símbolo de pérdida del amado.

Los álbumes se llevaban a los salones. Se genera una expansión del espacio de la mujer
y una posterior idealización.


1.2. Antonio Flores.
Artículos.

“El “pathos” de todos los monumentos burgueses es que su fuerza material y su
solidez no significan nada en realidad, no suponen ningún peso, son batidos como
débiles juncos por las mismas fuerzas del desarrollo capitalista que exaltan”

Antonio Flores es un tipo de intelectual totalmente diferente al de Larra. Se trata de un
hombre gris sin relevancia social, un mero observador.

Antonio Flores no tiene la fuerza de Larra, ni comparte su interés crítico. Describe el
entorno como es, sin ejercer juicios de valor, constatando los hechos. Flores no desea
ejercer una crítica ni pasarse de listo respecto a las costumbres. A Flores le fascina la
forma en la que el capitalismo está construyendo un mundo y destruyendo el anterior.
Trata de plasmar su entorno, lo que ve como observador.
Describirá también grandes fenómenos sociales como la desamortización, la llegada del
espiritismo…

En “Historia del matrimonio” la idea del matrimonio según Antonio Flores es la de que
el hombre es introducido a patadas en él.

El sistema capitalista produce formas de vida acentuadas y rápidas. En “Ayer, hoy y
mañana” se conjuga un paso rápido por el tiempo, hacia el futuro.
La fe y la religión se sitúa en el ayer. El vapor queda atrás, y la electricidad conducirá el
nuevo tiempo.
Antonio Flores es el descriptor de la aceleración histórica, producida por el capitalismo.
Las ciudades se remodelan, las modas desaparecen, acaban las costumbres; la
experiencia del tiempo es la experiencia fundamental, esto lo contarán las obras de arte
del XIX. todo está sometido a una estructura efímera.
Toda inquietud burguesa queda condenada más que cualquier otra cosa a esta
obsolescencia. En el ámbito del espacio sentimental el amor es el paradigma de aquello
que pasa, que no se sostiene.

Se trata de un proceso de actualización continua de los modelos, objetos y sujetos.
La aceleración histórica como concepto desarrolla la idea de que los sujetos
contemporáneos, por el propio ritmo del capitalismo, tienen un concepto del paso del
tiempo mayor. No hay aceleración donde no hay capitalismo.

Antonio Flores se dedica al ferrocarril, un vector de aceleración temporal. El
ferrocarril traerá el progreso, la comunicación. La estructura del capital tendrá unas
zonas marginales, donde todo llegará con cierto retraso, el ferrocarril acercará estas
zonas.


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La industria editorial es también de primer orden en España. El capitalismo avanzará de
manera desequilibrada, sin homogeneidad alguna.

Los artistas del XIX cumplen la figura del héroe: son artistas atados y sacrificados a la
tinta, que pasan toda su vida intentando construir su arte.

La bolsa será el gran sistema del capitalismo, donde se enriquecerán y se arruinarán los
hombres. El juego supone una determinante en la vida de los hombres del XIX. Más
adelante el juego pasará a las mujeres (en los juegos de mesa) y, finalmente a los niños.
El azar y el juego, el riesgo, darán pie al enriquecimiento, el préstamo y la ruina.

La ruina como gran figura decimonónica. La idea es que el dinero es el corazón de
nuestro mundo. En el XIX no existe la sensación de inseguridad, el sujeto se desmorona
en una ruina de apariencia inmediata. Todo se acaba en un momento, o comienza. No
existen los seguros.

El banquero, en el XIX, era una figura heroica, un hombre en riesgo y un conquistador
que lucha contra la inseguridad y apuesta todas sus cosas en un golpe de suerte.

El capitalismo destruye las viejas figuras patriarcales viriles, dando pie a otros hombres
muchos más discretos, que establecen unas acciones heroicas como la de los banqueros,
los jefes de empresas… Los grandes capitalistas son también generadores de mundos de
empresas, mundos de sueños.

Los cesantes, funcionarios, generarán un mundo imaginativo que no se espera de estos
hombres grises. Esta imagen de persona gris que posee un mundo interior muy rico la
representará Kafka, que posee la llave del imaginario más potente del S. XX. A Antonio
Flores le interesará este aspecto de los funcionarios.

El espíritu de distinción y el deseo de aparentar será la clave del entorno capitalista. La
distinción se exhibirá en el XIX. Afectará a todo, a la belleza, al ingenio… hay una gran
voluntad de distinguirse y de aparentar. El que sabe trata de destacar sobre los demás, el
bello lo demostrará… se inicia una trama de apariencias.
Antonio Flores singularizan en la mujer esta estrategia de distinción: las mujeres
querían ser totalmente diferentes a los hombres. Se da distinción entre sexos, entre
compañeros, en los dandys… etc.
El maestro del aparentar burgués será Galdós.

Otra figura del progreso será la publicidad. La publicidad inyecta el alma mitopoética a
la mercancía. La mercancía por sí sola tendría su fuerza, pero implementada por la
poesía visual o discursiva adorna el campo de la mercancía. Antonio Flores es
consciente de la fuerza de la publicidad antes incluso de su máxima expansión.
La publicidad es un ejercicio poético.

La literatura costumbrista es la que mejor nos puede transmitir el sentido minucioso de
la realidad que la burguesía pierde.


TEMA 2

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1. Poesía
1.1. Gustavo Adolfo Bécquer.
Rimas.

Bécquer es un retratista del espacio burgués erótico-sentimental.

Los españoles se caracterizan por la capacidad de dirigirse a una comunidad entera,
independientemente del estatus y de las clases sociales en las que se lean.
Es la huella arcaica del romancero lo que marca que los destinatarios sean el pueblo.
Tienen, en cierto modo, rebajado el horizonte intelectual, con el abuso de los tópicos,
una obra más cerrada… A pesar de esto y, quizás por esto, entran en el cuerpo de la
nación.

Bécquer, con su actitud y presencia, llega principalmente al espacio femenino y,
posteriormente, individualiza su destinatario como fuente de satisfacción, a diferencia
de los poetas que escriben para convencer a los críticos. Se dirige, como decimos, a una
parte del contingente femenino que no tiene porqué ser ilustrada o culta. En este espacio
se entrena observando la moda femenina; establece un conocimiento clasista respecto a
la mujer.

Bécquer era sifilítico. Debido a las grandes marcas culturales y anímicas que dejan las
enfermedades venéreas Bécquer lleva el amor al estado de la sublimación: un cuerpo
visiblemente herido idolatra el amor por la imposibilidad de llevarlo a cabo.
La enfermedad convierte al individuo en un ser más espiritual.

Bécquer era un pornógrafo, es autor del libro más enfermo u grosero escrito en el XIX.
Este libro ha sido obviado, junto con su hermano como ilustrador, la obra en cuestión es
“Los Borbones en pelota”.

Bécquer era un burgués, un dandy, un clasista, un hombre entregado en los mundos de
la elegancia. También era cantante de ópera, enamorado de la música. Era un intelectual
enamorado de las voces (y los cuerpos) de los artistas. El amor por la cantante de ópera
será un imaginario fuerte en el XIX.
Bécquer sostendrá, entre otras cosas, que las mujeres, para ser elegantes, debían de ser
ricas. Habla de las mujeres que pueden permitirse todo lo que deseen. La mecánica de
sueños capitalista, el dinero que abre las puertas a las mujeres. Bécquer no tiene
conciencia culpable de dirigirse a estas mujeres y llamarlas abiertamente así, porque en
cierto modo sólo les desea complacer en sus caprichos ya que los que han de frenar a
esas mujeres son sus maridos, no él.

Bécquer no es un gran autor, ahora bien, él modeliza el universo sentimental del XIX y
XX. Bécquer ha sido la lectura sentimental preferida de las mujeres españolas, que se
han educado con ella; ha trasfundido al mundo español toda su conceptualización de ese
universo erótico sentimental.

El amor es un sentimiento construidos por los burgueses decimonónicos. Bécquer será
uno de los grandes definidores del amor. El amor supone una imprimación en el alma.
Una imagen interior que te saca de ti. Esa es la diferencia entre el amor y la fantasía de
contacto. El amor se convierte en una obsesión, en un registro íntimo.


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Toda la ideología becqueriana pasa inmediatamente, a través de elaboraciones, a la
canción española, y termina en artistas conocidos hoy en día como Julio Iglesias o
Rafael. Se representará también en baladas y boleros.
Bécquer será un poeta menor, pero con un gran impacto social y cultural. La huella
becqueriana está presente en el espacio social y popular.
Bécquer penetra en el público con una aparente sencillez.

El tabaco es un elemento cultural, en el XIX suponía el patrimonio de las clases más
bajas o los intelectuales. El que fuma crea una atmósfera de ensimismamiento.
Se buscaba en el XIX el ensimismamiento, la ensoñación.
Bécquer es el poeta de la ensoñación.
La mirada al cielo, lo divino, la verticalidad, la ensoñación, la espiritualidad son
elementos del XIX. También cobran importancia los sillones, divanes, sofás…
elementos de comodidad que favorecen la ensoñación.
Para entrar en el universo de lo imaginario hay que dejar la cabeza libre.
El uso del tabaco como elemento esencial en la retrospección del individuo viene de
Freud. Freud es un poeta, además de psicoanalista, ya que escucha al individuo, conoce
sus sueños y los reproduce. Freud creaba una atmósfera gracias al humo del tabaco a la
hora de realizar la retrospección del individuo.
El tabaco se aprecia en el XIX por sus gestos, su atmósfera.
El humo hace que se pierda el contacto con la realidad, separando al individuo del
mundo y facilitando la retospección, la ensoñación, la huída.
La imaginaria del tabaco es el puro, que no se ingresa en los pulmones, y la pipa, que
tampoco se ingresa en los pulmones. Una de las imágenes de fumadores de pipa más
importantes es la de Sherlock Holmes, que tiene la necesidad de fumar en pipa por su
cualidad de observador, logrando un mayor intimismo.
El humo también es un humo industrial.
La niebla, la oscuridad y las penumbras dan pie a la vida emocional del sujeto. El sol y
la claridad nos impiden ensimismarnos.
Existe también una relación entre lo erótico y el tabaco. En su forma de humo Bécquer
capta la idea de que en realidad está teniendo pensamientos de carácter erótico
favorecido por las nubes que adoptan formas femeninas.
Bécquer, en definitiva, lanza grandes bocanadas de humo.

El XIX descubre que hay espacios para la entrada del erotismo, como las casas de opio,
los mundos orientales y demás conexiones con la droga. Se da una visión burguesa de
una liberación de la funcionalidad mediante el uso de opiáceos y el sexo. El prostíbulo
es también un lugar de liberación del campo de eros.
Bécquer evoca sus imágenes sugiriendo la existencia de otros espacios de perdición,
pero en la propia casa.

El S. XIX creía en la inspiración, como modelo de conducta creativa que necesita,
previamente desengancharse de los modelos sociales.
Bécquer cultivaba la inspiración, fumando, en un sofá, dejándose caer en la ensoñación.

Se presenta la riqueza de espíritu frente a la riqueza material, estas personas han
encontrado la riqueza mediante la ensoñación e introspección.

Bécquer no se comporta como un maestro de la introspección porque está condicionado


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a una situación económica y social, todo puede venirse abajo cualquier día, lo que le
lleva a tener que estar atento a su entorno. Esto le hará perder potencia en sus
ensoñaciones.

La elección de Bécquer de los pájaros es una elección bastante inteligente. En la
península ibérica se conocen los pájaros y, por lo tanto, se puede comprender fácilmente
su simbología. El pájaro alcanza el cielo, solitario, vive en una continua huída,
retrospección.
Bécquer llama “Libro de los gorriones” a sus rimas.
La golondrina concretamente representa que el mundo de la naturaleza es cíclico, pero
la vida de los hombres adquiere la forma de una flecha. La naturaleza está sometida a un
ciclo que el hombre corta con su presencia. El mundo es reponible, pero cada uno de
nosotros sí es irreponible. Las flores y las aves parecen siempre las mismas, siendo
distintas. A cada momento de su vida las condiciones del ser cambian. No hay ninguna
permanencia ni ninguna vuelta del mundo humano. El mundo retorna, pero el individuo
no. La golondrina se vincula también al vuelo circular. Bécquer plantea este vaivén de
las golondrinas como una vuelta, un revoloteo del sentimiento amoroso.
Las golondrinas son unos pájaros muy próximos al hombre; fueron los pájaros que le
quitaron a Cristo las espinas. La golondrina, además, vive cerca del hombre,
construyendo sus nidos en balcones y tejados. Las golondrinas establecen su domicilio
conyugal al lado del domicilio conyugal de los hombres.

Bécquer recupera el balcón como la transparencia de una casa. El cristal se vincula a la
historia femenina; la mujer, antes de pisar la calle, pudo verla a través de los cristales.
Se recrea una cultura en torno a los cristales. Los balcones eran construcciones
específicas de las mujeres. En Bécquer la mujer se sitúa arriba, como en un balcón,
inalcanzables.
El cristal también posee una imagen funerario, de encierro. Los cuentos populares
refieren a ataúdes de cristal, zapatos de cristal… El cristal como ataúd, como encierro
tanto en vida como en muerte, es una imagen empleada en el XIX.

Bécquer acierta con el alma nacional, penetrando en el espacio español, controlando los
registros en los que se mueve ese imaginario español. Bécquer es el gran constructor del
mundo sentimental antes de la modernidad. El propio siglo XIX es el que inventa eso
que llamamos amor, elevando el sentimiento al mundo espiritual.
Se recupera así la sensibilidad de conectar los elementos simbólicos con la cultura de un
país.

Bécquer era un poeta de la sonoridad, conocía bien la música. El archivo del oído cobra
importancia también.

El mundo de la naturaleza choca con el mundo de la cultura. El límite en el que los
animales se ven encerrados o condicionados por las edificaciones nos evoca fuertes
sentimientos.
La naturaleza, es tupida, entralazada, como el amor.
El rocío es la metáfora del semen.

El imaginario de las tapias se remonta muy atrás, como obstáculo al amor, como
prohibición, como diferencia social o moral…



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La palabra “hermoso/a” eleva la belleza a un nivel espiritual.

La postura de genuflexión abarca el espacio religioso y el espacio amoroso, los hombres
se arrodillaban ante las mujeres y ante Dios, elevando el amor a lo divino.


TEMA 3

1. Teatro
1.1. De Don Álvaro a Don Juan Tenorio.

Se gestiona el modelo prioritario del espectáculo, que es el teatro, cobra importancia el
cuerpo, la voz, la escenografía.
En el teatro aparece la figura mítica del Don Juan.
En el primer tercio del XIX el teatro está desvencijado, es un teatro irrelevante. No
existen actores ni actrices en torno a los cuales se puedan fijar la imagen teatral, los
propios teatros están en pésimas condiciones.
El teatro es una de las fórmulas centrales para crear dispositivos de atención pública. Se
establecen modelos de conducta por ser un espacio altamente didáctico. El mundo de
valores se escenifica a través de narrativas muy persuasivas encarnadas en cuerpos. En
el XIX se da la sociedad del espectáculo, donde se brindan espectáculos de nuestros
propios valores. Se da la rehabilitación del teatro, comenzando con la luz, la
iluminación.

Surgen también nuevos géneros teatrales. Todo resulta esencial en la construcción de
estos campos.
Se evocan mundos pasados, tragedias superadas, culturas idas… Es la reconstrucción
melancólica por un pasado nacional, esto se da por la pérdida de las posesiones de
España en la periferia Atlántica, que genera una consciencia de la pérdida imperial.
Por eso tanto Don Álvaro como Don Juan serán soldados.

Frente a las pretensiones de los franceses, los españoles se cierran sobre las estructuras
nacionales (los toros, los gitanos, los eclesiásticos, los esclavos, los conventos…). El
duelo configura un horizonte, los hombres no van a tolerar ninguna injuria.

La gran figura del espacio imaginario y que ha construido mucha literatura es el
suicidio, vinculado ya no sólo al nihilismo, sino también al fracaso. Cobran naturaleza
el suicidio femenino, infantil, el suicidio de la tercera edad…

Don Álvaro es un latinoamericano, el padre de la enamorada de Don Álvaro no desea
que se case con ella, por su origen inconcreto. Las puertas españolas de la alta nobleza
están cerradas por la xenofobia.

Encontramos dos obras vinculadas al ambiente de carnaval, de disolución de valores,
disfraz, engaño, mentira… fantasmagoría carnavalesca. El carnaval está relacionado con
la dimensión corporal y gresticular.

Frente al teatro europeo, que desde Shakespeare es un teatro de la palabra, el teatro
español es un teatro de cuerpo y gesto. Lo grotesco y llamativo caracteriza el espacio


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del teatro español.
Se genera un complejo de inferioridad personal y una fracasología política.
En el teatro se ensayan novedades políticas.

Una lectura vinculada al deseo de la transgresión, al deseo sexual y sus avatares… Esta
es una sociedad en la que la sexualidad está sometida a principios de ordenamientos
jurídicos, de sangre… obligando a construir imágenes muy distorsionadas; el deseo y su
prohibición construyen imágenes monstruosas.

El peso de los padres resulta abrumador.
El peso de lo femenino en el hogar terminará con la imagen de que el hombre lo
construye, viéndose estos ahora obligados a construir fortuna y trayectorias políticas.
La figura del padre se vuelve entonces muy severa, los jóvenes burlarán a los padres, se
enfrentarán a ellos.

1.2. José Zorrilla.
Don Juan Tenorio.

Zorrilla con su “Don Juan Tenorio” expresa cómo sus textos estaban “malditos” por su
padre, y él comienza a aborrecerlo.
Zorrilla es uno de los primeros españoles que logra triunfar en América. Toca todos los
espacios del poder fuerte.

En el XIX se organiza un gran tejido de cultura de la poesía.
Zorrilla era un dandy, un bohemio…

El Don Juan es interesante por todo el mundo construido a su alrededor: sus
antecedentes y sus predecesores.
El mito original español nace vinculado a la contrarreforma, cuando Tirso de Molina
escribe su Don Juan. En este periodo se cierran los prostíbulos y reina una obcecación
antisexual. Se dará una depuración de la sexualidad española.
La construcción mitológica la elabora un sacerdote: Tirso de Molina.
Esta obra está unida al día de difuntos. Se vincula el eros y la idea de la muerte. El
deseo, culturalmente, se une a la tragedia, como mensaje final de la obra. Se trata de
educar al público masculino, para que abandone el territorio de la poligamia y
promiscuidad. Se pretende devolver a estos hombres a escenas de compromiso, de
estabilidad.
Existen otras obras con Don Juanes que no son explícitos, pero representan la figura del
Don Juan, como el “Tristana” de Galdós. Galdós presentará un Don Juan que será un
viejo repulsivo al que, más adelante, salvará.
Existe, pues, un viejo Don Juan. En Galdós acogerá a una sobrina suya, a la que tomará
como amante, criada… etc. La muchacha cae en ese mundo del romanticismo, a la
espera de que legue su amante, su caballero. Aparecerá un hombre bueno, honrado,
trabajador… que la rescatará de ese infierno y se la llevará. La protagonista enfermará y
el novio, tras esto, la devuelve a la casa de su tío.
Esta vez el Don Juan la recogerá como una pariente.
La mujer retenida en el espacio del Don Juan otoñal y decrépito le matará.

El deseo fluye, no tiene estabilidad alguna.



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La obra de Zorrilla es una obra mala, pero complejísima. Es la obra más mal construida
de toda la cultura del Don Juan, pero resulta muy compleja.

Todos los pueblos sometidos a censión aman los carnavales, lugar donde encuentran el
espacio de liberación.
El colectivo masculino se había visto relegado a una vida gris, con el Don Juan surge de
nuevo la masculinidad arcaica, relacionado con lo aristocrático. Esta violencia y
masculinidad es bien acogida por la falta de este factor en la vida del hombre de XIX.
La industria de la indumentaria masculina homogeneizó todo.

El Don Juan presenta un potencial libidinal masculino infinito.

Todas las encarnaciones actuales del Don Juan presentan cuerpos y sujetos perfectos,
sin embargo en el pasado, la tradición era que fuese encarnado por tipos sin ninguna
gracia física en particular, dando a entender que la actitud es más importante que el
físico.

Se presenta una obsesión por el plazo y la rapidez de las conquistas amorosas, esto se
debe a la presión de la presencia del tiempo. Se desea hacer eficaz la actividad,
compensar la rapidez del paso del tiempo. El tiempo se acaba.

Un tema importante es la mujer como fuente de virtud. En esta misma época se escribe
en Francia una novela denominada “Las diabólicas”, en España se da lo contrario, las
mujeres son la encarnación de la virtud. Esta virtud conectará con la religiosidad
mariana, siendo comparadas con la virgen María.
Los pecados de la carne son perdonados por la Vírgen. Esta figura de la María
mediadora o auxiliadora lo es para los hombres, específicamente; hombres perdidos que
a última hora se encomiendan a la Vírgen.
La mujer es el espíritu de lo humano, el Don Juan es la carne.
La mujer se convierte en lo místico y virtuoso. La mujer da la vida, y puede quitarla.

El Don Juan presenta elementos de autómatas, el movimiento de estatuas, el imaginario
fantástico… etc.

Todos los grandes actores del XIX representaron al Don Juan.

El Don Juan puede no ser un representante la virilidad, sino estar encubriendo una
carencia de la misma.

A partir del Don Juan la metafísica desaparece del teatro español.

Zorrilla capta la esencia del Don Juan, sin embargo su obra es muy descuidada,
llegando a decir estupideces.

El Don Juan de Zorrilla constituye un icono cultural español que ha quedado inscrito en
el lenguaje. Lo más brillante es su capacidad lingüística por acuñar expresiones que han
quedado en el léxico básico de la cultura decimonónica. La palabra significativa para
todo este mundo representado es “cursi”.
Esta palabra tiene dos orígenes posibles: el del empleo de la letra cursiva de los
burgueses como intento de distinguirse del resto (la grafología, esencia en el XIX,


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interpreta en la caligrafía el estilo y la identidad del que escribe).
La segunda interpretación del origen de la palabra “cursi” se sitúa en Cádiz, importante
por su aportación a la cultura decimonónica; la constitución, el romanticismo, el
liberalismo político… esto se debe a la relación con Inglaterra, con la que se conecta en
este siglo.

Lo cursi se da cuando el total de pretensiones culturales no se corresponde con la
representación (se da un desacuerdo entre lo que eres y lo que aparentes). Esto se da en
una cultura llena de ensoñaciones e idealismos.

Zorrilla hace una construcción de representación de otro mundo, una obra mal contada
entre la situación presentada y la realidad de la época.

Las clases medias no tienen mitos de su clase, no hay nada reseñable en la actualidad,
por ello se dirige la mirada hacia el pasado.
Revela el mundo anterior a la mentalidad burguesa, una idea de ensoñación que escapa
de la propia condición. Escapismo a formas retrógradas.

Las actitudes cursis se relacionan con la melancolía. En el Don Juan significa la actitud
melancólica del arcaísmo masculino, que ya no existe en el XIX.

Por otro lado se conecta con la histeria del cuerpo. Todos los que quieren sublevarse por
encima de sus posibilidades. Una fiebre casi histórica. La fiebre se da como motivación
de un cuerpo agredido por la tensión que se está provocando en él.

Otro elemento es la sensibilidad exagerada. La situación se va superando en el XX. En
el XIX mostrar sensibilidad es bueno. En ocasiones se llevará esta sensibilidad a la
hipocondría. Las mujeres se presentarán siempre al borde de la muerte, de desfallecer,
los mecanismos de la enfermedad serán explorados, las enfermedades que cambian las
trayectorias, sobre todo las de nueva aparición…

También hablamos de la voluptuosidad dulce, un tono rebajado que afecta a la
corporalidad, la idea de un tacto suave, buenos olores, sin conexión a la sexualidad
fuerte. Disfrazada de delicadeza extraordinaria, intangible, frágil…

En el fondo el Don Juan lo que hace es arrastrar el complejo a otro nivel, no ajustado a
la realidad, la degradación de lo terrible.

El país no confía en los valores de la sociedad y por tanto los esquemas se modifican
hacia la irrealidad.

Otro elemento de Don Juan es hablar de nuevo de la conexión de la grafología, los
carteles de diseño, la publicación, las cartas…

El Don Juan tuvo dos tipos de recepción, no obstante de igual modo tuvo éxito. El texto
se considera un clásico universal; no se dirige a un público, son obras de interés para
cualquier tipo de persona. Tienen un efecto hipnótico que arrastra sin distracción.
La obra presenta una accesibilidad a todo el público, presentando unas estructuras
claras, con repetición de las mismas, un modelo de construcción sonora aplicada. Su
configuración definida hace útil y comprensible la obra para cualquier público.


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La figura del Don Juan podría inspirarse en Miguel de Mañara, un caballero sevillano
libertino del S. XVII, que llega un momento en el que se arrepiente de su libertinaje.

Extrapolamos hacia la idea de “amor puro”, sacar a escena el amor tal y como se
instituye, la vinculación cursi del amor cristiano. Esta visión sesgada del amor cristiano
será denunciada por la cultura anticlerical posterior.

Es muy importante la vinculación del tenorio como mito. Una vinculación entre teatro y
vida eclesiástica. Consiste en asociar una de teatro profana a la fiesta eclesiástica de los
días de difuntos, una asociación muy significativa.

Durante mucho tiempo ha sido la obra más vista y leída en el público en general. Los
intelectuales que se han visto confrontados a la obra, sobre todo al elemento masculino,
ante la potenciación de la imagen femenina, el Edipo y la obediencia paterna. Muchos
grandes poetas y ensayistas españoles se han medido por su masculinidad.

También es importante la apertura metafísica de la obra, donde el cielo se abre y
aparece una figura divina. Esta será una de las últimas obras en las que se dará una
intervención divina. Es una obra de emergencia metafísica.

El Don Juan posee el genio de la lengua oral, la potencia de la voz. Símbolo de energía,
se da un contraste entre la voz de los personajes. Todo se combina en una estructura de
mucha fuerza.

La sublimación es algo evidente en el lenguaje del XIX. La función sexual se sublima,
también por el hecho de que no puede abordarse directamente. Opera una especie de
reconstrucción desde lo cursi, se trata también de un intento fallido de estar por encima
de la condición, haciéndose sublime. La condición de llegar a la condición trascendente.

En Galdós es importante la sublimación que se hace en los personajes, esta sublimación
pasa también al vestido. El capitalismo en sí es, en cierto modo, una sublimación.

Zorrilla no tiene la conciencia de haber hecho nada bueno, de hecho no consideraba que
su obra mereciese la pena. Esta actitud resulta rara. Para Zorrilla no existe el orgullo de
esta creación literaria, su obra no tenía relevancia a pesar de la actitud del público.
Sin embargo, lo curioso en Zorrilla es que mientras desvaloriza su obra se presenta
como un sujeto capaz de escribir algo mejor, con una conciencia de artista que peca de
autolimitación.
Puede tratarse de una estrategia literaria, la negación de la virtud y la falsa modestia.

Zorrilla es clave por ser uno de los únicos aceptados en América. Triunfar en un
continente adverso es un ejercicio de presencia abismal, lo que nos lleva a pensar en él
como un gran estratega.

Se preocupa por marcar otro mito, que es la rapidez con la que se escribe. Esto se
relaciona con el ingenio, que es rápido. El Don Juan se presenta en contraposición de
obras pesadas y elaboradas como las de Galdós o Clarín.
En el XIX se dará una economía de la escritura que dará paso a una mayor rapidez. Sin
embargo, a medida que avanza la burguesía, la sociedad se hace pesada y el arte se


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engrosa. La materialidad crecerá y se hará más pesada, se engalanará el arte, se
incrementará el capital… De igual manera las actividades de los hombres también se
harán pesadas, la burocracia, el enterramiento del hombre en una densidad de papeles.

Se cree que sólo hay tres tipos adaptados de la cultura española: Don Quijote, Don Juan
y la Celestina. Lo que sucede con los arquetipos es que todo intelectual llega a un punto
en el que se enfrentará con estos mitos.


TEMA 4

1. Novela
1.1. Leopoldo Alas Clarín.
La Regenta.

La obra está escrita en un periodo liberal, producida en un momento en el que se dan
algunos pasos en la libertad femenina. Sin embargo sucede un retraso del capitalismo
occidental, por lo que no hay signos de modernidad, la burguesía aún no tiene suficiente
fuerza y las clases bajas serán resistentes a la modernidad.

La Regenta supone la única obra de arte del temario. Se convierte en una lectura en la
que siempre se podrá penetrar para tratar de levantar el mapa psicopolítico. Esta novela
es de gran valor porque enseña historia, autoexploración, el texto puede extrapolarse a
la realidad.
La Regenta supone un gran catálogo cultural de la sociedad decimonónica. La virtud
principal de la obra es la descripción del mundo, esta descripción necesita de una
observación, se debe construir la atención. El realismo y el detalle forman parte de la
cultura española. Cada personaje se convierte un trampolín para la observación. En La
Regenta se cuida en todos los ámbitos el detalle, la mirada… convirtiendo la obra en
una de las más importantes del XIX. Esta visión, además, se centra en la mujer, género
nuevo de observación. Los cuerpos femeninos se abren al estudio, social y científico.

Clarín dirige la agresividad de la obra hacia las instituciones, políticas y religiosas.
Penetrará en los personajes que forman estas instituciones, y estudiará su
comportamiento y personalidad, y cómo se ven condicionados por sus actividades. Cada
sujeto gestionará su mundo de una manera imprevisible.

Observando la patología de la vida cotidiana llevará de un individuo a otro. No obstante
será imposible profundizar completamente en los personajes, y la profundidad
psicológica del individuo se completará mediante sus experiencias y el contacto con los
demás. Clarín seguirá el razonamiento deductivo, estudiando el proceso de sucesos.

Clarín retrata los detalles, construye en torno al detalle.

Las mimesis de la realidad cobran unas implicaciones peligrosas, de dimensiones
totalmente imaginarias que pueden engañar a los sentidos.

En los espacios del capital duro, la clase obrera, que es una clase de potencia sexual y
violencia, queda relegada al uso como de máquinas, suprimiendo sus impulsos. La lucha


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de clases dejará exhausto al trabajador.

El paseo y la emergencia de las clases sociales se produce en el XIX. Antes del XIX las
mujeres apenas salen a la calle, por la pésima condiciones de las calles, por la
delincuencia…

El observador ve el futuro llegar.

La idea de la parodia oculta otras palabras más importantes, como la distinción. El
capitalismo promueve modelos en lo alto, para que sean asumidos por lo bajo, que es el
consumidor lleno de deseo y de fuerza paródica, queriendo llegar a lo más alto.
 Las élites se distinguen e inmediatamente son devoradas por los que tienen detrás. La
necesidad se mostrará primero en el plano del deseo y, más adelante, se pondrá una
parodia al alcance de todos.
El lado femenino proletario no se ve afectado por los piropos, mientras que las clases
altas verán el piropo como camino a lo obsceno.
Se restringe el habla franca.

La infraestructura técnica que el capital ofrece, es la que abre las puertas al mundo de la
noche.
El drama español en particular es que no se ha construido bien la clase media, por lo
que no se puede reflejar en La Regenta. Las clases altas se mezclarán con las bajas, será
el encanallamiento de ciertos burgueses.

Las clases bajas emergen del agujero, tenían la sensación de vivir aplastados, de forma
metafórica, por las clases altas. Todas las revoluciones se dan en los sótanos.

Clarín elabora la obra mediante un largo archivo cultural. Presenta una gran
profundidad de archivo.

La falta de éxito internacional de La Regenta reside en que se trata de una novela étnica,
de largo recorrido para las personas que viven en un determinado entorno cultural, y no
tanto para los extranjeros. Ciudades como Oviedo se movían muy lentamente.

La obsesión de Clarín por el dinero fue muy fuerte, él comprendía que el dinero es la
medida de todas las cosas.

“Se necesitan días tranquilos, regulares, un estado burgués de todo el ser, un
recogimiento de tendero, para sacar a la luz algo grande, algo atormentado, algo
sobrecogedor, algo patético”

Para Clarín el amor es algo problemático, difícil de lograr; se comprende como el
nombre de “tormento”. En estas sociedades se visualizarán muy bien las fracturas de
clase, de género, de potencia sexual… La tormenta es la incapacidad de superar las
barreras. Para recrear lo grande, atormentado, sobrecogedor, patético.. se ha de vivir lo
tranquilo.
Lo sublime es la sensación burguesa de estar superado por los acontecimientos
cósmicos. Nada que se produzca entre humanos puede ser sublime. Comprobamos que
la arquitectura de lo humano es sumamente frágil, comparada con la arquitectura de lo
cósmico; somos muy pequeños ante la conciencia de lo universal.


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La Regenta es un museo y almacén del XIX.
Los espacios psíquicos de la obra deben estudiarse teniendo en cuenta de que fue leía
por las masas. Globalmente prestamos atención al entretenimiento, la diversión; sin
embargo está dirigida sobre todo a las mujeres.
Se buscará un conocimiento del mundo. La Regenta vuelca la obra de Don Juan
Tenorio.
Las lecturas se darán en búsqueda del erotismo, elemento que el colectivo femenino
burgués desconocerá. Se dará entonces la necesidad de ver lo prohibido.
La ausencia de imágenes será compensada por la presencia de los textos. Esto tratará de
ser controlado por el clero.
La motivación, sobre todo en la novela, se abre en el XIX, siendo el gran siglo de oro de
la lectura femenina, siendo el único espacio donde la mujer se forma en una idea del
campo de eros. La ley es hacer todo lo más complejo para escapar así de lo natural; es
una fuga de la naturalidad.
Con el baile se forja ese espacio erotológico.

Se dará una importancia al lenguaje, reflejándose en el Don Juan, donde sus hechos
nunca estarán a la altura de su lenguaje.
Las figuras del XIX serán fuertes en apariencias, pero en su interior resultarán ser
débiles, se dará una fuga de los estatus.
Se dará una mirada desestructurantes y pesimista que premiará los fallos estructurales,
así surgirá una obra grande.

La mujer de la Regenta se encuentra perdida en un espacio demasiado complejo regido
por hombres.

Es la primera obra sobre los cuerpos. En el XIX el cuerpo es el individuo, su destino.
Los movimientos psicológicos de la obra están todos completados por un movimiento
corporal: sudor, rubor, frío, enfermedad… El cuerpo acompañará la construcción de la
identidad del sujeto. Se dará la autoexploración. Las máscaras, por ejemplo, relajarán la
tensión de ser observados.
Lo corporal y la disfunción corporal tendrá gran importancia en la obra. Frígilis, de
frígido, no juega en el campo de eros en la obra, se establece una necesidad de estar
cerca de la mujer en un plano de cuidado, siendo sensible de los déficit y las quiebras
del interior femenino, conectando con una serie de médicos e higienistas del XIX. Los
médicos descubrirán que los ambientes burgueses serán nocivos para la salud de los
burgueses. El espacio será puramente opresivo, siendo el polvo la gran amenaza de la
idea de salud del XIX. Los propios trajes serán opresivos.
La industria vestimentaria no acompañó a la libertad física. Los cuerpos son cuerpos
trabados, se pretende atenazar el cuerpo.
Frígilis juega contra todo esto, cuando todo se derrumba en la obra él se va a vivir cerca
de la Regenta.
Clarín observa que estos hombres tampoco son vistos por la mujer.
Es una mirada misericordiosa, tendida hacia el espacio natural, pero fría con la mujer, y
receptora de sus quiebras. El propio Clarín se podría relacionar con la imagen de
Frígilis, buscando una construcción más natural de las relaciones entre los individuos.
No obstante el sujeto burgués, construido desde la infancia, lleva su luto allá a donde
vaya.



                                                                                        24
El hastío y el aburrimiento son las señales más claras del mundo femenino burgués. La
vida del XIX era tediosa, no habrá novedad y los días se sucederán monótonamente. Se
dará la indiferencia, la falta de voluntad.

La imagen de la mujer presentará una conciencia de superioridad física respecto a la
pareja. La educación de Ana, sin embargo, no le permite a sí misma declararse superior
a los demás, sin embargo sí que queda claro, en la intimad, ese pensamiento.
Se rompe así la idea antigua de que todos los cuerpos son iguales, elevándose el
potencial libidinal.

El matrimonio desigual es un tema que ha dado pie a muchas obras de la literatura
española.

En la elaboración del mito del Don Juan se da una cultura de la seducción.

Otro asunto esencial para cultura occidental, postmoderna, será la construcción
fetichista; el deseo se desplazará de las personas a los objetos. El fetiche es la presencia
de lo ausente. El fetiche ayudará a superar el duelo, o acercará la relación amorosa. El
fetiche procede de la constatación de los pueblos primitivos de elementos
desaparecidos.

El cuerpo será presa de las relaciones sociales: colegios, cuarteles, sanatorios,
seminarios, hospitales… etc. Los hombres y las mujeres serán domados en estas
instituciones.
Los obreros no estarán disciplinados.

Espacios como el casino y el juego serán espacios de gran importancia para la
observación del individuo. Clarín critica estas situaciones, no obstante él mismo era
asiduo al casino.
Clarín habla, también, de lo que no conoce, como el mundo eclesiástico, el femenino, el
aristocrático…

Se repudiará también el entorno, sintiendo la opresión de lo que rodea al personaje. Los
sujetos del XIX se sentirán apresados por la sociedad burguesa del XIX. Los cuerpos y
las personas se ven, están muy presentes, lo que genera una tensión de presencia
continua de los otros.

Se da también una atracción por la iglesia. Donde se dará la contemplación de cuerpos
en un entorno oculto, sombrío, cargado de música y olores… La iglesia será un museo
de desnudos. La idea de que la relación entre un eclesiástico y una mujer está
fundamentalmente basada en la organización de la vida sexual de la mujer carga de
eroticidad el entorno eclesiástico. A través de la celosía se puede ver sin ser visto,
viendo sólo a medias.

Los libros buscan enseñar algo en el campo amoroso, dando la dimensión de esas
aventuras que el lector no ha vivido. Toda la literatura queda al servicio de esto.

Las relaciones amorosas se construían a base de cartas. La carta es esencial, es una
columna central en la elaboración de las relaciones en la cultura decimonónica.
La Regenta es un almacén y una exhibición continuada de los protocolos de seducción,


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y de la dificultad de establecer un contacto oral entre hombre y mujeres. Se da así un
tiempo para pensar lo que se va a decir, siendo cada palabra fuerte y eficaz. La densidad
y la tensión del habla se refleja en la iglesia, más concretamente en el confesionario. El
segundo momento básico, y ya profano, de la tensión oral será en el psicoanálisis.
El lenguaje sentimental estará repleto de interrogantes.
La parresia será el habla franca.

Las mujeres, en todos los ámbitos, pensarán en relación a otras, situándose en un
sistema de equipolencia. Las mujeres mentirán sobre la verdad de sus sentimientos, y el
Don Juan castigará el lenguaje oculto.

1.2. Pérez Galdós.
Misericordia.

El fondo de esa búsqueda del dinero que se da en misericordia está en Marx.
Vuelve un hecho sorprendente: se da la vuelta de Cristo. La religión vuelve a una
sociedad capitalista.
El archivo del cristianismo se agota.
Los intelectuales cristianos habían desaparecido. Los últimos intelectuales cristianos
fueron los jesuitas. El último intelectual cristiano de la edad moderna sería Unamuno.
En el XIX, sin embargo, se recupera la gran arquitectura mística, redescubriendo
autores místicos como Santa Teresa.

“Ha muchos años que busco el yermo,                 Mas como afirman doctores graves,
   ha muchos años que vivo triste,                   que tú, maestro, citas y nombras,
 ha muchos años que estoy enfermo,                 que el hombre pasa como las naves,
  ¡y es por el libro que tu escribiste!            como las nubes, como las sombras...,

  ¡Oh Kempis, antes de leerte amaba                      huyo de todo terreno lazo,
   la luz, las vegas, el mar Océano;                  ningún cariño mi mente alegra,
     mas tú dijiste que todo acaba,                     y con tu libro bajo del brazo
  que todo muere, que todo es vano!                  voy recorriendo la noche negra...

     Antes, llevado de mis antojos,                ¡Oh Kempis, Kempis, asceta yermo,
  besé los labios que al beso invitan,              pálido asceta, qué mal me hiciste!
  las rubias trenzas, los grande ojos,            ¡Ha muchos años que estoy enfermo,
  ¡sin acordarme que se marchitan!                 y es por el libro que tú escribiste!"

Se da una reorganización del mundo en contra de la modernidad.
Esta obra está orientada hacia las obras de misericordia. Se viste al desnudo, se visita a
los enfermos, se asiste a los moribundos…etc.

Galdós cuenta la historia de una proletaria y de un lumpemproletariado: una subclase de
la sociedad. Años después de ser escrita la obra las masas obreras se revuelven.
Esa ola de cristianismo conecta con el mundo místico y espiritista.

Los locos, los marginados, las prostitutas se introducen en el esquema de la salvación,
son los que más comprenden a Cristo.

La pérdida de la fe es el gran eslogan del XIX. La fe es el dispositivo irracional de la


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creencia de la religión. La construcción del espacio de la fe es propia de la cultura
española.

Se da el planteamiento de la santidad se reflejará en el personaje de Benina.

Gladós presenta una visión negativa respecto a la fuerza del espíritu, de la iglesia, de la
piedad…
A la burguesía le darán arrebatos místicos, el personaje de Doña Paca se deja llevar por
el fervor; para más tarde repudiar a Nina. Se da una inseguridad burguesa con respecto a
la fe: la racionalización, atada a una estructura monetaria impedirá una verdadera
religiosidad.
El campo del saber es el que ayudará a la organización de un sujeto.

A finales del XIX vuelven todas las imágenes cristianas.
En misericordia se viven los conceptos cristianos opuestos a lo clerical: cristianos sin
iglesia.
Misericordia es un elogio de la pobreza; el lujo y el hedonismo desbaratan la vida,
mientras que la carencia nos acerca al espíritu humano.
La pobreza será el gran tema del XIX, la burguesía debe aprender a vivir con esta
pobreza.

Misericordia refleja una lucha contra el maquinismo, las estructuras férreas tienen
connotaciones diabólicas.

El primer mendicante de la literatura española aparece en El lazarillo. España es el país
que construyó las órdenes mendicantes.




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Literatura española S.XIX

  • 1. LITERATURA ESPAÑOLA S. XVIII-XIX (II) Profesor: Fernando R. de la Flor Examen: 7 de Junio · Introducción a la literatura del S. XIX. Freud construye toda la visión del sujeto burgués, esto lo convertirá en un elemento vital para el S. XIX. En el S. XIX español se desarrolla una gran potencia respecto a los espectáculos. La clase media y las masas obreras se integran en la ciudad, poseyendo cada clase sus propios espectáculos. Los espectáculos eran tecnológicos o antropológicos. Europa y el capitalismo se dan mediante la destrucción operada sobre las materias primas de los otros mundos. El capitalismo es invasivo, destructivo, colonial… muy duro con los otros pueblos. Se capturaban en los antropológicos a familias enteras de pueblos extranjeros, haciéndoles una especie de hábitat donde esas familias vivían junto con animales. El espectáculo que más disfrutaba el público del XIX eran las sombras chinas, emanaciones fantasmáticas. Se trata de espectáculos poco tranquilizadores, siniestros. El amor se convierte en un fenómeno de observación, esto se da gracias al creciente interés de la época por las nuevas situaciones. La observación responde a la fascinación y el tiempo para ello, gracias a la nueva clase social. La observación del otro se da por la ausencia de intimidad. Ambos sexos se encuentran separados y suponen, pues, un misterio para el contrario. El cortejo, la observación de las mujeres y el abordarlas se da también en el XIX. Los pasajes, urbanísticamente, se convierten en las concentraciones de comercio. Walter Benjamín, filósofo alemán, encontró fascinantes estos pasajes por la novedosa aparición de la mercancía y su exposición. En el S. XIX el escaparate es un fetiche. La mercancía es una fábrica de sueños que trama con los deseos. La mercancía va más allá del uso práctico, se trata de una producción de presencia: se prepara a uno mismo para la mirada de los demás. El pasaje era un sitio techado, asfaltado. Se trata de un proceso civilizador, moderno. El asfalto supone un elemento vital, reflejo de la urbanización. Se refleja en el asfaltado la importancia de la mujer, mediante la comodidad que supone para su calzado y sus modas. La iluminación supone una segunda novedad. Se pierde el contacto con la naturaleza en pos de una modernización, la búsqueda de la comodidad y el confort. La fotografía es el gran emblema del XIX. La fotografía es el documento que muestra el pasado, dando fe del paso del tiempo y de la muerte. Somos entonces conscientes del paso de tiempo y de la muerte. Se le da a la fotografía una impronta negativa, funeraria. Las casas del XIX son estuches y sarcófagos para las personas que ahí viven. Las mujeres, encerradas en una casa, quedan guardadas, pero también enterradas en la vivienda. Todo el XIX es pesado, en su arquitectura, en su sociedad, moda… 1
  • 2. El arte se encuentra fijo, inmóvil. En el XIX con la fotografía y la cinemática se encuentra la representación del movimiento. Este siglo supone la transición de un mundo inmóvil a un mundo animado. El confort se da entre la burguesía, se trata de una comodidad pasiva que genera una pasividad y una no lucha. El confort fue muy negativo para los cuerpos burgueses, tendiendo a la obesidad. Las casas del XIX están llenas de elementos ideados únicamente para el confort. En el XIX cobra importancia el hierro y se combina con el cristal. Surge la electricidad. La casa burguesa se apreciará como algo terrible, como un lugar de encierro. Freud asignará a la casa la categoría de “lo siniestro”, donde en el seno de lo familiar se revela algo trágico y fantástico. La casa es el resguardo, es la tumba… hay algo mortuorio en ella. La nueva clase social, por su tiempo libre y su gran alcance económico, se convirtió en el mecenas ideal para el arte, generando nuevas demandas. Las ciudades muertas, en el centro del mundo del capital encontramos ciudades que no avanzan en el sentido del progreso; se denominan “ciudades muertas”. Toledo supone la ciudad muerta por excelencia. Para que una ciudad esté muerta debe estar en manos de los ciegos, ya que son el sector social que menos evoluciona. La ciudad presenta unas calles solitarias, silenciosas… en cierto aspecto lúgubres, con el sonido de las campanas. Vetusta es un ejemplo de ciudad muerta. La ciudad de Cádiz es la patria del romanticismo, por su conexión con los anglosajones, donde desembarcaban los barcos procedentes de Inglaterra. En Cádiz se da también el concepto de liberalismo español. Se le debe a esta ciudad el surgimiento de la palabra “cursi”, procedente, probablemente, de la palabra “cursiva”, en reflejo de la letra características de las clases altas. Los jardines suponen un fetiche de la época. El XIX es el momento de la obra pública del jardín, convirtiéndose en una referencia mitopoética. Supone el espacio singular donde se dan los encuentros generalmente amorosos. El jardín suministra una experiencia estética de la naturaleza de carácter sereno y civilizado; se trata de la naturaleza puesta en orden. La observación supone lo bueno y lo malo, la búsqueda en las multitudes de lo bello y lo horrendo. Se genera un mecanismo entre observación y fantasía. En estas multitudes se puede observar, pero no se establece más contacto, lo que da pie a desatar la imaginación. Hay que empezar hablando del XIX con la eliminación del pensamiento aristocrático masculino. Nos encontramos ante un país guerrero, conquistador, con una divinidad masculina violenta con la que la burguesía del XIX va a terminar. No obstante nada desaparece sin dejar una válvula de escape. En este caso podemos ejemplificar con los duelos en primer lugar, con la salida simbólica de la violencia, que será esencial en “La Regenta”. La aparición del deporte, en principio de violencia extrema, la tauromaquia, que suponía un juego de los hombres con la muerte. Por último tenemos la caza; España se presenta como el lugar central para la caza. 2
  • 3. A partir de este momento, sin embargo, desaparece progresivamente la masculinidad agresiva, el valor vinculado a la violencia. Entre 1815 y 1915 Europa entra en un periodo de paz, el momento en el que los hombres son encerrados en los hogares, lo que produce figuras e inquietudes características. Se dará una literatura para tranquilizar a los hombres en casa, centrándose en una lectura de aventuras que calme sus ansias. Durante el XIX, los soldados serán el fetiche. El soldado y su figura será el único en muchos casos al que se le permite todo tipo de adornos en la ropa. Por lo tanto, la mentalidad heroica valiente masculina será esta, los ejércitos, las masas de hombres dispuestos a todo (en la guerra y en el amor). La doble fama del soldado español, guerra y amor. El personaje histórico en el que se reflejan estos valores masculinos que encarna las tres fuerzas (poder, saber y sexualidad) es Napoleón Bonaparte. La virilidad tradicional masculina, basada en la violencia, está acabada a finales del XIX. La burguesía, arrebatándole a los hombres el monopolio de la violencia. Como lugares de encuadramiento de masas, donde ejercer sobre ellas disciplinas y coacción social son: La educación, es una idea vital para la construcción de las sociedades burguesas. La educación a lo largo del XIX será un tema tratado de forma muy trágica, debido a la novedad que supuso entrar en los sistemas disciplinarios: la educación supone la construcción de una masa atenta, dirigida y disciplinada. Los textos del XIX reflejan los castigos que recibían los niños. En España se da una gran renovación en las cárceles del XIX. El estilo de cárcel panóptico reflejaba el control sobre las masas por unos pocos. Se pretendía tener una gran visión de masas desde un ángulo privilegiado. Las organizaciones higiénicas y médicas se crean en el XIX como una especie de fábricas de cuerpos dolientes, donde todo se trata en serie, pareciéndose los uniformes, las salas… perdiendo la identidad personal y convirtiéndose en masas. Las fábricas obligan a ejecutar acciones mecánicas continuamente. La gran institución de disciplina y encuadramiento de masas es el ejército, donde los sujetos no son libres en absoluto. Un último lugar de encerramiento es el encuadramiento burocrático, un espacio funcional y automático donde todo está medido. Los hombres se liberarán de todo esto en el 1814, yendo a la guerra. El S. XIX se debe conocer como una historia en la que la burguesía masculina va en decadencia, donde aún no han aparecido las válvulas de escape. En estos panoramas hay que señalar que en España la burguesía no es tanta, no obstante los textos del siglo irán dirigidos hacia este sector. Los consumidores de cultura burguesa no estarán junto a los consumidores de cultura proletaria. Los gustos de la burguesía predominarán al ser la clase con tiempo libre y dinero. Se posee un gran orgullo de ser burgués. El burgués social, política, administrativamente… está construyendo el mundo. Esta clase lentamente se irá problematizando a sí misma. La burguesía estará llena de patología y terrenos pantanosos. 3
  • 4. La enfermedad será otro de los grandes temas del XIX. El capitalismo erigirá contra la enfermedad un gran programa para la curación de los cuerpos. Se trata de combatir el dolor en todas sus manifestaciones. En el pasado no existía protección ante el dolor. A partir de este siglo se combatirá el dolor y las enfermedades. En España, con relación a Francia, se carece de un paisaje típicamente burgués. En las ciudades pequeñas la burguesía no llega a crear un espacio propio. Se pierde la concepción del espacio, se difuminan las fronteras. Interesarán los lugares altos a los novelistas de la época, se generará una fantasía del lugar que se desplegará a lo largo del XIX. Los novelistas tendrán una concepción del espacio muy nostálgica y melancólica, reflejando espacios románticos, tristes, espacios añorados y en ruinas. Se presenta la añoranza por los templos, los castillos, que representan el pasado. Hasta finales del XIX los proletarios no aparecen más que como figuras subalternas que ya estaban inscritos en la tradición española. En España continúa el servilismo y la historia de las gentes subalternas. En las criadas se revela un potencial erótico que no tienen las burguesas. En el mundo del varón eclesiástico existirán también esas figuras de las criadas que constituirán el cuerpo erótico al que tendrán acceso esos eclesiásticos. El mundo del proletario, hasta Galdós, apenas está presente más allá de las figuras de los criados. Galdós tratará el tema de los proletarios denominándolos como auténticos cristianos. Galdós empezará a insinuar el enfrentamiento de clases, géneros y razas. El atractivo erótico estará siempre depositado en el otro. A mediados del XIX se empezará a explotar la idea de que el mundo obrero tiene un gran potencial erotológico. Para las mujeres, el gran atractivo es el otro. Los proletarios emergerán lentamente. Clarín se centrará más en el componente erótico de los proletarios que en sus destrozos. Todas las construcciones de la época se basan en el sufrimiento humano, de mujeres y niños. Hablamos de una sociedad del sacrificio, en el que unos deben ser sacrificados para que otros vivan con comodidades. Dickens, Tolstoi, Galdos, Blasco Ibáñez dirigirán a finales del XIX una mirada hacia los proletarios y su sufrimiento. Existe, desde el marxismo, el proletariado: obrero más o menos asalariado, frente al lumpemproletariado, hombres sin contrato, seguridad… Previa a la politización del proletariado, muy a finales del XIX, incrementándose en el XX, los proletarios de su tiempo caerán en una situación típicamente española: el alcoholismo. El alcohol y la vida española estarán unidos, reflejándose en la abundancia de tabernas como lugar de encuentro. En las tabernas se concentra la violencia, la variedad; se trata de un retrato crudo del mundo. La clase alta integrará la droga, el tabaco y el alcohol dentro de sus literaturas, encarnando la imagen de intelectual. La palabra “cursi” refleja gran parte de la cultura del XIX. Este tipo de cultura presenta sus intereses también. Lo cursi refleja una falta total de naturalidad, lo vaporoso, bello, espiritual. Lo cursi va más allá de lo que debiera. La mujer se define como un ente espiritual. 4
  • 5. Las flores conectarán la feminidad y la muerte. Los sujetos tendrán producción de presencia: nunca se presentarán en público de manera cien por cien material. Con lo cursi, lo burgués constituirá la producción de presencia, el teatro de lo social. Esto, junto con las aspiraciones de subir en la escala social darán pie a una competencia, llevándoles a hacer esfuerzos e inversiones con el fin de alcanzar, aunque sea de forma ficticia y aparente sus objetivos. Se dará una pasión por rodearse de objetos decorativos que no cubrirán las necesidades reales. La ensoñación, el vivir en un mundo fantasmal será una línea de lo cursi. Las mujeres serán las que caerán en este mundo de ensoñación al estar aisladas en su casa, lejos del mundo material. Otra característica vinculará la religiosidad con a cursilería. Los muñecos y los animales, cargados excesivamente de forma emocional resultarán cursi. Tanto las aves como las flores están cargados de significados, sobre todo metáforas relacionadas con las mujeres. Las zarzuelas españolas serán de gran importancia. Los personajes literarios están situados en un contexto histórico: la historia es nuestro discurso maestro. El otro pilar de la literatura es la propia historia de la literatura. Las obras reflejan estructuras focales, situadas en momentos históricos concretos, sin este contexto no hay manera de entender el texto literario en su totalidad. Todo transcurre rápidamente, volviendo a los hombres que observan el cambio melancólicos. La memoria se considera densa, problemática y compleja. El S. XIX fue la gran época de la memoria. El XIX presenta un contraste entre el pueblo y los intelectuales, de lado de lo francés. Se da también una guerra de la independencia extremadamente cruel. Vinculada a la guerra de la independencia se ha de tener en cuenta la Constitución de Cádiz, la primera en Europa de carácter liberal y moderno. Tras esto se dio el exilio de los intelectuales. Este exilio afecta a Espronceda y Goya, por ejemplo. Entonces el país se encontrará fragmentado en dos fuerzas fundamentales, una de derechas y otra de izquierdas. A la derecha de la derecha surgirán movimientos de extrema derecha, y lo mismo sucederá con la izquierda. El narcisismo es otro concepto clave del XIX. El hastío, tedio o el complejo melancólico se relaciona con los artistas. La melancolía es una desconstrucción de las libidos fundadoras, como, por ejemplo, la ira. La melancolía es un cansancio del deseo. Es una tristeza sin pausa y un sentimiento de pérdida que no se puede localizar: se pierden las ganas de el deseo de vivir. La melancolía arrasa en el XIX. La tristeza, el hastío o la melancolía se une también al aburrimiento relacionado con el encierro. El duelo será un ejercicio continuo. En el romanticismo cobra importancia lo sobrenatural, lo mágico, lo funerario, lo fantástico…. Se explorarán los territorios de los muertos. La imaginación de esta España turbulenta y arcaica atrae a los intelectuales europeo, se da una vuelta a lo medieval (neomedievalismo). El siglo XIX supone una nueva producción de los clásicos. 5
  • 6. Esto traerá una serie de imágenes en torno a las cuales se construirán las historias. Una de las imágenes será el castillo, misterioso, imponente… ejemplificará la vida medieval de la nobleza, donde se encerrarán, negándose a progresar. España es el país de los castillos. A los castillos se asocia una crueldad, un mundo arcaico, masculino, injusto y jerarquizado. Otra de las figuras del imaginario medieval que regresa es la imagen del trovador. Es un trovador vinculado a las tradiciones occitanas: un trovador como artista que pone toda su fuerza poética al servicio de la mujer. Toda esta vuelta a lo medieval trae consigo la maurofilia, el inicio de una trayectoria de recuperación del mundo árabe. Los árabes serán más sensibles, teniendo una arquitectura mucho más erotológica, y son también mucho más valientes y fieros que los europeos. Se llegaron a recrear saloncitos privados árabes, íntimos y de estilo árabe. Tras la muerte de Fernando VII, sigue la regencia de Maria Cristina. Esta regencia será importante por el apoyo dado al mundo femenino al ser ésta la primera en imponer un reinado femenino. Espronceda, a la vuelta del exilio, escribirá unos textos de carácter socialista. Se da la emancipación de las clases productoras, liberación que se aprecia en sus obras. En el ámbito de la religión el demonio será más interesante, con una fuerza narratológica más potente. Esta imagen del demonio dará lugar al romanticismo oscuro, que articulará la vida de los artistas. El amor, desde los amantes de Teruel, se considera un amor más allá de lo terrenal, el amor mundano se perpetúa en la muerte. Esta posición resulta antiteológica, ya que en la divinidad la pasión no existe. Los artistas del XIX prácticamente no opinan, están en el ámbito de la representación. En los años 50 empieza la industrialización capitalista: los caminos, las fábricas… Esto barrerá a todos estos románticos, emergiendo nuevos escritores capaces de dar cuenta de este cambio. El capitalismo darás sus primeros pasos. Permanecen algunas zonas sin insdrustrializar como Castilla y Galicia. Aquí permanecerá el mundo de principios del XIX. España antes de la industrialización será un país rural, un país de pueblos y campos. Esto se reflejará en una preocupación por parte de los autores por el tema rural. La industrialización y la urbanización requiere que los sujetos aprendan a vivir de otra manera, en las ciudades. Se dará una especie de domesticación. Los vestidos del XIX son una metáfora de la opresión social y la homogenización. Encontraremos artistas románticos que dirigirán su mirada hacia el exterior, hacia los espacios negativos. Se pondrá de moda lo negativo y melancólico, considerado como una estrategia retórica. Estos artistas tratarán el dramatismo. Se dará también la idea de una colisión cósmica: en el seno de una vida coaccional el artista mira al cielo. Algunos artistas se volverán sensibles al cosmos. El cosmos es sublime, inquietante e inabarcable. Se plantearán preguntas sin respuestas que resultarán inquietantes. En el costumbrismo las clases intelectuales fijan su mirada en el pueblo llano, el mundo popular y de los oficios. Una identidad española que atraviesa toda la cultura española es la del mendigo. Se trata de un análisis de las clases bajas, lo manual, los oficios… todo esto realmente está en proceso de perderse, y es por esto que en el XIX se empieza a revalorizar el mundo que no está capitalizado, que no está industrializado. El 6
  • 7. costumbrismo refleja el propio lenguaje de los oficios. Las obras costumbritas son escenas con una potencia de mirada y capacidad de descripción muy fuerte. El fenómeno costumbrista se apoya además en los grabados y en la litografía a final de siglo. Se genera gran riqueza en la expresión popular, en las costumbres, en las ropas… El mundo obrero resulta interesante para la mirada del artista burgués. El costumbrismo encuadra ciertas facetas de la tradición española, no solo en el presente, sino para el futuro también. El proceso de urbanización genera una convivencia conflictiva y violenta, por el choque entre los grandes grupos que aparecen en las ciudades y proceden del campo. Estos grupos, al quedarse sin trabajo, caen en la delincuencia. Este mundo de la delincuencia, de la marginación, de los bandidos supone también una fuente de construcción del sentido del mundo. Este tema producirá una gran fascinación. Encontramos zonas en el Madrid del XIX en el que convivían los asesinos y peores delincuentes y los intelectuales. Encontramos escritores consagrados a esta delincuencia, violencia y marginación. Dentro de la mujer, la figura de la mujer matriarcal, poderosa, vinculada con lo popular, como por ejemplo los gitanos, que continúan con sus tradiciones, con sus jergas, sus ritos… Estos casos aislados de los últimos hombres libres del espíritu del capitalismo fascinarán. El costumbrismo retratará también el mundo de la burocracia, de los funcionarios. El campesinado andaluz, en cierta medida morisco, presenta cierto interés. Esto se relaciona con la sabiduría de Séneca, hombre de campo. El sistema costumbrista identifica lo propio del país. "Todas las relaciones estancadas y enmohecidas, con su cortejo de creencias y de ideas veneradas durante siglos, quedan rotas; las nuevas se hacen añejas antes de haber podido osificarse. Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas" (Carlos Marx) Las clases bajas son las más estables, mientras las clases más altas lo que desean es estabilidad social. Todo el sistema de creencias se desvanece en el aire: la situación matrimonial, la confianza, la fe… El sistema capitalista es el sistema en el que tanto los hombres como las estructuras se desvanecen en el aire. El espacio social queda delimitado, y las relaciones recíprocas resultan vitales para los sujetos. El capitalismo hace que haya más gente, más escaparates, más belleza, pero también aumenta la delincuencia, la pobreza, la marginación, el crimen… Ante esta violencia el Estado responde de manera violenta también, con la técnica, por ejemplo, del garrote vil: un elemento propio de la cultura española que revela la violencia del Estado. Se da una presión del espacio y la sociedad. Para escapar de esta presión se ha de dar una rebelión. El plano de las desigualdades sociales, que se ve de forma muy evidente en “Fortunata y Jacinta”, generan un enfrentamiento en los valores, en la educación… etc. Se prefiere la franqueza al refinamiento, propio de las clases altas, ya que la franqueza expresa libremente lo que pasa, lo que se quiere y lo que desea; mientras que el refinamiento obliga a cohibir, a educar y a ocultar las pasiones. Los casinos serán los elementos de la masculinidad, la feminidad y las clases altas. En este espacio los hombres emprenderán una lectura de las mujeres y del espacio político. Las mujeres juzgan a otras en comunidad, generándose las estructuras de cotilleos femeninas. 7
  • 8. Después del 68 la sociedad se romantiza, la vuelta de los reyes al país resulta muy significativa. En esta época Bécquer realizará la poesía de ese mundo burgués alienado, convirtiendo en estética esa alienación social. La alienación hace que el sujeto no sea consciente del plano de las infraestructuras, moviéndose en planos totalmente idealizantes, espirituales. La aceleración temporal supone que para la percepción del tiempo de los sujetos, el tiempo vuela. Se incluyen muchos más acontecimientos que antes. En la España de mediados del XIX sólo el 23% de la población estaba alfabetizado y de ellos, sólo un 25% de mujeres. En este momento surgen las escuelas para mujeres, los periódicos para mujeres. Los diarios y los álbumes se ponen de moda. El álbum incluye fragmentos traídos de fuera, a diferencia de los diarios. Aparecen las escritoras, vinculadas al auge del mundo femenino. Los autores se dirigen también a las mujeres. La poética femenina se sitúa en un área de confidencialidad. Se relatan aspectos del mundo femenino hasta ahora desconocido, como por ejemplo el mundo de la maternidad. Emerge la figura de la infancia también. Las amas de crías son las grandes mujeres que alimentan a los hijos de los burgueses. La mujer se concibe como un animal lujoso y caprichoso que derrocha sin mirar. Se expresa un malestar femenino, una frustración sexual, se percibe la diferencia del potencial erotológico respecto al mundo masculino. La institución equipolente paralela al Ateneo (para los hombres), eran los Liceos, nombre que actualmente ha desaparecido. En novela realista y la naturalista de Galdós y Clarín se debe entender que estos autores temen al proletariado y tratan de asentar un poder burgués que les conviene. Frente a ellos aparecen también una serie de escritores conservadores que retratan una imagen rural y costumbrista de la sociedad. El naturalismo español no alcanzó nunca al naturalismo europeo por el repudio que hacen de la vida proletaria y porque rechazan el retrato de las desviaciones psicológicas y morales. La infidelidad y el adulterio se convierten en una gran figura del imaginario de finales del XIX. El hombre sometido a la presión de tener que ahorrar se desahoga en los juegos de azar. Estos son los años también de la zarzuela, como la de Chueca “La Gran vía”, “Agua, azucarillos y aguardiente” de Ramos Carrión, y de Bretón “La verbena de la paloma”. La cultura del archivo es un espacio del saber, qué información y reflexiones se posee sobre un archivo. A partir de una mínima construcción de archivo no hay nada que hacer. Debemos conectar lo que se nos presenta, con lo que sabemos y con otras obras, con otros personajes, elementos… etc. Los artefactos culturales han de ser analizados, de dónde viene, por qué se ha dado. Se ha de unir un fragmento dado con otro. Nuestro mundo trabaja con imágenes de la misma manera que trabaja con el texto. El monstruo será monstruo, no por su naturaleza, sino por una cuestión moral. Los burgueses desean visualizar las monstruosidades y a la vez las temen. 8
  • 9. TEMA 1 1. Periodismo “El capitalismo fue una manifestación de la naturaleza junto con la cual le sobrevino un nuevo sueño a Europa, en cuyo interior las fuerzas míticas se vieron nuevamente reactivadas” (Atlas Walter Benjamin) El libro de este autor, “De los pasajes”, está dedicado a los pasajes techados donde se localizaban las tiendas, símbolo del capitalismo. Aparece la moda, el fin de lo duradero, el capitalismo supone el fin de lo estático, la demolición acaba con todo lo anterior. El tedio estaba asegurado en el interior de la vida decimonónica. La publicidad, el coleccionismo, el hierro, son elementos de la vida capitalista, consumir y coleccionar son casi lo mismo. Los interiores son un reflejo de esta forma de vida, estuches que rodean y envuelven la vida familiar de una manera opresiva para los hombres, como elementos decorativos destacamos los espejos, tratando de dilucidar la relación del sujeto con su reflejo. El sujeto burgués es tremendamente narcisista, teoría que encontraremos en Freud. La pintura y la iluminación son elementos importantes también. Las ensoñaciones utópicas y arquitecturas oníricas son un reflejo del deseo de soñar. La prostitución y el juego son elementos claves en la cultura del XIX; la prostitución aumenta a partir del capitalismo, que organiza unos espacios para ellas. El ferrocarril, la masonería, la fotografía, los muñecos y autómatas son elementos nuevos que cobran importancia en el XIX. La lectura de “La Regenta” fue prohibida porque fue una de las novelas claves para acabar con la confesión auricular. 1.1. Larra. Artículos periodísticos. Larra es el primer moderno en materia de periodismo, está psicológicamente vinculado al dolor y la inviabilidad de España. Pertenece a ese tipo de escritores que evalúan una cultura y una nacionalidad y la encuentran dolorosa y mal construida, corresponde al paradigma del fracaso nacional. Otro gran autor de la fracasología sería Goya, se trata de intelectuales a los que les duele España. Larra incidirá la idea de una España desviada de la modernidad. España no ingresará en la modernidad por culpa de sus estructuras arcaicas. Se debe establecer una conexión sutil entre el reinado de Fernando VII y el gobierno de Franco, que también impedirá el paso a la modernidad. Para que un ingenio como el de Larra se diera, era necesario la caída del absolutismo. Larra posee gran cantidad de ideas, siendo además un maestro de la escritura. El suicidio de Larra ha sido abusivamente considerado como un suicidio político: “España lo ha matado”. Se atribuye su muerte a la desesperación ante la situación política del país. No obstante esta muerte es también sentimental, debido a la imposibilidad de componer el espacio del amor. Larra es hijo de ilustrados del XVIII, que contaban con programas de educación muy 9
  • 10. rígidos. El español será la segunda lengua del escritor, siendo el francés la primera; esto es fruto de una educación muy compleja. Larra, gracias a su doble identidad, marcará muy bien la nacionalidad española, creándose múltiples personalidades a través de diferentes pseudónimos. Larra está vinculado a Madrid, sede del costumbrismo; en esta ciudad nace el concepto del casticismo. Larra se convertirá de un gran crítico del casticismo en España. Larra nace en España, no obstante a los cuatro años se exiliará en Francia. Sus pseudónimos serán Fígaro, Duente, Bachiller, El pobrecito hablador… Los intelectuales del XIX tratarán de explicar a través de sus estudios, de sus formas de hablar… convirtiéndose en la “gente fina”: hombres que, metidos en el seno de la burguesía, por su actitud y su forma de ser, se diferencian del resto de la burguesía, rompiendo lo esquemas del pensamiento burgués. Estos individuos rompen por arriba, exagerando las costumbres del resto de burgueses. Se trata de desconcertar, de golpear a los burgueses en su entorno mediante excentricidades. Este tipo de actitud es denominada snob, del latín sine nobilitate, alguien sin aristocracia, pero que se comporta como tal. Los cigarros y las corbatas son los grandes elementos de estos burgueses. El dandy debe llegar a ser sublime, debe vivir y dormir ante un espejo, convirtiéndose el espejo en un potenciador del individuo; se produce así un “yo” fragmentado y disperso. El dandy tiene una estrategia muy típica de la época: se acercan a la mujer, llegándose a afeminizarse, imitando incluso sus vestidos. Estos intelectuales son impasibles, presentan poca emocionalidad, siendo severos y críticos con uno mismo y con el entorno. El dandy escandaliza y juega a disolver los espacios sociales cerrados: nos encontramos ante un crítico que mistifica continuamente. La superioridad del espíritu rebasa las estrategias morales. Hay que huir de este espacio moral aburrido. La diferencia era el objetivo principal. Esta diferencia supondrá una superioridad. Estos intelectuales se dotan a sí mismos de esa superioridad a través de la inteligencia. El artista se propone ser superior a los demás. Esta mentalidad de autor poderoso, de intelectual del XIX tiene un plus de identidad, de superioridad, debido a l menor alfabetización, debido a la menor alfabetización en la sociedad, por tanto le dota de mayor prestigio. Larra es un arribista (sujetos que tienen conciencia de operar en un campo literario). Se inscribe como autor en un campo en el que conoce las necesidades. Por ello, por ejemplo, se interesa en la prensa, en el teatro, la novela sentimental… utiliza los recursos retóricos que el momento le pide, sabe adecuarse a las preferencias de la sociedad. También se da cuenta de que la vinculación con la política era necesaria para ser escritor. Larra acabará hasta siendo político, conformándose como intelectual moderno que trabaja por una inscripción profesional (ser alguien en el terreno de la política y en el de la literatura). 10
  • 11. Larra se inicia con una obra pragmática relacionada con la industria y el progreso, lo que le caracteriza como un hombre preocupado por la expansión de la industria y el mundo moderno. En estos años se convierte en un gran observador de costumbres, ve las cosas que vienen y es capaz de darle un sentido lingüístico potente a todo su entorno. Establece la poética del café moderno. Visualiza y potencia la fama literaria de la tertulia, que en este momento está a punto y es de gran importancia. Es un visualizador de la burocracia, precursor de la burocracia laberíntica, de la falta de claridad en la construcción burocrática del estado. En el año 1833 crea el periódico “El pobrecito hablador”, y en 1833 se hace redactor de la “Revista española”. Será partícipe también en la revista “El correo de las damas”, redactor de “El español” con la revelación de la idea de trozar bien la vida para conformarse como elemento situado en la sociedad. Larra tendrá una conexión importante con Valle-Inclán. Hablamos de él como un creador también del esperpento, ya que también el enfoque que utiliza es grotesco, absurdo, un terreno en el que se encuentran todos los elementos de la cultura española; la creación de una cultura de doble significación, que puede tomarse a partir de definiciones mágicas, burlescas y esperpénticas. Así pueden tratarse temas como la tauromaquia, la semana santa, el carnaval… (Convendría leer el artículo de larra sobre el Álbum, “La fiesta de los toros” y “Barateros” dedicado a la violencia callejera. “Nochebuena de 1836”, Necrológicas. Exequias del Conde de Campo-Allarge”.) También será interesante la idea de los españoles que tiene Larra. La marca del XIX era un país sumamente sombrío y oscuro. Se describen elementos como la mantilla de las mujeres que conlleva una connotación religiosa que oscurece la sociedad de relación arcaica. Con la caída en el spleen (tedio) final de Larra se da un momento de lectura nihilista. Incurre en esta melancolía con “Nochebuena de 1836” y “Necrológicas. Exequias del Conde de Campo-Allarge”, una historia de la desesperación que comienza con este autor. “No hay nada inerte e impersonal cuanto estos residen en el centro de las relaciones humanas” El álbum es el principio de arquitectura textual. Las señoras encargaban el álbum en blanco, con la política femenina del encargo relacionada con la obsesión de la novedad. El que se adelanta tiene un plus en la sociedad capitalista. La altura más elevada es Londres, y se miente sobre el origen. El álbum termina en el 45, cuando Europa queda arrasada y los álbumes quedan enterrados en las ruinas. Otro artefacto similar al álbum sería el diario. El diario retoma el papel del álbum. El álbum estaba repleto de la visión de la mujer por parte de los hombres. El diario da la voz a la propia mujer. 11
  • 12. El pañuelo también era una imagen simbólica más que práctica. El pañuelo ligado con la tuberculosis suponía un símbolo de pérdida del amado. Los álbumes se llevaban a los salones. Se genera una expansión del espacio de la mujer y una posterior idealización. 1.2. Antonio Flores. Artículos. “El “pathos” de todos los monumentos burgueses es que su fuerza material y su solidez no significan nada en realidad, no suponen ningún peso, son batidos como débiles juncos por las mismas fuerzas del desarrollo capitalista que exaltan” Antonio Flores es un tipo de intelectual totalmente diferente al de Larra. Se trata de un hombre gris sin relevancia social, un mero observador. Antonio Flores no tiene la fuerza de Larra, ni comparte su interés crítico. Describe el entorno como es, sin ejercer juicios de valor, constatando los hechos. Flores no desea ejercer una crítica ni pasarse de listo respecto a las costumbres. A Flores le fascina la forma en la que el capitalismo está construyendo un mundo y destruyendo el anterior. Trata de plasmar su entorno, lo que ve como observador. Describirá también grandes fenómenos sociales como la desamortización, la llegada del espiritismo… En “Historia del matrimonio” la idea del matrimonio según Antonio Flores es la de que el hombre es introducido a patadas en él. El sistema capitalista produce formas de vida acentuadas y rápidas. En “Ayer, hoy y mañana” se conjuga un paso rápido por el tiempo, hacia el futuro. La fe y la religión se sitúa en el ayer. El vapor queda atrás, y la electricidad conducirá el nuevo tiempo. Antonio Flores es el descriptor de la aceleración histórica, producida por el capitalismo. Las ciudades se remodelan, las modas desaparecen, acaban las costumbres; la experiencia del tiempo es la experiencia fundamental, esto lo contarán las obras de arte del XIX. todo está sometido a una estructura efímera. Toda inquietud burguesa queda condenada más que cualquier otra cosa a esta obsolescencia. En el ámbito del espacio sentimental el amor es el paradigma de aquello que pasa, que no se sostiene. Se trata de un proceso de actualización continua de los modelos, objetos y sujetos. La aceleración histórica como concepto desarrolla la idea de que los sujetos contemporáneos, por el propio ritmo del capitalismo, tienen un concepto del paso del tiempo mayor. No hay aceleración donde no hay capitalismo. Antonio Flores se dedica al ferrocarril, un vector de aceleración temporal. El ferrocarril traerá el progreso, la comunicación. La estructura del capital tendrá unas zonas marginales, donde todo llegará con cierto retraso, el ferrocarril acercará estas zonas. 12
  • 13. La industria editorial es también de primer orden en España. El capitalismo avanzará de manera desequilibrada, sin homogeneidad alguna. Los artistas del XIX cumplen la figura del héroe: son artistas atados y sacrificados a la tinta, que pasan toda su vida intentando construir su arte. La bolsa será el gran sistema del capitalismo, donde se enriquecerán y se arruinarán los hombres. El juego supone una determinante en la vida de los hombres del XIX. Más adelante el juego pasará a las mujeres (en los juegos de mesa) y, finalmente a los niños. El azar y el juego, el riesgo, darán pie al enriquecimiento, el préstamo y la ruina. La ruina como gran figura decimonónica. La idea es que el dinero es el corazón de nuestro mundo. En el XIX no existe la sensación de inseguridad, el sujeto se desmorona en una ruina de apariencia inmediata. Todo se acaba en un momento, o comienza. No existen los seguros. El banquero, en el XIX, era una figura heroica, un hombre en riesgo y un conquistador que lucha contra la inseguridad y apuesta todas sus cosas en un golpe de suerte. El capitalismo destruye las viejas figuras patriarcales viriles, dando pie a otros hombres muchos más discretos, que establecen unas acciones heroicas como la de los banqueros, los jefes de empresas… Los grandes capitalistas son también generadores de mundos de empresas, mundos de sueños. Los cesantes, funcionarios, generarán un mundo imaginativo que no se espera de estos hombres grises. Esta imagen de persona gris que posee un mundo interior muy rico la representará Kafka, que posee la llave del imaginario más potente del S. XX. A Antonio Flores le interesará este aspecto de los funcionarios. El espíritu de distinción y el deseo de aparentar será la clave del entorno capitalista. La distinción se exhibirá en el XIX. Afectará a todo, a la belleza, al ingenio… hay una gran voluntad de distinguirse y de aparentar. El que sabe trata de destacar sobre los demás, el bello lo demostrará… se inicia una trama de apariencias. Antonio Flores singularizan en la mujer esta estrategia de distinción: las mujeres querían ser totalmente diferentes a los hombres. Se da distinción entre sexos, entre compañeros, en los dandys… etc. El maestro del aparentar burgués será Galdós. Otra figura del progreso será la publicidad. La publicidad inyecta el alma mitopoética a la mercancía. La mercancía por sí sola tendría su fuerza, pero implementada por la poesía visual o discursiva adorna el campo de la mercancía. Antonio Flores es consciente de la fuerza de la publicidad antes incluso de su máxima expansión. La publicidad es un ejercicio poético. La literatura costumbrista es la que mejor nos puede transmitir el sentido minucioso de la realidad que la burguesía pierde. TEMA 2 13
  • 14. 1. Poesía 1.1. Gustavo Adolfo Bécquer. Rimas. Bécquer es un retratista del espacio burgués erótico-sentimental. Los españoles se caracterizan por la capacidad de dirigirse a una comunidad entera, independientemente del estatus y de las clases sociales en las que se lean. Es la huella arcaica del romancero lo que marca que los destinatarios sean el pueblo. Tienen, en cierto modo, rebajado el horizonte intelectual, con el abuso de los tópicos, una obra más cerrada… A pesar de esto y, quizás por esto, entran en el cuerpo de la nación. Bécquer, con su actitud y presencia, llega principalmente al espacio femenino y, posteriormente, individualiza su destinatario como fuente de satisfacción, a diferencia de los poetas que escriben para convencer a los críticos. Se dirige, como decimos, a una parte del contingente femenino que no tiene porqué ser ilustrada o culta. En este espacio se entrena observando la moda femenina; establece un conocimiento clasista respecto a la mujer. Bécquer era sifilítico. Debido a las grandes marcas culturales y anímicas que dejan las enfermedades venéreas Bécquer lleva el amor al estado de la sublimación: un cuerpo visiblemente herido idolatra el amor por la imposibilidad de llevarlo a cabo. La enfermedad convierte al individuo en un ser más espiritual. Bécquer era un pornógrafo, es autor del libro más enfermo u grosero escrito en el XIX. Este libro ha sido obviado, junto con su hermano como ilustrador, la obra en cuestión es “Los Borbones en pelota”. Bécquer era un burgués, un dandy, un clasista, un hombre entregado en los mundos de la elegancia. También era cantante de ópera, enamorado de la música. Era un intelectual enamorado de las voces (y los cuerpos) de los artistas. El amor por la cantante de ópera será un imaginario fuerte en el XIX. Bécquer sostendrá, entre otras cosas, que las mujeres, para ser elegantes, debían de ser ricas. Habla de las mujeres que pueden permitirse todo lo que deseen. La mecánica de sueños capitalista, el dinero que abre las puertas a las mujeres. Bécquer no tiene conciencia culpable de dirigirse a estas mujeres y llamarlas abiertamente así, porque en cierto modo sólo les desea complacer en sus caprichos ya que los que han de frenar a esas mujeres son sus maridos, no él. Bécquer no es un gran autor, ahora bien, él modeliza el universo sentimental del XIX y XX. Bécquer ha sido la lectura sentimental preferida de las mujeres españolas, que se han educado con ella; ha trasfundido al mundo español toda su conceptualización de ese universo erótico sentimental. El amor es un sentimiento construidos por los burgueses decimonónicos. Bécquer será uno de los grandes definidores del amor. El amor supone una imprimación en el alma. Una imagen interior que te saca de ti. Esa es la diferencia entre el amor y la fantasía de contacto. El amor se convierte en una obsesión, en un registro íntimo. 14
  • 15. Toda la ideología becqueriana pasa inmediatamente, a través de elaboraciones, a la canción española, y termina en artistas conocidos hoy en día como Julio Iglesias o Rafael. Se representará también en baladas y boleros. Bécquer será un poeta menor, pero con un gran impacto social y cultural. La huella becqueriana está presente en el espacio social y popular. Bécquer penetra en el público con una aparente sencillez. El tabaco es un elemento cultural, en el XIX suponía el patrimonio de las clases más bajas o los intelectuales. El que fuma crea una atmósfera de ensimismamiento. Se buscaba en el XIX el ensimismamiento, la ensoñación. Bécquer es el poeta de la ensoñación. La mirada al cielo, lo divino, la verticalidad, la ensoñación, la espiritualidad son elementos del XIX. También cobran importancia los sillones, divanes, sofás… elementos de comodidad que favorecen la ensoñación. Para entrar en el universo de lo imaginario hay que dejar la cabeza libre. El uso del tabaco como elemento esencial en la retrospección del individuo viene de Freud. Freud es un poeta, además de psicoanalista, ya que escucha al individuo, conoce sus sueños y los reproduce. Freud creaba una atmósfera gracias al humo del tabaco a la hora de realizar la retrospección del individuo. El tabaco se aprecia en el XIX por sus gestos, su atmósfera. El humo hace que se pierda el contacto con la realidad, separando al individuo del mundo y facilitando la retospección, la ensoñación, la huída. La imaginaria del tabaco es el puro, que no se ingresa en los pulmones, y la pipa, que tampoco se ingresa en los pulmones. Una de las imágenes de fumadores de pipa más importantes es la de Sherlock Holmes, que tiene la necesidad de fumar en pipa por su cualidad de observador, logrando un mayor intimismo. El humo también es un humo industrial. La niebla, la oscuridad y las penumbras dan pie a la vida emocional del sujeto. El sol y la claridad nos impiden ensimismarnos. Existe también una relación entre lo erótico y el tabaco. En su forma de humo Bécquer capta la idea de que en realidad está teniendo pensamientos de carácter erótico favorecido por las nubes que adoptan formas femeninas. Bécquer, en definitiva, lanza grandes bocanadas de humo. El XIX descubre que hay espacios para la entrada del erotismo, como las casas de opio, los mundos orientales y demás conexiones con la droga. Se da una visión burguesa de una liberación de la funcionalidad mediante el uso de opiáceos y el sexo. El prostíbulo es también un lugar de liberación del campo de eros. Bécquer evoca sus imágenes sugiriendo la existencia de otros espacios de perdición, pero en la propia casa. El S. XIX creía en la inspiración, como modelo de conducta creativa que necesita, previamente desengancharse de los modelos sociales. Bécquer cultivaba la inspiración, fumando, en un sofá, dejándose caer en la ensoñación. Se presenta la riqueza de espíritu frente a la riqueza material, estas personas han encontrado la riqueza mediante la ensoñación e introspección. Bécquer no se comporta como un maestro de la introspección porque está condicionado 15
  • 16. a una situación económica y social, todo puede venirse abajo cualquier día, lo que le lleva a tener que estar atento a su entorno. Esto le hará perder potencia en sus ensoñaciones. La elección de Bécquer de los pájaros es una elección bastante inteligente. En la península ibérica se conocen los pájaros y, por lo tanto, se puede comprender fácilmente su simbología. El pájaro alcanza el cielo, solitario, vive en una continua huída, retrospección. Bécquer llama “Libro de los gorriones” a sus rimas. La golondrina concretamente representa que el mundo de la naturaleza es cíclico, pero la vida de los hombres adquiere la forma de una flecha. La naturaleza está sometida a un ciclo que el hombre corta con su presencia. El mundo es reponible, pero cada uno de nosotros sí es irreponible. Las flores y las aves parecen siempre las mismas, siendo distintas. A cada momento de su vida las condiciones del ser cambian. No hay ninguna permanencia ni ninguna vuelta del mundo humano. El mundo retorna, pero el individuo no. La golondrina se vincula también al vuelo circular. Bécquer plantea este vaivén de las golondrinas como una vuelta, un revoloteo del sentimiento amoroso. Las golondrinas son unos pájaros muy próximos al hombre; fueron los pájaros que le quitaron a Cristo las espinas. La golondrina, además, vive cerca del hombre, construyendo sus nidos en balcones y tejados. Las golondrinas establecen su domicilio conyugal al lado del domicilio conyugal de los hombres. Bécquer recupera el balcón como la transparencia de una casa. El cristal se vincula a la historia femenina; la mujer, antes de pisar la calle, pudo verla a través de los cristales. Se recrea una cultura en torno a los cristales. Los balcones eran construcciones específicas de las mujeres. En Bécquer la mujer se sitúa arriba, como en un balcón, inalcanzables. El cristal también posee una imagen funerario, de encierro. Los cuentos populares refieren a ataúdes de cristal, zapatos de cristal… El cristal como ataúd, como encierro tanto en vida como en muerte, es una imagen empleada en el XIX. Bécquer acierta con el alma nacional, penetrando en el espacio español, controlando los registros en los que se mueve ese imaginario español. Bécquer es el gran constructor del mundo sentimental antes de la modernidad. El propio siglo XIX es el que inventa eso que llamamos amor, elevando el sentimiento al mundo espiritual. Se recupera así la sensibilidad de conectar los elementos simbólicos con la cultura de un país. Bécquer era un poeta de la sonoridad, conocía bien la música. El archivo del oído cobra importancia también. El mundo de la naturaleza choca con el mundo de la cultura. El límite en el que los animales se ven encerrados o condicionados por las edificaciones nos evoca fuertes sentimientos. La naturaleza, es tupida, entralazada, como el amor. El rocío es la metáfora del semen. El imaginario de las tapias se remonta muy atrás, como obstáculo al amor, como prohibición, como diferencia social o moral… 16
  • 17. La palabra “hermoso/a” eleva la belleza a un nivel espiritual. La postura de genuflexión abarca el espacio religioso y el espacio amoroso, los hombres se arrodillaban ante las mujeres y ante Dios, elevando el amor a lo divino. TEMA 3 1. Teatro 1.1. De Don Álvaro a Don Juan Tenorio. Se gestiona el modelo prioritario del espectáculo, que es el teatro, cobra importancia el cuerpo, la voz, la escenografía. En el teatro aparece la figura mítica del Don Juan. En el primer tercio del XIX el teatro está desvencijado, es un teatro irrelevante. No existen actores ni actrices en torno a los cuales se puedan fijar la imagen teatral, los propios teatros están en pésimas condiciones. El teatro es una de las fórmulas centrales para crear dispositivos de atención pública. Se establecen modelos de conducta por ser un espacio altamente didáctico. El mundo de valores se escenifica a través de narrativas muy persuasivas encarnadas en cuerpos. En el XIX se da la sociedad del espectáculo, donde se brindan espectáculos de nuestros propios valores. Se da la rehabilitación del teatro, comenzando con la luz, la iluminación. Surgen también nuevos géneros teatrales. Todo resulta esencial en la construcción de estos campos. Se evocan mundos pasados, tragedias superadas, culturas idas… Es la reconstrucción melancólica por un pasado nacional, esto se da por la pérdida de las posesiones de España en la periferia Atlántica, que genera una consciencia de la pérdida imperial. Por eso tanto Don Álvaro como Don Juan serán soldados. Frente a las pretensiones de los franceses, los españoles se cierran sobre las estructuras nacionales (los toros, los gitanos, los eclesiásticos, los esclavos, los conventos…). El duelo configura un horizonte, los hombres no van a tolerar ninguna injuria. La gran figura del espacio imaginario y que ha construido mucha literatura es el suicidio, vinculado ya no sólo al nihilismo, sino también al fracaso. Cobran naturaleza el suicidio femenino, infantil, el suicidio de la tercera edad… Don Álvaro es un latinoamericano, el padre de la enamorada de Don Álvaro no desea que se case con ella, por su origen inconcreto. Las puertas españolas de la alta nobleza están cerradas por la xenofobia. Encontramos dos obras vinculadas al ambiente de carnaval, de disolución de valores, disfraz, engaño, mentira… fantasmagoría carnavalesca. El carnaval está relacionado con la dimensión corporal y gresticular. Frente al teatro europeo, que desde Shakespeare es un teatro de la palabra, el teatro español es un teatro de cuerpo y gesto. Lo grotesco y llamativo caracteriza el espacio 17
  • 18. del teatro español. Se genera un complejo de inferioridad personal y una fracasología política. En el teatro se ensayan novedades políticas. Una lectura vinculada al deseo de la transgresión, al deseo sexual y sus avatares… Esta es una sociedad en la que la sexualidad está sometida a principios de ordenamientos jurídicos, de sangre… obligando a construir imágenes muy distorsionadas; el deseo y su prohibición construyen imágenes monstruosas. El peso de los padres resulta abrumador. El peso de lo femenino en el hogar terminará con la imagen de que el hombre lo construye, viéndose estos ahora obligados a construir fortuna y trayectorias políticas. La figura del padre se vuelve entonces muy severa, los jóvenes burlarán a los padres, se enfrentarán a ellos. 1.2. José Zorrilla. Don Juan Tenorio. Zorrilla con su “Don Juan Tenorio” expresa cómo sus textos estaban “malditos” por su padre, y él comienza a aborrecerlo. Zorrilla es uno de los primeros españoles que logra triunfar en América. Toca todos los espacios del poder fuerte. En el XIX se organiza un gran tejido de cultura de la poesía. Zorrilla era un dandy, un bohemio… El Don Juan es interesante por todo el mundo construido a su alrededor: sus antecedentes y sus predecesores. El mito original español nace vinculado a la contrarreforma, cuando Tirso de Molina escribe su Don Juan. En este periodo se cierran los prostíbulos y reina una obcecación antisexual. Se dará una depuración de la sexualidad española. La construcción mitológica la elabora un sacerdote: Tirso de Molina. Esta obra está unida al día de difuntos. Se vincula el eros y la idea de la muerte. El deseo, culturalmente, se une a la tragedia, como mensaje final de la obra. Se trata de educar al público masculino, para que abandone el territorio de la poligamia y promiscuidad. Se pretende devolver a estos hombres a escenas de compromiso, de estabilidad. Existen otras obras con Don Juanes que no son explícitos, pero representan la figura del Don Juan, como el “Tristana” de Galdós. Galdós presentará un Don Juan que será un viejo repulsivo al que, más adelante, salvará. Existe, pues, un viejo Don Juan. En Galdós acogerá a una sobrina suya, a la que tomará como amante, criada… etc. La muchacha cae en ese mundo del romanticismo, a la espera de que legue su amante, su caballero. Aparecerá un hombre bueno, honrado, trabajador… que la rescatará de ese infierno y se la llevará. La protagonista enfermará y el novio, tras esto, la devuelve a la casa de su tío. Esta vez el Don Juan la recogerá como una pariente. La mujer retenida en el espacio del Don Juan otoñal y decrépito le matará. El deseo fluye, no tiene estabilidad alguna. 18
  • 19. La obra de Zorrilla es una obra mala, pero complejísima. Es la obra más mal construida de toda la cultura del Don Juan, pero resulta muy compleja. Todos los pueblos sometidos a censión aman los carnavales, lugar donde encuentran el espacio de liberación. El colectivo masculino se había visto relegado a una vida gris, con el Don Juan surge de nuevo la masculinidad arcaica, relacionado con lo aristocrático. Esta violencia y masculinidad es bien acogida por la falta de este factor en la vida del hombre de XIX. La industria de la indumentaria masculina homogeneizó todo. El Don Juan presenta un potencial libidinal masculino infinito. Todas las encarnaciones actuales del Don Juan presentan cuerpos y sujetos perfectos, sin embargo en el pasado, la tradición era que fuese encarnado por tipos sin ninguna gracia física en particular, dando a entender que la actitud es más importante que el físico. Se presenta una obsesión por el plazo y la rapidez de las conquistas amorosas, esto se debe a la presión de la presencia del tiempo. Se desea hacer eficaz la actividad, compensar la rapidez del paso del tiempo. El tiempo se acaba. Un tema importante es la mujer como fuente de virtud. En esta misma época se escribe en Francia una novela denominada “Las diabólicas”, en España se da lo contrario, las mujeres son la encarnación de la virtud. Esta virtud conectará con la religiosidad mariana, siendo comparadas con la virgen María. Los pecados de la carne son perdonados por la Vírgen. Esta figura de la María mediadora o auxiliadora lo es para los hombres, específicamente; hombres perdidos que a última hora se encomiendan a la Vírgen. La mujer es el espíritu de lo humano, el Don Juan es la carne. La mujer se convierte en lo místico y virtuoso. La mujer da la vida, y puede quitarla. El Don Juan presenta elementos de autómatas, el movimiento de estatuas, el imaginario fantástico… etc. Todos los grandes actores del XIX representaron al Don Juan. El Don Juan puede no ser un representante la virilidad, sino estar encubriendo una carencia de la misma. A partir del Don Juan la metafísica desaparece del teatro español. Zorrilla capta la esencia del Don Juan, sin embargo su obra es muy descuidada, llegando a decir estupideces. El Don Juan de Zorrilla constituye un icono cultural español que ha quedado inscrito en el lenguaje. Lo más brillante es su capacidad lingüística por acuñar expresiones que han quedado en el léxico básico de la cultura decimonónica. La palabra significativa para todo este mundo representado es “cursi”. Esta palabra tiene dos orígenes posibles: el del empleo de la letra cursiva de los burgueses como intento de distinguirse del resto (la grafología, esencia en el XIX, 19
  • 20. interpreta en la caligrafía el estilo y la identidad del que escribe). La segunda interpretación del origen de la palabra “cursi” se sitúa en Cádiz, importante por su aportación a la cultura decimonónica; la constitución, el romanticismo, el liberalismo político… esto se debe a la relación con Inglaterra, con la que se conecta en este siglo. Lo cursi se da cuando el total de pretensiones culturales no se corresponde con la representación (se da un desacuerdo entre lo que eres y lo que aparentes). Esto se da en una cultura llena de ensoñaciones e idealismos. Zorrilla hace una construcción de representación de otro mundo, una obra mal contada entre la situación presentada y la realidad de la época. Las clases medias no tienen mitos de su clase, no hay nada reseñable en la actualidad, por ello se dirige la mirada hacia el pasado. Revela el mundo anterior a la mentalidad burguesa, una idea de ensoñación que escapa de la propia condición. Escapismo a formas retrógradas. Las actitudes cursis se relacionan con la melancolía. En el Don Juan significa la actitud melancólica del arcaísmo masculino, que ya no existe en el XIX. Por otro lado se conecta con la histeria del cuerpo. Todos los que quieren sublevarse por encima de sus posibilidades. Una fiebre casi histórica. La fiebre se da como motivación de un cuerpo agredido por la tensión que se está provocando en él. Otro elemento es la sensibilidad exagerada. La situación se va superando en el XX. En el XIX mostrar sensibilidad es bueno. En ocasiones se llevará esta sensibilidad a la hipocondría. Las mujeres se presentarán siempre al borde de la muerte, de desfallecer, los mecanismos de la enfermedad serán explorados, las enfermedades que cambian las trayectorias, sobre todo las de nueva aparición… También hablamos de la voluptuosidad dulce, un tono rebajado que afecta a la corporalidad, la idea de un tacto suave, buenos olores, sin conexión a la sexualidad fuerte. Disfrazada de delicadeza extraordinaria, intangible, frágil… En el fondo el Don Juan lo que hace es arrastrar el complejo a otro nivel, no ajustado a la realidad, la degradación de lo terrible. El país no confía en los valores de la sociedad y por tanto los esquemas se modifican hacia la irrealidad. Otro elemento de Don Juan es hablar de nuevo de la conexión de la grafología, los carteles de diseño, la publicación, las cartas… El Don Juan tuvo dos tipos de recepción, no obstante de igual modo tuvo éxito. El texto se considera un clásico universal; no se dirige a un público, son obras de interés para cualquier tipo de persona. Tienen un efecto hipnótico que arrastra sin distracción. La obra presenta una accesibilidad a todo el público, presentando unas estructuras claras, con repetición de las mismas, un modelo de construcción sonora aplicada. Su configuración definida hace útil y comprensible la obra para cualquier público. 20
  • 21. La figura del Don Juan podría inspirarse en Miguel de Mañara, un caballero sevillano libertino del S. XVII, que llega un momento en el que se arrepiente de su libertinaje. Extrapolamos hacia la idea de “amor puro”, sacar a escena el amor tal y como se instituye, la vinculación cursi del amor cristiano. Esta visión sesgada del amor cristiano será denunciada por la cultura anticlerical posterior. Es muy importante la vinculación del tenorio como mito. Una vinculación entre teatro y vida eclesiástica. Consiste en asociar una de teatro profana a la fiesta eclesiástica de los días de difuntos, una asociación muy significativa. Durante mucho tiempo ha sido la obra más vista y leída en el público en general. Los intelectuales que se han visto confrontados a la obra, sobre todo al elemento masculino, ante la potenciación de la imagen femenina, el Edipo y la obediencia paterna. Muchos grandes poetas y ensayistas españoles se han medido por su masculinidad. También es importante la apertura metafísica de la obra, donde el cielo se abre y aparece una figura divina. Esta será una de las últimas obras en las que se dará una intervención divina. Es una obra de emergencia metafísica. El Don Juan posee el genio de la lengua oral, la potencia de la voz. Símbolo de energía, se da un contraste entre la voz de los personajes. Todo se combina en una estructura de mucha fuerza. La sublimación es algo evidente en el lenguaje del XIX. La función sexual se sublima, también por el hecho de que no puede abordarse directamente. Opera una especie de reconstrucción desde lo cursi, se trata también de un intento fallido de estar por encima de la condición, haciéndose sublime. La condición de llegar a la condición trascendente. En Galdós es importante la sublimación que se hace en los personajes, esta sublimación pasa también al vestido. El capitalismo en sí es, en cierto modo, una sublimación. Zorrilla no tiene la conciencia de haber hecho nada bueno, de hecho no consideraba que su obra mereciese la pena. Esta actitud resulta rara. Para Zorrilla no existe el orgullo de esta creación literaria, su obra no tenía relevancia a pesar de la actitud del público. Sin embargo, lo curioso en Zorrilla es que mientras desvaloriza su obra se presenta como un sujeto capaz de escribir algo mejor, con una conciencia de artista que peca de autolimitación. Puede tratarse de una estrategia literaria, la negación de la virtud y la falsa modestia. Zorrilla es clave por ser uno de los únicos aceptados en América. Triunfar en un continente adverso es un ejercicio de presencia abismal, lo que nos lleva a pensar en él como un gran estratega. Se preocupa por marcar otro mito, que es la rapidez con la que se escribe. Esto se relaciona con el ingenio, que es rápido. El Don Juan se presenta en contraposición de obras pesadas y elaboradas como las de Galdós o Clarín. En el XIX se dará una economía de la escritura que dará paso a una mayor rapidez. Sin embargo, a medida que avanza la burguesía, la sociedad se hace pesada y el arte se 21
  • 22. engrosa. La materialidad crecerá y se hará más pesada, se engalanará el arte, se incrementará el capital… De igual manera las actividades de los hombres también se harán pesadas, la burocracia, el enterramiento del hombre en una densidad de papeles. Se cree que sólo hay tres tipos adaptados de la cultura española: Don Quijote, Don Juan y la Celestina. Lo que sucede con los arquetipos es que todo intelectual llega a un punto en el que se enfrentará con estos mitos. TEMA 4 1. Novela 1.1. Leopoldo Alas Clarín. La Regenta. La obra está escrita en un periodo liberal, producida en un momento en el que se dan algunos pasos en la libertad femenina. Sin embargo sucede un retraso del capitalismo occidental, por lo que no hay signos de modernidad, la burguesía aún no tiene suficiente fuerza y las clases bajas serán resistentes a la modernidad. La Regenta supone la única obra de arte del temario. Se convierte en una lectura en la que siempre se podrá penetrar para tratar de levantar el mapa psicopolítico. Esta novela es de gran valor porque enseña historia, autoexploración, el texto puede extrapolarse a la realidad. La Regenta supone un gran catálogo cultural de la sociedad decimonónica. La virtud principal de la obra es la descripción del mundo, esta descripción necesita de una observación, se debe construir la atención. El realismo y el detalle forman parte de la cultura española. Cada personaje se convierte un trampolín para la observación. En La Regenta se cuida en todos los ámbitos el detalle, la mirada… convirtiendo la obra en una de las más importantes del XIX. Esta visión, además, se centra en la mujer, género nuevo de observación. Los cuerpos femeninos se abren al estudio, social y científico. Clarín dirige la agresividad de la obra hacia las instituciones, políticas y religiosas. Penetrará en los personajes que forman estas instituciones, y estudiará su comportamiento y personalidad, y cómo se ven condicionados por sus actividades. Cada sujeto gestionará su mundo de una manera imprevisible. Observando la patología de la vida cotidiana llevará de un individuo a otro. No obstante será imposible profundizar completamente en los personajes, y la profundidad psicológica del individuo se completará mediante sus experiencias y el contacto con los demás. Clarín seguirá el razonamiento deductivo, estudiando el proceso de sucesos. Clarín retrata los detalles, construye en torno al detalle. Las mimesis de la realidad cobran unas implicaciones peligrosas, de dimensiones totalmente imaginarias que pueden engañar a los sentidos. En los espacios del capital duro, la clase obrera, que es una clase de potencia sexual y violencia, queda relegada al uso como de máquinas, suprimiendo sus impulsos. La lucha 22
  • 23. de clases dejará exhausto al trabajador. El paseo y la emergencia de las clases sociales se produce en el XIX. Antes del XIX las mujeres apenas salen a la calle, por la pésima condiciones de las calles, por la delincuencia… El observador ve el futuro llegar. La idea de la parodia oculta otras palabras más importantes, como la distinción. El capitalismo promueve modelos en lo alto, para que sean asumidos por lo bajo, que es el consumidor lleno de deseo y de fuerza paródica, queriendo llegar a lo más alto. Las élites se distinguen e inmediatamente son devoradas por los que tienen detrás. La necesidad se mostrará primero en el plano del deseo y, más adelante, se pondrá una parodia al alcance de todos. El lado femenino proletario no se ve afectado por los piropos, mientras que las clases altas verán el piropo como camino a lo obsceno. Se restringe el habla franca. La infraestructura técnica que el capital ofrece, es la que abre las puertas al mundo de la noche. El drama español en particular es que no se ha construido bien la clase media, por lo que no se puede reflejar en La Regenta. Las clases altas se mezclarán con las bajas, será el encanallamiento de ciertos burgueses. Las clases bajas emergen del agujero, tenían la sensación de vivir aplastados, de forma metafórica, por las clases altas. Todas las revoluciones se dan en los sótanos. Clarín elabora la obra mediante un largo archivo cultural. Presenta una gran profundidad de archivo. La falta de éxito internacional de La Regenta reside en que se trata de una novela étnica, de largo recorrido para las personas que viven en un determinado entorno cultural, y no tanto para los extranjeros. Ciudades como Oviedo se movían muy lentamente. La obsesión de Clarín por el dinero fue muy fuerte, él comprendía que el dinero es la medida de todas las cosas. “Se necesitan días tranquilos, regulares, un estado burgués de todo el ser, un recogimiento de tendero, para sacar a la luz algo grande, algo atormentado, algo sobrecogedor, algo patético” Para Clarín el amor es algo problemático, difícil de lograr; se comprende como el nombre de “tormento”. En estas sociedades se visualizarán muy bien las fracturas de clase, de género, de potencia sexual… La tormenta es la incapacidad de superar las barreras. Para recrear lo grande, atormentado, sobrecogedor, patético.. se ha de vivir lo tranquilo. Lo sublime es la sensación burguesa de estar superado por los acontecimientos cósmicos. Nada que se produzca entre humanos puede ser sublime. Comprobamos que la arquitectura de lo humano es sumamente frágil, comparada con la arquitectura de lo cósmico; somos muy pequeños ante la conciencia de lo universal. 23
  • 24. La Regenta es un museo y almacén del XIX. Los espacios psíquicos de la obra deben estudiarse teniendo en cuenta de que fue leía por las masas. Globalmente prestamos atención al entretenimiento, la diversión; sin embargo está dirigida sobre todo a las mujeres. Se buscará un conocimiento del mundo. La Regenta vuelca la obra de Don Juan Tenorio. Las lecturas se darán en búsqueda del erotismo, elemento que el colectivo femenino burgués desconocerá. Se dará entonces la necesidad de ver lo prohibido. La ausencia de imágenes será compensada por la presencia de los textos. Esto tratará de ser controlado por el clero. La motivación, sobre todo en la novela, se abre en el XIX, siendo el gran siglo de oro de la lectura femenina, siendo el único espacio donde la mujer se forma en una idea del campo de eros. La ley es hacer todo lo más complejo para escapar así de lo natural; es una fuga de la naturalidad. Con el baile se forja ese espacio erotológico. Se dará una importancia al lenguaje, reflejándose en el Don Juan, donde sus hechos nunca estarán a la altura de su lenguaje. Las figuras del XIX serán fuertes en apariencias, pero en su interior resultarán ser débiles, se dará una fuga de los estatus. Se dará una mirada desestructurantes y pesimista que premiará los fallos estructurales, así surgirá una obra grande. La mujer de la Regenta se encuentra perdida en un espacio demasiado complejo regido por hombres. Es la primera obra sobre los cuerpos. En el XIX el cuerpo es el individuo, su destino. Los movimientos psicológicos de la obra están todos completados por un movimiento corporal: sudor, rubor, frío, enfermedad… El cuerpo acompañará la construcción de la identidad del sujeto. Se dará la autoexploración. Las máscaras, por ejemplo, relajarán la tensión de ser observados. Lo corporal y la disfunción corporal tendrá gran importancia en la obra. Frígilis, de frígido, no juega en el campo de eros en la obra, se establece una necesidad de estar cerca de la mujer en un plano de cuidado, siendo sensible de los déficit y las quiebras del interior femenino, conectando con una serie de médicos e higienistas del XIX. Los médicos descubrirán que los ambientes burgueses serán nocivos para la salud de los burgueses. El espacio será puramente opresivo, siendo el polvo la gran amenaza de la idea de salud del XIX. Los propios trajes serán opresivos. La industria vestimentaria no acompañó a la libertad física. Los cuerpos son cuerpos trabados, se pretende atenazar el cuerpo. Frígilis juega contra todo esto, cuando todo se derrumba en la obra él se va a vivir cerca de la Regenta. Clarín observa que estos hombres tampoco son vistos por la mujer. Es una mirada misericordiosa, tendida hacia el espacio natural, pero fría con la mujer, y receptora de sus quiebras. El propio Clarín se podría relacionar con la imagen de Frígilis, buscando una construcción más natural de las relaciones entre los individuos. No obstante el sujeto burgués, construido desde la infancia, lleva su luto allá a donde vaya. 24
  • 25. El hastío y el aburrimiento son las señales más claras del mundo femenino burgués. La vida del XIX era tediosa, no habrá novedad y los días se sucederán monótonamente. Se dará la indiferencia, la falta de voluntad. La imagen de la mujer presentará una conciencia de superioridad física respecto a la pareja. La educación de Ana, sin embargo, no le permite a sí misma declararse superior a los demás, sin embargo sí que queda claro, en la intimad, ese pensamiento. Se rompe así la idea antigua de que todos los cuerpos son iguales, elevándose el potencial libidinal. El matrimonio desigual es un tema que ha dado pie a muchas obras de la literatura española. En la elaboración del mito del Don Juan se da una cultura de la seducción. Otro asunto esencial para cultura occidental, postmoderna, será la construcción fetichista; el deseo se desplazará de las personas a los objetos. El fetiche es la presencia de lo ausente. El fetiche ayudará a superar el duelo, o acercará la relación amorosa. El fetiche procede de la constatación de los pueblos primitivos de elementos desaparecidos. El cuerpo será presa de las relaciones sociales: colegios, cuarteles, sanatorios, seminarios, hospitales… etc. Los hombres y las mujeres serán domados en estas instituciones. Los obreros no estarán disciplinados. Espacios como el casino y el juego serán espacios de gran importancia para la observación del individuo. Clarín critica estas situaciones, no obstante él mismo era asiduo al casino. Clarín habla, también, de lo que no conoce, como el mundo eclesiástico, el femenino, el aristocrático… Se repudiará también el entorno, sintiendo la opresión de lo que rodea al personaje. Los sujetos del XIX se sentirán apresados por la sociedad burguesa del XIX. Los cuerpos y las personas se ven, están muy presentes, lo que genera una tensión de presencia continua de los otros. Se da también una atracción por la iglesia. Donde se dará la contemplación de cuerpos en un entorno oculto, sombrío, cargado de música y olores… La iglesia será un museo de desnudos. La idea de que la relación entre un eclesiástico y una mujer está fundamentalmente basada en la organización de la vida sexual de la mujer carga de eroticidad el entorno eclesiástico. A través de la celosía se puede ver sin ser visto, viendo sólo a medias. Los libros buscan enseñar algo en el campo amoroso, dando la dimensión de esas aventuras que el lector no ha vivido. Toda la literatura queda al servicio de esto. Las relaciones amorosas se construían a base de cartas. La carta es esencial, es una columna central en la elaboración de las relaciones en la cultura decimonónica. La Regenta es un almacén y una exhibición continuada de los protocolos de seducción, 25
  • 26. y de la dificultad de establecer un contacto oral entre hombre y mujeres. Se da así un tiempo para pensar lo que se va a decir, siendo cada palabra fuerte y eficaz. La densidad y la tensión del habla se refleja en la iglesia, más concretamente en el confesionario. El segundo momento básico, y ya profano, de la tensión oral será en el psicoanálisis. El lenguaje sentimental estará repleto de interrogantes. La parresia será el habla franca. Las mujeres, en todos los ámbitos, pensarán en relación a otras, situándose en un sistema de equipolencia. Las mujeres mentirán sobre la verdad de sus sentimientos, y el Don Juan castigará el lenguaje oculto. 1.2. Pérez Galdós. Misericordia. El fondo de esa búsqueda del dinero que se da en misericordia está en Marx. Vuelve un hecho sorprendente: se da la vuelta de Cristo. La religión vuelve a una sociedad capitalista. El archivo del cristianismo se agota. Los intelectuales cristianos habían desaparecido. Los últimos intelectuales cristianos fueron los jesuitas. El último intelectual cristiano de la edad moderna sería Unamuno. En el XIX, sin embargo, se recupera la gran arquitectura mística, redescubriendo autores místicos como Santa Teresa. “Ha muchos años que busco el yermo, Mas como afirman doctores graves, ha muchos años que vivo triste, que tú, maestro, citas y nombras, ha muchos años que estoy enfermo, que el hombre pasa como las naves, ¡y es por el libro que tu escribiste! como las nubes, como las sombras..., ¡Oh Kempis, antes de leerte amaba huyo de todo terreno lazo, la luz, las vegas, el mar Océano; ningún cariño mi mente alegra, mas tú dijiste que todo acaba, y con tu libro bajo del brazo que todo muere, que todo es vano! voy recorriendo la noche negra... Antes, llevado de mis antojos, ¡Oh Kempis, Kempis, asceta yermo, besé los labios que al beso invitan, pálido asceta, qué mal me hiciste! las rubias trenzas, los grande ojos, ¡Ha muchos años que estoy enfermo, ¡sin acordarme que se marchitan! y es por el libro que tú escribiste!" Se da una reorganización del mundo en contra de la modernidad. Esta obra está orientada hacia las obras de misericordia. Se viste al desnudo, se visita a los enfermos, se asiste a los moribundos…etc. Galdós cuenta la historia de una proletaria y de un lumpemproletariado: una subclase de la sociedad. Años después de ser escrita la obra las masas obreras se revuelven. Esa ola de cristianismo conecta con el mundo místico y espiritista. Los locos, los marginados, las prostitutas se introducen en el esquema de la salvación, son los que más comprenden a Cristo. La pérdida de la fe es el gran eslogan del XIX. La fe es el dispositivo irracional de la 26
  • 27. creencia de la religión. La construcción del espacio de la fe es propia de la cultura española. Se da el planteamiento de la santidad se reflejará en el personaje de Benina. Gladós presenta una visión negativa respecto a la fuerza del espíritu, de la iglesia, de la piedad… A la burguesía le darán arrebatos místicos, el personaje de Doña Paca se deja llevar por el fervor; para más tarde repudiar a Nina. Se da una inseguridad burguesa con respecto a la fe: la racionalización, atada a una estructura monetaria impedirá una verdadera religiosidad. El campo del saber es el que ayudará a la organización de un sujeto. A finales del XIX vuelven todas las imágenes cristianas. En misericordia se viven los conceptos cristianos opuestos a lo clerical: cristianos sin iglesia. Misericordia es un elogio de la pobreza; el lujo y el hedonismo desbaratan la vida, mientras que la carencia nos acerca al espíritu humano. La pobreza será el gran tema del XIX, la burguesía debe aprender a vivir con esta pobreza. Misericordia refleja una lucha contra el maquinismo, las estructuras férreas tienen connotaciones diabólicas. El primer mendicante de la literatura española aparece en El lazarillo. España es el país que construyó las órdenes mendicantes. 27