3.
Enrique López Albujar nace el 23 de noviembre de
1872 en la ciudad de Chiclayo. Hijo de don Manuel
López Vilela y de doña Manuela Albujar y Bravo. En
1878 la familia se traslada a la ciudad de Piura donde
transcurre la mayor parte de su infancia en Piura y
Morropón; en la famosa casona que dio nombre a
una de sus primeras novelas “de mi casona”.
En Piura inicia sus estudios primarios. Y en 1881
empieza a escribir sus primeros poemas.
Sus estudios secundarios lo hizo en el colegio
Guadalupe, en Lima. En 1891 ingresa a la facultad de
derecho en la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, graduándose de abogado en 1899, obtiene
su bachillerato con la tesis “Debe o no reformarse el
Artículo 4º de la Constitución”.
Escribe en el periódico "La Tunda", donde escribe
artículos contra el presidente de ese entonces, el
general Avelino Cáceres, por lo que sufre prisión. En
1900 funda el
4.
periódico “el amigo del pueblo” en la ciudad de Piura, pero
fue censurado porque incitaba a los trabajadores a
sublevarse.
En 1916 retorna a lima y trabaja en el diario la prensa,
firma sus artículos con el seudónimo “Sansón Carrasco” y
“León Cobos”.
En 1971 es nombrado juez de primera instancia en
Huánuco donde escribe “Los Cuentos Andinos” en 1920;
también ejerció la magistratura en Piura, Lambayeque y
Tacna, lo que le permitió conocer el alma indígena.
En 1928 es nombrado juez de propiedad en Tumbes,
regresa a Piura y publica su obra “Matalache”
Desde 1931 a 1946 es nombrado vocal de la Corte Superior
de Justicia de Lambayeque y luego de Tacna.
Obtiene, en 1950, el premio nacional de novela, en
reconocimiento a su labor.
Recibe el premio nacional de literatura en el año de 1954.
En 1955 escribe “Las caridades de la señora Tordota”, y
recibe la orden del sol y las palmas magisteriales.
En 1962 es distinguido por el gobierno peruano con un
merecido homenaje y nombrado
5. “PATRIARCA DE LAS LETRAS CASTELLANAS EN
EL PERU”.
En sus “Memorias” dice: “Soy de Piura, de una ciudad
pomposamente radiante y blanca como una antigua
ciudad griega, en donde los hombres son expansivos
y francos hasta en el odio y las mujeres tienen ojos
muy grandes y los pies muy pequeños”. Él se
presentaba siempre como el “más piurano de todos
los piuranos”; y Piura, la tierra grausina (de Grau)
como él la motejara, también lo ha reconocido como
dilecto hijo suyo. Habla del amor que siente por
Morropón “antigua Moscalá” nombre onomatopéyico
que parece al pronunciarse oir un taponazo. Tuvo
como maestro al distinguido pedagogo
ecuatoriano, Nicanor Calderón, que despertó su
afición por la lectura.
Es el precursor de la literatura indigenista en
América, “abrió la trocha” convertida en camino por
Ciro Alegría y Arguedas.
6.
POEMASLa obra de este importante autor se
caracteriza por un indigenismo con evidente
preocupación por el destino del hombre peruano,
un ahondamiento sicológico y un extraordinario
sentimiento trágico a través de la violencia, la
adjetivación fuerte, cuadros de hogar y
repugnancia. También encontramos explicación
mítica de accidentes geográficos y la presencia
de tipos particulares de un folklore que se
convierte en un motivo fuertemente literario
Miniaturas: álbum de las bellezas limeñas (1985)
escrito en colaboración con Aurelio Arnao.
De la tierra brava: poemas afro yungas. Lima
editorial peruana (1938)
La bandera y anoche estuve en Piura: chorrillos,
lima editorial del centro de instrucción del Perú
(1954)
Lámpara votiva: lima (1964)
7.
CUENTOS
La mujer de Diógenes.
Cuantos de arena y sol.
Cuentos andinos.- Que es una colección de diez narraciones
breves en los cuales el autor vierte principalmente su experiencia
como Juez Instructor de la provincia de Huánuco y cuyos
personajes son en general los indígenas de aquella región. Los
tres jircas transcribe la leyenda popular sobre el origen de las tres
montañas que rodean la ciudad de Huánuco. En La soberbia del
piojo, a través de las palabras de un anciano, se compara al
hombre con ese parásito y se concluye afirmando la necesidad de
respetarle la vida. El campeón de la muerte y Ushanan-jampi
describen con fuerte acento dramático las modalidades del crimen
y la justicia popular de los indios. De índole patriótica, pues se
refiere a un suceso de la guerra entre el Perú y Chile (1879-1883)
en Huánuco, es El hombre de la bandera. En cambio, relatos como
El licenciado sociales, penetrados con hondura y transmitidos al
lector con singular poder expresivo. Cómo habla la coca relata las
reflexiones de un masticador de esa hoja narcótica que pretende
rebelarse contra el vicio, pero, a la postre, sucumbe a él. Del
conjunto se destacan los cuentos que muestran el misterioso y a
veces feroz espíritu de los quechuas, a los que el autor ha
conocido a lo largo de su dilatada labor de magistrado.