Lic. pablo deluca maestro de ceremonias motivador dic 2011
Los angeles guardianes en el cenaculo
1. Icono de la Resurrección, obra de
tres chicos internos en 1994
Una clave es el compañerismo
intenso - yo pude hacerlo, tú
también podrás
La Comunidad del
Cenáculo: dejar la droga
sin terapia ni sustitutivos
Cuando un drogadicto ingresa en una de las
50 casas de la hermana Elvira, se enfrenta a
un duro ritmo de oración y trabajo apoyado
por un compañero que ya se desintoxicó.
El muchacho llega a una de las
Comunidades del Cenáculo. No le queda
más remedio: sus padres le han dicho que no
le van a dar más dinero, que ya no piensan
seguirle la corriente, haciendo como si no
pasase nada.
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Como manifestar
el amor
Ana Otte
El muchacho está enganchado y por sí solo no puede
dejar la adicción a la droga. Sus padres se han puesto muy
duros, siguiendo las instrucciones del centro del Cenáculo: en
casa ya no se le va a admitir hasta que se haya desintoxicado.
El joven no piensa demasiado en el mañana. Sí, no le
queda más remedio que entrar en este sitio una temporada.
Allí al menos estará tranquilo, ¿no?, y siempre tendrá algo
para chutarse, lo que ha escondido en los zapatos, en el
cinturón; siempre se puede conseguir más.
2. El "ángel
guardián" a
pasado antes
por todo
Pero nada
más llegar le
presentan a
Mario. "Este será
tu ángel
guardian", le
dicen. "Te
acompañará a
todas partes, será
tu sombra, irá
contigo al lavabo,
a dormir, a trabajar; será tu hermano y amigo; le odiarás
porque no te dejará drogarte; él estaba enganchado a la droga
como tú, pero lo ha dejado hace tiempo y ahora ayuda a los
demás a dejarlo; le costó pero sobrevivió con oración, trabajo
y el apoyo de su ángel guardián; también a ti te costará pero
lo conseguirás".
Cuando Mario cachea al recién llegado, enseguida
encuentra todas las dosis escondidas. Mario ha sido
drogadicto, ha pasado por todo aquello, se lo sabe. Y como
él, los otros chicos de la comunidad. El muchacho nuevo hoy
no tendrá su dosis, ni mañana, ni pasado. Gritará, sudará, se
revolcará, se pondrá violento, romperá cosas, merodeará de
noche... pero los chicos del Cenáculo ya han pasado por ello,
lo han vivido, y le van a acompañar con firmeza.
En la Comunidad del Cenáculo hay un ritmo muy
intenso de oración en la capilla con los otros chicos, oración
combinada con mucho, mucho trabajo físico: construir vallas,
edificios, muebles, serrar, transportar, apilar, demoler,
cultivar, arar, segar, plantar, cocinar... Hay momentos para
compartir charla con los veteranos. Es absurdo intentar
sacarles una dosis: no tienen, no la quieren y te dicen que "yo
también estaba como tú al principio".
.
Aquí no hay televisión, ni radio, ni CDs, ni Internet, ni
siquiera periódicos. Al inicio de la Comunidad había
cigarrillos, pero sor Elvira, al ver cómo se peleaban los
chicos por ellos, los prohibió, reconociendo que eran otra
forma de adicción. Alguna vez se les permite ir juntos a ver
3. algún importante partido de fútbol en la TV: es un momento
especial.
Trabajo y
oración
Al acabar el día, uno está tan cansado que sólo quiere
dormir. Sin embargo, muchos de estos chicos cuya vida
estaba atada a la droga, el sexo y el alcohol pasan largas
horas de la noche en la capilla.
"Todo el mundo se beneficia de la disciplina, no importa
en qué etapa de la vida estén", dice a THE TIMES Mary
Godwin, fundadora de la casa del Cenáculo en Reino Unido.
"Las vidas de los drogadictos y alcohólicos son totalmente
caóticas, y el tiempo no significa nada para ellos. Tener
disciplina les ayuda a pensar y hacerles responsables de lo
que sucede en sus vidas cada día".
En las comunidades del Cenáculo no hay asistencia de
psicólogos, no hay terapia farmacológica. "Aquí sólo hay
Cristoterapia", dice la comunidad, fundada por la italiana
Elvira Petrozzi, Hermana de la Caridad, en 1983. Hoy hay
más de 50 comunidades en Europa, EEUU y América del
Sur, algunas de chicas y otras de chicos, atendiendo a más de
1.500 jóvenes.
Sor Elvira
en la primera
Comunidad del
Cenáculo en
1991
En México,
Brasil y Perú el
Cenáculo ha
abierto casas para
niños de la calle.
Allí acuden como responsables y monitores chicos que se
han desintoxicado. Así adquieren habilidades de
responsabilidad, de cuidar niños, de dar ejemplo, de nutrir y
proteger... habilidades que quizá no experimentaron en su
infancia. Para muchos, es el paso final para reincorporarse a
la vida civil, para fundar una familia.
4. Un "ángel
guardián"
Muchos pasan un par de años en una comunidad en el
extranjero, desintoxicándose, y luego pasan algunos años
más apoyando como "ángel guardián" a los recién llegados.
Es el caso del inglés John Stanley, de 35 años, que pasó 2
años en una comunidad de Italia y ahora es el guardián de un
chico en la comunidad de Nuestra Señora Reina de los
Mártires, en Dodging Green, Kendal, Inglaterra.
"Empecé con las drogas a los 15 años, con cannabis, y
después pasé al speed y finalmente la heroína". John Stanley
vendió drogas y pasó dos años en la cárcel, dos años en los
que no pudo drogarse. Los pasó en el gimnasio y estudiando.
Parecía posible salir de la droga, pero en cuanto lo liberaron
fue en busca de heroína.
"Hay la mentalidad de que una vez eres drogadicto,
siempre lo serás", dice Stanley en THE TIMES. "Toqué
fondo, me sentí destruído física, mental, emocional y
espiritualmente. Cuando oí hablar del Cenáculo, supe que o
me unía a una comunidad o moriría".
Stanley había probado muchos programas de
desintoxicación, pero ninguno le pudo ayudar ni tampoco a
los cientos de adictos que conoció durante sus 15 años con la
heroína.
"El Cenáculo me ayudó a pisar firme, a reconstruir mi
vida de una forma que nunca habría pensado que era posible;
ahora quiero ayudar a otros a hacer lo mismo", explica
Stanley.
5. Un profundo
cambio
Los primeros
compañeros del
Cenáculo en
1991; dejaron la
droga y la mayor
parte ayudaron
después en otras
comunidades.
Sor Elvira, la
madre espiritual
de todos los muchachos y muchachas que pasan por el
Cenáculo, escribe asombrada de los frutos de la Comunidad
que ha creado.
"Me convierto cada día porque veo a Dios actuar
claramente, en forma transparente, en el corazón, en la mente
de los jóvenes que antes estaban muertos, tristes, solos,
enojados, con violencia . Hoy en cambio son jóvenes serenos.
Los jóvenes saben que si están muertos, tristes, en lo mas
profundo de su ser aún brilla una luz de esperanza que puede,
que debe ser un motivo para vivir, que vale la pena vivir y
esta esperanza la encuentran a través de Jesucristo resucitado.
No muchos saben que la resurrección debe experimentarse a
través del don de la propia vida hacia los demás".
"La Comunidad nos enseña cosas esenciales de la vida
que anteriormente no habíamos querido aprender y nadie nos
las había ensenado. Para nosotros era normal confundir el
placer con el gozo y en nuestra vida habíamos siempre
perseguido los placeres más inmediatos, no pensabamos que
el gozo pudiera nacer del sufrimiento, que significa ser
débiles, frágiles, inferiores, mientras que ahora estamos
aprendiendo que detrás de cada sufrimiento está el gozo.
Solamente aquél que ha sufrido puede entender, amar, ayudar
a otro que se encuentra mal".
.
"La vida en la Comunidad es verdaderamente muy
simple, pero también muy rica, se vive la oración en concreto
basada en una amistad libre sin algún interés, las cosas
materiales influyen poco, aprendemos que las personas son
6. más importantes que las cosas futiles, el dinero, la carrera,
nos enfrentamos con nuestras debilidades pidiendo ayuda a
Jesús que se manifiesta también en los hermanos que nos
rodean".
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