El documento describe el viaje de la autora para ayudar a los más necesitados después de darse cuenta de la pobreza extrema que experimentan algunas personas. Comenzó involucrándose en actividades comunitarias y proyectos de ayuda, y eventualmente inició un proyecto para llevar palabras de aliento y apoyo a las personas en las cárceles de la región. A través de este trabajo, ha conocido historias desgarradoras pero también momentos de esperanza que la motivan a continuar ayudando a crear un mundo más justo y pacífico.
Horarios de cortes de luz en Los Ríos para este lunes, 22 de abril, según CNEL
Por qué llora Chayo: la búsqueda de sentido a través del servicio social
1. Por qué llora Chayo? Llora porque tiene mucho frío, pues a cuántos grados
estamos, estamos a
10 grados bajo cero, válgame Dios, luego de un silencio, así termina la
conversación que tuvimos a las 3 de la mañana, un día de la Semana Santa de
hace treinta y tantos años las adolescentes quienes habíamos ido de misión a la
Sierra de Durango, el resto de la noche no pude dormir, no por el frío que se
colaba de entre las paredes de madera o el que se brotaba del piso de tierra, pues
yo iba bien abrigada, no pude dormir pensando en el frío que debía estar
sintiendo la gente de ese pueblo y de otros y no solo allí, también en la
ciudad, en mi ciudad, en otras ciudades.
Yo ya había visto la pobreza, mi abuela muchas
veces me había mostrado los lugares más desfavorecidos, las religiosas de mi
colegio, los hermanos de mi prepa, también me habían mostrado la cara triste de
la ciudad, pero esa Semana Santa mi vida cambio, por mí misma me había
percatado de una realidad diferente a la que yo vivía, así que llegando me
involucré en un montón de actividades para ayudar, para apoyar, para acompañar
a personas que vivían en colonias pobres, que si en el cerro del Topo Chico,
que si el lecho del Rio Santa Catarina (antes del Huracán Gilberto, claro) de
allí un proyecto, luego otro, un compromiso, después otro, para así ir
construyendo mi proyecto personal, convirtiéndolo en un proyecto social.
No sé si encontré al desarrollo humano o el desarrollo humano me encontró a mí,
tampoco sé si la propuesta de Viktor Frankl, la de buscar el sentido de la vida
me encontró a mi o yo finalmente di con ella luego de tanta búsqueda, lo que si
sé, es que la Logoterapia me mostró el trabajo que se estaba haciendo en una
cárcel de Sonora, al leer los testimonios de personas en reclusión me pregunté, ¿
y por qué no llevar justo esto
a las cárceles de Nuevo León? y así fue como al poco tiempo, hace ya mucho
años,
envuelta en el Color Esperanza de Diego Torres , con montón de recortes de
revista
para hacer un colage, con los plumones y las cartulinas inició una aventura que al
día de hoy nos
tiene a más de 100 personas intentando llevar una palabra de aliento a quienes
que por fortuna no nos toca juzgar pero sí acompañar, mientras pasan sus días
junto con sus noches tras las rejas en los Centros Penitenciarios.
2. Las cárceles me han dado la gran oportunidad de conocer el alma herida de
quienes han tomado
decisiones equivocadas, de víctimas de la pobreza, de la injusticia, de la
violencia, de una cultura de venganza, las cárceles me han permitido escuchar
el lamento de corazones devastados, me han enseñado que cualquier hombre,
cualquier mujer es capaz de emerger desde el más oscuro y profundo vacío y
caminar rumbo a la luz.
Quien está en la cárcel tiene un hijo, una hija, una esposa, un hermano, un padre,
una madre
(aunque no lo parezca tienen madre) y a esas familias llamadas familias
penitenciarias, también he tenido la dicha de conocerlas, de abrazarlas, de
decirles que la culpa a nadie ayuda y que es nada más una valerosa actitud
frente a las circunstancias la que les hará salir adelante, les hará no
hundirse en la tristeza, en la muerte, sacando ánimos de donde no los tienen y
fuerzas de donde no las hay y que solo así la experiencia tendrá algún sentido
de ser.
La cárcel no debería de existir porque no deberían de existir las acciones que
llevan a las
personas a empeñar su libertad, con esta convicción y con la confianza de
personas comprometidas con este entorno (aquí hay varias de ellas), hubo que
salir a decirle a la gente que se detenga, que si las drogas les hacen cometer
un delito, las dejen y fuimos también a buscar (y la seguimos buscando)a la
gente, a la que la violencia, la pobreza, la ignorancia, les está empujando a
tomar decisiones equivocadas que están comprometiendo el sagrado valor de la
seguridad de ellos y del
resto de la comunidad, la salimos a buscar para darles un solidario anuncio:
Juntos
saldremos adelante.
De ocho de la mañana a ocho de la noche, recorro durante la semana las
cárceles, los
tutelares, los centros de rehabilitación que reciben a personas de muy escasos
recursos, colonias, muchas colonias, más de 60 espacios de atención en donde la
violencia se ha vuelto más que cotidiana, más de 120 km diarios por el área
3. conurbada, sobre buenas y malas avenidas, calles pavimentadas o de tierra,
coincidiendo con soldados, policías, celadores, gente sonriente o enojada, gente
honesta y gente corrupta, gente que
ha perdido la ilusión y gente que recobra poco a poco las ganas de vivir,
compañeros y compañeras de otras organizaciones, personas de muchos lados,
empresas, gobiernos que quieren aportarle a esta labor, personas, grupos,
comunidades a quienes se dedica la labor, así vivo, así sufro, así gozo el día
a día.
Termino a veces con el corazón destrozado de ver tanta pobreza, con el alma
intranquila cuando
me topo con la injusticia, pero con el espíritu renovado cuando veo el amor de
una madre que le lleva de comer a su hijo con todo y la dura revisión que le
hará un soldado, cuando veo que un adolescente decidió dejar las drogas y
retomar la escuela, cuando veo a un celador compadecido, cuando quien deja la
cárcel encuentra un trabajo, cuando un enfermo recibe ayuda, cuando veo que una
mano toma otra mano y juntas salen a recorrer la vida.
Un equipo maravilloso que me apoya y me acompaña siempre, que ha hecho de
su proyecto de
vida, un proyecto solidario de ayuda a gente necesitada, en palabras
rebuscadas “apoyo a grupos vulnerables”,
un grupo maravilloso, sensible, preparado y preparándose siempre, me espera y
me motiva todos los días a seguir dando lo mejor de mí en esta causa, nuestra
causa, esa, a la que poco a poco le hemos ido poniendo nombre y apellido, se
llama Promoción se apellida Paz, PROMOCIÓN DE PAZ.