5. Trata de una relación amorosa. La
protagonista es hermosa, alegre y
audaz.
También existen versiones
burlescas en las que se describen
serranas irascibles y poco
agraciadas.
6.
7. La serranilla. El Marqués de Santillana
Lejos de vos y cerca de cuidado, A
pobre de gozo y rico de tristeza, B
fallido de reposo y abastado A
de mortal pena, congoja y braveza, B
desnudo de esperanza y abrigado A
de inmensa cuita y visto de aspereza B
la mi vida me fue, mal mi grado, A
la muerte me persigue sin pereza. B
Ni son bastantes a satisfacer C
la sed ardiente de mi gran deseo D
Tajo al presente, ni me socorrer C
la enferma Guadïana, ni lo creo. D
Sólo Guadalquivir tener poder C
de me guarir y sólo aquél deseo. D
9. La Oda
composición lírica en
la que se expresan
sentimientos de
elogio y de
admiración hacia
algo o alguien.
10. ODA AL CALDILLO DE
CONGRIO
PABLO NERUDA
En el mar
tormentoso
de Chile
vive el rosado congrio,
gigante anguila
de nevada carne.
Y en las ollas
chilenas,
en la costa
nació el caldillo
grávido y suculento,
provechoso.
12. La letrilla
Es una composición poética breve,
dividida en estrofas simétricas donde
se repite un mismo pensamiento en
uno o más versos, llamados
“estribillos”.
13. Es una de las
composiciones
empleadas para
burlarse de
defectos
individuales o
colectivos.
14.
15. Luis de Gongóra, Lope de Vega y
Francisco de Quevedo fueron uno de
los primeros que lo incorporaron.
16. A UNA NARIZ
Francisco de Quevedo
Érase un hombre a una nariz pegado, Érase un espolón de una galera,
érase una nariz superlativa, érase una pirámide de Egipto,
érase una nariz sayón y escriba, las doce tribus de narices era.
érase un pez espada muy barbado.
Érase un reloj de sol mal encarado, Érase un naricísmo infinito,
érase un alquitara pensativa, muchísima nariz, nariz tan fiera.
érase un elefante boca arriba, que en la cara de Anás fuera delito.
era Ovidio Nasón más narizado.
18. La elegía es una
composición lírica en la
que se expresa dolor
por la muerte de un ser
querido o por la
desaparición de algo
muy valorado, como la
infancia, la libertad, la
20. Me olvide de vivir si te recuerdo,
me reconozco polvo de la tierra
y te incorporo a mí, como lo hace
la parte más cercana de tu tumba,
esa tierra insensible que se suplanta
el amoroso afán de tus amigos.
Acaba tu vida, permanece
con su total contorno dibujado:
no hay puerta que la lleve a lo futuro.
21. El àrbol de tu nombre ha florecido
en una incalculable primavera.
La muerte es perfección, acabamiento.
Sólo los muertos pueden ser
nombrados.
Los que vivimos no tenemos nombre.
Te escribo estas palabras separado
del cotidiano sueño de mi vida,
desde un astro lejano en donde sufro
tu irreparable pérdida llorando.