El documento discute los verdaderos motivos de la dadivosidad aceptable ante Dios. Señala que Dios valora la generosidad que proviene de un corazón sincero y motivado por el amor hacia Él, no por alardear, ganar honores o satisfacer impulsos egoístas. También desaprueba que las iglesias usen métodos como festivales y diversiones para recaudar fondos, en lugar de pedir ofrendas voluntarias como hizo Moisés siguiendo las instrucciones de Dios.