Este documento analiza la violencia contra la mujer en el Perú. Señala que las mujeres son víctimas frecuentes de violencia doméstica y feminicidio por parte de sus parejas. Argumenta que la sociedad peruana tolera esta violencia y que las autoridades no siempre aceptan denuncias a menos que haya lesiones visibles. Finalmente, concluye que se debe denunciar cualquier acto de violencia contra la mujer y que las autoridades deben hacer cumplir las leyes contra el feminicidio para prevenir más muertes.
1. Belén Málaga Tipacti. 826, mañana
Machismo disfrazado de amor
Introducción
A diario vemos en las noticias que mujeres son violentadas y muchas de ellas asesinadas por
sus parejas, esto se ha vuelto muy común en nuestro país, pues parece que la vida de las
mujeres no vale nada.
Estas acciones son lamentables, pues se supone que estos asesinos le juraron amor eterno y
un felices para siempre a estas mujeres, pero por desgracia, el cuento de hadas tuvo un final
trágico, ya que estos las asesinan por el simple hecho de ser mujeres, por una diferencia de
genero que implica el poder. Es así que estos desalmados les arrebatan la vida tan solo porque
ellos son “varones” y porque creen que tienen mas derechos que ellas, porque tienen su ego
machista tan elevado que no reconocen que las mujeres pueden salir adelante por ellas
mismas.
Es por esta razón que matan a madres, a hijas, a profesionales, a las mujeres peruanas que su
único pecado fue enamorarse de estos lobos disfrazados de ovejas. Esto nos lleva a
preguntarnos ¿Qué más tenemos que esperar para denunciar éstas acciones?
Opinión
Considero que no hay que esperar que más mujeres sean asesinadas para poner un freno a
esta situación. Las mujeres tienen que denunciar en primera instancia las agresiones por parte
de los varones, y no esperar estar con un pie a la muerte para acudir a una comisaria y
denunciar estos actos tan lamentables, si no lamentaremos más muertes.
Sin embargo lamentablemen, las mujeres son cómplices de estos hechos imperdonables, ya
que si ellas denunciaran a su agresor, en el instante que éstos las violentan, simplimente
faltándoles el respeto, estas historias serían distintas.
Las autoridades están en toda la obligación de aceptar las denuncias, comenzando con la
violencia psicológica, aunque esto lamentablemente no se da en nuestro país, ya que una
mujer tiene que estar golpeada para que su denuncia proceda, de lo contrario nuestras
autoridades hacen caso omisio a este tipo de maltrato.
2. Argumentación
La violencia contra la mujer, según la ONU (1994) se define internacionalmente como “todo
acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico,
sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad,
ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada”.
Para Barragán (2006) “la utilización del término violencia de género en vez de violencia de los
hombres hacia las mujeres oculta la dominación masculina, sin embargo el término violencia
de género alude a la utilización del poder ilegítimo para actuar en contra de la voluntad de
otra persona”.
Vivimos en una sociedad donde la violencia contra la mujer se esta volviendo algo común y
habitual entre los ciudadanos, donde no sorprende ver a una mujer golpeada, es lamentable
aceptar que nuestra sociedad se esta volviendo sexista.
La psicóloga e historiadora Sau (1990) define el sexismo como el “conjunto de todos y cada
uno de los métodos empleados en el seno del patriarcado para poder mantener en situación
de inferioridad, subordinación y explotación al sexo dominado: el femenino.”
Se considera que el sexismo abarca todos los ámbitos de la vida y de las relaciones humanas,
ofreciendo una gran cantidad de atentados sexistas, desde la asimilación naturalista de que la
mujer es algo que se debe de dominar, hasta la predicación de su inferioridad mental y/o
intelectual.
San Segundo (2008) nos dice que para entender la violencia sexista “hay que profundizar en las
creencias sociales y en la aceptación intemporal de las funciones desiguales, los famosos roles
asignados en forma asimétrica a cada uno de ambos sexos. Esa desigualdad representa la clave
de la discriminación sexista. [...] Las funciones y papeles asignados a hombres y mujeres dentro
del orden social han ido cambiando [...] a los requerimientos y exigencias que el propio poder
masculino dominante estimaba necesario para mantener dicho poder bajo control. [...] La
jerarquía entre iguales propugna el dominio de quien está en posesión del poder sobre quien
pudiendo compartirlo se le niega por la fuerza; ahí reside el caldo de cultivo de la violencia
masculina sobre las mujeres[...]”.
El feminicidio en el Perú se caracteriza por presentar un antecedente de violencia familiar o
violencia entre la pareja. (Trsitán, 2005).
3. Entre el 2009 – 2012, 436 mujeres fueron víctimas de feminicidios y 268 de tentativa. Hasta
junio del 2013, se registran 54 mujeres asesinadas en un contexto de violencia, misoginia y
discriminación y 63 víctimas de tentativa de feminicidio. [...] se presume que existen muchos
casos que no son denunciados o simplemente no son descubiertos[...] (Tristán, 2013).
Esto es muy fecuente, pues las mujeres encubren a sus agresores por ser padre de sus hijos y
por que son ellos quienes les dan el sustento para poder sobrevivir, en estos casos se puede
apreciar una grave dependencia afectiva que desarrollan las víctimas.
Se cree que con la implantación de más normas drásticas como la Ley Nº 30068, se evitará que
se reproduscan más casos de feminicidio pues, esta ley es muy clara y dice que “será reprimido
con pena privativa de libertad no menor de quince años el que mata a una mujer por su
condición de tal, en cualquiera de los siguientes contextos:
1. Violencia Familiar.
2. Coacción, hostigamiento o acoso sexual;
3. Abuso de poder, confianza o de cualquier otra posición o relación que le confiera autoridad
al agente;
4. Cualquier forma de discriminación contra la mujer, independientemente de que exista o
haya existido una relación conyugal o de convivencia con el agente.
La pena privativa de libertad será no menos de veinticinco años, cuando concurra cualquiera
de las siguientes circunstancias agravantes:
1. Si la víctima era menor de edad;
2. Si la víctima se encontraba en estado de gestión.
3. Si la víctima se encontraba bajo cuidado o responsabilidad del agente;
4. Si la víctima fue sometida previamente a violación sexual o actos de mutilación.
5. Si al momento de cometerse el delito, la victima padeciera cualquier tipo de discapacidad;
6. Si la víctima fue sometida para fines de trata de personas;
7. Cuando hubiera concurrido cualquiera de las circunstancias agravantes establecidas en el
artículo 108.”
Según el diario La República (2014), la mayoría de los criminales tienen entre 25 y 35 años, el
47% fue empujado principalmente por los celos y el 34% por el rechazo o la separación. Así
mismo, los ataques ocurren en el 59% de veces en las casas de las víctimas, en la casa del
agresor el 5%, en las calles o vías públicas en un 11%, en un 6% en un campo desolado y en
4. hoteles en 5%. Por último, el 26% de los agresores son convivientes, el 22% ex conviviente s,
un 18% son sus esposos y el 2% ex esposos.
Los celos son un desencadenante alarmante, ya que estos no son controlados por los
agresores si no muy por el contrario tergiversan los hechos, demostrando que no tienen
control sobre sus impulsos y no cuentan con una adecuada inteligencia emocional, dando a
conocer sus ragos psicopáticos, que terminan en una penosa escena como es el feminicidio.
“Las mujeres que han sido maltratas por sus parejas presentan múltiples efectos negativos
sobre la salud física y mental, que dan lugar al conocido síndrome de la mujer maltratada. Los
estudios apoyan la evidencia de que dichos efectos son secuelas directas del maltrato y
perduran en el tiempo aunque haya acabado la relación de maltrato”. (Fariña, Arce, Buela-
Casal, 2009).
Es penoso saber que existen estas cifras, pues ya ni en los hogares se puede estar seguro, ya
que estos desalmados no respetan el hogar, ni que muchas veces estén presentes los hijos,
lamentablemente ésta es nuestra cruel realidad.
Conclusiones
En suma, no hay que esperar que las mujeres estén graves o muertas para denunciar estas
acciones violentas, si no que se debe de denunciar en el primer instante que un hombre le
falta el respeto de a una mujer y no quedarse calladas, apañando algo que saben llegará a algo
trágico.
Si no se pone mano dura, y las autoridades no hacen valer los derechos de las mujeres,
lamentaremos más muertes y los porcentajes de feminicidio y de violencia en todas sus
formas, se elevarán sin poder hacer nada al respecto, quedando más familias destruidas.
Es por ello, que se debe de denunciar y dar parte a las autoridades, de igual manera la
sociedad no debe de callar los abusos de los cuales son testigos, si no ayudar a las víctimas a
acudir a los organismos necesarios para denunciar a estos corbardes.
5. Bibliografía
Barragón, F. (2006). Violencia, género y cambios sociales. Málaga, España: Aljibe.
Fariña, F., Arce, R. y Buela-Casal, G. (2009). Violencia de género: tratado psicológico y legal.
Madrid, España: Biblioteca Nueva.
García, N. (2008). Violencia de género: investigaciones y aportaciones pluridisciplinarias.
Madrid, España: Fragua.
Ley contra el feminicidio. Ley nº 30068. (18 de Julio del 2013). El Peruano. Recuperado de
http://spij.minjus.gob.pe/Normas/textos/180713T.pdf
Organización de las Naciones Unidas (1994). Definición de feminicidio. Recuperado de
http://www.pensamientoiberoamericano.org/articulos/2/54/1/violencia-y-g-nero-en
am-rica-latina.html
Tristán, F. (2005). Feminicidio en el Perú. Recuperado de
http://www.flora.org.pe/investigaciones/feminicidio.pdf
Tistán, F. (2005). La violencia contra la mujer: Feminicidio en el Perú. Recuperado de
http://www.flora.org.pe/pdfs/Feminicidio.pdf
Ticona, J. ( 8 de Marzo del 2014). Cuatro casos de feminicidio durante primeros meses del
2014. El Comercio. Recuperado de http://elcomercio.pe/peru/arequipa/cuatro-casos
feminicidio-durante-primeros-meses-2014-noticia-1714611
Sau, V. (1990). Diccionario ideológico feminista. Barcelona, España: Icaria.
San Segundo, T. (2008). Violencia de género. Una visión multidisciplinar. Madrid, España:
Ramón Areces.