2.
La devoción a María está extendida por muchos pueblos,
ciudades, países, hombres, mujeres, ermitas, catedrales,
avenidas y plazas siguen llevando su nombre: MARIA.
Venid y manifestad que Ella sigue siendo el camino
que nos indica dónde y cómo llegar hasta Jesús.
3. Pongámonos en camino, como lo hizo Ella:
Con el corazón mirando hacia el cielo,
buscando la voluntad de Dios;
y con los pies hacia el encuentro del hombre,
para que sepamos que ya nunca,
con Cristo, estaremos solos.
Vamos, y digámosle que la amamos, y que nunca la
olvidaremos.
4. Todos tenemos un hueco en su mirada de
dulzura y de fe, de esperanza y de amor.
Todos somos invitados a ir a Ella.