El documento describe las tres dimensiones del carisma de las Misioneras de la Eucaristía y la Misericordia: la dimensión eucarística, mariana y misionera. La dimensión eucaristíca se centra en Jesús Eucaristía como centro y eje de la comunidad. La dimensión mariana ve a María como modelo de perfección y unión con Cristo. La dimensión misionera enfatiza la responsabilidad de revelar el amor de Cristo a través de gestos de humildad, caridad y acogida.
Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
MiCentroPersonal
1. MI CENTRO PERSONAL
Mi centro personal que transforma el interior
es la fuente que emana amor sin parar
Alimento que da sentido al existir
de poner nuestra vida al servicio de todos a fondo perdido.
De sentir la presencia divina de Cristo, con Él no tengo miedo.
Al pie del altar donde se amasan
las grandes batallas del amor de Dios.
La Comunión que nos lleva
a ser presencia de su amor.
Al pie del altar donde se amasan
las grandes batallas del amor de Dios.
La libertad que nos lleva
a ser testigos del Señor.
Mi anhelo primordial es servir con humildad
Es el sueño lejano que se hace realidad
Sacramento del cielo que se hace sentir
Es Jesús quien entrega su ofrenda divina
nos lleva al buen camino
La pasión que Dios siente
es cachito del cielo, nos llama tiernamente
¿De qué tesoro de las misioneras está hablando la canción y cómo la podemos vivir?
“La Eucaristía es el Paraíso de la tierra. La Adoración mi hora del cielo, mi recreo y
descanso espiritual”. (María Emilia Riquelme)
2. LAS TRES DIMENSIONES DEL CARISMA
EL HADA Y LA SOMBRA
Hace mucho, mucho tiempo, antes de que
los hombres y sus ciudades llenaran la tierra, antes
incluso de que muchas cosas tuvieran un nombre,
existía un lugar misterioso custodiado por el hada
del lago. Justa y generosa, todos sus vasallos
siempre estaban dispuestos a servirle. Y cuando
unos malvados seres amenazaron el lago y sus
bosques, muchos se unieron al hada cuando les
pidió que la acompañaran en un peligroso viaje a
través de ríos, pantanos y desiertos en busca de la
Piedra de Cristal, la única salvación posible para
todos.
El hada advirtió de los peligros y
dificultades, de lo difícil que sería aguantar todo el
viaje, pero ninguno se asustó. Todos prometieron
acompañarla hasta donde hiciera falta, y aquel
mismo día, el hada y sus 50 más leales vasallos comenzaron el viaje. El camino fue aún más
terrible y duro que lo había anunciado el hada. Se enfrentaron a bestias terribles, caminaron día
y noche y vagaron perdidos por el desierto sufriendo el hambre y la sed. Ante tantas
adversidades muchos se desanimaron y terminaron por abandonar el viaje a medio camino,
hasta que sólo quedó uno, llamado Sombra. No era el más valiente, ni el mejor luchador, ni
siquiera el más listo o divertido, pero continuó junto al hada hasta el final. Cuando ésta le
preguntaba que por qué no abandonaba como los demás, Sombra respondía siempre lo mismo
"Os dije que os acompañaría a pesar de las dificultades, y eso es lo que hago. No voy a dar
media vuelta sólo porque haya sido verdad que iba a ser duro".
Gracias a su leal Sombra pudo el hada por fin encontrar la Piedra de Cristal, pero el
monstruoso Guardián de la piedra no estaba dispuesto a entregársela. Entonces Sombra, en un
último gesto de lealtad, se ofreció a cambio de la piedra quedándose al servicio del Guardián por
el resto de sus días.
La poderosa magia de la Piedra de Cristal permitió al hada regresar al lago y expulsar a
los seres malvados, pero cada noche lloraba la ausencia de su fiel Sombra, pues de aquel firme
y generoso compromiso surgió un amor más fuerte que ningún otro. Y en su recuerdo, queriendo
mostrar a todos el valor de la lealtad y el compromiso, regaló a cada ser de la tierra su propia
sombra durante el día; pero al llegar la noche, todas las sombras acuden el lago, donde
consuelan y acompañan a su triste hada.
3. ¿Qué enseñanza te deja esta historia?
“Ten tu mirada y tu corazón, siempre fijos en Jesús Sacramentado.
Él te enseñará recto camino” (María Emilia Riquelme)
Emilia, desde muy joven, aprendió los valores de la lealtad y compromiso con Jesús. La
vivencia de valores le permitió ser fiel al evangelio y la enseñanza de la Iglesia. Como fruto de su
vivencia espiritual, siempre al lado de Jesús Sacramentado proyecto para sus misioneras un
talante, una forma particular de vivir su fe, un carisma, una forma de vida integrada por tres
dimensiones: Eucarística, Mariana y Misionera.
Dimensión Eucarística
Por tanto, tendrá que ser también centro y eje de la Comunidad que todos construimos y
a la que todos pertenecemos. Con la Eucaristía, dicha comunidad refuerza su unidad y potencia
su dinamismo. Jesús Eucaristía se brinda a todos nosotros como banquete pascual, salvación,
alimento, remedio, consuelo y compañero de nuestro caminar. Jesús se nos ha entregado de
muchas maneras: en Belén, en Nazaret, en el Calvario, pero de un modo muy especial en la
Eucaristía.
¿Cómo asumes en tu vida personal esta dimensión?
4. Dimensión Mariana
María es una dimensión esencial del Carisma. No se entiende Cristo sin María, ni María
sin Cristo. María es nuestra gran intercesora, por eso María Emilia aconseja: “Todo tu ser entero
dáselo a tu Madre Inmaculada, y ella como suyo, se lo ofrecerá a Jesús”. Al ser honrada la
madre será mejor conocido, amado y glorificado el Hijo. En María encontramos un modelo
excelente de caridad y de perfecta unión con Cristo.
¿Cómo asumes en tu vida personal esta dimensión?
Dimensión Misionera
Nosotros como comunidad cristiana, colaboramos en esta tarea que tiene como objetivo:
Hacer que todos conozcan y amen a Cristo. Por ello, la escuela católica es lugar privilegiado de
evangelización; por tanto, tenemos la responsabilidad de crear en ella un ambiente de
comunidad escolar animado por el espíritu evangélico de libertad y caridad. Debemos
revelar con nuestros gestos y actitudes de acogida, de humildad y de sencillez, de alegría y
amor desinteresado que Jesús sigue presente en el mundo y vive en medio de nosotros.
Acogiendo con respeto a nuestros compañeros, educadores y a nuestros padres: Amándolos
como son, atendiendo con solicitud sus necesidades, caminar a su lado para ayudarles a
descubrir la plenitud de su ser y la necesidad de esforzarse para conseguirla, orar con ellos y por
ellos para despertar en su corazón el amor a Jesús Eucaristía y a María como camino hacia
Jesús. Que nuestra vida sea estímulo para que los demás descubran el gran amor del mismo
Jesús entregado por todos nosotros
¿Cómo asumes en tu vida personal esta dimensión?
ELABORADO POR: Lic. Wilson Pedro Vargas López