El documento contrasta la infancia de la autora en los años 80 y 90, cuando pasaba mucho tiempo jugando con amigos en la calle sin acceso a mucha tecnología, con la vida de los niños actuales que pasan más tiempo frente a pantallas. Describe cómo antes se comunicaba con cartas y llamadas telefónicas, mientras que ahora usa redes sociales y mensajes, y cómo los medios de comunicación y almacenamiento de información han avanzado mucho.