1. Poco sabemos sobre el mundo atómico y subatómico, sin embargo, sabemos que todo fue creado por la Palabra de Dios y que Cristo sustenta todas las cosas por la Palabra de Su poder, que es la fuente de toda la energía de la creación
1. LUNES
1. Nuestro Señor Jesús recibió de Dios la comisión
de edificar la iglesia. Por un lado, Él fue entronizado
y está sentado en el cielo, a la diestra de Dios, por
encima de toda autoridad, poder y dominio. Por
otro lado, Él aún tiene una misión inconclusa:
finalizar la edificación del Cuerpo de Cristo, la
iglesia. Él ama la casa de Dios y está decidido a
cumplir Su responsabilidad. Por eso, Él está con
nosotros todos los días, cooperando y confirmando
Su palabra cuando predicamos el evangelio para
que las personas sean introducidas en Su Cuerpo y
edificadas con nosotros (Mt 16:28, 28:18-20; Mr
16:15-16, 19-20).
2. El celo por la casa de Dios consumía a Jesús. El
templo, la casa física de Dios, estaba contaminada
por los negocios. En la historia de la iglesia siempre
vimos a hombres preocupados por escalar
posiciones, luchando por el poder, con la ambición
de adquirir status, privilegios, ganar popularidad y
gloria para sí. La iglesia es el Cuerpo de Cristo y
debe estar encabezada por Cristo, pero los
hombres se apoderaron de la casa de Dios de una
forma religiosa e hicieron de ella una estructura
para beneficio propio (Jn 2:13-17).
3. Dios quiere hacer una limpieza en la iglesia, para
que ella sea pura y luche solo por la edificación del
Cuerpo de Cristo y no por intereses personales. A
partir de la visión de la iglesia que ganamos,
necesitamos tener la realidad del Cuerpo. Por
medio de inculcar la palabra en nuestros
corazones, llenándonos de realidad, que es Cristo.
Permitiendo que la palabra permee cada parte de
nuestra alma: mente, emoción y voluntad con la
realidad de Dios, Cristo será la Cabeza de la iglesia.
Esa es nuestra lucha (Col 3:16; Ef 3:17-19; 1:9-10,
22-23).
4. “Nuestro corazón es la pieza central en el plan de
Dios. Necesitamos mantenerlo puro para que
Satanás no nos conquiste por la puerta del corazón.
La iglesia en el período de Pérgamo, no guardó su
corazón y Satanás entró, y se instaló en el seno de
la iglesia, provocando una mezcla terriblemente
negativa. […] Sin embargo, Dios siempre contó, en
todas las eras, con un grupo que se mantuvo en la
línea plateada de Su gracia, siendo fiel a Él”.
(¡Quién tiene oídos, oiga! – Lecciones de Pérgamo
y Tiatira)
MARTES
1. Cuando la Palabra de Dios es anunciada, las
puertas del Hades luchan en contra de ella,
usando exactamente la estructura de la casa
de Dios. Los judíos, que debían cuidar la casa
de Dios, usaban esa posición para perpetuarse
en el poder. El enemigo levanta oposición, y
toda oposición es motivada por la envidia. Por
eso, el Señor necesita hacer la purificación,
para que podamos dar más frutos. La lucha es
siempre contra la Palabra de Dios, es contra la
palabra profética (Hch 17:13-14).
2. La palabra profética no es una palabra
cualquiera. No es una buena redacción
dirigida por un buen orador, un mensaje
agradable o una charla dada por alguien con
mucha habilidad. La palabra profética es,
simplemente, aquella Palabra que estaba en
el principio, que estaba con Dios y que era
Dios (Jn 1:1)
3. Esa palabra es una Persona, es la que hace
la obra de Dios; ella no fue creada por nadie,
porque ya existía desde el principio. Dios abra
la boca y esa Palabra sale. Cuando hablamos
de la palabra profética, estamos hablando de
esa Palabra de una forma dinámica (Jn 1:1).
4. “El alineamiento de los líderes de las iglesias
con la palabra profética generó mucha unidad
y unanimidad. Esto posibilitó que Dios nos
usase aún más para cooperar con la acción de
los siete Espíritus, esto es, el Espíritu en Su
fuerza total, intensificado en Su completud y
plenitud, a fin de hacer frente al avance de Su
obra en este momento tan crucial”. (¡Quién
tiene oído, oiga! – Lecciones de Pérgamo y
Tiatira)
MIÉRCOLES
1. Dios tiene un solo hablar en la iglesia: la
palabra profética. Satanás nos ofrece un
“menú” con muchas “palabras”, pero la iglesia
solo tiene esa palabra. La palabra profética
puede ser palpada, vista y contemplada. ¡Esa
es la palabra de vida! ¡No es la redacción de
un discurso, es una persona viva! ¡Ella es la
propia vida! (1 Jn 1:1-2).
2. El apóstol Juan anunciaba lo que vio, oyó y
contempló. La palabra profética no se origina
en el profeta. El profeta es meramente un
mensajero; él necesita ser fiel en transmitir la
palabra de vida. La expresión “comunión con
nosotros” se refiere a la comunión con los
apóstoles. La palabra profética trae comunión
y promueve la circulación de vida entre los
miembros del Cuerpo de Cristo (1 Jn 1:3).
3. El apóstol no es la fuente, no es el origen. El
apóstol es un canal. La fuente, el origen, es el
Padre y Su Hijo Jesucristo. El apóstol es solo el
responsable de conectar el Cuerpo con la
fuente. Por eso, no debemos colocar al
profeta en el nivel de Dios. Nunca exalte
excesivamente al profeta, porque la fuente es
Dios Padre. Necesitamos honrar a nuestros
pastores, al profeta usado por Dios, pero no
debemos idolatrarlo. No podemos exaltarlo
más de lo que realmente es: él es un hombre,
un miembro del Cuerpo de Cristo (He 13:17).
4. “Un punto relevante que debe ser
considerado en las cartas a las iglesias de
Apocalipsis, es que todas ellas fueron escritas
al ángel de la iglesia, no a los presbíteros. Los
ángeles representan a los mensajeros,
indicando que Dios ya no buscaba a aquellos
que tenían algún título o posición en la iglesia,
sino a quién tuviese realidad” (Ap 2:1, 8, 12,
18; 3:1, 7, 14). (¡Quién tiene oído, oiga! –
Lecciones de Pérgamo y Tiatira)
JUEVES
1. Dios nos quiere dar el mejor presente, la
buena dádiva, el don perfecto. Don y dádiva
son presentes de Dios, y eso desciende de lo
alto. Por más que amemos varias cosas
terrenales, estas no tienen buena dádiva, no
tiene el don perfecto. La buena dádiva y el don
perfecto tienen que venir de lo alto y son para
engendrar la iglesia, una nueva creación, un
nuevo hombre (Jn 3:31-36; 4:9-10; Stg 1:17-
18).
2. La mujer samaritana representa a todo
hombre que tiene un vacío dentro de sí. El
hombre está vacío porque está carente de la
verdad, de la realidad. Lo que está dentro de
todo hombre caído es un vacío de falsedad,
vanidad y mentira. Cuando salimos a predicar
el evangelio encontramos a todas las personas
con ese vacío en el corazón, y nada puede
satisfacerlas. ¡Nada puede llenar el vacío del
hombre sino el agua viva! (Jn 4:9-10).
3. La mujer samaritana representa también al
hombre religioso, que posee el pozo de Jacob,
que lo sustentó por muchos años, pero no
puede entender lo que sería el “agua viva”,
por tener un concepto de la religión. No
podemos confiar en la religión. ¿Su vida en la
iglesia es religiosa? Eso no es confiable y no le
traerá satisfacción. La verdadera satisfacción
se produce cuando bebemos del agua viva, la
única que puede satisfacernos (Jn 4:11-14).
4. “Cuanto más tenemos contacto con la
palabra, cuanto más inmergimos en la palabra
profética, más nuestro corazón va siendo
purificado de toda maldad. Es bueno ser
expuestos por la palabra y limpios hoy,
porque un día todo será manifestado, y los
que viven sin realidad, en el engaño, que
tienen un vivir de apariencias, serán
avergonzados en el regreso del Señor” (He
4:9-13). (¡Quién tiene oído, oiga! – Lecciones
de Pérgamo y Tiatira)
2. VIERNES
1. El mundo no nos va a satisfacer. Si
usted aún tiene la esperanza de encontrar
satisfacción y felicidad real en el mundo,
sin el Señor Jesús, sin el agua viva, sepa
que no conseguirá (Jn 4:15-18).
2. La verdadera alegría está en la fiesta de
alegría entre el Padre y el Hijo, y Dios nos
quiere introducir en ella. Por medio del
agua viva, podemos experimentar esa
fiesta en la que viven el Padre y el Hijo.
Hoy, la iglesia está en esa fiesta. ¡Esa es la
verdadera alegría! ¡Por eso nuestras
reuniones tiene que ser verdaderas
fiestas, porque nosotros encontramos el
agua viva! (Pr 8:30-31).
3. Dios quiere dar al hombre una fuente
que salte para vida eterna, para llevarnos
a la eternidad. ¡Esa fuente saltará, saltará
sin terminarse hasta el cielo nuevo y la
tierra nueva! ¡Esa fuente está dentro de
nosotros! Esa fuente es el Espíritu que
entró en nosotros, y el Señor quiere que
la usemos para reproducir esa vida por
creer en Jesús. ¡Esa vida eterna salta
dentro de nosotros como una fuente, y
también salta para otras personas! (Jn
4:13-14).
4. “En la práctica, debemos vivir
intensamente la vida de la iglesia, oír y
practicar la palabra de Dios, predicar el
evangelio del reino y cuidar de las
personas que son salvas. Nuestro
compromiso asiduo con la palabra será
nuestra protección contra el enemigo”.
(¡Quién tiene oído, oiga! – Lecciones de
Pérgamo y Tiatira)
SÁBADO
1. Nuestros adolescentes no tiene miedo de
invitar a otras personas para que vengan y
vean. Ellos solamente dicen: ¡Ven y ve!
¡Aquí tienen agua viva, tienen una fuente
que salta para vida eterna, tienen una
verdadera fiesta, verdadera alegría,
verdadera felicidad! Si no tiene
adolescentes en su localidad, búsquelos. ¡Si
solo tiene uno, comience! ¡Cuántas iglesias
comenzaron con un adolescente y hoy
tienen treinta, cincuenta! Busque
adolescentes. ¡Su vida de iglesia cambiará!
(Jn 1:45-51; 4:13-18).
2. Tal vez su vida esté seca, sintiendo la falta
de agua. ¡Pero usted puede buscar el agua,
no en un pozo profundo, sino dentro de
usted! ¡En usted tiene una fuente de agua
vida que salta para vida eterna! ¡Use esa
herramienta, haga la inmersión, contacte la
palabra! ¡La palabra es vida, es circulación
de vida, es Espíritu! (Jn 4:14; 14:16-17).
3. ¡No vamos a vivir una vida de apariencias!
¡Busque la realidad! Es mejor ser sinceros,
honestos y confesar al Señor diciendo:
Señor, no tengo esa realidad, pero quiero
tenerla. No nos escondamos detrás de una
capa de espiritualidad. Por medio de la
inmersión en la palabra, de acompañar la
palabra profética, ganamos la realidad. (Mt
7:22-23; Jn 4:19-20).
4. “Esto aún sucede en nuestros días: líderes
en medio del pueblo de Dios son
contratados para hablar palabras que
agradan a las personas. ¡Que el Señor nos
libre de esa situación! Seamos fieles al
Señor y hablemos solo lo que Él nos ordene
para que Su voluntad sea hecha entre
nosotros (2 P 2:15)”. (¡Quién tiene oído,
oiga! – Lecciones de Pérgamo y Tiatira)
DOMINGO
1. La religión no tiene nada que ver con la
realidad espiritual. Aún en la iglesia,
algunos pueden estar camuflados por la
posición alcanzada a lo largo de los años,
por la elocuencia o el conocimiento
bíblico. Entre tanto, su falsa espiritualidad
puede estar oculta en su apariencia
espiritual y en sus discursos. ¡No se
engañe! (Jn 4:21; 1 Ti 1:6-7).
2. Jesús le dijo a Nicodemo que todos los
que son nacidos del Espíritu son espíritu,
y que todos los que nacen de lo alto, del
Espíritu, entrarán en el reino de Dios,
estando debajo el dominio y del gobierno
de Él, debiendo seguir la orden del
Espíritu, la dirección del viento. Hoy, no
tenemos libertad para seguir nuestra
dirección, nosotros vamos para donde el
Espíritu va, porque estamos en el reino de
Dios, y nacimos del Espíritu (Jn 3:5-6, 8;
4:21-24).
3. Nuestra verdadera unidad es la del
Espíritu. Cuando estamos en el espíritu,
adorando al Señor, siguiendo la dirección
del Espíritu, alegrándonos en Él y
bebiendo del agua vida, como está
sucediendo hoy, estamos
verdaderamente adorando a Dios (Ex 3:2,
2 Co 3:5).
4. Cuando Cristo viene, trae Dios a
nosotros por medio de la Palabra. Por eso
es importante que Cristo hable con
nosotros. El hablar transmite a Dios, y la
palabra profética trae al propio Dios hacia
dentro de nosotros. Necesitamos amar la
palabra de vida. Esa palabra nos coloca
dentro de la comunión con el Padre y Su
Hijo Jesucristo (Jn 4:25-26).